domingo, 29 de enero de 2012

EL DEDO DE RODRIGO:EL CÓNSUL DE LA ALEGRIA




     Uno a la altura de este desgaste de vista y oído, de tanta música y tantas Sevilla, de tantas tabernas con vino amigo, no ha conocido a nadie como este manzanillero trasplantado, aún con raíces blandas, a un bar de la Puerta Real. Una de las anécdotas sevillanas más antiguas que contaba Pepe Peregil le ocurrió con un ciego de aquel barrio que solía tomar café en esa su primera trinchera tabernaria. El día de su estreno llegó el ciego y nuestro amigo le dio los buenos días... y el ciego, extrañado, soltó: ¿“Niños, habéis subido la tarima...?

    Pepe Peregil era grandote; imaginaba su físico en el de un bodeguero patriota de la Sevilla invadida por Pepe Botella (Botella, precisamente), sólo había que pintarle patillas de hacha. Mucha altura de alegría, la alegría más generosa que he conocido; altura y voz aún por encima. Durante largos años visité su taberna en compañía de un amigo común, cantaor también, un caballero del barrio de San Luis llamado Antonio Valverde al que despedimos hace seis meses. Los escuché a los dos, mano a mano, por fandangos; disfruté con las ocurrencias de ambos en esa hora divina de la siesta de pie; cuando ya no quedaba nadie y disponíamos de Pepe en exclusiva, porque no era fácil centrarlo; un cantecito serio y la penúltima...

    Solía yo repetirle a Valverde, compañero de trabajo en una oficina cercana, y en el único tono en que se podía hablar en la manzanillera casa: “¡Qué infeliz! ¡Qué vida más triste lleva Pepe...!”. Peregil saludaba alborozado al amigo-parroquiano cuando éste aún no había llegado a la puerta de su “Quitapesares”; y antes de que diera las buenas tardes ya le estaba dedicando un cante que podía ser el mismo que sonaba en su aparato de música, pero con su voz siempre por encima. Irradiaba felicidad como si fuera delegado general de este raro producto; se multiplicaba para atender a todo el mundo, pero a su manera, sin prisas ni pedidos extraños; el abecé de las tapas de las que se sirven presto, sus caracoles artesanos en su tiempo, cerveza, manzanilla y vino de naranja para los raros. Y avellanas que soltaba sobre el mostrador como quien echa comida a las gallinas.

    Valverde y yo, algunos Lunes Santo, le escribíamos a vuela pluma un par de saetas que cantaba en la misma esquina de su plaza, Padre Jerónimo de Córdoba, a los pasos de la hermandad del Rocío. No había problema, porque la gente no suele reparar en lo que cuenta el saetero, sólo en sus quejíos. Jugábamos a esto, le pergeñábamos cosillas que cantaba sobre la marcha y luego guardaba el papelito. Triana estaba siempre en medio de nuestras conversaciones, de nuestras bromas y de nuestro pique... “¡Estos trianeros...!”.

    Un día me avisó de que había sido abuelo, y en su tono me dice que a ver si se me ocurre algo para su nietecita, como si yo fuera Pareja Obregón... “¿Cómo se llama, Pepe?”, le pregunté. “Macarena, se llama Macarena...”. “¿Macarena? Hombre, Pepe, ¿y a mi me vas a pedir eso...?, le respondí mientras tronaba su risa. Teníamos tiempo, y antes de irme le dejé uno de esos papelitos que, tras leerlos, no sé si luego recuperaba de entre las botellas donde los dejaba, alargando el brazo, sin mirar siquiera para atrás.

    Con él recorrí su plaza para un programa “de las calles”, y gracias a él grabamos el que dicen ha sido el mejor programa de Navidad de una cadena local; hasta metimos el piano de Pedro Ricardo Miño en su taberna... Y ahora, cuando preparaba su enésima obra benéfica: un disco que iba a donar a la hermandad del Valle de Manzanilla; cuando ya manejaba las letras escritas por sus amigos a los que un día del último noviembre invitó a una comida en su pueblo, se nos va...

   Nunca teníamos prisa a su lado. Una de aquellas tardes inolvidables, jugando con el bolígrafo y una servilleta, me dio -mirándolo y escuchándolo- por hacerle un “retrato” entreteniendo el tiempo mientras él atendía al personal. Lo leyó después con su rotundo vozarrón... “Por cuerpo tiene una torre/ y de campana la voz,/ no tiene en el mundo doble,/ porque Dios rompió el molde/ cuando le dio el corazón”. Esta vez guardó el papel en un bolsillo.

    Gracias, Pepe, por tantas horas de felicidad, de esa felicidad plena de las tabernas cuando se está a gusto, y échate un cante con Valverde. Yo brindo por vosotros con una copita de ese vino que decías que era para “mariquita”.

Ángel Vela Nieto

sábado, 28 de enero de 2012

VEO VEO: TOOOOOOS POIGUA, AL CIELO CON ELLA


La controvertida Torre Pelli, como si de una película de suspense se tratara, sigue creciendo, pero rodeada de excesiva incertidumbre, no cabe duda que se trata de una levantá a pulso, a pesar de que el ritmo de subida es de una planta cada siete u ocho días. Como casi siempre dos posturas claramente contrarias, dos plataformas ciudadanas enfrentadas al más puro estilo de un betis-sevilla y, para colmo en un corto fin de semana el alcalde le ha dado la vuelta a la tortilla de una manera increíble. Si en la portada del ABC del viernes se podía leer: “Paralizada la Torre Pelli, Zoido suspende hoy la licencia de la torre de Cajasol tras el varapalo de la UNESCO”, al lunes siguiente, tras reunirse nuestro alcalde con Antonio Pulido, presidente de la entidad financiera, acuerdan la continuación de las obras sin que se rebaje ni un centímetro la altura prevista. Imagino que habrán negociado, pero en las declaraciones del alcalde no aparecen explicaciones sobre el cambio de actitud que ha tenido. Igual piensa que como se trata de una decisión técnica, para que perder el tiempo si el pueblo llano no entiende esas cosas. Aquí huele a manteca colorá, tela, lo que ignoro es quien sale untado. La plataforma ciudadana Tumbalá, que contaba con las promesas de Zoido para que la Sevilla auténtica no se viera infectada por ese macroorganismo patógeno está que trina, Fernández Salinas, secretario de Icomos España, quien alertó a la UNESCO de la burrada que se pretendía construir en Sevilla califica la actitud del alcalde de “soberbia, autista y rebelde”. Realmente, sin los informes de esta institución probablemente la UNESCO jamás se hubiera preocupado por la construcción del gigante. Porque cuando paseas por el maravilloso entorno de la Giralda y la Catedral, la famosa torre no aparece ni por asomo, lo único que puede herir la sensibilidad de quienes por allí disfrutan de tan agradable espacio, son los penetrantes aromas de orines y mojones caballares. Que digo yo que puestos a quejarnos, hago una invitación para todo aquel que quiera pasearse por Castilla o por Pages del Corro, a ver que le parecen tantos solares vacíos después de un montón de años o los nuevos pisos que se están construyendo, que no solo siendo alto se molesta, ¿hay alguien que se entusiasme con la Ronda de Triana o con cualquiera de las barridas construidas a partir de los horteras años setenta? Suerte que uno miro con cariño la calle por donde vive, que si nos fijáramos de verdad... Y que Dios bendiga cada rincón de este barrio nuestro.    

Rafael Martín Holgado.

jueves, 26 de enero de 2012

Los Festivales Flamencos de Triana (III)



Con este Cuarto Festival de Cante de Triana, celebrado el día 26 de Junio de 1981, concluye esta serie de festivales denominados “Pasando el Puente”; todos ellos celebrados en el Cine Avenida de Verano.
El cartel también fue pintado por Juan Valdés y los artistas que intervinieron fueron: Andrés Lozano, Calixto Sánchez, Chiquetete, El Cabrero, El Turronero, Escoberito, Fosforito, Juanito Villar, Manolo Mairena, Miguel el Rubio, Nano de Jerez, Paco Taranto, Pansequito, Rancapino, Rufo, Angelita Vargas, Biencasao, Joselito, La Tati, El Poeta, Manolo Franco, Paco Cepero y R. Mendiola.
El acto fue presentado por Miguel Acal y Paco Herrera.
A partir de este Festival pasaran muchos años hasta que de nuevo se vuelvan a organizar festivales flamencos en Triana.



José Luis Jiménez

lunes, 23 de enero de 2012

EL DEDO DE RODRIGO: LAS VERDADES DE TRIANA




Hace unos días apareció en ABC un artículo firmado por José Manuel León Gómez; el título: “Triana, denominación de origen”. Una página completa ilustrada con un fragmento muy ampliado de una vieja imagen dibujada de la Torre del Oro que nada tiene que ver, claro. Ya por ello me pareció algo chocante antes de meterle la vista al texto con el mayor interés, pues no todos los días la prensa local, tres diarios con un total de un montón de hojas, le dedica un espacio así a la otra orilla de Sevilla. El periodismo, ahora de agencias y carente de reporteros con seudónimos que eran los que hacían la noticia entrañable y cercana, es uno de los oficios que más ha cambiado siendo el mismo su origen y cometido. Sólo los columnistas, que han proliferado como un curioso fenómeno de este tiempo, nos dan la esperanza de que hallemos en el diario con el que desayunamos algún asunto trianero, lo que tampoco es muy frecuente. Así que me entregué a la lectura de lo que consideraba todo un hallazgo, aunque desconociera al autor.
         El primer párrafo no me animó demasiado... “Que Triana es cuna de arte con ingenio sublime, descarado y atrevido, no sólo lo confirman las múltiples seguiriyas (?) sevillanas que con sus letras así lo confiesan”. Tampoco los dos destacados... “El flamenco floreció por sus callejones y plazuelas, como El Zurraque, las Cavas, el Patrocinio (?), El Tardón y El Monte Pirolo”. O el otro que pretendía hablar de la copla en Triana centrándose, exclusivamente, en Marifé. Los desajustes eran evidentes.
         Vi que en el arte de la cerámica sólo se mencionaba a Niculoso Pisano; en el toreo a los Gitanillos y a Belmonte, declarando el autor su desconocimiento del por qué a Juan le llamaban “El Pasmo”. Sobre la copla, tema que aparece como preferente, leemos: “Ha sido en la copla donde alcanzó (Triana) su denominación de origen la cuota (sic) más alta. Un sin fin de nombres graciosos y andaluces...”. Y, en seguida, se habla de Burguillos y de Marifé en un largo párrafo, el más detallado y definitivo del artículo, siempre escrito en primerísima persona y mostrando una particular pasión por “la tonadillera de Triana”. Al fin, sacamos la conclusión de que el autor disfruta y se emociona especialmente con las canciones de Marifé y con su hermandad del Rocío, de la que se siente tan orgulloso como para firmar como “agente comercial y rociero de Triana”.
         Me ha llamado la atención este artículo, supuestamente muy trianero, porque llevo bastante tiempo hurgando por los libros de flamenco, recabando noticias sobre la relevancia de Triana en el arte que dicen más andaluz, y no me repongo de un susto cuando me ataca otro. Y lo peor es que la cuestión se agrava cuanto más nos acercamos a las ediciones modernas, libros a modo de historias definitivas donde la orilla más flamenca del orbe se enmascara tras el nombre de Sevilla cuando no hay más remedios que mencionarla. Comprendo que es imposible abarcar a Triana en toda su dimensión, pocos barrios se pueden comparar con lo que supone, no ya para la ciudad a la que pertenece sino por lo que ha aportado al engrandecimiento de la Cultura, el Arte y la Historia de España. Muchas veces hemos dicho que tanto brillo llega a nublar el entendimiento de quienes, por desconocimiento, creen que la principal “cualidad” de los trianeros es el chauvinismo.
         Hora es ya de que desde la necesidad oficial de sacarle partido a su afamado arrabal de los milagros, a través del negocio que mejor nos va (el turismo, naturalmente), vayamos transmitiendo a los jóvenes la absoluta verdad, la inmensa valía de este costado de una ciudad que la necesita como siempre la necesitó,  desde que fue su Guarda, pero que no siempre la miró con el cariño que merece. Y ojalá la prensa local aprenda a retratarla con acierto.


Ángel Vela Nieto  


domingo, 22 de enero de 2012

Los Festivales Flamencos de Triana (II)



El Tercer Festival  de Cante de Triana tuvo lugar el viernes 27 de junio de 1980 y al igual que los anteriores se celebró en el Cine Avenida de Verano.
Este año el Festival estuvo  dedicado al magnífico pintor Juan Valdés quien por segundo año consecutivo realizó el cartel.
Los artistas que intervinieron fueron: Lebrijano, Camarón de la Isla, Turronero, Juanito Villar, Pansequito, Rancapino, Susi, Salmonete, Chano Lobato, Manolo Limón, Enrique Fernández, Curro Vélez, Ana María Bueno, La Tati, Paco Cepero, Enrique de Melchor, Tomatito, Niño Ricardo (hijo), Rafael Mendiola y Rocio Jurado. Excelente cartel como en años anteriores aunque  la presencia de artistas trianeros fue anecdótica.


José Luis Jiménez

lunes, 16 de enero de 2012

VEO VEO: LA POSNAVIDAD

 
Cada año llevo peor los días siguientes a las fiestas de navidad, en las calles se han apagado todas las luces, como muchos sueños que han vuelto de nuevo a la oscuridad del baúl de los imposibles, las promesas se disipan camino del olvido, del jamón va quedando un hueso amarillento y triste, en las caras de mis vecinos tampoco hay luz, si acaso el reflejo hinchado de tantos banquetes celebrados, atrás quedaron los saludos, abrazos cariñosos, sonrisas de niños…, la cuesta de enero no es sólo un empinado trecho económico, pienso que puede ser incluso más espiritual que otra cosa, que toda la alegría del mundo que sentíamos, que esas ganas locas de disfrutar con la familia, de hacer regalos sin freno, de destripar el pasado con los amigos, nos deja completamente vacíos por mucho tiempo, ese hombre bueno que hemos sido se ha vuelto a dormir, el viejo disfraz de papanoel que hemos portado tantos días lo hemos guardado hasta el año que viene. Si la navidad durara siempre…



Hay muchos rituales de inversión, son fiestas en las que por un corto espacio de tiempo se invierte la realidad, hay pueblos en los que un día al año es la mujer quien manda y salen a la calle orgullosas y celebran un pleno en el ayuntamiento y se divierten en los bares, mientras los hombres se quedan en casa, desaparecen, no son nada. Otro ejemplo es el que se daba por diciembre en las iglesias medievales, los monaguillos elegían un “obispillo”, que vestido como dios manda y acompañado de todo su boato se subía al púlpito y ponía a parir a las autoridades eclesiásticas, se sucedían rezos burlescos y se ponía en entredicho el poder establecido. En Sevilla, un día al año, se disputaban unas competiciones a caballo en las que los esclavos negros se vestían con ropas elegantes y montaban sobre los caballos engalanados de sus señores, mientras que estos iban a pelo. En el carnaval también se puede apreciar un importante componente de ritual de inversión. Dicen los antropólogos que estos rituales en los que durante un tiempo muy bien delimitado se rompen las normas y se invierten los privilegios, donde todas las personas somos iguales y se vive en la abundancia hasta llegar al paroxismo, al derroche, al desenfreno en todos los sentidos, sirven para que el pueblo se libere de sus tensiones y para reafirmar el verdadero poder establecido durante el resto del año.

Han pasado las fiestas y ya hemos olvidado que por un tiempo pusimos nuestras esperanzas en manos de la suerte, pero esa señora es muy exclusiva y se va con muy pocos, los abrazos por la calle se han transformado en empujones para atrapar alguna prenda en los días de rebaja, la alegría colectiva queda acallada por los ruidos de un tráfico maldito, se vuelve a hablar del tiempo dentro del ascensor, nadie te felicita y mucho menos te invitan, mientras hojeas un periódico dejado sobre la barra del bar.

Propongo que en vez de celebrar las navidades dediquemos un par de semanas a San Herodes el malvado y a San Judas el traidor, que durante ese tiempo seamos unos tiranos con nuestros hijos y les contemos de noche cuentos trágicos para que comprendan lo dura que es la vida, que despreciemos a nuestros seres queridos, que se prohíba hablar con los camareros, que sólo haya taburetes aislados desde donde publicar los defectos de nuestros amigos, que ensuciemos las calles con la rabia de un perro estreñido, que salga por nuestros poros toda la mala leche de los inútiles jefes, que las malas caras se expongan sin escrúpulos, que pasemos el día en una eterna queja, que pensemos solamente en como joder al personal… a lo mejor, así, durante el resto del año seríamos más normalitos. Yo, por si acaso, llevo en mi bolsillo la sorpresa del roscodereyes como amuleto.

Rafael Martín Holgado.

sábado, 14 de enero de 2012

EL DEDO DE RODRIGO: LAS PASCUAS DE RAMONCITO


Ramoncito ha disfrutado de sus primeras Pascuas; el año pasado, por razones de estatura, no se dio mucha cuenta de los duendes de la fiesta. Con sus ojitos y su corazón de dos años y medio y desde que empezaron a darle vida al alumbrado navideño, encendiéndose de felices colores las calles y las plazas, las ha vivido intensamente. Cada noche ha sido una fiesta, cada escaparate un imán y nuestro “Serranito” un remanso feliz con adornos como brazos abiertos y parabienes desde el día en que las calles se inundaron de los miles de euros pregonados... ¡Miiiiil euuurooooos! Porque allá donde íbamos hacía una entrada triunfal con los bracitos alzados y gritando con su vocecilla de ángel lo de lo mil euros...
         Por “Los Comerciales” las luces le felicitaban las Navidades... “¿Ves, Ramoncito?: Fe-liz Na-vi-dad”. En la plaza de nuestra barriada le atraía cada noche un enorme árbol cuajado de bolas brillantes donde destellaban las lucecitas saludándolo desde el interior de su maravillado mundo. Y lo mejor de sus primeras Pascuas, el  hermoso Nacimiento que montaron en el salón de la Asociación de Vecinos que hemos visitado cada día dándole vida a cada figura con su cálida y absorta mirada y sus deditos, claro... “No tocar el Belén..., Ramoncito...”, y le señalaba el cartel, pero él, aupado en una silla, no tocaba, acariciaba, a lo más que llegaba era a esconder con el serrín alguna lucecilla y jugar con ella... “No está la lú, abu...”, me repitía con carita de pillo y dominando la escena -para sus ojos inmensa- como un dios contemplativo y poderoso.
         Los villancicos, esa secular tradición musical olvidada por la radio y la televisión, quizás porque no conviene que la gente se sienta buena, feliz y solidaria (algún día se pregonará la razón por la que quieren una sociedad abatida y asustada), nos ha acompañado, como los mejores amigos, dentro y fuera de casa, porque sabíamos donde encontrarnos con las voces de siempre que para Ramoncito suponían una dulce novedad y para el abuelo hermosos recuerdos con rostros sonrientes. La verdad es que también para el abu han sido unas Pascuas singulares que ha disfrutado como hacía muchos años, porque este nuevo trozo de Triana que nos acoge, generado por la Expo´ 92, que en nada se parece a aquel de las grandes naves industriales, del Hoyo de Japón, de la calle Juan de Pineda sin el tajo que la dejó minusválida para que los coches corrieran raudos camino de la Expo, esta Triana de la fría modernidad a setenta por hora y que, como digo, nada tiene que ver con la del abu-niño, se ha reconvertido por vía de la ilusión y como un recurso visual de película de Frank Capra.
         El día de Navidad, que llegó cuajado de luz como casi todos lo de diciembre, cumplimos con nuestras visitas protocolarias y a Ramoncito lo cargaron de besos como a un pequeño ídolo irresistible. Mientras Helena, su tierna amiga de la que nadie diría que llegó de lejos, lo alzaba en sus brazos al par que ponía en imagenes el sabroso condumio de la casa, Iris, la otra empleada amiga de nuestro “Serranito”, le hacía cosquilla en el cogote con una piruleta. A todo esto, los demás compañeros, a los que este abu les debe todo el cariño que durante el año vierten sobre quien aprendió a andar delante de sus sonrisas; a ellas, a Antonio, a los Javieres, a David el Nomo, a todos, gracias por haber contribuido a hacer inolvidables las primeras Pascuas de Ramoncito.         
         La mañana de año nuevo, fuimos los primeros niños (el abu también) que pisaron los fosforescentes papelillos que delataban la algarabía de la última noche; la calle tenía tantos atractivos para Ramoncito que los autobuses pasaban, unos tras otros, sin que tirara de mi mano... “¿amo artabú...?”.
         Y en su gran día, el que venía diciendo de los “die regalo” de los Reyes, a los que también ha contemplado con ilusión de niño por primera vez, le llegó, en nuestro paseo postrero, la sorpresa de una charanga que irrumpió por una esquina y de la que no quiso separarse. La alegría de las Pascuas se hacía música en directo en la despedida con rastro de caramelos. Y su estruendo cercano llenó de paz a Ramoncito y al abu.

Ángel Vela  Nieto

jueves, 12 de enero de 2012

UN NUEVO LIBRO DE "EL PERLO DE TRIANA"




Acaba de ver la luz el último libro de Eugenio Carrasco, El Perlo. Esta nueva obra, la decimoquinta, está dedicada a los hermanos Machado y lleva por título: “Antonio y Manuel Machado”. Escrito en verso, con prólogo de Ángel Vela,  el libro es un homenaje a estos dos poetas sevillanos de madre trianera.
Eugenio, que cada día nos da una auténtica lección de bondad y generosidad, escribe a diario mientras que convive con cientos de hojas rellenas de versos y coplas y su pequeña máquina de escribir.
Con total seguridad Eugenio estará preparando su nuevo libro; mientras tanto pueden adquirir éste al precio de 8 euros en el Bar “El Ancla” en el 43 de la calle Pagés del Corro.

José Luis Jiménez

domingo, 8 de enero de 2012

LA PERLA DE TRIANA



La Cabalgata de Reyes de Triana puso fin a las Pascuas  y ya  comenzamos una nueva cuesta de enero. Y mejor no la pudimos comenzar porque nos encontramos con la sorprendente visita a la tertulia de El Ancla de Encarnación Carrasco, La Perla de Triana.  Acompañada  en todo momento por su hermano Eugenio, habitual tertuliano, Encarna nos deleitó con unos tangos marca de la casa.
Encarna, pese a su edad, no pierde la esperanza de regresar algún día a Triana ya que en la actualidad, como tantísimos trianeros, sufre un obligado destierro en esa injusta diáspora. Y nosotros no perdemos la esperanza de ver muchos sábados más a Encarnación y a su hermano paseando por Triana.
Encarna,  junto con el resto del grupo Triana Pura, pudo disfrutar de un merecido reconocimiento artístico que culminó con un disco de oro y el nombramiento de Trianeros del Año en 1999.






Un poco más tarde llegaron a El Ancla Pepa Montes y Ricardo Miño. ¿Queda o no queda arte en Triana?

José Luis Jiménez

viernes, 6 de enero de 2012

LAS CABALGATAS DE REYES DE 2012



Ya pasó por Triana la cabalgata de Sevilla dejando miles de caramelos en sus calles. Espectacular su paso por el Altozano donde niños y adultos hemos podido disfrutar con las abundantes y variadas carrozas; bulla y pisotones incluidos.
Pero no siempre esta comitiva atravesó El Puente. Han pasado 95 años desde su primera salida y casi  la mitad de las veces los Reyes del Ateneo no vinieron a visitar a los trianeros. 
Sin embargo desde hace poco más de 10 años, el Distrito de Triana ha organizado su propia Cabalgata que este año como novedad saldrá en la tarde del día 6 de Enero. Y como estamos en año de austeridad las carrozas estarán cedidas por el Ateneo y por otros municipios de la provincia. El año pasado ya tuvimos ocasión de discutir  la conveniencia o no de esta cabalgata trianera organizada por el Distrito, sobre todo por los años que corren y las grandes carencias que seguimos teniendo en Triana.  Los nuevos gobernantes del barrio han creído conveniente seguir organizando este evento y mañana multitud de trianeros regresaremos a la calle para saludar de nuevo a sus Majestades de Oriente. Y como desde tiempo inmemorial volveremos a pedir, de nuevo un año más,  el Ateneo de Triana, la recuperación de solares arruinados, la conservación de edificios singulares, el toque por Soleá del reloj del Altozano, una organización racional y eficiente del tráfico, facilitar la entrada de vehículos a Triana, resolver de una vez por todas la falta de aparcamientos y sobre todo que los jóvenes tengan un futuro esperanzador y poder resolver la lacra de los últimos años: el paro.
El pasado día 29 de diciembre, durante la presentación de la trilogía de Ángel Vela, pudimos comprobar como sus artículos de la década de los noventa estaban de total actualidad y las carencias y problemas de Triana prácticamente eran los mismos que los actuales. Han pasado muchos años y delegados de casi todos los partidos políticos y seguimos igual.
Poca fe tenemos en esta nueva carta a los Reyes Magos, la misma que en el nuevo delegado.


José Luis Jiménez

domingo, 1 de enero de 2012

EL DEDO DE RODRIGO: 2012



         Por lo que dicen que nos espera, este año que asoma va a ser especial. Ya quedó escrito en la sabia e inquietante cultura maya, pero lo que más ha de preocuparnos es lo que los periódicos y esa tele-castigo que alimentamos en el mejor sitio de nuestra casa, tienen pendiente de vocear por orden del señor presidente y su equipo, a los que no les va a temblar el pulso -ya lo han pregonado- en firmar lo que les ponga por delante el nuevo ogro de este cuento de miedo al que llaman “los mercados”, y cuyos representantes son una señora nada agradable de ver y menos de escuchar y un señor al que alguien, que sabe bautizar, lo llama “el pequeño Napoleón”... ¡Qué horror!
         En Triana, un selecto grupo de lo que va quedando interesado en los valores -suponemos que eternos- de un barrio que hasta no ha mucho fue el asombro de medio mundo, se reunió en despedida de año en el prestado teatro de los Salesianos para hablar del barrio en un ambiente tan cálido que pudo con la capa de escarcha de los asientos (¡qué frío...!). Ofició de introductor y mantenedor el siempre activo y comprometido Ángel Bautista, y nos acompañó en la altura (física) de la palabra el editor, trianero adoptado, Paco Sosa, que  anda siempre haciendo difíciles equilibrios sobre el lomo de sus libros y con el que convertimos en realidad una, llamémosla “trilogía”, que contiene el devenir de Triana en una época crucial.
         Un selecto grupo, como digo, que participó activamente en un acto en el que se repasó desde la hondura de la mitología de Astarté y el itálico patrinazjo de Trajano, hasta los últimos y fantasmales habitantes de la “Casa de los Mensaque” por designación municipal, o lo que es igual, por papeleta de tómbola de esas que casi nunca tocan. Hablamos de las múltiples Trianas que existieron, siempre en la cumbre de la notabilidad (Triana jamás fue una vulgaridad). Recordamos el barrio marinero y americanista, el de la riqueza industrial y artesanal, con la cerámica como símbolo; la Triana flamenca y taurina en la cúspide de la historia de la que llaman nuestra música y nuestra Fiesta Nacional; hablamos de la contribución trianera a los géneros del cine y la copla, del barrio de los escritores, poetas y pintores, y el de los grandes artesanos cofradieros...
         Mas no lo hicimos en forma de paseo triunfal. Si dejamos bien sentada la riqueza del alejado arrabal fue para que se midiera el grado de importancia de su abandono secular; del valor del esfuerzo por mantenerse en pie por sí mismo; de cómo es necesario que, de una vez por todas, se trate a Triana como tantas veces hemos repetido que merece por el bien de una ciudad a la que se le desmoronaron sus chimeneas. La comprometida presencia del delegado, Curro Pérez, acompañado de sus hombres fuertes, Manolo Alés y Mario Muñoz-Seca, revalorizó cuanto se expuso porque vienen al barrio con afanes de perpetuarse en la memoria de los vecinos del lugar que se les ha confiado; claro que esta es una idea común de todos los recién llegados, luego ocurre lo que ellos quieran que ocurra. Y animamos a los asistentes a que dijeran en voz alta algunos nombres de delegados que dejaron huella en Triana, desde el primero que fue del partido andalucista al último que perteneció al pesoe (pasaron dos andalucistas, tres del pesoe y tres del pepé, con algunos relevos en tiempo parcial), nueve o diez, entre ellos tres mujeres; o sea, todos los grandes partidos y todos los géneros humanos. ¿Cuántos? ¿Venga...? ¿Uno, dos...? Del ochenta por ciento no se acordaba nadie y estuvieron años pasando el puente.
        “He tomado nota”, nos dijo al despedirse el nuevo delegado. Pues por algo se empieza, ¿no?


Ángel Vela Nieto
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