miércoles, 30 de mayo de 2012

EL DEDO DE RODRIGO: CHAVES NOGALES Y BELMONTE



   Se ha puesto de moda. Un escritor que permaneció absolutamente olvidado y que sólo era conocido por los taurinos aficionados a la lectura, se ha convertido en el autor imprescindible y hasta se le ha dedicado la Feria del Libro que acaba de clausurarse. Llegamos a Manuel Chaves Nogales por la vía de Triana, no por la taurina; con esto me estoy refiriendo a “Juan Belmonte, matador de toros”, la obra del género taurino más alabada y que fue publicada en el semanario “Estampa” el año 1935, ilustrada con fotos más que interesantes y magníficos dibujos de su también genial amigo, el trianero Andrés Martínez de León. Luego fue convertido en libro varias veces reeditado.

   Hace veinte años, cuando sólo se hablaba de un extremo de la ciudad y del dorado follón que allí se organizaba cada día, al Círculo Rociero se le ocurrió un ciclo de charlas sobre El Pasmo de Triana para celebrar el centenario de su nacimiento. Un cartel de toros con los tres conferenciantes anunció el acontecimiento. Nuestra participación versó en lo que el genial torero contó al avezado periodista y que éste transcribió dorándolo literariamente hasta componer un maravilloso libro de aventuras, género de moda entonces. Triana es el escenario de las “hazañas” del chiquillo del quincallero que vino de la calle Feria, y son trianeros los personajes principales del reparto. Así que había material suficiente para la recreación que pretendíamos.

   Leyendo la admirable obra, uno se da cuenta de lo que Juan oculta, de lo que sugiere, de lo que olvida, de lo que detesta; así que para conseguir nuestro objetivo había que tomar nota de lo que se cuenta y asentar, además, lo que Juan no confiesa porque queda fuera de la intención de su historia o porque huye, todo lo que puede, de la tragedia de su oficio. Chaves Nogales narra la historia en primera persona, como autobiografía, contando con un estilo sorprendente la extraordinaria vida del más revolucionario de los toreros.

   También algunos flamencos descubrieron al escritor sevillano por su obra “El maestro Juan Martínez que estaba allí”, las aventuras de un bailaor en la Rusia de la Revolución. A pesar de estas obras y otra, asimismo muy ensalzada, como es “La Ciudad”, una particular visión de Sevilla, Chaves Nogales andaba por la oscuridad del olvido hasta que...

   En el año 2005 realizamos un programa de la serie “De Calle” para Sevilla Televisión sobre la calle Dueñas, allí donde nació este distinguido reportero, y llamamos a una profesora de Instituto, llamada Maribel Cintas, porque sabíamos que estaba decidida a resucitar la memoria y a proclamar, en toda su extensión, la categoría de este paisano que emigró a Madrid para acabar muriendo prematuramente en un hospital de Londres en 1944. Maribel estaba enamorada de quien para ella era un ser íntimo, extraordinariamente atractivo por su personalidad y su marchamo como escritor y periodista. Pocas veces hemos oído hablar con tanto amor de un personaje, muerto hacía más de sesenta años, y del que sólo alguna vez se nombraba por una obra concreta.

   Nuestro paisano Juan, chiquillo desastrado, obsesivo, anárquico, soñador, alumno de la escuela natural de Tablada, peleado con el mundo menos con Antonio Montes y sus novias que olían a jazmines de los corrales, se convirtió por obra de Chaves Nogales en un personaje legendario más allá de los inmensos méritos de sangre, ingenio y arte contraídos en los ruedos. Así que nos hemos sentidos muy reconfortados paseando este año por la Plaza Nueva sintiendo la mirada del adorado de Maribel desde los carteles anunciadores.

   No sé si alguna vez Juan Belmonte nombró públicamente a su biógrafo ni  en qué términos si acaso lo hizo. Lo cierto es que -deseamos repetirlo- Manuel Chaves Nogales añadió a la inmensa fama ganada por El Pasmo en el amarillo cegador del redondel, la del hombre entre los hombres, en la vida de pobre y de rico, el otro Juan protagonista de una historia de aventuras.

Ángel Vela Nieto

lunes, 28 de mayo de 2012

TRAS LAS RAÍCES DE TRIANA: LOS ÁRBOLES DE LA RONDA DE TRIANA



La ronda de TRiana está engalanada de una punta a la otra y en ambas aceras de los árboles más tranquilos que se usan en jardinería y digo lo de tranquilo porque son de los últimos en llenarse, primero de hojas y después de flores, de hecho con los calores que ya hemos pasado y es ahora cuando comienzan a verse los capullos blancuzcos de sus pequeñas flores.

Estos árboles tienes grandes hojas compuestas, como la que vemos en la fotografía, que tiene once foliolos, aunque las hay que tienen hasta diecisiete. Los foliolos son de color blanquecinos por el envés y tienen una pequeña capacidad de movimiento, de manera que cuando les pega fuerte el sol se doblan hacia arriba y exponen sus caras más claras para reflejar los rayos y no quemarse. Ligero parpadeo de foliolos, sutil guiño al astro rey, lo mismo que hacemos cuando buscamos la sombra, que en eso de dar de lado a las molestias de la vida, sabemos por el sur un poco. 


Los frutos del año pasado aún permanecen, aunque ya secos, en las ramas, se trata de unas legumbres carnosas, que se estrangulan alrededor de cada semilla y parecen como  cortos rosarios.

Las flores se disponen en panojas y son del tipo bilabiadas porque sus pétalos se abren en dos planos, hacia arriba y hacia el frente, en su interior quedan los estambres y el pistilo escondidos, preparados para las visitas de las abejas.


Estos árboles, aunque originarios de China y Corea, son llamados acacias del Japón porque en este país se cultivan mucho. Dicen que algunas noches, de esas surrealistas que aún se dan por TRiana, las más viejas acacias del Japón comienzan a mover sus ramas como si bailaran por soleares y sus flores, quizás borrachas de luna y cantes, despiden tímidamente el inconfundible aroma del adobo frito, mientras desde el suelo tres o cuatro amigos saltan como locos para intentar coger los botellines verdes que brotan entre los frutos.  

Rafael Martín Holgado.

sábado, 26 de mayo de 2012

DESDE EL MONTE PIROLO


                                                           OTRA CURIOSIDAD


         No sabía yo que mi osera/leonera fuera una especie de arcón con tantas curiosidades dentro, de las que algunas han sido una auténtica sorpresa porque ni  siquiera me acordaba de ellas.

         Ésta que traigo al blog es un libro que al tenerlo en mis manos vi que en la portada estaba dibujada a plumilla la calle Vida, del barrio de Santa Cruz, con  autoría de un trianero de solera llamado  Vicente Flores y  fecha de 1952. Se publicó este libro el día 25 de Marzo del mismo año, aproximadamente un mes después de haberlo expuesto como discurso en la Peña Trianera, (Ateneo trianero), la extrañeza fue directamente a la pregunta: ¿De dónde ha venido este libro que tiene 60 años?. ¿Quién lo habrá traído a casa?. Misterio. Palabra que no tengo ni idea de esta posible adquisición, regalo o préstamo, ¿pero quién o de quién?


          El autor de este libro que se titula La Vida, de ahí el dibujo de la portada, es  Ignacio María de Lojendio, (q.e.p.d.), vasco que vino a Sevilla a posesionarse de la cátedra de Derecho Político en la Universidad Hispalense  en el año 1942 y estuvo como titular de ella hasta que se jubiló en 1984 contando 70 años de edad, estudió la carrera de Derecho en la Universidad  vallisoletana, doctorándose entre La Sorbona y Oxford por lo que además era políglota, también fundó el Instituto de Ciencias Políticas. Recibieron sus enseñanzas alumnos de la talla de Manuel Clavero Arévalo, Manuel  Olivencia, Felipe González…..

         En el año 1950 ingresó en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras con un discurso de ingreso que versó sobre La Muerte y en el año 1951 pronunció el pregón de la Semana Santa sevillana. Como se lee, una gran carrera en Valladolid, París, Oxford… y en Sevilla la remató de una estocá hasta la bola y, en tiempo récord, el toro patas arriba. Vamos, sin puntilla. Poderío, se llama eso. Era hermano de Luís María Lojendio Irure,  Abad mitrado de la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos.

        Coincidiendo en una conversación telefónica con Vicente Flores (junior) con motivo de un Cachorro antiguo que tanto él como yo hemos heredado y que son unas magníficas copias del titular, pero en tamaño reducido, le pregunté por el dibujo de la portada  y por teléfono me adivinó el libro que tenía entre mis manos y él también a mano(coincidencia) dándome  las referencias trianeras de  Ignacio María de Lojendio al que llegó a conocer y entablar amistad. 


         Me dijo que este Ignacio cuando llegó a Sevilla estuvo residiendo en Triana en una fonda o pensión que había en la calle Castilla pared con pared con el bar Cuesta y vecino cercano a la Peña Trianera de la que era asiduo visitante, no sé si también socio.

         Eran los tiempos en que el equipo del Sevilla contaba con Bustos, Guillamón, Campanal, Valero, Ramoní, Riquelme, Liz, Arza, Araújo, Domenech y Ayala. Y precisamente el portero, Bustos, era compañero de fonda de Ignacio, puede que también  algunos jugadores más residieran en la fonda de forma efímera. Como era, este Ignacio, aficionado a la cocina y seguro que, como vasco, al güen yantar y a la güena pitanza, los sábados y domingos organizaba comidas que el mismo cocinaba e invitaba a jugadores, amigos y vecinos de  fonda, como creo que también socios de la Peña Trianera.


         Lo tenía a güevo Ignacio, viviendo justo enfrente de la Plazaabasto de Triana en sus esplendorosos tiempos de multitudes dentro y fuera de las cuarteladas de frutas y verduras, pescados, carnes, gandingas, ultramarinos y esa gracia y ese arte de vendedoras/es de garbanzos remojados, de chicharos a medio cocer para quitar gases, de perejiles, yerbagüena, cabezas de ajos pelados, tagarninas, arropías, aguardientes garrafonesun mundo mañanero aparte, vocinglero de pregones, de carros, cargadores, pelantrines buscavidas, artistas, toreros…  que se mezclaban en el Altozano con el trasiego de gente que iban y venían a/de Sevilla. Era “La Vida”. Toda una filosofía sorprendente.  Supongo que quizás todo ello le diera título a su conferencia, después libro, que comentamos aquí y que no sé si la repitió en alguna parte. Como también supongo que cuando atravesaba el puente y dejaba “La Vida” atrás, la filosofía cambiaba y se encontraba con Sevilla, otra forma de vivir, de ser y de estar, enfrentándose al trabajo,  que a casi nadie le gusta, y quizás, por eso, su otra conferencia en el Ateneo de la capital, filosóficamente, la tituló La Muerte.


     Y como para muestra solo falta un botón por ejemplo en Triana se va a celebrar el centenario de cuando a Juan Belmonte lo trajeron por primera en hombros hasta la calle Pureza después de su gran triunfo novilleril en Sevilla, o sea, “La Vida”  y en Sevilla se han dado unos actos para celebrar el cincuentenario de que Juan se pegara un tiro, o sea, “La……  (Ay, Ay.. que me entran los repelucos del canguelo).

                                                                                                                    Antonio del Puente.
                                                                                                                    Primavera del 2012


viernes, 25 de mayo de 2012

HOMENAJE A MANOLO GERENA



Ayer jueves, los amigos de la Tertulia El Ancla, le brindamos un pequeño homenaje a Manolo Gerena; gran luchador y magnífica persona. Los escasos metros cuadrados de "El Ancla" se llenaron de mucho arte que terminó rebosando hacia La Cava donde Paco Arcas le hizo entrega de una placa.
Asistieron un nutrido grupo de artistas trianeros entre los que estaban Pepa Montes, Ricardo Miño, Gualberto, Manuel Molina, Antonio Badía y Luisa Triana. También lo acompañaron en el acto diversos escritores del mundo flamenco como Manolo Bohorquez, Fernando González-Caballos, Ángel Vela  y Estela Zatania.
Menos mal que todavía quedan rincones y momentos como estos donde se habla de todo menos de la crisis.

José Luis Jiménez

martes, 22 de mayo de 2012

VEO VEO: FUTURO PARA TRIANA



Triana se pierde por El Tardón en una maraña de callejuelas y patios interiores que se esconden entre las dos avenidas paralelas, Álvar Núñez y Juan Díaz de Solís, que te llevan hasta la barriada de El Carmen, que ha terminado fajada por las carreteras de circunvalación que se hicieron en los tiempos de la expo. Por allí se encuentra el Campo del Huevo, pegado al muro de contención, así le llamaban los niños a esto porque era como una montaña ovalada con una hondoná mu grande en el centro, me cuenta uno de los vecinos, intento imaginármelo, pero sólo veo un volcán, quizás me falten días de hambre para visualizar ese enorme huevo listo para llenarlo de papas fritas. Justo al lado de la pista de fútbol-sala del instituto municipal de deportes se pensaba levantar un teatro, una escuela de arte flamenco y otra de arte escénico, los responsables del proyecto son Viento Sur Teatro y Matilde Coral, por eso el pasado viernes dieciocho de mayo citaron allí a la prensa, políticos varios y vecinos para el acto de colocación de la primera piedra.  


Matilde Coral, Jorge Cuadrelli y Maite Lozano nos explicaron que se trata de una iniciativa privada que ha comenzado gracias a las subvenciones del ministerio de Cultura y el ayuntamiento, que además ha cedido el terreno por cincuenta años, pero cuyos gastos corren a partir de ahora por parte de los propios responsables del proyecto.

De momento, comenzarán en breve las obras de la escuela de teatro y para este otoño se quiere que esté en funcionamiento. Ojalá queden enterradas bajo la primera piedra todas las dificultades, que hasta ahora no han hecho más que entorpecer y menguar el gran proyecto del Teatro de TRiana.

Con un toque musical a cargo de tambores y viento lleno de solemnidad y magia se realizó la colocación simbólica de la primera piedra, la percusión, in crescendo, llenaba el aire de importancia, de momento único, Matilde no puede aguantar sus brazos, que se levantan, a ritmo, con gracia, como siempre, para vestir de flamenco unos toques de tambor, lágrimas, emoción y muchos recuerdos, sobre los periódicos del día una hoja explicativa del proyecto, una moneda de euro, dos máscaras teatrales con el llanto y la risa, la fotografía de Rafael el Negro y unos cuantos santos inician su viaje hacia el corazón de nuestra tierra, pero el milagro ya ha comenzado, los sueños de Matilde, Maite y Jorge pronto se pondrán de pie, eso es seguro, los cimientos no pueden ser mejores, porque estamos hablando del futuro de TRiana.   

Rafael Martín Holgado.

LA MALA MEMORIA DE BARBEITO.




 El pasado 13 de mayo el periodista aznalcaceño Antonio García Barbeito publicó en su columna del ABC de Sevilla el artículo con el que se ilustra la presente entrada.

  El 23 de julio de 1991 Barbeito ejerce de presentador, como pregonero predecesor, del nuevo pregonero de la Velá que fue Ángel Vela. Concluyó Barbeito la referida presentación con la siguiente frase:

“Esta noche, como será mientras tú vivas, Triana no debe temer mientras duerme: un Ángel Vela...”

  Y como contestación al artículo en cuestión, Ángel Vela remite a distintos periódicos sevillanos la carta que a continuación transcribimos. Juzguen ustedes mismos:

José Luis Jiménez

La mala memoria de Barbeito

    Señor director:

   Hace unos días el señor Barbeito escoge una noticia sin especial relevancia para ensalzar la figura de Alberto Jiménez Becerril como delegado del distrito trianero, lo que en Triana hemos hecho docenas de veces y públicamente. Claro que él lo desconoce porque el barrio que le dio todo, ya hace mucho tiempo que dejó de interesarle. Y como es asunto que ha repetido, en esta ocasión, aun con una cierta pereza, no voy a tener más remedio que recordarle lo que parece ha olvidado, resumiendo en un nombre, el de Manuel Lauriño, toda la ayuda que disfrutó en esta orilla el inolvidable concejal.

   Pero, desgraciadamente, no podemos pedirle a Alberto que le claree al columnista la memoria, y de eso se vale. Todo lo que -físicamente- dejó en la geografía del barrio durante el tiempo de su gestión, a saber: “Monumento a los Descubridores”, el de “Triana al Arte Flamenco” y la mayoría de esos “azulejos que saben a lápidas de cementerio” están, como ideas, en un libro titulado “Triana en tres tiempos”, editado por el Ayuntamiento en 1990 y que el columnista debe tener, dedicado por el autor, el firmante de esta carta.

   Lauriño no fue más que uno del grupo que apoyó activamente la labor de Alberto (¿es cierto Emilio Jiménez Díaz?), y tuvo su premio desde la comisión de la Velá -a la que perteneció- nombrándosele pregonero de la fiesta y “Trianero Adoptivo”, desapareciendo después -como otros cuando consiguieron lo mismo- de la trinchera que iban a defender hasta la muerte. Y antes he señalado sólo lo material, pero cuántos actos organizamos en Triana en aquellos dos fértiles años. Entre ellos el del centenario de Demófilo, la muestra sobre la Exposición Iberoamericana y el pregón-denuncia que di en la Velá de 1991 porque Alberto me lo pidió.

   Y remato de manera directa: ¿Es posible que hayas olvidado, Antonio, que participaste en el primero de los actos citados (uno de tantos) y que me presentastes en el segundo?). Alberto siempre estuvo abrigado por toda Triana; es absolutamente incierto que pasara “malos ratos” y que se quedó “muy solo”. Y todo, además, en un texto enmarañado y sin la valentía de nombrar a los que quieres dañar. Nos vamos haciendo viejos, Antonio, pero no todos perdemos -maliciosamente- la memoria a la par.

Ángel Vela Nieto.



lunes, 21 de mayo de 2012

"La Pepa, las mujeres y otras constituciones"



Durante los días 21, 22 y 23 de mayo, la Facultad de Filología de la Universidad de Sevilla, en colaboración con la fundación Matria, acoge las Jornadas Internacionales “La Pepa, las mujeres y otras constituciones”. Las jornadas están dirigidas por la profesora María  Dolores Ramírez Almazán y organizadas por Mercedes Arriaga Flórez.
Esta tarde, a las 19 horas, intervendrá la poeta trianera Belén Núñez mediante una lectura poética y a presentación de su libro "Letras Habladas".
La iniciativa va dirigida a todo el público en general y aborda el papel de la mujer durante el Liberalismo. Los actos se desarrollarán en el Aula de Grados de la Facultad de Filología de Sevilla.

www.belennunez.com
Portada del último libro de Belén Núñez que será presentado durante el acto.

martes, 15 de mayo de 2012

DIOS EN TRIANA



Las fundaciones de las Hermandades Sacramentales, principales encargadas de organizar en el seno de las comunidades parroquiales la sacramentación de enfermos, que se establecen en todas las collaciones hispalenses a partir de los inicios del siglo XVI, hay que encuadrarlas dentro del protagonismo social y cultural que adquieren las ciudades a partir de la Baja Edad Media, como manifestación de su piedad colectiva que sirve de soporte a la individual.
Éstas pronto llegan a convertirse en las más importantes a lo largo de la Edad Moderna. Como nos dice el hispalense Abad Gordillo en torno a 1630, “las cofradías que están fundadas en veneración del Santo Sacramento son más estimadas y más honradas, más antiguas y más ricas, devotas y espirituales que otras ningunas”.

En el nacimiento y promoción de este movimiento cofrade sacramental tuvo un papel estelar la ilustre dama Teresa Enríquez, hija del Almirante de Castilla Alonso Enríquez, prima del Rey Católico Fernando V y esposa del Comendador Mayor de León Gutierre de Cárdenas. Renunció a su vocación religiosa por obediencia a sus padres, pero, viuda en 1503, se retira a su villa de Torrijos (Toledo) y se consagra a obras pías, sobre todo a promover el culto eucarístico.

El objetivo desencadenante de estas instituciones, netamente parroquiales, fue el de contribuir con la fábrica parroquial en el acompañar con decoro a la Reserva Eucarística siempre que tuviera que salir fuera de la iglesia, proporcionando medios y personal.

La Procesión de Impedidos es la que se organiza por las hermandades sacramentales de la  parroquia, con el fin de llevar el Santísimo Sacramento a los enfermos e impedidos. Su Divina Majestad es portado por el sacerdote en un copón, cobijado bajo palio y la capa.  En el inicio del cortejo va un servidor portando una campanilla, anunciando el mismo. Detrás, después de un tramo de cirios rojos, por pertenecer a Hermandad Sacramental, van los estandartes de las diversas Hermandades de la collación o barrio que pertenecen a la Parroquia.








Después acólitos turiferarios y monaguillos preceden a dos  faroles y al  palio de mano donde se cobija el sacerdote en el centro portando  el copón con el Santisimo Sacramento . Tras ello le acompaña por lo general una banda de música.
Esta procesión va por la collacion de la parroquia y visita las casas de aquellas personas que enfermas o postradas en la cama por invalidez o avanzada ancianidad, desean  tomar la comunión; la procesión se para a las puertas de dicho domicilio y llegan hasta la misma puerta los faroles de mano y el palio, mientras la banda toca breves acordes del himno nacional cuando el sacerdote con la ostia consagrada entra en la vivienda  donde le  administrará la comunión al enfermo. A la salida le estará aguardando el palio en la puerta y se volverán a tocar brevemente los acordes de la marcha real y se reanudará la procesión.

Este domingo hemos tenido en Triana una muestra de esta tradición.  Ha sido la procesión de impedidos organizada por la Parroquia de la O, desde la calle Castilla.  Es una tradición, que como tantas otras, le da sello propio a nuestro barrio y que creo, no deberíamos perder.

Fuentes. Boletin de las Cofradias de Sevilla. nº 484. Año 2009.
              Blog. "la Sevilla que no vemos". de Julio Dominguez Arjona.

El Callao de Triana.

viernes, 11 de mayo de 2012

EL DEDO DE RODRIGO: PÉREZ Y/O DECHENT



  Un artista que se llama Antonio Pérez Dechent está en la obligación de dejar el primer apellido para lo enteramente filial; Antonio Dechent suena bien y queda mejor en los títulos de créditos. Pero el Antonio que nosotros conocemos es un Pérez con todos sus avíos; un Pérez en todo lo que puede representar este apellido de cercano, de sencillo, de cálido y de amigo. Queremos decir, para que nos quede más claro, que este trianero de raíz y corazón es tan puro cuando pasea por las calles de su muy querido barrio como lo es el actor Dechent en los escenarios teatrales o en las pantallas de cine y televisión.

   Su inicial escuela la conformaron los teatrillos de colegio; de chico se veía que necesitaba vivir muchas vidas, que la suya le parecía poca ración emocional, y así lo decidió cuando interpretó el primer papel. Desde entonces hasta este inquietante 2012, ha puesto su rostro y depositado su ingenio a muchas docenas de personajes para quedar en el panorama nacional como uno de los más representativos actores de esta época. Tenemos los trianeros motivos de sobra para estar orgullosos del sobrino del párroco de la joven iglesia de San Joaquín de cuya cantera salió decidido a ser lo que es.

   Antonio forma parte del paisaje del entorno de su casa: Alfarería, Castilla, Tejares, La Ronda, alargándose hasta la plaza de abastos y, como padre, al colegio San Jacinto; habla y bromea con todos y de todos se ha ganado el aprecio. Triana lo tiene como un bien propio, como otro vecino cualquiera de su simpatía y su modestia. Lo conocen porque lo ven en carne y hueso tomándose una cerveza con algún amigo, y no porque su nombre y su rostro sea habitual en las pantallas públicas o caseras. Antonio de tantos rostros como ha estrenado parece que se ha quedado con el de un eterno muchacho y ya va teniendo sus años; pero es que su espíritu no admite más que la jovialidad que adorna su carácter. 

   En 1987 fue su debut como actor de cine. “Las dos orillas”, su primera película, cuenta una historia, por cierto, muy trianera. Desde entonces no ha parado, ninguna crisis ha sido capaz de frenarlo. Su filmografía consta de varias docenas de títulos mezclados en el tiempo con series de televisión y obras teatrales. Es fácil pensar que muchos de sus camaradas lo envidiarán, pero algo tendrá para que no lo hagan descansar a la fuerza. Y lo que tiene lo dicen sus numerosos premios y galardones. Este año, del que sólo se ha cumplido un tercio, su historial se enriquece con tres nuevas películas: “Miel de naranjas”, “A puerta fría” y “La última isla”. Precisamente se ha traído del XV Festival de Málaga el premio al mejor actor por su papel en la mentada “A puerta fría” que ha dirigido Xavi Puebla. Y todo esto alternando con la representación de una obra de teatro que le obliga a tremendo esfuerzo, “Queipo, el sueño de un general”, personaje con el que nada tiene que ver por mucho que se meta de la forma más creíble en el uniforme y en el pavoroso bigote del “virrey” de Sevilla.

   En Triana también se le ha reconocido cuanto hace por el barrio fuera de él y en ámbitos tan especiales; fue nombrado Trianero del Año durante la Velá de 2006, quizás un poco tarde, pero a tiempo. Así que Antonio Pérez es un trianero de muchos honores, tantos como el Antonio Dechent del cine. Y tomarse una cerveza con él es hacerlo con parte de la Triana cabal que todavía resta por nuestras calles y tabernas.

   En un espacio como este es bueno y recomendable que no olvidemos a la Triana viva... ¡Viva!  

Ángel Vela Nieto.

miércoles, 9 de mayo de 2012

TRAS LAS RAÍCES DE TRIANA: VIEJOS BRACHICHITOS


En algunas calles de TRiana como Clara de Jesús Montero o Pagés del Corro aparecen alineados unos viejos árboles de aspecto rústico con el tronco muy recto, las ramas principales de excesivo grosor, y con un porte poco elegante, tras las numerosas podas sufridas para eliminar las ramas más bajas. Se llaman brachichitos y se les reconoce fácilmente durante la mayor parte del año por los frutos, unas cápsulas leñosas y oscuras que contienen en su interior unas semillas amarillas, con aspectos de kikos, rodeadas de pelos muy irritantes al tacto.


Sin embargo, ahora se encuentran en plena floración y están cargados de numerosas flores acampanadas, que cuelgan bocabajo, de color crema por el exterior y con numerosas manchas rojizas en el interior. Como puede apreciarse en los capullos, sólo poseen sépalos, esas hojillas que en la mayoría de las flores son verdes, pero que en esta especie están coloreadas, sobre todo internamente.



Las flores son unisexuales, en la fotografía de abajo se ven dos flores masculinas, que poseen muchos estambres que durante la formación de la flor se han unido hasta formar esa estructura central con una esfera amarilla, donde están los millones de granos de polen. Es durante su desarrollo cuando las flores pierden uno de los sexos con el fin de evitar la autopolinización, un fácil método de reproducción que tiene la desventaja de producir plantas hijas con defectos, lo mismo que ocurre con los incestos.


Cuando en la vida te encuentras con dos caminos cuesta trabajo decidirse, pues el corto está lleno de inconvenientes y en el largo se echa más tiempo, afortunadamente nuestros políticos están ahí para darnos la única solución posible, ellos son así de generosos, que hay que ayudar a los bancos, pues se les ayuda, pero ojo, que se hace porque no hay más remedio y además, es lo mejor para todos, el bien común, oiga.

Rafael Martín Holgado.

sábado, 5 de mayo de 2012

EL DEDO DE RODRIGO: LA VELÁ SIN BANDERAS



   El grupo local de Izquierda Unida, por boca de un concejal, se rasga las vestiduras porque considera que se ha atacado a la pluralidad ideológica de Triana. El caso es que una de las fiestas más antiguas de España, la Velá de Santa Ana, subsiste sin ningún tipo de reglamento o base jurídica a pesar de ser Fiesta de Interés Turístico de Andalucía, y el nuevo gobierno municipal ha acabado con esta anómala situación tomando ya las primeras medidas: música igual para todos, o sea, por hilo musical, y se acabaron las banderas en las casetas. Esto es lo que a estos señores más les duele porque así no podrán colgar sobre el murallón la enseña republicana, que naturalmente respetamos, pero que bien poco tiene que ver con el viejo y sano espíritu de nuestra Velá (conste que lo mismo pensaríamos de cualquier otra bandera). El que eliminen el ruidoso y extraño crepitar “musical” que desde que existen las casetas de partidos políticos los ha distinguido no parece que les haya dolido tanto. Se prohíben las banderas... todas, porque desnaturalizan la fiesta, y esa foto de todos los años que señala, por su trasera, la caseta del concejal, siempre nos ha parecido una flagrante falta de respeto a una tradición festiva y centenaria.

    En un libro de próxima publicación, si la providencia no media en contra, queda bien claro lo que opinamos sobre lo que nunca debió aceptarse, la politización de una celebración enteramente trianera sin más tendencias que la de pasarlo bien. Todo lo que conformaba la Velá en la calle Betis era parte del barrio, y eran los vecinos, a través de sus asociaciones, hermandades y peñas, los que invitaban a propios y extraños. Y es que pocas manifestaciones se abrieron más a la ciudad. Ahora bien, los muchos visitantes sabían, cuando se iban por el puente, que habían disfrutado de una noche enteramente trianera.

    No sé de dónde saca el quejoso concejal eso de que “la Velá es diversa en su esencia y naturaleza” y que es un ataque “homogeneizarla”. Pues es al primero que habría que regalarle el libro, aunque ya podría haberse molestado en hojear, siquiera, el publicado el año pasado. Se ve que sólo sabe de la Velá de la Patrona de Triana desde que en tiempos de Ortiz Nuevo, en la euforia democrática -en este caso dislocada-, cuando los partidos empezaron a ocupar el lugar de las asociaciones del barrio. La Velá no empezó a fines de los últimos años setenta; lo que entonces comenzó fue la conversión e intoxicación de una tradición con valores intocables, con una honda identidad, la propia de un barrio-pueblo, transformada en una verbena vulgar, ruidosa, incómoda, con una música horrible que ante la caseta de Izquierda Unida aumentaba en lo que suponía el general agravio a un lugar rico en música popular, la nuestra, la única que se debería escuchar en todas las casetas y, desde luego, en voces trianeras. Esto es lo que el concejal  debería defender dada su ideología, la defensa de la identidad de un arrabal que disfruta -o disfrutaba- de la onomástica de su Patrona (para creyentes y no creyentes), mostrándose ingenioso, artista y singular en todas sus manifestaciones. Ese es el origen y la esencia, y así fue desde hace ocho siglos. Las casetas de los partidos sobran en la Velá de Santa Ana. Y si sobran las casetas qué vamos a decir de las banderas.


Ángel Vela Nieto.

jueves, 3 de mayo de 2012

DESDE EL MONTE PIROLO


CURIOSIDADES FLAMENCAS

          Como se me han vuelto a pinchar dos ruedas no pude terminar en mi leonera el zafarrancho de combate proyectado, hoy lo he retomado y me he encontrado con estas dos curiosidades que se entroncan en un mismo idioma.
Rayos, truenos, tsunamis y vendavales, ventiscas, aguanieves, tornados, huracanes, solanos, pedriscos, ciclones, lluvias torrenciales, alisios, remolinos y nevadas, aludes de rocas o de hielos, terremotos, riadas, corrimientos de tierras y hundimientos son pecata minuta comparado a las cabezas niponas de talento, que todo lo anterior lo cogen y lo amasan, ¡que no es cuento!, y después lo funden en un todo, en un solo elemento, y lo encarcelan después en el meollo y -¡ojo!, sin perder el compás de lo revuelto- lo acartelan y lo anuncian: TORMENTA EN EL FLAMENCO. 


Y no se equivocan, en este curioso cartel hay como un huecograbado grisáceo/verdoso donde está impresa  una verdad como un templo flamenco y gitano donde, bien en conjunto o individualmente, son capaces de formar un cataclismo -la marimorena- en lo alto de un escenario sobrecogiendo al espectador con la mística del baile que llevan en su sangre. Como representante patriarcal  Farruco, el viejo, sus andares, a compás, eran como una brisa que poco a poco se transformaban, con la fuerza de sus piernas,  en vendaval y después en tornado. Nadie, a mi manera de verlo, ha superado esa personalidad en su flamenco  movimiento corporal porque ni la cabeza, con el sombrero de alancha aunque las alas eran cortas, mascoteras, ni los brazos, ni las manos, ni la cintura y sobre todo su gesto daban la más mínima concesión a todo lo que no fuera una gitanería seria y cabal. 


         No sé si se les ocurrió a los japoneses titular lo de TORMENTA EN EL FLAMENCO  pero si es  verdad que fueron ellos, lo clavaron. Me costó trabajo entender el porqué de esa afinidad entre lo nipón y  el flamenco, hasta que hace alrededor de veinticinco años o más  conocí a Akío Iíno, catedrático de español en la Universidad de Tokio, que ya llevaba bastante tiempo flirteando con este arte nuestro, pero sobre todo le gustaba la esencia y buscaba obsesivamente, como si fuera  un arca perdida cualquiera, el tronco de lo jondo.

             
        
Eran tiempos de conversaciones en  tabernas de Triana, el guitarrista Taketo había abierto una simulando las antiguas con sus telarañas y candiles. Hasta entonces no me dí cuenta el porqué de esa afición y participación nipona en este arte nuestro y ese querer saber y buscar las raíces sin conformarse con lo que le enseñaban.  Se puede decir que me convertí y no tuve má remedio que agachá mi cabecita y decí que lo negro era blanco. Un auténtico ejemplo de sensibilidad y sabiduría  para buscar las vereas antiguas, los cimientos, los cuatro puntalitos.


Eran los tiempo que en Monte Pirolo, nuestra casona, se daban a menudo fiestas con  catering  casero -lo preparábamos entre todos con mi bata a la cabeza- presentado como buffet  y autoservicio de los asistentes.  Este profesor universitario, Akío , conocía la guitarra y cantiñeaba   todos los palos por lo bajini, no es que fuera un virtuoso pero se defendía y conocía los cantes y las formas de  los cantaores, sobre todo de los antiguos, y bailaba por tangos y sevillanas sin fallar ni un paso pero, claro, a su sonsonete y según él, todo aprendido por videos. Siempre venía acompañado de tocaores, bailaoras o bailaores japoneses  imaginando y sublimando lo que eran las fiestas flamencas en Triana. Cantaores japoneses no traía porque cantar  festero a compás y lo jondo no es cuestión de técnica.




Siendo catedrático de una universidad es requisito sine qua non  ser autor de  libros, no conozco toda su bibliografía, si sé de  uno que escribió referente al flamenco, una recopilación de letras flamencas, sus autores, sus intérpretes y su acompañamiento con las sonantas, describiendo  distintas escalas musicales en las posturas de los dedos en los trastes del mástil, todo escrito en japonés. El título del libro es COPLAS FLAMENCAS que en japonés se escribe así: 



 Este escrito lo he ilustrado con cuatro letras? de cante -soleá, debla, seguiriya y tangos- y todas referentes al barrio de Triana y en la última letra he adjuntado una pista. Quien acierte con la traducción tendrá derecho a entrar en un sorteo, ante notario, donde el premio será un vale para canjear por un botellín de cerveza y una tapa de albures en adobo en la caseta del distrito en la próxima Velá de SantAna. La fecha del sorteo se comunicará con la suficiente antelación a los acertantes.      

Antonio del Puente
  Primav.del 12

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