lunes, 29 de noviembre de 2010

DE TABERNAS POR TRIANA: CASA DIEGO


Para hablar en Triana de Bar Casa Diego obligatoriamente tenemos que indicar la dirección exacta; al menos yo conozco tres bares con el nombre indicado. Hoy  reseñaremos al situado en el número 5 de la calle Alfarería. Toda la esencia de Triana la podemos encontrar en esta taberna donde Manuel Almonte y su esposa Carmen Sánchez os atenderán con mucha simpatía y todo el arte. El bar fue fundado en 1972 por Diego, natural de Manzanilla y padre de Manuel. Mi hora preferida para acudir está entre las tres y las cuatro de la tarde y os puedo asegurar que a esa hora el potaje de berzas merece un aplauso por bulerías. La sangre “encebollá”, el pollo frito y los pavías, están entre las tapas más destacadas y cuando llega la época de los caracoles es todo un placer disfrutarlos, con una cerveza fría, sentado en uno de los veladores en plena calle Alfarería.
El local está decorado con cerámica trianera y tenemos que destacar la reproducción de La Catedral de Triana en el tirador de cerveza.
Paseen relajadamente por los alrededores, disfruten de la cerámica trianera, contemplen las fachadas próximas, no pierdan de vista algunos de los retablos cerámicos y entren en Casa Diego: están ustedes en Triana y en su casa.


 José Luis Jiménez Buzón

domingo, 28 de noviembre de 2010

EL DEDO DE RODRIGO: CON VIENTO FRESCO

    
       La calle Juan Caballero o Caballeros, de ambas formas aparece nombrada en el siglo XVI, era un apéndice de Castilla que desembocaba en zona de tejares. A nuestro inolvidable y admirado amigo Luis Caballero le gustaba mucho este nombre porque -decía- que por ahí andaban sus antepasados. Con el tiempo la calle toma el nombre de Procurador en homenaje a Bartolomé de las Casas, hijo de Triana, defensor de los derechos de los indios y obispo de Chiapa. Aquí estuvo, ya en tiempo moderno, la bodega del cantaor aficionado Manolo el de los burros, hoy “Casa Macario”, y la tabernilla de Segundo, el padre del cantaor injustamente olvidado, como tantos flamencos trianeros. Los mejores aficionados de la zona cruzaban de una acera a otra alternando la amistad con el vino y el cante.
            En este breve curso adoquinado, -cuna del periodista deportivo Juan Tribuna y de la cantante Isabel Fayos, amén de otros personajes y otras historias-, al lado de la taberna de Macario, hoy gobernada por su hijo Andrés, ex-portero del Betis, existió un patio donde se fabricaban gaseosas; “El Cachorro”, se llamaba, cuyos sabrosos productos se repartían en carromatos tirados por poderosos mulos que se alimentaban de las algarrobas que le dejaban los chiquillos encargados de llevarlos a sus cuadras del Turruñuelo.
            Al lugar que ocupara “El Cachorro”, ancho patio de añoso sabor, vino en los años setenta a establecerse un grupo de activistas culturales que organizó espectáculos flamencos, sesiones teatrales y recitales de música y poesía, hasta desembocar en una etapa distinta que se inicia bajo el título “República de Triana”. Este espacio, ya con su sello, es el que venía ocupando “Viento Sur”, escuela de actores con escenario palpitante para el arte de Talía. Pues ahí vamos: Los entusiastas directores de esta empresa andan esperando, hermanados con Matilde Coral, a que se construya la ansiada Escuela-Teatro de Triana, tantas veces prometida por los poderes políticos satisfechos de méritos sin causa. El asunto tomó el feo cariz de una tomadura de pelo, ya que no se sabe quienes vivirán para verlo. Matilde, que un día apoyó al Partido Andalucista, cree que por ahí anda una de las causa de la sangrante demora... tanta que “Viento Sur” la volado con viento fresco de Triana. En el nuevo y lejano lugar van a esperar -son jóvenes aún- a que cuaje el proyecto tan pregonado por quienes saben vender el mismo burro las veces que quieran. Mientras, hemos perdidos una de las escasas referencias culturales que teníamos.


Ángel Vela Nieto

sábado, 27 de noviembre de 2010

ASTURIAS SONÓ A TRIANA



El pasado jueves, en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, tuvo lugar, dentro del las Jornadas de Piano, organizadas por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, la actuación de dos grandes artistas trianeros: Pedro Ricardo Miño y su padre, Ricardo Miño. Acompañados por la Oviedo Filarmonía, dirigida por el florentino Marzio Conti, interpretaron la Suite Flamenca de Arturo Pavón.
En el primer movimiento de la Suite, “Noche en Triana”, quedó claro  que disfrutaríamos con el compás trianero de padre e hijo; la guitarra de Ricardo sonó majestuosa por soleá.  El último movimiento, “Jara y Tomillo” nos dejó un bonito dialogo entre el piano y la guitarra.
Al término de la Suite se produjo el momento mágico de la noche cuando, a compás de jaleos y ya a solas el piano y la guitarra, terminaron interpretando “Asturias, Patria Querida”. El público, que llenaba el auditorio, termino rindiéndose ante el arte de nuestros queridos paisanos tributándole una alargada y sonora ovación.


 
En el camerino hubo un interesante encuentro entre “Guti el Gaitero”, director de la Banda de Gaitas Ciudad de Oviedo, y nuestros artistas, momento que aprovecharon para compartir nuevos proyectos musicales. 
La noche continuó en el típico restaurante de Oviedo Casa Arturo donde el cocinero nos deleitó con unas magníficas costillitas de cordero y un chuletón de buey, todo ello regado por buenos caldos. Fueron varias horas de tertulia flamenca donde sin lugar a dudas, Asturias sonó a Triana.

José Luis Jiménez Buzón

TRAS LAS RAÍCES DE TRIANA: EL ROJO LIQUIDÁMBAR

El cielo pesa sobre los edificios, los colores se apagan, el blanco de las fachadas parece sucio, los ladrillos viejos, en el suelo charcos de agua negra te van inyectando la humedad piernas arriba. Qué poco le pegan a Triana estas mañanas grises. Es otoño.



 
Sin embargo, algunos árboles nos asombran con sus cambiantes juegos de colores, las verdes hojas del Liquidámbar enrojecen antes de caer al suelo. Son varios los pigmentos que tienen las plantas. En las hojas abundan las verdes clorofilas para absorber la energía luminosa procedente del sol, aunque también hay pigmentos amarillentos; en las flores y frutos no es raro encontrar rojos y azules. Pero este árbol, como unos pocos más, cuando llegan las bajas temperaturas nocturnas, en vez de fabricar clorofilas verdes, comienza a sintetizar las llamadas antocianinas, frecuentes en las fresas y en los tomates. Parece que esta estrategia le permite que sus hojas duren unos cuantos días más, así que puede seguir fabricando los nutrientes que guardará en su tronco hasta la llegada de la primavera.  


 

Este árbol americano que se extiende espontáneamente desde Nueva York hasta Guatemala tiene unas elegantes hojas palmeadas con el borde delicadamente dentado.

Los frutos están formados por numerosas cápsulas. Cada una de ellas presenta dos salientes en forma de gancho. Cuando maduran las cápsulas se vuelven marrones y se abren para dejar escapar las dos semillas, que suelen contener. A estos frutos les falta la simple apariencia de lo vegetal, cuelgan amenazantes, en vez de ternura expresan algo de misterio tenebroso.

En la orilla, tras la Iglesia de la O, hay un bello ejemplar de esta especie, que no abunda mucho en nuestra ciudad.





Delante de Torre Triana y sus raíces son tan trianeras, como aquellas que se clavan al lado de Santa Ana. Si alguien duda, sirva la alegación que presentó la dirección de la fábrica de La Cartuja en 1928 al plan municipal que pretendía realizar la Corta de Triana:”… que uno de los fines primordiales es defender Sevilla y particularmente Triana de las inundaciones, debemos hacer constar que nuestra fábrica de loza pertenece de hecho a Triana donde habitan casi la totalidad de nuestros obreros y parece razonable no separarla como se pretende de su barrio, de abandonarla en la Vega[1].  Una pena que tras el PGOU de 1987 esta parte de Triana haya pasado a ser un “hecho exógeno” cuya ordenación es exclusiva de la Junta de Andalucía. No sólo parece que desean menguar a Triana, sino que para algunos ni existe, ¿no os han llamado la atención esos grandes carteles que hay en la carretera que llega a Sevilla, cuando se baja del Aljarafe? Sí, esos que señalan La Cartuja para un lado y el Patrocinio para otro. Ni al más devoto de los hermanos de El Cachorro se le hubiera ocurrido ese nombre para indicar el camino a Triana.

Rafael Martín Holgado


[1] José Luis Ruiz Ortega: “Triana y Los Remedios durante el siglo XX”, Sevilla 2006


jueves, 25 de noviembre de 2010

TRIANA ENTRE VERSO Y VERSO: ATARDECER EN TRIANA

MANUEL PACHECO SEGURA



Dejamos hoy en nuestro blog unos versos del  desconocido y gran poeta, buscador incansable de la musa y del verso Manuel Pacheco, cuya figura y poemas pudimos conocer y disfrutar hace unos meses gracias a nuestro compañero Emilio Jiménez Díaz, con la magnífica selección que realizó a través de una serie de entradas dedicadas a ésta figura  en “DESDE MI TORRE COBALTO”.

No he querido realizar ninguna descripción acerca del Poeta y la Persona de Manuel Pacheco, ya  que considero que  la mejor descripción sobre el mismo fue la ya realizada por Emilio en su blog, de cuya dirección en internet os dejo un enlace para que podáis deleitaros con una entrañable carta de Manuel Pacheco, cuyo original manuscrito hoy puedo contemplar a mi lado mientras escribo estas líneas, y que muestra a una persona sencilla y modesta que dice vivir buscando el verso, sin parecer darse cuenta que el verso ya lo había encontrado para quedarse por siempre con él.



 

ATARDECER EN TRIANA



Hay tierras con crepúsculos altivos
que imponen su alta luz con ufanía
y allí los hombre, al morir el día,
desprecian a mi cielo. Despectivos.

Entre águilas y lirios fugitivos,
dicen "Tu cielo es triste, Andalucía..."
Venid, hermanos, a esta tierra mía
donde el ocaso enciende los olivos.

Y son antorchas de oro, aquí, en Sevilla,
una rosa infinita se desgrana
sobre el Guadalquivir, junto a su orilla.

Una paloma trémula se afana
por beber en sus ondas. ¡Cómo brilla
la cal en éste barrio de Triana!

Manuel Pacheco Segura 26-09-1987



Texto y selección: Elisa Santos Donaire

miércoles, 24 de noviembre de 2010

BREVES APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA CERÁMICA (4)


CERÁMICA SANTA ANA

En esta fachada se pueden distinguir tres partes perfectamente delimitadas. La parte superior con las dos grandes imágenes alegóricas a la Prudencia y el Trabajo, obra de Manuel Arellano. Este artista, Manuel Arellano y Campo, nace en Sevilla en 1858, hijo del pintor y decorador Manuel Arellano y Oliver. Sus profesores fueron su propio padre y Eduardo Cano. Trabajó en los talleres de Francisco Díaz, Manuel Soto y Tello, la Cartuja, José Mensaque y Vera y, en 1890, entró a trabajar en la fábrica de la Viuda de Gómez. En esta firma entró por indicación de Manuel Corbato, director de dicha firma.

Los dibujos de la fachada tuvieron que ser realizados entre 1890, año de su entrada en la firma, y 1892, año en el cual, en una fotografía de esa fecha, ya existen las dos figuras.

En 1903 se dedicó a la política y siguió trabajando la cerámica. Murió el año 1906, cuando al visitar a su padre, enfermo de gravedad por una infección contagiosa, él mismo enfermó, falleciendo ocho días después que él.

La parte central está ocupada por el rótulo comercial "Rodríguez Díaz-Cerámica Santa Ana", obra realizada en cuerda seca por Gonzalo Fernández Olmedo (cuñado de Antonio Kiernam), perfilado por Manuel Soto y rellenado por las pintoras María Navarro, Concha Olivero, María Kiernam y Encarnación Postigo. La parte inferior ha sido atribuida a Antonio Kiernam, pero de él son sólo los cuatro medallones, firmados y fechados en 1948.


 


Todos los dibujos de la parte inferior son de Ramón Portillo, que los sacó de un libro sobre cerámica alemana, y fueron pintados por Gonzalo Fernández Olmedo, excepto los del zócalo, pintados por Facundo Peláez.

Manuel Soto Carretero nace en 1926 en la calle Alfarería, números 7-11, y era miembro de una familia de ceramistas. Su padre continuó con el taller familiar de la calle Alfarería, desde el cual realizó trabajos para la fábrica de Manuel Corbato y también para Manuel Montero Asquith, que fue propietario de esta misma fábrica cunado en 1920 se la compró a su cuñado Corbato. Manuel Soto comienza su aprendizaje con Montero Asquith, para después proseguir con Cerámica Santa Ana cuando los hermanos Rodríguez Díaz como socios capitalistas, y Antonio Kiernam como socio artístico, le compran la fábrica a Corbato. Manuel Soto entró como plantilla en Cerámica Santa Ana en 1944. Su maestro en esta firma fue Kiernam, y en ella conoce a Facundo Peláez Jaén, manteniendo una estrecha amistad que les lleva a la creación de la fábrica "S'arteF" (Soto y Facundo) en 1974.

Las guirnaldas de barro cocido, representando angelitos, se deben a Emilio García García, escultor y decorador, padre del también escultor Emilio García Ortiz, con taller en calle Alfarería, número 20.

 

 

Antonio Kiernam Flores nace el 12 de diciembre de 1902 en el barrio de la Feria. Su familia era de ascendencia holandea, fue el mayor de seis hermanos y se bautizó en la iglesia de Omnium Sanctorum. Aprendió la cerámica con su tío Manuel Rodríguez y  Pérez de Tudela en su fábrica de Santa Ana, en la calle Antillano Campos, número 9, donde ingresó con 10 años. También dio clases de dibujo en la Escuela de Artes y Oficios, siendo gran admirador de ceramistas como su tío, Daniel Zuloaga, Manuel Arellano y Enrique Orce. En 1926, al morir su tío, continua su actividad en la fábrica Santa Ana en unión del alfarero Sebastián Ruiz Jurado y del ceramista Antonio Martín Bermudo "Campito". En estos primeros años firma como A. Kiernam Flores, sucesor de M. Rodríguez Tudela. Poco después firmaría uninedo la A y la K, cosa que después también haría Antonio Hornillo uniendo la A y la H.

En 1939 inicia una nueva etapa cuando, en unión de don Eduardo y don Enrique Rodríguez Díaz, toman el traspaso de la fábrica de cerámica de don Manuel Montero Asquith, naciendo así la firma Cerámica Santa Ana-Rodríguez Díaz y hermanos.

En esta época inventa el horno de sobrecaja, recibiendo a muchos aprendices que luego pasarían a formar parte del personal de la fábrica, como Facundo Peláez, Antonio Martínez Adorna, Manuel Soto Carretero y Juan Sánchez Cueto. A lo largo de su vida recibió numerosos premios en exposiciones nacionales e internacionales, y está considerado como uno de los mejores retablistas del siglo XX. Murió el 8 de abril de 1976, a la edad de 74 años.

Para terminar, un dato hasta ahora poco conocido. El origen de lo que es hoy Cerámica Santa Ana se debe, según todos los datos que he podido consultar, a la compra de unos barreros, propiedad de Montalván, por parte de Antonio Gómez, y en los cuales construyó una fábrica de cerámica. He podido leer una escrituras del año 1598, según la cual ya existía en dichos terrenos una ollería por esas fechas. Con lo cual, el germen de lo que hoy es Cerámica Santa Ana podríamos situarlo en esa fecha en lugar de la de 1870.


Ángel Bautista Guerrero

(Fotografías: http://www.retabloceramico.net/)

DE CERCA: UNA CENITA MUY PROVECHOSA (DE CÓMO LA NUEVA COCINA HA LLEGADO A TRIANA)

 

           Iban todos muy arreglados (ya empezamos… ¿todos?). Rectifico: Iban todos lo más arreglados que podían ir, dadas las circunstancias. Empecemos por las damas: tras un continuo ir y venir entre el vestidor y el tocador, se decidieron por algo chic, ni muy arreglado, ni informal, ni vanguardista, ni clásico, un toque de distinción, la charme, ya se sabe:

            Loly de negro total, salvo por esa faldita que, oh fortuna, consiguió por cuatro euros de nada en una de esas tiendas minimal que visita. La Pepa, de Anita Obregón, fantastic minivestido con leggins y taconazo. Inma, de portada de Vogue: el traje sastre siempre favorece. Caty, como no tiene nada que ponerse la pobre, estrenó una chaquetita roja de Elogy,  discreta como ella misma.

            ¿Y los caballeros? A decir verdad, el único caballero era Eduardo: chaqueta clásica y corbata. Los otros a lo suyo. Alejandro de heredero de la revolución cubana; Juan Edu, look de pedir aguinaldo (ya sabemos, jerseycito para el frío) y Velasco…inenarrable.

            ¡Qué sitio tan agradable ¡ exclaman todos, prometiéndoselas muy felices. Qué armaritos tan monos, con libros, parece una casita de cuento. Qué detalle las mesas, con manteles de hilos, servilletas de verdad y platitos blancos. ¿Y el maître? Supereducado, atento, qué gran noche nos espera…

            No sé por qué cuando llegó la carta nos dio mala espina. Un formato tan grande y tan pomposo, pocos platos y algunos nombres imposibles. Así, el desfile de couché, cochons, petit, capuchino, capuletti, fifí, fefé, oh, la, la (leer tout en française, s´il vous plaît).

            Dios mío de mi vida, ¿dónde están las patatas panaderas, el pollito en jengibre, la caldereta, la ensaladilla rusa, la tortillita de patatas, el revuelto de la casa, las croquetas de jamón?... En fin, vamos a seguir la estela de la Pepa que parece muy acostumbrada a estos ambientes (no en vano su marido es empresario) y nos recomienda algunas cosas. El caso es que, con esfuerzo y ayuda del maître (aquí comenzó este hombre su calvario) completamos la comanda (que aquí no debe llamarse comanda sino peticioné…)

            Ay, qué hambre tenemos. Sin merendar, corriendo para completar los invisibles, venga ducha y lavado de cabeza, arreglo, colita de caballo, medias, calcetines, tacones, fuera tacones. Ay, qué hambre, Dios mío.

            Vamos a mojar el pan en aceite (pero no con tanto brío, Velasco, que ya te has manchado la camisa). Vamos a probar el pan de amapola, a masticar despacito los picos (los picos eran picos, eso sí). Vamos a beber, que eso cunde mucho. A ver si riéndonos nos olvidamos del hambre. Pero, mira, ha llegado una bandejita de aperitivos de la casa, unas graciosas galletitas con paté, nos toca una, bueno, peor es nada. Sobra la de Velasco (que come de caprichos) pero su Adjunto raudo y veloz se la zampa, sin encomendarse a nadie (este Adjunto es así, siempre al quite). Luego llegan las copitas con líquido rojo y otro líquido más en otro vasito y otra cucharita y no sé cuántos cubiertos y recipientes más (ya sé dónde echa esta gente el dinero que cobra: en lavavajillas).

            Después, el jamón. Eso sí, jamón, ay qué alegría, una cara conocida, el jamón, como el jamón de mi casa, el jamón de bocata de jamón, el jamón del cerdo de Jabugo, venga, pilla el pan y menos cháchara, que el jamón va a durar bien poco con estos caníbales. ¿Y si me pongo un bocadillito de jamón con el pan de la amapola?

            Pero, ay ilusión perdida, esto es sólo un respiro, un engañabobos. La nueva cocina está de nuevo aquí: todo nuevo, para nuevos estómagos. El hojaldrito, la endibia, la alboronía, todo minúsculo, pequeñito, un bocadito, los jugos gástricos, la leche…

            No importa, nos resarciremos con el plato individual. Porque una presa tiene que ser una presa y el atún tiene que ser atún y la dorada, será dorada, digo yo.

            Bien, sí, desde luego, aunque claro, los matices… La dorada es una hijita de dorada, una doradita infantil. La presa es una esquina redondita de presa, presita, en fin, menos mal que lleva una patata. El atún (a todo esto, a la Pepa le parece todo bien), bueno atún es, desde luego…

            Los postres, que lleguen los postres, los postres son cosas dulces que llenan el estómago y seguro que en eso no hay trampa ni cartón (en esto acertamos, lo único)

            Tras este marasmo de menú longue et droite, de acordarnos de los antepasados y descendientes del maître, de preguntar ¿a quién se le ocurrió este sitio?... Ni que decir tiene que el interfecto callaba y callaba, con aire culpable, pero claro, las defensoras de la verdad tuvimos que estar al quite: Fue Edu, fue Edu…, llegaron los versitos en prosa de Caty (bien bonitos, la verdad, y nada de en francés, en cristiano, como Dios manda) y luego los regalitos y más risas y a ver quién me ha regalado y unos pensando vaya tela este qué poco se ha gastado y el otro qué falta de imaginación y otra vez el collarcito y…y…y…

            Vámonos p´casa que me voy a tomar un tazón de chocolate con magdalenas migadas que no se lo va a saltar un gitano y queden en paz los de la nueva cocina que con mis fogones de siempre yo me apaño.

                                                        
Texto y fotografía: Caty León Benítez

martes, 23 de noviembre de 2010

EL DEDO DE RODRIGO: ¿QUE NO HAY INICIATIVAS EN NUESTRA TENENCIA?


            El proceso de atontamiento del personal marcha a toda carrera para el gozo malévolo de los poderes a los que estorban las mentes despiertas. No se es nada pesimista por decir que el mundo anda mal y que lo que comentamos es uno de los más graves síntomas. Cuando ponga sobre la pantalla la explicación de la imagen que me ha hecho pensar en lo que escribo, no faltará quien diga -sin faltarle razones- que todo es necesario para vivir, y que, precisamente, por estar la cosa como está, hay que ilusionarse con lo que sea. Pues en estas tres palabras últimas está mi total desacuerdo: “lo que sea”, no; porque por ahí anda el anzuelo columpiándose llamativamente para que piquemos. Y a fuerza de picar se le coge gusto mientras la voluntad se enana hasta la mínima expresión... “Objetivo cumplido”, repetirán los autores del descerebro cuando, dentro de poco, lo hayan conseguido.
            Imagino que la foto aparecería en todos los diarios de la ciudad; yo la vi a colores en ABC. ¡Qué maravilla de noticia! En la imagen una sala del Ayuntamiento con interminable cola de gente, muchas de ellas tirando fotos y todos admirados, sorprendidos, maravillados, como ante una aparición sobrenatural, lo que dicen que es la Copa del Mundo; ésta bien dorada y resguardada en una urna de cristal. Un agente del orden, otro de la política, algún funcionario que no aparece y el elemento protagonista principal (imagino que por buen ojo del fotógrafo): un señor con toda la barba -pero sin ella- que, impaciente y devoto, se destaca de la fila para acercarse al “objeto divino” luciendo una camiseta de “la Roja”, esa tontería inventada por la prensa deportiva actual con la que ahora se nombra a la selección nacional de fútbol; una juerga de muchachos idolatrados, guapos, viajados y multimillonarios con novias superguapas y televisivas. Antes, ha ya mucho, se le llamó “la furia española” e imagino que habrán existido otros nombrecitos parecidos también inventos de la prensa especializada, la cual, me parece, ha mantenido una muy cierta hegemonía intelectual.
            En Triana, tan faltitos como andamos de actos culturales y artísticos, debería tomarse el asunto como una broma. Este estado de blanqueo de lo cultural nos duele como un doble atentado por ser el barrio que es y lo que representa en la ciudad. Veamos el titular de la gran noticia, era este: “La Copa del Mundo se podrá ver hoy en Triana”. ¡Por fín!, ¡ya era hora! Hay que ver el tiempo que llevamos esperando noticias semejantes, iniciativas tan instructivas, tan bien dirigidas al corazón de este arrabal de arrabales, tan de Historia, tan de Arte, tan Guarda de Sevilla...
            Creo, por lo que he oído sin preguntar siquiera, ya que nada me interesan estos “queos” de los mandantes, que el personal amontonado hizo una fiesta de la magnífica iniciativa que muchos tomarían como una obra generosa de nuestra delegación municipal que nos demuestra lo mucho que nos quiere. Pues para ustedes, señores del atontamiento, esta copa y todas las que no sean de las que se degustan con sonriente orgullo tras la celebración de una hermosa exposición artística, un acto cultural cualquiera, una inauguración que nos engrandezca la memoria y, especialmente, de la culminación de cualquiera de las iniciativas sustanciales que tenemos eternamente pendientes.
            Y una imagen parecida será la portada del próximo número del sucedáneo de la revista “Triana” que se estará “componiendo” en la Tenencia dedicada a la Navidad y que, como a nadie le interesa, se repartirá en Semana Santa...  Yo pondría las dos esferas del reloj de El Faro para dar una idea de cómo anda el barrio.


Ángel Vela Nieto
(Fotografía: E.J.D.)

lunes, 22 de noviembre de 2010

CON LENGUA PROPIA: SEVILLA ESTÁ ENFERMA



Sevilla está enferma y presenta unos síntomas alarmantes. Está sumida en una atonía general. El equipo médico ha ofrecido una rueda de prensa para hablarnos del estado del enfermo. El médico jefe, señor Monteserrín, acompañado del jefe de enfermería, señor Torrija, han comunicado que, a pesar del diagnóstico de suma gravedad que dan los agoreros, Sevilla goza de buena salud. Que para eso él es médico y su socio ATS, y que los que sean jueces que se vayan al juzgado.

Pero su analítica nos dice que tiene alto los niveles de corrupción, que su cuerpo ha sido invadido por un virus llamado Merca híspalis y facturas B macarenensis, y, mientras intentan averiguar qué agentes patógenos son los responsables de esta alteración, el cuerpo de Sevilla se debilita y necesita urgentemente unas inyecciones de transparencia, buen gobierno y cordura económica.

La verdad es que las causas de la enfermedad son múltiples: hay una intoxicación causada por la ingestión de unas setas de la familia "amanitas llenas", adquiridas en el mercado de la Encarnación, y que han atacado al sistema inmunológico, lo cual ha llevado al enfermo a la pérdida de un riñón y a la mitad del otro; todo esto producido por la alteración sufrida por la setas durante su elaboración. Pero ahora ningún cocinero es culpable.

También tiene síntomas de necrosis, lo que está provocando la destrucción de su tejido industrial y comercial, que puede observarse en esos carteles que, como lápidas mortuorias, a modo de epitafio y como dedo acusador, nos mira desde los escaparates o puertas de lo que hasta hace no mucho era un comercio, y que reza "se vende o alquila".

Está sumida también en una anemia severa y contínua, con una necesidad urgente de tranfusiones de sangre (creación de puestos de trabajo), pero el banco de sangre está casi sin existencias debido a la gran cantidad de demanda y a la alarmante baja de donantes (afiliados a la seguridad social).

Tiene claros síntomas de sufrir megalomanía con la imagen y le han hecho que crea en un sueño que ha resultado ser una ilusión virtual, que le hacían creer en la realización de grandes proyectos como: la ciudad de la justicia, la reurbanización de la Plaza de Armas, el barrio del conocimiento, la ciudad del empleo, la ciudad del tránsito, el monumento a la libertad, la cubierta del auditorio Rocío Jurado, la reutilización del monorail de la Expo, unir el Palacio de Congresos y el aeropuerto y, últimamente, la ciudad de la energía y la ciudad de la imagen y la comunicación. Por lo visto, no tienen bastante con una emisora de TV y otra de radio; ahora quieren una ciudad de la imagen y la comunicación, seguramente será para vendernos lo bien que están llevando al enfermo.

También presenta síntomas preocupantes de movilidad, debido a que se le ha producido un estrechamiento de las arterias (calles) como consecuencia de un aumento del colesterol (carril bici), lo que le lleva a sufrir grave riesgo de un colapso. Y si a eso añadimos que los glóbulos y las plaquetas (coches y peatones) tienen que desplazarse por todo el cuerpo a través de estas arterias estrechadas, y de un sistema lento llamado TUSSAM, que ha perdido efectividad últimamente con la eliminación de 130 de los agentes conductores, todo hace peligrar el transporte de los fluidos vitales para el cuerpo.

En fin, que el enfermo está en estado crítico, y mucho me temo que o cambiamos de médico, o el enfermo se nos muere.


Ángel Bautista Guerrero
(Fotografía: Diario ABC)

TRIANA ENTRE VERSO Y VERSO: TORERILLO EN TRIANA

Este santanderino nace un 3 de octubre de 1896. Cursa sus estudios de Filosofía y Letras en las universidades de Deusto, Salamanca y Madrid, siendo en ésta última donde finaliza su doctorado.
Fue catedrático de lengua y literatura en institutos de Soria, Gijón, Santander y Madrid.
En 1925 obtiene el Premio Nacional de Literatura, que comparte con Rafael Alberti, por su obra “Versos Humanos”. A través de la elaboración de dos versiones de Antología poética (“Antología de los jóvenes poetas”) dio a conocer a autores de la Generación del 27.
Junto a éstos organizaría el  homenaje a Góngora, en el año que da nombre a ésta generación y celebrado en el Ateneo de Sevilla, con motivo del centenario de la muerte del poeta cordobés. Este mismo año funda la revista Carmen.
Y a partir del mismo año se conforma un cartel tauro-poético en el que los protagonistas son tres de los poetas de la que a mi parecer y al parecer de muchos ha sido sin duda la mejor generación literaria que ha dado nuestro país. Rafael  Alberti, Fernando Villalón y Gerardo Diego. Esta poesía es la que lleva a Gerardo Diego a mirar la majestuosidad de La Maestranza desde el otro lado del Río, desde Triana. Aunque él es un poco más adelantado a sus compañeros Alberti y Villalón ya que el poema que hoy presentamos se escribe en 1926, escribiendo en ése mismo año su Elegía a Joselito.
Gerardo Diego realiza a lo largo de su vida trabajos como crítico literario, musical y taurino.
Cuando estalla la Guerra Civil, toma partido, a diferencia de la mayor parte de sus compañeros por el bando nacional, permaneciendo por tanto en España.
Fue miembro desde 1947 de la Real Academia Española y Premio Cervantes, junto a Jorge Luis Borges en 1979. Murió en Madrid a la edad de 90 años.
¿Podéis imaginar en qué rincón de Triana se inspiraría el poeta para escribir esta seguidilla?



TORERILLO EN TRIANA

Torerillo en Triana,
frente a Sevilla.
Cántale a la sultana
tu seguidilla.

Sultana de mis penas
y mi esperanza.
Plaza de las Arenas
de la Maestranza.

Arenas amarillas,
palcos de oro.
Quién viera a las mulillas
llevarme el toro.

Relumbrar de faroles
por mí encendidos.
Y un estallido de oles
en los tendidos.

Arenal de Sevilla,
Torre del Oro.
Azulejo a la orilla
del río moro.

Azulejo bermejo,
sol de la tarde.
No mientas, azulejo,
que soy cobarde.

Guadalquivir tan verde
de aceite antiguo.
Si el barquero me pierde
yo me santiguo.

La puente no la paso,
no la atravieso.
Envuelto en oro y raso
no se hace eso.

Ay, río de Triana,
muerto entre luces,
no embarca la chalana
los andaluces.

Ay, río de Sevilla,
quién te cruzase
sin que mi zapatilla
se me mojase.

Zapatilla escotada
para el estribo.
Media rosa estirada
y alamar vivo.

Tabaco y oro. Faja
salmón. Montera.
Tirilla verde baja
por la chorrera.

Capote de paseo.
Seda amarilla.
Prieta para el toreo
la taleguilla.

La verónica cruje.
Suenan caireles.
Que nadie la dibuje.
Fuera pinceles.

Banderillas al quiebro.
Cose el miura
el arco que le enhebro
con la cintura.

Torneados en rueda,
tres naturales.
Y una hélice de seda
con arrabales.

Me perfilo. La espada.
Los dedos mojo.
Abanico y mirada.
Clavel y antojo.

En hombros por tu orilla,
Torre del Oro.
En tu azulejo brilla
sangre de toro.

Si salgo en la Maestranza,
te bordo un manto,
Virgen de la Esperanza,
de Viernes Santo.

Adiós, torero nuevo,
Triana y Sevilla,
que a Sanlúcar me llevo
tu seguidilla.


Gerardo Diego

Texto y selección poema: Elisa Santos Donaire
(Dibujo de Gerardo Diego: Grau Santos)

 



DE TABERNAS POR TRIANA: BAR PALADARES



Entre la gran cantidad de bares que hay en la Ronda de Triana hemos elegido el que está en el número 11. En mayo de 2009, Pepe Álvarez y Concha Bejarano, abren este bar de tapas con nombre cubano. Paladares es de los lugares de obligada parada dentro de la amplía ruta gastronómica trianera.
La decoración principal la forman una colección de fotografías, con temas trianeros,  que Carmen Mateos y Juan Silva tienen en exposición con la posibilidad de adquirirlas. Impresionante la vista de la calle Betis y algunos detalles del Puente.
Pero sin lugar a dudas lo más impresionante de este bar trianero es la carta de tapas en las que todos los días nos sorprenden con un guiso casero. De entre los revueltos os recomiendo el de patatas con jamón; las carnes son inmejorables como el solomillo ibérico con jamón. La extensa carta se completa con diversos pescados como bacalao a la crema del piquillo o mero con gula al ajillo. El plato estrella tal vez sea el rollito de lenguado con crema de zanahorias; una delicia que hay que probar. El arroz tampoco falta los sábados y domingos; arroz negro y arroz amarillo con un toque de tomillo.
La carta de vinos es más que aceptable y para degustar tantas cositas buenas el local dispone de una zona de mesas en el interior, donde siempre estarán bien atendidos.


José Luis Jiménez Buzón
(Fotografía: José Luis J.B.)

domingo, 21 de noviembre de 2010

BREVES APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA CERÁMICA (3)



ORÍGENES DE CERÁMICA SANTA ANA

Fundada en Sevilla en 1939, en la trianera calle San Jorge, en los mismos alfares y salas de pintores que hasta entonces había sido la fábrica de Manuel Montero Asquith y más remotamente de Manuel Corbato y de la Viuda de Gómez en el siglo XIX. Fue tomada en traspaso a Manuel Montero por los hermanos Enrique y Eduardo Rodríguez Díaz en unión del ceramista Antonio Kiernam Flores, que se haría cargo de la dirección artística de la misma. Sería el propio Kiernam el que ejecutara espléndidos paños para embellecer la fachada, que ya contaba con las obras que Manuel Arellano y Campos realizara en tiempos de la Viuda de Gómez.

Los hermanos Rodríguez Díaz eran comerciantes de loza y cristal, que tenían un almacén y vivienda al principio de la Avenida de Coria -derribada en 1992 para el ensanche de la avenida que iba a constituir la Ronda de Triana- y una tienda bazar en la calle Cuna, que cerró en los años sesenta. La nueva sociedad firmaba al principio como Cerámica Santa Ana-Rodríguez Díaz y Hno, S.L., e incluso en algunos anuncios de la época figuraban como Sucesores de Montero. Posteriormente, gracias al prestigio y renombre conseguido, sólo firman sus obras como Cerámica Santa Ana y, lo más, el nombre de Antonio Kiernam o algún otro ceramista. Tuvieron también una tienda de venta de cerámica en el barrio de Santa Cruz, en la calle Rodrigo Caro, 13, tienda que cerró sus puertas en 1988.

Enrique Rodríguez Díaz tuvo cuatro hijos: Juan (1921-1999), Enrique (1922-2005), Mercedes y Eduardo (1928-1996). Eduardo Rodríguez Díaz, que falleció en enero de 1950, no tuvo descendencia, pero tuvo preferencia por su sobrino Juan. A la muerte de Enrique Rodríguez Díaz en 1958, con 73 años, el negocio pasa a manos de sus tres hijos varones, que lo regentan en la segunda mitad del siglo XX.

Los hermanos Rodríguez Díaz estuvieron muy vinculados a la Hermandad de Pasión, Esperanza de Triana y Candelaria, y Enrique Rodríguez García especialmente a la de Pasión, ocupando cargos en la Junta de Gobierno.

El máximo esplendor de la firma se alcanza en los años cincuenta y sesenta de la pasada centuria, en los que tuvo hasta cincuenta personas en su nómina, que realizaban las siguientes faenas, según los libros de matrícula del personal: oficinistas, dependientes, mozos, aprendices, carreros, apartadores, peones, decoradores, pintores y cargadores de hornos. Como dato curioso, aparece una hermana de Antonio Kiernam, María, que figura en la plantilla como pintora decoradora en el periodo de 1940-1945.

Es importante describir la riqueza artística y decorativa que tienen las salas de Cerámica Santa Ana, así como la antigüedad de sus alfares. La sala de exposición reunía hasta hace pocas fechas muchas reproducciones de famosos cuadros realizados por Kiernam a mediados del siglo XX. Destaca el "cuadro de las lanzas" de Velázquez, que fue vendido, y del que Juan Sánchez Cueto hizo una reproducción en 1984 para reponerlo. Hoy todos estos cuadros, junto con más de 4.000 estarcidos, libro de firmas y otros materiales de gran valor, son propiedad del Ayuntamiento, que los ha adquirido como fondos del futuro Museo de la Cerámica.

En Cerámica Santa Ana se han comercializado tradicionalmente todo tipo de géneros: murales, rótulos comerciales, retablos religiosos, cacharrería, letras, zócalos, etc. Cerámica Santa Ana es la marca y Rodríguez Díaz es la sociedad mercantil.

Enrique Rodríguez García, cabeza visible de la empresa a finales del siglo XX, falleció el 25 de junio de 2005. Regenta la empresa, desde entonces, su sobrino Antonio Rodríguez Berjillos, hijo de Juan Rodríguez García, junto con José Manuel González Raigada, casado con Emilia Rodríguez Mejías, hija de Enrique Rodríguez García.


Ángel Bautista Guerrero


(Fotografía ceramista: E.J.D.)

DE CERCA: SE ESCUCHA UN CANTE


En el debate sobre flamenco en la escuela sí o no, me gustaría terciar (qué bonita palabra) con esta historia real:

Gregorio era un niño ambulante, el hijo de unos temporeros que iban de un lado para otro, una especie de gente del circo, pero peor, porque en el circo la gente parece muy contenta, van en grupo y tienen profesores que alternan con los payasos y los trapecistas. Esto era otra cosa. Sus padres eran buena gente y trataban de que Gregorio aprendiera cosas, las más importantes, leer, escribir y las cuentas, para que no le engañaran. Pero era muy difícil. Porque Gregorio acudía a recoger la fresa, a la vendimia, a la recolección del algodón, a la recogida de la aceituna, a la quema del ramón, en fin, Gregorio sabía más de geografía y de cultivos que siete maestros juntos.
            Así que, un día de septiembre, Gregorio llegó, con catorce años, a un colegio de un barrio muy bonito de Sevilla. Y lo metieron en una clase de octavo de EGB, que ya ni existe eso. Ésta era una clase bastante peculiar. Los niños estaban aprendiendo muchas cosas y, entre ellas, estudiaban el flamenco. Aunque pueda parecer algo normal si la escuela estaba en Andalucía, ay, no es así. Porque los niños andaluces no aprendían flamenco en la escuela, ni entonces ni ahora. Solamente algunos maestros y algunas maestras habían decidido que era una pena perderse eso tan bonito, pues los niños tenían derecho a saber de soleares, de fandangos, de tangos y seguiriyas.

            En la escuela de Gregorio el flamenco era cosa diaria y de andar por casa. Los niños hacían repiqueteo con las manos en cualquier sitio, escuchaban músicas, bailaban en el recreo y también tenían, colocadas en un gran mural de corcho, muchas fotos de artistas, que ellos les enviaban con dedicatorias amables y caligrafía irregular. Qué bonito era tocar las palmas en los intermedios de las clases, cuando los niños se cansaban de sumar y entonces decíamos: a ver, un poquito de compás…esas palmitas...

            A Gregorio el flamenco le ha salvado. No tuvo tiempo de sentirse fuera de lugar, de considerarse un fracasado frente a aquellos otros niños, tan brillantes y listos, que sabían tantas cosas… No fue nunca el último de la clase, ni el rezagado, ni el extraño. Porque Gregorio traía consigo una rara cualidad, algo que despertaba la admiración de los otros. Esa cualidad la aprendió de su padre y por eso únicamente Gregorio tuvo ocasión de admirarlo y de dejar de pensar qué mala suerte tengo, siempre de un lado a otro, sin amigos…

            Gregorio hace como nadie la salía de los cantes. Le decimos: A ver Gregorio, arráncate por tangos… y Gregorio mete los ayes donde corresponde y entona de maravilla, ante el asombro de todos, hasta de los otros maestros, los que no quieren saber nada de esto y piensan que todo es una locura. A Gregorio las niñas, cuando canta, le ponen carita de admiración y ya no es el chico desgarbado, canijo, con granos y las manos llenas de callos de recoger garbanzos negros en el campo. Es un artista.


Caty León Benítez

sábado, 20 de noviembre de 2010

TRAS LAS RAÍCES DE TRIANA: EL LAUREL DE INDIAS

El laurel de Indias es otra especie de ficus, que se diferencia fácilmente del ficus gomero del Altozano porque tiene hojas más pequeñas y carece de las estípulas rojas protectoras. Aunque guardan en común muchas características, como poseer látex (el laurel de Indias posee menos y nunca se ha utilizado con fines industriales), el tipo de hoja y de fruto, etc. Su lugar de origen se extiende desde el sur de la India hasta Australia.


Las hojas son  simples, muy lustrosas y de un elegante color verde. Las hojas más claras son tiernas y frágiles porque acaban de brotar, pero muy pronto tendrán que endurecerse si quieren seguir vivas. ¡Qué pena no poder seguir siendo tan curioso, tan moldeable como un niño! Tienen cierto parecido a las hojas del laurel, de ahí su nombre, sin embargo no son nada aromáticas. El tronco liso y grueso comienza a ramificarse con profusión desde muy abajo.


Admite por su follaje estéticas podas que lo dotan de formas más o menos caprichosas, pero siempre, gracias a su densa y ancha copa el laurel de Indias se convierte en el dueño del espacio, allí donde está lo ocupa todo, esconde fachadas, engulle con facilidad altas farolas y bajo tierra sus raíces deben extenderse con sabiduría para poder soportar tanta biomasa.

Detrás de este ejemplar de la plaza de Chapina hay una hermosa casa de 1928, es una pena que quede tapada por el laurel de Indias, pero seguro que para quienes la descubren detrás de tanto follaje parecerá un humilde tesoro. Cuando viajo por ahí me encanta hacer microturismo social, fijarme en los pequeños detalles, disfrutar de un simple y tranquilo desayuno al ritmo del sol que se levanta,  charlar con los nativos, dejarme aconsejar para comer, perderme por calles desconocidas que no sé donde terminan. Mis sentidos no dejan que nada se escape porque tengo ansias de percibirlo todo, de aprender, de vivir.


A veces, cuando paseo por mi barrio hago lo mismo, me olvido que voy por la calle donde nací, no reconozco mis pasos cotidianos, las sombras de siempre, entonces se abren mis ojos de otra manera y me maravillo de nuevo con lo que veo, me paro delante de una fachada para apreciarla, me fijo en los pequeños higos, casi siempre en parejas, que hay en la base de las hojas del laurel de Indias, verdes aún o en esos otros que ya han comenzado a amarillear. Esos días siento una brisa nueva que me acaricía, Triana está de estreno, descubro otra gente por la calle, nada suena igual y se me aflojan los rígidos músculos de la cara hasta que se dibuja una sonrisa bobalicona de niño feliz.

Rafael Martín Holgado



EL DEDO DE RODRIGO: SOBRE EL CORRAL DEL CURA



            Hace unos días pasé un rato en nuestro barrio con Gualberto. Le gusta al extraordinario maestro de la música hablar de cosas de Triana, pasadas y presentes. Y tenía pendiente comentarle un artículo que apareció en El Correo de Andalucía hace ya algunas fechas, firmado por Antonio Zoido, que para mi ocupa el mismo espacio periodístico que Antonio Burgos en ABC y Carlos Colón en Diario de Sevilla, o al menos me lo parece: página preferente y la ciudad como tema principal.
            Se refería Antonio Zoido, en una de las escasas veces que pasa el puente con su palabra y su interés, al corral del Cura que se mencionaba en aquellos días como escenario teatral. Cree el muy versado columnista que puede tratarse de la casa que en el siglo XVIII pertenecía al canónigo Pineda y donde fue alojado un regimiento de guardias de Felipe V. Después le sorprende la cantidad de gente que conoce y que dice haber nacido en este corral, aunque sólo nombra al músico Gualberto.
            Yo nací al lado, en el entonces número 3 de Pagés del Corro. De modo que por poco tengo como mío cualquiera de los tres patios del corral cuya vida podía contemplar desde la azoteílla de mi casa. Desde los años cincuenta hasta que se cerró por su estado ruinoso conocí a todos sus moradores, pues acudía a diario en busca de juegos y amigos y, efectivamente, Gualberto nació allí, donde vivían Mario el bailarín, el triunfal ciclista Zeppelín, el radiofónico “Mataquesos”, el infortunado banderillero Félix Pecellín y muchos más, todos bajo la autoridad de Carmelita la casera. De cada uno de ellos se puede escribir una novela.
            En las guías Zarzuela no aparece el corral del Cura mencionado oficialmente hasta 1908. Cuando hace mucho pregunté por su antigüedad a los viejos del lugar me dijeron que su existencia no va más allá de fines del XIX, cuando fue construido sobre la llamada “huerta del Cura”, donde, me aseguraban, se vendían los mejores garbanzos. En 1942 se alzó su casa-tapón que fue morada del capataz cofradiero Manuel Adame (mi padrino) y el torero Luis “El Andaluz”.
 Durante décadas permaneció penosamente abandonado hasta que no hace mucho el Ayuntamiento lo reconstruyó para alojar temporalmente a vecinos de viejas casas en restauración. Así que es verdad que en el corral del Cura han nacido y vivido mucha gente, aunque ninguna de las que conocí, tristemente dispersa por la Sevilla más lejana, ha vuelto a su patio que ahora ven invadido por gente extraña. Su flamante puerta permanece herméticamente cerrada como las de tantas casas similares que esconde Sevilla, porque, esa es otra, los clásicos patios de vecinos o no existen o están secuestrados por quienes tienen la fortuna de habitarlos (el caso más sangrante es el histórico y monumental corral del Conde); así que dejaron se ser un bien común para constituir un oscuro patrimonio privado. 
Por lo dicho, y porque he remirado planos antiguos de la zona, puedo afirmar que el corral del Cura nada tiene que ver con el del canónigo Pineda del que no sé absolutamente nada. Es lo que le hubiera dicho al admirado Antonio Zoido tomando una cervecita, pero no consigo verlo por Triana. Igual que a Carlos Colón. A ambos parece que les coge un poco lejos el Altozano, y es una pena porque Triana los necesita.
             
Ángel Vela Nieto

PERSONAJES: HOMENAJE A LUIS LEÓN


Ayer viernes 19 de noviembre se realizó el acto homenaje a D. Luis León. Considero además que este ha sido  un homenaje a las abuelas y abuelos trianeros que desde hace más de 50 años llevan paseando a varias generaciones de niños en  las calesitas que Luis León tiene en la Plaza de San Martín de Porres. Dichas calesitas son un monumento al trabajo, al esfuerzo y a la honestidad de toda una saga que comenzó con el padre de Luis León antes del año 1936.
El homenaje cierra la injusticia cometida por la Tenencia de Alcaldía del Distrito que en reiteradas veces ha rechazado la propuesta de “Trianero Adoptivo” para Luis León.
El acto se desarrolló en la calle Peñaflor y Don Luis estuvo acompañado por sus hijos Luis y Conchi, su esposa Manuela, Ángel Bautista en representación de la Plataforma Trianera, Pepe González por La Asociación Vecinal La Dársena, Antonio Bort Infante por la Asociación El Turruñuelo, Alfonso Orce como presidente de La Asociación Cultural y Artística Trianera, los distinguidos Paco Arcas y Ángel Vela, nuestro querido fotógrafo “Gasán”, Eustaquio Aguilar, Agustín de “El Turia”, afamados taberneros como Manolo de “El Ancla” y Ruperto de “Casa Ruperto”,  Mario García del Partido Popular de Triana y una legión de amigos y vecinos del Barrio.
Afortunadamente, y a pesar del pasotismo e ineptitud de nuestros gobernantes más cercanos, Triana sigue demostrando una gran sensibilidad hacia las personas que, como D. Luis León, hacen grande a este Barrio.

José Luís Jiménez Buzón

miércoles, 17 de noviembre de 2010

PALABRA PRESTADA: ANTONIO BURGOS



El puente es el de Triana, naturalmente, no va ser Puente y Pellón, joé. Cuando decimos el puente a secas, no hay duda: se trata del de Isabel II. El primero en el tiempo y en la supremacía de imagen de Sevilla y de Triana. Hasta que se construyó, tan parisino, tan decimonónico, tan de revolución industrial, Sevilla no tuvo más puente que el de barcas. Sevilla es ciudad pontificia, hacedora de puentes. Nos pasamos la vida haciendo puentes.
-Sí, hombre: el de la Constitución, el del 1º de Mayo...
Menos cachondeíto, por favor, que esto es muy serio. Piensen en la cantidad de puentes que ha ganado Sevilla de la Expo a esta parte: el del Cachorro, el del Alamillo, el del Quinto Centenario (Terry). Y en los puentes que ha perdido. Perdió la Pasarela del Agua, llamada Puente de Tablas, que los más viejos de la calle Castilla recuerdan en Chapina, y que era lo que si Dios no lo remedia acabarán haciendo con el de Triana: un puente peatonal. Por el Puente de Tablas no pasaban los coches, sino la gente andando, del Campo de Marte al Patrocinio. Y es como corre peligro de quedar el puente por antonomasia, que si el del Centenario tiene nombre de brandy de Terry, el de Triana le gana en materia de coñás del Puerto, porque es el veterano (Osborne) y el decano (Caballero qué coñá) de los puentes de Sevilla.
Al puente de Triana le han puesto las barandillas llenas de candados del amor, como ya contamos aquí. Ya saben: los novios que siguiendo la moda del Puente Milvio de Roma y según la costumbre que divulgó la película «Tengo ganas de ti» de Federico Moccia, se van a la ferretería, compran un buen candado, le escriben sus nombres enamorados con un rotulador, lo prenden en la barandilla del puente, lo cierran, se besan y tiran la llave al río, como en la soleá de Benítez Carrasco que también recordé: «Mira si soy desprendío/que ayer pasé por el puente,/tiré tu cariño al río».
Hasta la Comisión del Patrimonio, como si no tuviera nada más importante en que ocuparse con la destrucción de los modos tradicionales de vida en el centro histórico y con la total desfiguración y museificación del casco antiguo, dice que va a poner pie en pared en esto de los candados del amor en las barandillas del puente de Triana. Lo que suena a popurrí con música de la canción de María Dolores Pradera: «Las barandillas del puente/se menean de candados,/se están cargando a Sevilla/pero de eso no hacen caso».
Y para remate de los tomates, el peor de los candados en el puente: el candado a la circulación rodada, chirrín, chirrán, que le va a poner el Ayuntamiento. Hasta el puente de Triana ha sufrido los efectos de la Máquina Municipal de Estrechar Calles. Allí no pueden quitar aparcamientos ni perjudicar a los comerciantes, pero como se trata de dar por saco y cambiarlo todo porque sí, porque para eso gobierno yo, al hacer la Mangá para los Ciclistas al puente le dejan sólo dos carriles de circulación, dos: uno para allá para Triana y otro para acá para Sevilla. Y como hacen peatonal porque quieren y les da la gana la calle San Jacinto, mucho me temo que el futuro del mismísimo Puente de Triana sea, ya digo, tan peatonal como el antiguo Puente de Tablas. ¿Y de esos candados no se ocupa ninguna Comisión del Patrimonio, hijos míos, de que al puente le pongan un candado municipal en forma de cerrojazo al tráfico? Nadie protesta en Triana: «Tú apaga la luz y no digas ná en Triana». Porque a la meritísima revista «Triana», que podía largar, la Tenencia Municipal del Distrito le ha puesto otro candado, en la boca, ¿no, admirado Ángel Vela Nieto? Y entre cerrojazo al puente y San Jacinto peatonal, por las barandillas suena la nueva soleá de la Velá: «Qué penita da Triana/que están haciendo con ella/tó lo que les da la gana».


Antonio Burgos

(Diario ABC de Sevilla)

DE ASOCIACIONES: A. C. PEÑA FLAMENCA DE TRIANA



Aunque parezca increíble Triana no disponía de ninguna peña flamenca. Enrique Castillo Pinto, su presidente, junto con un grupo de once personas más, lleva casi un año luchando por la apertura de esta Peña. La sede es un  local de 150 m2  en el número 11 de la  calle Concha Espina. En la actualidad la Peña dispone de 70 socios y tendrá un cupo limitado a 100.
Está prevista la apertura del bar para el próximo mes de diciembre y ya son muchos los ofrecimientos altruistas de muchas personas para con la Peña; Manolo Marín se ha ofrecido para organizar un concurso  de baile, Ángel Vela cede multitud de carteles de flamencos trianeros y Manolo Cerrejón está dispuesto para dar el pregón de apertura.
Deseamos una larga vida a esta nueva Peña Flamenca que seguro nos ofrecerá momentos mágicos.
Para los que quieran hacerse socios pueden contactar con Enrique, su presidente, en el número 654.718.897.


José Luis Jiménez Buzón

lunes, 15 de noviembre de 2010

BREVES APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA CERÁMICA (2)



ORÍGENES DE CERÁMICA SANTA ANA

Lo que hoy conocemos como Cerámica Santa Ana, sede del futuro Museo de la Cerámica, ahonda sus raíces en el último tercio del siglo XIX, y a lo largo de este periodo ha estado bajo la advocación de diferentes nombres empresariales, nombres cuya historia, aunque de forma breve, voy a intentar relatar en este artículo.

FÁBRICA DE LA VIUDA DE GÓMEZ

Fundada en Sevilla en 1870 por Antonio Gómez, industrial del barro que tenía un taller en la calle Cava, 35, tras arrendar unos alfares que García-Montalván tenía en la calle San Jorge (actual número 31). Se construye el inmueble que actualmente permanece. La reja de la vivienda lleva fecha de 1879. A su muerte es cuando la industria cobra más impulso al contar con Manuel Arellano Campos como ceramista, a quien trajo Manuel Corbato García, industrial que dirigía la firma y daría su nombre a partir de 1900, cambiando su denominación por "Fábrica de Manuel Corbato". Hacia 1920 pasa a ser de su cuñado, don Manuel Montero Asquith.

FÁBRICA DE MANUEL CORBATO GARCÍA

Denominación que toma en la primera década del siglo XX la hasta entonces llamada fábrica de la viuda de Gómez en la calle San Jorge 31. Manuel Corbato García era un industrial de origen asturiano, muy influyente en la vida social de la ciudad, ya que fue concejal del ayuntamiento (1906-1909) y uno de los inspiradores de la Exposición Iberoamericana.

Manuel Corbato ya venía regentando la firma desde finales del siglo XIX. Él mismo había incorporado al ceramista Manuel Arellano a la fábrica de la viuda de Gómez. Otros pintores que trabajaron para esta firma fueron: Antonio Romero Pelayo, Luis Maroto de Guzmán y J. Gómez. Muy posiblemente, el fallecimiento de Arellano en 1906 y su llegada al Consistorio le llevaron a introducir progresivamente su nombre y apellido en la firma de la fábrica en sustitución del de la viuda de Gómez. Existen obras de 1903 firmados por Antonio Romero Pelayo aún como "fábrica de la viuda de Gómez".

Otro pintor, hacia 1908, fue Manuel Rodríguez y Pérez de Tudela -tío de Antonio Kiernam-, que firmaba como M. Rodríguez el escudo colocado en la exposición, que aún se conserva hoy en Cerámica Santa Ana, conmemorativo de la visita real de doña María Victoria Eugenia en 1908.

Corbato estuvo casado con Carmen Montero Asquith, cuyo hermano Manuel tomaría el traspaso de la industria en los años veinte hasta 1939.

FÁBRICA DE MANUEL MONTERO ASQUITH

Manuel Montero Asquith fue un asturiano afincado en Sevilla, que tomó en traspaso la fábrica a su cuñado Manuel Corbato García, de quien se declara sucesor en su primera época al frente del negocio. Dos pintores que firmaban en la casa fueron Fidel Villarroel y P. Molina, autor este último de numerosos retablos religiosos.

Se mantuvo la industria con esta denominación hasta 1939, en que pasó a llamarse Cerámica Santa Ana.

Manuel Montero falleció el 4 de abril de 1940, a los 68 años, celebrándose sus honras fúnebres en la iglesia parroquial de la O.


Ángel Bautista Guerrero

(Fotografías: E.J.D)


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