domingo, 31 de julio de 2011

EL DEDO DE RODRIGO: RONDA DEL VERANEO

    
         Empieza agosto, el maravilloso agosto trianero. Por nada del mundo me iría de Triana este mes. Cuando estaba en activo, quiero decir en otras actividades más descansadas (esto de la jubilación es como ir diariamente a un gimnasio), procuraba dejar para septiembre los días de vacaciones por lo mismo, por esa apasionada atracción agosteña.
         Estos primeros agostos de mi “libertad” laboral no han hecho más que aumentar mi devoción por disfrutarlo día a día. Y este verano de manera especial porque lo estoy compartiendo con quien me acompaña a todo lados: mi nietecito; dos añitos de presión sobre mi mano y dos palmos sobre el suelo para que disfrutemos de un doble plano de visión de esta Triana paradisíaca.
         Me he llevado todo el año señalándole el semáforo y diciéndole que hasta que no se encienda el muñequito verde no se puede atravesar, y si está el rojo hay que esperar (mi nietecito se cruza de brazos y espera... “¡Ya abu...!”.). Hoy nos hemos colocado frente al semáforo, él bracitos cruzados y ni un coche circulando... Me ha mirado después de observar al muñequito rojo y de ver a la gente pasar tranquilamente como diciendo: “Abu, que todo el mundo atraviesa y no vienen coches...”. Y el verde apagado... Y le explico que los coches andan por las playas y que los muñequitos es como si también estuvieran de vacaciones.
         Como no hay ni un parque infantil a la sombra, son todos “parques de invierno”, me libro de hacer cola para el columpio o la resbalaera, también de absurdas y entrecortadas conversaciones con otros “abus” igual de enriñonaos que yo. Lo peor es que alguno se desahogue contigo y empiece a hablarte de una hija separada que está destinada en Jerez y que les deja la criatura (o criaturas) a las siete de la mañana hasta que ella regresa; y cuando regresa es para cenar en la casa paterna; que sólo disfrutan de una hora de respiro y que caen en la cama desmayados. “Esta juventud está loca perdía”, suele lamentarse el estresado abu mientras grita a la pobre criatura a pique de batacazo...
         “Mira, Ramoncito: ni un niño”, le avisé ante un parquecillo a la vista. Y pasamos de largo. Así que nos fuimos a la Ronda por la acera de la sombra, claro, y elegí dónde tomar el café de media mañana; nos conocen en todos los bares. En “El Serranito” le llaman “el torero”, porque entra y se va flechado para las dos cabezas de toros que adornan (por decirlo así) el comedor. Entramos y todo el bar para nosotros, no tengo que buscar un resquicio donde poder sentarlo. Disfrutó como siempre, echándome la azúcar en el café y donde caiga, y al fin lo degusté mientras él masticaba su galletita de regalo. Salimos dispuestos a dar uno de nuestros largos y sosegados paseos y, también por costumbre, nos paramos ante el escaparate de una tienda de electricidad donde han colocado como reclamo un gato mecánico que  antes saludaba al paseante, pero que desde hace días está -como casi todo el mundo- parado. Nos asomamos y vemos al hombre -antes atareado- con cara de aburrido esperando el día quince (quince diítas y gracias), así que pudimos preguntarle qué le pasa al gatito. Ni se había fijado. Lo cogió, le cambió las pilas y a saludar. Todo el día se llevó mi nietecillo explicando en su idioma el gran suceso de la mañana.
         Qué maravilla de mañanas nos espera. ¿Calor? ¿Acaso no lo hace en Chipiona o se está todo el día dentro del agua, del metro cúbico de agua que corresponde a cada bañista? Nosotros, gorrita, bar refrigerado, agua fresquita, café con sabor a gloria, los periódicos sin repelentes manchas de aceite y toda Triana de regalo. Y cuando nos cansamos, a casa a ver la tele en exclusiva a veinticuatro grados de a gusto, y a comer sin los vapores de barrigudos en movimientos de rotación sobre tu plato. Luego, la siesta y soñando con el paseo de la tarde y el cafelito correspondiente...
         Con el sol ya algo cansado de fastidiar volvemos a salir... “Holaaaa, Ramoncitoooo...”. Para nosotros toda la sonrisa de la linda camarera de la nueva cafetería de la esquina. ¡Viva agosto!, ¿verdad, Ramoncito?
  
Ángel Vela Nieto


lunes, 25 de julio de 2011

Un regalo de Ángel Vela


El próximo martes 26 de Julio,  a las 21.30 horas, en el Hotel Abba Triana, tendrá lugar la presentación del último libro de nuestro amigo y bloguero, Ángel Vela. El libro, titulado “Triana y su Velá”, es una crónica de Triana a través de la historia de la Velá desde el año 1280 hasta el año 1948. El libro ha sido editado por Guadalturia Ediciones.
Intervendrán, además del autor, el teniente alcalde de Triana, Francisco Pérez y el administrador de la editorial Guadalturia, Sr. José Mª Toro.
El libro es un auténtico regalo de Ángel para Triana, en uno de los días señalaitos de Santiago y SantAna ,  y seguro que desvelará infinidad de noticias totalmente desconocidas.

José Luis Jiménez

domingo, 24 de julio de 2011

DESDE EL MONTE PIROLO: LA MIRADA


Este escrito podía ser una carta abierta para ti, Ángel Vela, pero quiero que lo sea para toda Tiana en la Red. Hemos hablado infinidad de veces sobre la mirada de los toreros, quizás tú un poco obsesionado, pero nunca en nuestras conversaciones hemos profundizado sino que los dos, inconsciente o conscientemente, puede que ambas cosas, teníamos las mismas percepciones y dejamos que la pelota pasase rozando  el larguero porque quizás, creo que sí, los dos lo hayamos sentido cerca, cada uno en diferentes versiones y algunas coincidentes pero siempre con el mismo significado. 


Ahí lo tienes, Ángel, esta mirada es para ti. Esta mirada es perdurable en el tiempo y viene de la noche de los tiempos. Estas miradas transforman las facciones en dureza. Mentón borbónico, algo más largo, como queriendo decir que si la cuna era baja la suplía a base de enfrentamientos con la vida, los de la alta casi están exentos por decreto. Una vida que cabe toda en el macuto de esa forma de mirar. Boca grande, a lo peor deformada de  tragar tanta quina desde que vio, desde muy pequeño, en vivo y en directo la muerte de su adorada madre. Nariz ensanchada, recia, amplia, rotunda, una verdadera máquina de aspirar aire para que no le faltara en esos momentos que se olvida uno de eso, hasta de respirar, y el aire no llega al cerebro y nubla la inteligencia necesaria  para todos  los grandes, las figuras, en circunstancias extremas. 


         Esta mirada la he dibujado para mí. No me ha hecho falta nada más que un ojo, para que más, como un cíclope mitológico pero al contrario de éste que se le nota su fuerza física en las fibras musculares, toda esa fuerza la he querido adivinar concentrada en el interior de Juan. Lo podía haber presentado de alguna otra forma, que las tengo dibujadas, pero  he ilustrado este párrafo con un Juan cercano a esa edad que dicen de oro pero que es una auténtica mierda, donde solo queda experiencia y consejos que no escucha nadie. ¿Si le pudiéramos preguntar a él?. Todos sabemos que hizo, fue valiente hasta para eso, aunque las sotanas no estén de acuerdo salvo en algunos casos en los que no han levantado la voz. Por eso lo he dibujado así,  representando la voluntad que acompaña a los indomables toda su vida, a los que no se rinden nunca, antes prefieren morir. 


            Esta mirada la ha pintado Carlos Ayala -portada del libro Mi Paso por el Toreo, de Gallito- en esta pintura y en esta mirada se concentra todo el miedo del mundo. Porque Ángel, lo que tú has querido adivinar siempre en la mirada de los toreros es¡ EL MIEDO! . Ese miedo que  perdura toda la vida y se aglutina en los ojos, la mirada, de todo aquél que ha oído el aliento terrorífico de un animal  y como ha refregado todas sus babas por la nuca mientras estaba inerte en el suelo, indefenso, sin poder de reacción, que siente la herida, que siente el calor insoportable de un asta desgarrándote la carne, la cornada, antes había llegado la voltereta que te deja descolocado, mareado, desmadejado -como quijote en las aspas de un molino- y muchas veces  escuchar el crujir de tus propios huesos fracturados.
         Es ¡EL MIEDO! , el mismo que traen en su mirada los que vuelven de la guerra y han oído el silbar de las balas cerca de sus orejas y han sentido temblar su cuerpo con la expansión ardiente de las bombas cercanas. Es el miedo reflejado en los ojos de los que huían encuero por la carretera de Hiroshima.
         Es ¡ ELMIEDO!, que vemos en los supervivientes de una catástrofe, en los que pasan hambruna, en los inmigrantes cuando los bajan de las pateras, en los que van camino del cadalso, en los que se enfrentan a un pelotón, en los niños abandonados en orfanatos o a los que esclavizan con trabajos duros a muy temprana edad. Es la mirada -la tengo clavada en el alma desde entonces- de la niña que se ahogó poco a poco despidiéndose de su madre y ofrecida hasta la saciedad por todas las TV del mundo. Es la mirada  en la cara de ese niño de escayola de la primera cornisa que, según Ángel Vela en su comentario, presenció los horrores de las transacciones de esclavos en la Casa Troya. (pinchar en Cultura: Casa Troya y Angelitos Blancos)
         Es ¡EL MIEDO!, que perdura en la mirada toda la vida en el pozo  oscuro y sin fondo de sus ojos. Ya lo dijo Juan Belmonte a la pregunta de Chaves Nogales en su magnífica entrevista: ¿EL MIEDO?. A ese lo conozco yo, es un gran amigo mío, lleva sentado a mi vera toda la vida.


A.    Fernández de Cachero M.
Días señalaítos de Santiago y SantAna-11

sábado, 23 de julio de 2011

EL DEDO DE RODRIGO: LA GRAN NOCHE


         Transcurrió la noche más trianera y fue donde tiene que ser, el patio del hotel que nunca ejerció, el que lleva el nombre del barrio. Salieron satisfechos los que tuvieron la suerte de asistir al acto inaugural de la primera Velá de don Francisco Pérez, Manolo Alés y la también flamante comisión.
         Tenía mis dudas sobre el pregonero, no porque pensara que no sabría decirlo, sino porque creía que su bagaje no era el que se supone necesario. ¿Decirlo?, claro que lo diría bien, y así fue, se trata de un profesional de la radio, o sea, vive de la palabra bien dicha: hablamos del joven Antonio Cattoni. Me habían avisado de que sería distinto, y así fue también. Recurrió a compañeros actores que simularon, en momento oportuno, una humorística historia sobre la fundación del arrabal: Astarté contra Hércules, ayudado de simpáticas imágenes. Recordó datos históricos y a gente singular y acabó con el programa de festejos. Todo de forma ingeniosa e inteligente, muy bien trabajado, aunque falto de profundidad y escaso de noticias sobre la fiesta que se supone pregonaba. Nadó sobrado en las aguas semanasanteras y, al fin, se ganó la entusiasmada ovación que se venía presintiendo.
         Como es proverbial llegó luego la emoción de los nombramientos. El público se mantuvo muy generoso y receptivo, así que los aplausos estallaban por doquier. Sin embargo, tronaron ensordecedores ante la aparición de don Manuel Azcárate, el cura (salvador) de Santa Ana y don Luis León (el mago de los calesitas), también cuando la familia de Rafael Ariza hizo aparición en el escenario; la imagen de sus dos nietecillos portando la placa y mirando al cielo fue verdaderamente enternecedora.
         Los tres nombres citados sonaron como bofetadas a la anterior comisión, la de Moriñas, por tantas veces como los rechazaron (de aquella comisión que se salve el que pueda). Cuando todo era felicidad el señor Zoido se apropió del micrófono saludando a todo el mundo con verdadero afecto y empeñado trianerismo; el inquieto alcalde supo, como era de esperar, sacarle partido de simpatía a su presencia; creía lo que decía y la gente también, así que otra ovación. Y con el público estirando las piernas, los himnos. Todo estuvo muy organizado, con proyecciones sobre los homenajeados. Bien, muy bien...
         Pero... tres cosas me desagradaron tremendamente, pues no son nada baladí. La primera es la extraña y desconcertante ausencia de los vecinos de la casa: excepto tres puertas, todas, y son muchas, permanecieron cerradas a cal y canto tal si fuera un boicot. ¿A quiénes? ¿Al acto de la Velá que molesta la paz celestial que disfrutan? ¿Al nuevo alcalde y su equipo? Estimo que el delegado está obligado a aclarar esta cuestión. Creo que fue el alcalde el que se dirigió a los vecinos para darle las gracias y vería lo que a mi tanto me estaba mosqueando. Deben saber estos privilegiados que la casa existe porque sirve al barrio para actos como el del pregón, y que para eso se salvó de la piqueta (que se lo pregunten a algún viejo vecino, si es que quedan). Me gustaría saber cuáles son los méritos que hay que reunir para ocupar una de esas viviendas municipales en el mejor sitio de Triana y con derecho a garaje y a espectáculos gratis, además. También habría que hacer un censo de los trianeros que la ocupan.
         Segundo: Me encuentro en un patio dividido en clase A y clase B. Naturalmente me senté en el B. Tomen nota en la Tenencia: siempre hubo dos filas reservadas, una para las autoridades y otra para los homenajeados y sus familiares; todas las demás están destinadas a los que vayan llegando. Nada de usted por la puerta A o usted por la B. Estamos en Triana y hubo malestar por esta clasista división.
         Y tercero: Habría que decirle al director de la Banda Municipal que  la Velá también conserva su tradición musical desde hace cerca de siglo y medio: siempre se interpretó música andaluza o típicamente nacional: Albéniz, Falla, Granados, Turina, piezas de zarzuelas, pasodobles, sevillanas, etcétera, nuestra música en la que debe ocupar lugar preeminente un compositor que nació a pocos metros: Gualberto. Si no se interpreta en la fiesta de Triana cuándo y dónde se hará... Que deje el muy dinámico y protagonista director de experimentar con nuestros oídos, bien educados, y vuelva a la sana y trianera costumbre. Si el concierto del año pasado fue un martirio (jazz en el Altozano), éste (Sinatra por el puente) no lo ha sido menos.
         Espero que el libro de la Velá sirva para algo.

Ángel Vela Nieto  
        

martes, 19 de julio de 2011

VEO VEO: DE COSTALERO, EL RÍO


Muestra TRiana dos caras bien diferentes al río: a la izquierda hermosas fachadas de color pastel abren sus puertas y ventanas hacia las aguas mansas, donde se reflejan las más bellas torres de Sevilla y se disuelve el albero de los miedos; a la derecha aparecen las traseras de los edificios algo escondidas tras los numerosos árboles que se alinean con la orilla de un río ajeno; una es bulliciosa y luminosa, la otra misteriosa y solitaria, una es velá, la otra semanasanta.

Ha salido a la calle el Carmen del puente, talla moderna de candelero, como décadas atrás lo hacía el Carmen de Santa Ana, en la capillita permanece ese cuadro de noche castaña, como el color de las ropas que llevaba mi abuela, madre e hijo apenas visibles, en espera siempre del saludo de quienes por delante pasan, mientras abajo el Guadalquivir hace hoy de costalero, menos olas quiero, río, para mecerla despacio, que lluevan pétalos si quiere, que sobre el agua se desliza como jugaban los niños a los toros, círculos de hierro, capote de agua, suenan campanilleros para una mecía imposible.

Se hace la noche y en la calle he visto a fulano y me he encontrado con aquel vecino que tanto hacía que no veía,  entonces vuelvo a casa, tras esos sones tan familiares, para nunca perderme.



Rafael Martín Holgado.

lunes, 18 de julio de 2011

LA PRIMERA PIEDRA


El pasado sábado pudimos contemplar como se comenzaba a enmendar el reciente mamarracho de obra que heredamos de nuestro anterior alcalde. ¿Cuánto dinero  terminó costando convertir a la principal artería de comunicación de Triana en peatonal? ¿Quién fue la dirección facultativa que proyectó semejantes elementos como esta franja de vidrio iluminado o los bancos que ridiculizan a la cerámica más prestigiosa del mundo? Creemos  para la presente edición de la Velá una nominación para personas non gratas para Triana y propongamos a dicha dirección técnica. ¿Quién pagará este nuevo coste de la peatonalización de San Jacinto, incluido el extracoste de trabajar en un día festivo como lo es el sábado en la construcción?

Sólo nos queda exigirle al nuevo delegado de Distrito, Sr. Pérez, que estas que están colocando sean las primeras piedras que devuelvan la vida a Triana. Las piedras que devuelvan el tráfico a nuestra arteria principal. Las que hagan peatonales calles como Antillano Campos para que los turistas que vienen al barrio conozcan la mejor cerámica del mundo. Sr. delegado: saque  la cerámica a la calle para disfrute de los visitantes del Barrio. Haga peatonal la calle Rodrigo de Triana y convierta en un agradable paseo la visita a nuestra catedral, la iglesia más antigua de Sevilla. Continúe peatonalizando la calle Torrijos hasta Betis y muéstrele a los visitantes lo orgullosos que estamos los trianeros de tener enfrente a Sevilla. Lleguemos plácidamente hasta El Altozano, nuestro verdadero ágora; termine de adecuar el monumento al arte Flamenco como originalmente se proyectó. Dote al barrio de un espacio escénico importante para que podamos mostrar a nuestros turistas qué es este arte, el Flamenco,  que nació en este barrio. Arregle los relojes del Altozano y póngale un sonido por soleá o por siguiriya. Reorganice el museo del Castillo de San Jorge y hágalo atractivo para los turistas; oriente su contenido y aprovéchelo como un segundo espacio escénico. Haga del Paseo de la O un verdadero Paseo del Arte, pregúntele a sus asesores la cantidad de artistas que hay en Triana y que podrían exponer en este Paseo, Aproveche el Paseo de la O para enseñar las Almonas de las que seguro a usted no le han hablado todavía; ¿qué ciudad del mundo se puede permitir tener enterrado un tesoro como el de las Cuevas del Jabón?  Termine por salvar los pocos corrales que en Triana quedan vivos. ¿Conoce usted la Casa de Artesanos en la calle Covadonga? Pregúntele por ella a su futuro trianero de honor, Sr. Silverio, y de paso que le explique cuántos corrales trianeros ha salvado, ya nos dirá usted. 
Cuando termine todo esto, en el primer año de su mandato, porque para el segundo y sucesivos tendrá mucha más faena, le  consideraremos Alcalde de Triana y tal vez hasta le pongamos una placa en el Altozano, mientras tanto espero de verdad que esta primera piedra que acaba de poner en la calle San Jacinto no le convierta en un simple arregla chapuzas de los anteriores mandatarios. Ah, se me olvidaba: no le pierda el respeto a Triana porque nunca se lo perdonaremos.

José Luis Jiménez

sábado, 16 de julio de 2011

DESDE EL MONTE PIROLO: A PEPA MONTES


   A Pepa Montes, con motivo de la entrega
de la Yerbabuena de Plata en su pueblo,
Las Cabezas de San Juan, el día 9 de julio de 2011


I

Saca la seda al tablao,
pon los flecos a tus pies,
vuelve ese mantón bordao
del derecho y del revés.

II

Taconeo a la medida
solo lo justo, pa qué
taconear sin descanso,
yo no hablo de claqué
de flamenco estoy hablando

III

Arabescos imposibles
pintan al aire tus dedos,
tus brazos tirabuzones
suben y suben al cielo
y al compás de una sonanta
quieren tocar los luceros.

IV

Miran la estrella y la Luna,
miran desde el olivar,
como meces la cintura,
como llevas el compás,
mientras desgarra la noche
un cante por soleá.

V

¡Ay, Pepa! ¡Ay, Pepa Montes!
Bailaora de Sevilla.
¿Por qué te cambia la cara
y el color de tus mejillas?
Porque me duele la sangre
bailando por seguiriyas.

VI

¡Ay, Pepa! ¡Ay, Pepa Montes!
¿Dime, quién te cambió el gesto
de la pena a risa clara,
como de la noche al día?
Es que me canta Triana
y bailo por bulerías.

VII

La risa sigue en tu cara
más flamenca todavía,
todavía más salada.
Más volantes, más lunares,
¡todo el sol de Andalucía!
Que me está cantando Cádiz
y estoy bailando alegrías.

VIII

¿Dónde va usté, Pepa Montes?
Bailaora de Sevilla.
¿Qué hace usté, cruzando el Puente?
Es que muero con Triana
y allí me esperan mi gente.

IX

¿Pero Pepa, Pepa Montes?
¿Dónde va usté, tan bien vestía,
con zarcillos de corales
y ese mantón de Manila,
formando la marimorena
con tanto garbo y majeza?

X

¡A recogé yerbagüena
a mi pueblo, Las Cabezas!

Antonio Fernández Cachero


miércoles, 13 de julio de 2011

VEO VEO: CASA TROYA Y LOS ANGELITOS BLANCOS



Algunos días me pongo el atuendo de turista y me lanzo por la calles de TRiana a entretenerme en mirarla de otra manera, despojarme de la rutina diaria y con la ayuda de la cámara fotográfica fijarme en mil detalles que se me escapan en el ir y venir de todos los días, entonces se me pierde la mañana sin darme cuenta y vuelvo a casa con la ilusión de quien ha descubierto hermosos parajes, calles nuevas, gente agradable, quizás sea una fácil forma de vivir, pero me gusta.


Se levanta en una esquina esta típica casa barroca de dos plantas y ático en la crujía de fachada, una mole blanqueada para esconder los ladrillos con sombrero de tejas y cornisas enrojecidas, molduras y vanos, arcos y requiebros, pilastras y balcones, ventanas abiertas que dan al río, torre del oro, plaza de toros y giralda para perder la mirada cada atardecer.



Tras la portada hay un descansillo y varios escalones te acercan a una hermosa puerta que tiene por delante una cancela. A la fresquita se sientan aquí algunas vecinas a charlar, les pido permiso para fotografiar el patio y, de camino, aprovecho para entablar conversación, me cuenta la mayor que antes perteneció a un señor que vino de Cuba, en un barco cargaíto de oro porque compró la plaza de Cuba y otras casas más por el barrio, como la de las columnas, pero ésta es más antigua, tiene más de quinientos años, aquí ha habido un hospital y un convento, cualquiera sabe lo que se puede encontrar debajo enterrado, también hay un túnel, así, grande, que cabe hasta un burro y llega a la torre del oro, los moros sacaban el oro por aquí… Poco importa que la historia se desbarate en un santiamén, que se alarguen los años hasta el infinito, que se imaginen pasadizos, si estas leyendas consiguen que la gente ame la casa donde vive y se sienta orgullosa del valor que tiene.


El patio tiene tres galerías en los lados y en torno a él se articulan las diferentes habitaciones, en medio, muchas macetas y macetones se pelean por buscar la luz, la solería no está en muy buen estado, pero la limpieza hace que todo parezca hermoso y vivo.


Sobre la primera cornisa un balcón de forja y en la moldura un adorno de escayola representa la cara de un niño, otros dos parecidos se aprecian encima de las ventanas centrales y me acuerdo de los angelitos de San Jacinto, de esas caras que en las naves laterales, junto a las dos alas que se retuercen por la decoración rococó, sirven de punto de partida a los arcos de medio punto, angelitos de la familia Figueroa, la dinastía de arquitectos barrocos de Sevilla.

Fuente: Arquitectura civil sevillana de Francisco Collante de Terán y Luis Gómez.
Rafael Martín Holgado.

domingo, 10 de julio de 2011

DESDE EL MONTE PIROLO: LA YERBAGÜENA DE PLATA


 El día nueve de este mes en curso y en el curso de un acto flamenco, flamenquísimo, diría yo, le fue entregada a la gran BAILAORA -con mayúsculas- Pepa Montes la Yerbagüena de Plata en su pueblo de Las Cabezas.
Pepa Montes que aunque por nacencia es oriunda del pueblo  mencionado es más trianera que la cava (de los civiles) que allí tiene su residencia, se casó en Triana con Ricardo Miño y parió en Triana a Pedro Ricardo Miño, el padre guitarrista de época y el hijo pianista con todo el flamenco del mundo metido en sus entrañas como no podía ser de otra manera. Pepa Montes lleva en Triana más de tres décadas y no solo por eso, hay mucho más. El pueblo de Las Cabezas se tiene que resignar a compartirla con los trianeros.
Dije  antes que el acto fue flamenquísimo. ¿Porqué?. Primero que nada por su sentido de la medida, hay que darle las gracias a los organizadores, ni sobró ni faltó nada, cuando nos tienen acostumbrados que  los actos flamencos se alargen hasta la desesperación. Y el flamenco dentro y fuera de otras cosas tiene y debe de tener la medida justa, como una soleá.
         Martín Martín, crítico flamenco?, presentó el evento y estuvo en profesional dando paso a la primera parte, donde cantó y se dio su pataíta por bulería Tamara Aguilera. A mi me sorprende y por eso el flamenco no se acaba, que estas chicas jóvenes que vestidas de calle y con un aparato corrector protésico, como en este caso, parece que en vez de ir a cantar a un acto flamenco van a examinarse de la selectividad desde algún instituto. Pues la tal Tamara me sorprendió, he tenido siempre oidos sordos para los  puristas, por como salió vestida al escenario, por su flamenquería y conocimiento de los cantes. Eso es lo importante, que la gente joven quieran estar en este mundo y participen. Las tablas y los conocimientos se adquieren a base de querer estar y que los dejen, sin críticas negativas que lo destruyan anímicamente. Debemos estar en la época actual y no estar  comparando, escuchando y acordándonos    perennemente de cantaores y/o cantaoras del pasado y de sus cantes y como lo hicieron. La evolución, como dijo Darwin, es imparable porque el entorno marca las pautas y las mutaciones y la sociedad de esta época lo pide y además lo consigue. Los jóvenes entran en el arte flamenco por la sensibilidad y la  dulzura, que la tine, nunca con la dureza aunque sea uno de los pilares, tiempo al tiempo y cada uno cogerá la verea que mejor le venga a su estilo.
Después vino el bailaor Juan de Juan, con un curriculum que lo avala desde muy joven y últimamente, hasta que emprendió el vuelo por su cuenta, en los espectáculos del gran bailaor Antonio Canales. Se podrá discutir el baile de Juan de Juan pero no el que de en los tablaos hasta la última gota de sudor de su cuerpo, el darlo todo al público que se congrega para verlo y él no los defrauda en absoluto. Al final los espectadores en pie y más de cinco minutos de ovación.


En el entreacto la entrega de la Yerbagüena de Plata a Pepa Montes con llamada al escenario de autoridades, familia y amigos presentes, arropada por todos Martín Martín hizo la ofrenda, vino la imposición de la yerbagüena y los regalos, entre ellos un cuadro de  M. Machuca que era un espectáculo y otro cuando el mismo pintor con popá Ricardo Miño a la guitarra se dejó caer con este fandango al estilo del Carbonerillo, cuyo autor es el mismo popá Ricardo y dedicado a su esposa:
                          
Bailaora de tronío 
con sabor a yerbagüena, 
bailaora de tronío, 
de las que tienen pureza, 
y te dejan el sabor 
como el pan de Las Cabezas.


Se formó el taco. La gente en pie, pero no les dio tiempo a sentarse porque “El Chiva”, aire de patriarca gitano, serio y cabal, coge el micro y con la guitarra de Ricardo y las palmas de los espontáneos del tablao se pega unas bulerías y sale Pepa y se las baila -¡Oh, prodigio!- sin salirse de una de las planchas de las tablas que tendrían aproximadamente menos de un metro cuadrado, todo pura y dura expresión corporal y a compás. Imposible. La gente empezó a pegar chillíos y óles. El acabose con lágrimas.¡Que emoción!.
En la segunda parte y cierre llegó Triana y cantó en la boca y la gracia de Esperanza Fernández y todo se lo dedicó a Pepa Montes.
Relentizó el cante con su postura y gestos de artista cara, con la voz rota cuando hacía falta que se rompiera y llegó la seguiriya: “Las campanas de Santana/repican por seguiriyas/que se casa un calorró”… , y los tangos del Titi: “Ya vienen bajando por las escaleras”… , y las alegrías con toda la letra refiriédose a Triana: “Los arbures y los barbos pasan por el Altozano y se comen en adobo/ en la Cava los Gitanos….”. Y las bulerías, más de media hora sin repetir una letra, y todo referente a Triana, tan solo una concesión a Utrera con un fandango, por bulerías, de la Fernanda y la pataíta para finalizar. Y yo llorando que no lo hacía desde un día viendo torear al Paula en El Puerto y cuando murió mi Bato.

                                          
                                               A.Fernández de Cachero M.
                                                                       Julio-11


EL DEDO DE RODRIGO: DEUDAS

JOSÉ LUIS ORTIZ NUEVO (Fotografía: Paco Sánchez)

         La inmediatez de la gran fiesta de Triana me trae hondas sensaciones que nada tienen que ver con los viejos recuerdos, con aquellas tardes de todos los esplendores por la iglesia de Santa Ana, Betis, el río, el Altozano y el puente, cuando paseaba de la mano de mis padres o de la primera pandilla de ilusionados camaradas. Son otras sensaciones también arraigadas en un adulto corazón pasado de recuerdo y resquemores.
         Desde el primer año de la Velá moderna, la que impusieron, entre el acierto y el capricho, los nuevos políticos democráticos, lo que más hemos aplaudido por la felicidad que proporciona, son las designaciones en las tres bien elegidas modalidades: Trianeros de Honor, Adoptivos y del Año (luego se extendió a las entidades del barrio como colectivo). El inolvidable Manolo Macías tuvo que ver en esto en tiempos del poeta de Archidona, José Luis Ortíz Nuevo, como primer mandamás de la Cultura municipal del nuevo régimen. Tras él nunca ha existido un concejal de Cultura -ahora tendría que ser también el de Fiestas Mayores- más comprometido, al punto de que oscureció al delegado de turno. Era también la feliz época de los primeros números de la revista “Triana”.
         Se decidieron tres, tres y dos, según el orden antes expuesto. Ocho rostros iluminados encima del escenario que antes había vibrado con la emoción del pregón, invento, asimismo, del singular concejal malagueño-sevillano que, hay que decirlo, se empeñó además en salvar de la ruina el Hotel Triana dándole carácter de casa comunal y cobijo íntimo para la noche mágica de la nueva Velá. He vivido muchas de esas noches y siempre quedaba enganchado en los rostros de los trianeros elegidos, satisfechos, agradecidos, pagados de su trianerismo, de su amor al barrio.
         El alejamiento del espíritu que anima estas nominaciones por el excesivo y desacertado protagonismo de la mayoría de los políticos llegados de más allá del río (en esto sólo hay dos excepciones: Paco Arcas y Alberto Jiménez Becerril), coadyuvado por una comisión que nada tenía que ver con la que formaron gente de hondas raíces y conocimientos como Aurelio Murillo, Zeppelín, Monclova los dos Jaramillos, Antonio Pascual, Antonio Ramírez, Ángel Bonilla, etcétera, redujeron la Velá a la categoría de verbena de barriada, con una cucaña en la mínima expresión, una calle Betis dejada en manos de jóvenes extraños sin respeto alguno (Floranes huyó de ella con su caseta de la Comisión y hasta ahora), un concurso de sevillanas vulgar y repetido hasta la saciedad y el olvido absoluto del río, con lo que la fiesta fluvial que siempre fue desapareció. Se despreció en demasiadas ocasiones, por intereses oscuros, al Hotel Triana, y lo que para nosotros era lo peor de esa noche mágica a la que aludimos: se fijó un número de homenajeados ridículo porque, en la ignorancia, creerían que nos quedaríamos sin gente merecedora del premio, del último premio, quizás en esta vida. Porque hay que decir que se otorgaba a quienes, por larga trayectoria, lo merecía; nada de estrellas de relumbrón que al final no asisten ni a la entrega -se ha dado más de un caso- y, por supuesto, sin pregoneros que hagan del acto más intimo un musical para la propaganda política.
         Cada año recuerdo las docenas y docenas de trianeros que se fueron para siempre sin que Triana saldara la deuda que tenía con ellos... ¿Triana? Para que fuera Triana la deudora tendría que haber responsables que la representaran con todos los atributos de personalidad. Triana aquí apenas ha existido, y si a esto se añade una voz de mando que no sabe del alma del lugar que le han confiado... pues ya tenemos la nueva Velá.
         Espero que el tiempo escaso y el dinero más escaso aún no impidan una fiesta con la categoría que merece Triana y su Patrona. Ya lo hemos escrito, pero no está de más repetirlo. Y, como siempre, confiamos en los recién llegados.
  
Ángel Vela Nieto


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