jueves, 31 de octubre de 2013

EL FAROL DE MARCHENA

Plaza del Altozano con la Torre del Reloj, Capilla del Carmen y edificio anexo en su estado original

LA TORRE DEL RELOJ


Recién inaugurado el Puente de Triana y bajo el proyecto del arquitecto Balbino Marrón, en El Altozano,  se comienza la construcción de una torre   para colocar un reloj. Aunque habría que repasar los archivos arquitectónicos municipales, todo parece indicar que la torre se diseña y construye paredaña  a un edificio existente  de dos plantas más bajo comercial que pudiera ser ya por ese año el conocido establecimiento de “La Unión Palentina”. El final de las obras ocurre en junio de 1853 y  se remata conjuntamente con la humilde Capilla del Carmen, paredaña también con nuestra torre y más cerca de Sevilla,  con una altura inferior que permitía observar una de las dos esferas del reloj, precisamente la que miraba hacia el Puente. La otra esfera miraba al Altozano.

Nos relata Manuel Macías en su “Caserío” que a los pocos meses de su inauguración se comprueba que el sonido de la campana sólo  era audible a escasa distancia de la torre con lo que no ejercía la función adecuada para alertar a la nutrida población trianera. Comenzaron los litigios y se determina que la aleación de la campana no era la adecuada ni tampoco el proceso de fundición así que  finalmente se decide devolver a su fabricante: “Relojería de Zugasti e Hijo” de Bilbao, quién terminó instalando una nueva campana acorde con el requerimiento del proyecto.En 1870 el reloj se encontraba parado y los vecinos reclaman al Ayuntamiento la necesidad de conocer las horas con exactitud con objeto de poder acudir con puntualidad a los trabajos. Destacamos que un vecino relojero, Manuel Rodriguez, se ofreció voluntario para arreglarlo; la historia se repite.En 1911 se sustituyen las esferas por otras nuevas de cristal a la vez que se dota de alumbrado para su visión nocturna. En 1921 el conjunto se encuentra totalmente abandonado y el reloj vuelve a dejar de funcionar hasta su demolición final que ocurrió varios años después con objeto del ensanche del Altozano. El conjunto de la Torre del Reloj y la Capilla del Carmen anexa dan paso al “Edificio del Faro” y la nueva “Capillita” de Aníbal González.

Importante destacar que el edificio anexo a esta Torre fue demolido en los primeros años del siglo XX y en su lugar se construyó un nuevo edificio - más en la línea arquitectónica de la época- en el que sí  podemos asegurar que se encontraba el mencionado comercio de “La Unión Palentina” y en cuyo piso superior estuvo viviendo el pintor ceramista Manuel Vigil-Escalera Diáz. En esta misma época también sufrió una pequeña reforma  la Capilla  consistente en la transformación de la pequeña ventana -único lugar por donde se podía venerar a la Virgen del Carmen- por una puerta de mayores dimensiones que permitía el paso al interior de la capilla.

Torre del Reloj tras las últimas reformas de la Capilla del Carmen y edificio de la Unión Palentina. Observen las diferencias con el edificio primitivo.



José Luis Jiménez

lunes, 28 de octubre de 2013

EL DEDO DE RODRIGO

Fotografía de Jean Laurent. Triana 1879-1880

CURRO PUYA (1)


         Este Curro Puya fue cantaor y torero, bisabuelo del primer Gitanillo de Triana, también titulado como Curro Puya. Torcuato Pérez de Guzmán afirma en su libro “Los gitanos herreros de Sevilla” (1982), siguiendo a Demófilo, que fue uno de los grandes cantaores de todos los tiempos, poseedor de un eco flamenquísimo. Nació este Fancisco Vega hacia la mediación del XIX y está escrito que cantaba esta letra: En el barrio de Triana/ el que no sabe cantá/ sabe tocá bien las palmas. Pero el cante que lo distinguió fue este: Me araquelo Curro Puya/ po la tierra y po la má,/ y por rati soy en Serva/ columna fundamentá. Así traduce  José Carlos de Luna una de las letras más reproducidas y significativas de todo el cancionero flamenco. Augusto Jiménez en su “Vocabulario del dialecto gitano” (1846), le niega a los calés la valentía, pero aclara que “el que sale con valor es terrible”. No cabe duda de que el legendario Curro Puya estaba entre estos. Se fabulaba que era un ser mágico que se reencarnaba en cada generación.

         Curro Puya, según los ecos orales del tiempo, está considerado un maestro en los llamados cantes de fragua. Se afincó en Cádiz “cuando  echaron a casi todos los gitanos de Triana”, según cuenta Aurelio de Cádiz a José Blas Vega. El origen del apodo puede estar, en opinión de Joaquín Albaicín, en las puyas para picadores que se hacían en las fraguas o por los espolones de los gallos de pelea; ambas cuadran dentro de la lógica. También hay quien cuenta que en su tiempo de matador mandaba picar mucho los toros gritándole al varilarguero: “¡Puya, puya, puya...!”. Pero el sobrenombre ya estaba heredado. Manuel López Rodríguez aporta su teoría particular: “Como tenía fama de valiente, fue el cabecilla de las revueltas que originaron los gitanos trianeros (por las persecuciones), y entre las armas blancas que utilizaban los insurrectos se contaban las puyas que él fabricaba en su herrería”.

         Es lo cierto que este Curro Puya heredó la responsabilidad en la comunidad gitana de Triana de su honorífico grado de autoridad y que fue un líder, un jefe, donde clanes castellanos -según se ha escrito- quisieron imponer su hegemonía en medio del desgobierno que envolvió al arrabal durante gran parte del siglo XIX. Su coetáneo, Demófilo, lo cita como una figura principal que dominaba los cantes por seguiriya y por soleá. Adornemos la semblanza de tan relevante personaje con otra de las letras flamencas que se le dedicaron, variante de la que ya hemos asentado en caló: En el barrio de Triana/ se han echao a temblar,/ porque entraba Curro Puya,/ la piedra fundamentá. O ésta, más extendida y redonda: A mi me llaman Curro Puya/ por la tierras y por la mar,/ y en llegando a la taberna/ la piedras fundamental.


Ángel Vela Nieto (del libro “Triana, la otra orilla del flamenco”)

viernes, 25 de octubre de 2013

EL CHUZO DE MARCHENA



EL MUSEO DE LA CERÁMICA DE TRIANA: CONTINÚA EL CACHONDEO.


 Pues ya tenemos una nueva fecha para la apertura del Museo de la Cerámica.  Cuando estamos agotando el mes de octubre,  fecha que señaló la responsable territorial de Turismo de la Junta de Andalucía, Granada Santos, como la de la apertura del centro ante el incumplimiento anterior de la fecha que su propio jefe, el Consejero de Turismo Rafael Rodriguez,  señaló con anterioridad.

Esta entrada es una continuación  a la larga lista que sobre el asunto del Museo de la Cerámica hemos ido desarrollando en este blog que demuestran la gran mentira de los políticos de la Junta de Andalucía con el complot, esta vez, del Ayuntamiento de Sevilla que desde septiembre del 2012, donde supuestamente recepcionaron las obras, vienen anunciando la inauguración definitiva de un museo que consideramos fundamental para el desarrollo turístico de Triana; fechas que incumplen sucesivamente sin ningún tipo de explicaciones ni pudor.  Todo ello sin entrar en el aspecto actual de la fachada que después de más de un año de la entrega de las obras sigue ofreciendo el aspecto que muestra la fotografía que ilustra la entrada. ¿Qué gestor responsable recepciona unas obras que han costado más de 4 millones de euros  en el estado en que se encuentra este edificio? Pero ¿qué son 4 millones de euros  ante las cantidades expoliadas en el caso de los ERE o en el caso BÁRCENAS?  Tanto el PP como el PSOE, partidos que se reparten el poder político de España, han perdido el aval que en un país democrático dan las urnas. Sin embargo siguen gobernándonos y causándonos un daño cada vez más irreparable. El paro, al igual que la cifra de los  imputados en el caso de los ERE o de alcaldes y políticos imputados por chorizos, sigue creciendo en Andalucía. Sin embargo estos gobernantes continúan riéndose a carcajada limpia de nosotros.

La nueva fecha que han anunciado para la apertura del Museo es el próximo 5 de diciembre y dicen que la cinta la cortará la presidenta de la Junta; la mismísima Susana Diaz regresa a su barrio para inaugurar otra de las estafas que su partido, en connivencia con los que gobiernan la ciudad de Sevilla, ha cometido en Andalucía. A poco que se analice,  el “Plan Turístico de Sevilla” es un camelo que desde el año 2006 nos vienen vendiendo a los sevillanos y que nos demuestra la nula capacidad de gestión de quienes nos gobiernan.

Poco más de un mes queda para la fecha en cuestión, ya veremos qué ocurrirá.


José Luis Jiménez

martes, 22 de octubre de 2013

EL DEDO DE RODRIGO


El último Curro Puya


         Hasta ahora... Y contemplando el paisaje taurino del que fuera gran solar del toreo, especialmente en sus mejores épocas, va a ser difícil que aparezca un sucesor que sería el primero del siglo XXI que detente este título de adalid gitano y mito flamenco-taurino, con los méritos necesarios. Francisco Moreno Vega, “Curro Puya”, iba a cumplir los ochenta años cuando por su físico -tan entrenado- y, de manera muy señalada, por su carácter amigable y jovial,  parecía que tenía sellado un complot con el tiempo... “Curro, me llevas diez años y parece que te los llevo yo”, le dijimos más de una vez a sabiendas de que no era lisonja para animar su veteranía en el mundo porque él tenía asumido su estupendo estado, propio, por otra parte, de mucha gente de su raza y miembros de su familia (recuerdo a su tío Pepe).

         Sevillano de los que se recrean en cada rincón de la ciudad; trianero de la Cava de los herreros en permanente ejercicio de su identidad; torero allá donde su sombra se posara; maestro en el dominio del arte más complicado para fortuna de los ilusionados muchachos que han pasado por su sabiduría y su duende en la Escuela de Tauromaquia; querido, muy querido... Curro, de manera increíble y en tan sólo unas jornadas de zozobra por la calle San Jacinto, nos ha dejado (madrugada del 21 de octubre), víctima de la peste epidémica que se está asentando en la nueva centuria con su traicionero veneno. ¿Curro, muerto? No puede ser... Sí, y ahora que en el Altozano han vuelto a compartir cartel en un mano a mano Joselito y Belmonte recobrando la plaza del sol del arrabal famoso lo mucho que tuvo de foro taurino, como si aún anduviera por allí Calderón con su amigo el quincallero comentando la última corrida de Antonio Montes. Echamos de menos a Curro el viernes a la hora de la inauguración de una exposición de la que hubiera disfrutado extraordinariamente, porque allí estaban todos los que, con él, pudieron ser figuras en los cincuenta y sesenta, los que conformaron la que catalogamos “generación perdida” del toreo trianero. Otra historia.

         “A mi me llaman Curro Puya/ por la tierra y por la mar,/ y en llegando a la taberna/ la piedra fundamental”. Muchas veces le recitamos la famosa letra flamenca a modo de bienvenida cuando cumplía con una de las paradas en sus paseos diarios por las dos orillas. Llamarse así, anunciarse “Curro Puya” en los carteles, fue su primera muestra de valentía, un reto, un peso y una responsabilidad que quedó justificado cuando, como triunfante novillero, lo trajeron a hombros hasta su casa desde la catedral de las plazas. Y aunque un primo suyo también lo lució, estaba la presencia eterna de su tío, mártir de la torería, aquel Francisco Vega de los Reyes, una de las máximas figuras de la llamada edad de plata de la historia de la Fiesta. Y, más allá  del tiempo, pervive la figura del mítico “Curro Puya”, diestro ante los toros y el cante, al que se le atribuye esta tarjeta sonora de presentación en forma de cante añejo con la que abrimos el párrafo.

         Los periódicos han repetido los datos de su carrera artística como novillero prometedor, marca de la casa, al que una gravísima cornada en la plaza de las Ventas de Madrid le privó de  tomar la alternativa y decidirse, tras la dura recuperación, por vestir de plata, ejerciendo junto a primeras figuras hasta su jubilación. Por ello nos centramos en el recuerdo personal y, enseguida, lo vemos en la calle Rodrigo de Triana mostrándonos las fotos de su paso por el mismo lugar en su trono de matador victorioso para el programa “De Calle” (Sevilla TV); o codo con codo, como en un paseíllo, alternando con José María Susoni y José Rodríguez El Pío en un bar de Adriano y ante carteles que los anunciaban en la Maestranza (¡vaya terna!), dedicado a otro capítulo de la misma serie; o entre los “30 toreros de Triana” que Antonio Badía retrató en una exposición sorprendente; o en uno de los mejores momentos de su última etapa vital: cuando en la noche inaugural de la Velá de Santa Ana de 2011 fue homenajeado, entre el beneplácito y felicidad de sus vecinos, como Trianero de Honor, nombramiento que refrendaba el cariño y respeto que se le profesaba.

         A estas alturas de la vida no conseguimos acostumbrarnos a que ni el barrio ni nuestra calle se parezcan a lo que fue; pero menos aún asumimos que los soportes humanos que aún restan de la pureza de Triana se desmayen para siempre, porque son insustituibles... ¿dónde otro Curro Puya como el que hemos tenido la suerte de tratar como amigo...?    

Ángel Vela Nieto


jueves, 17 de octubre de 2013

EL FAROL DE MARCHENA


QUE NO SE PARE TRIANA


Con los debates que los representantes políticos de los principales partidos con representación parlamentaria están teniendo en el Congreso de los Diputados, en los que seguimos sin saber quién ha robado o mentido más,  es difícil mantener la atención escribiendo exclusivamente de Triana; sin embargo ese es nuestro objetivo y compromiso  que no queremos dejar de atender.

Como novedad, y sin entrar en  las múltiples actividades religiosas del Barrio, siempre bien organizadas y con una gran participación, tenemos una nueva exposición en el Castillo de San Jorge de título “Joselito y Belmonte, una Revolución Complementaria”. Dedicada a dos toreros que marcaron toda una época de la tauromaquia y que dispondrá de dos sedes: el  ya mencionado Castillo de San Jorge y el antiguo Convento de Santa Clara.

También hay que destacar que aquel “MUPI impactante” que nos colocaron en pleno centro del Altozano y que informaba erróneamente de la situación del Museo fantasma  de la Cerámica a la vez que obviaba al Puente de Triana,  ha desaparecido misteriosamente. Llegué a pensar que antes de corregir el error los responsables municipales eran capaces de demoler el Puente de Triana y trasladar el Museo a la calle San Jacinto, lugar en que lo situaba el plano del MUPI desaparecido. Ya veremos en qué termina esta historia.

Y tratando que el arrabal no se quede parado ni atrasado el Ayuntamiento tiene en proyecto restaurar el “Reloj de Triana”, el que está en  el edificio que en Triana conocemos como “EL Faro” y que muchos medios de comunicación lo están datando y  nombrando erróneamente como  “La Torre del Reloj”.  EL edificio en cuestión es el que está situado junto a la “Escalerilla de Tagua” y frente a la Capillita del Carmen. Su inauguración ocurrió en 1924 como estación de pasajeros y depósito de mercancías destinadas a la ruta fluvial entre Sevilla y Sanlúcar de Barrameda, promovido por la “Compañía Sanlúcar-Mar” y que con la desaparición de esta se estableció allí un bar con el  rótulo “El faro”, de ahí el nombre del sitio. Tras el cierre de este bar se ocupó con una semillería que se transformó posteriormente en una tienda de chucherías y en la actualidad, de nuevo, el uso de bar. Exteriormente el edificio se conservaba casi en su estado original en el que ya poseía el reloj de torre de tres esferas que ahora se quiere reparar y que parece que ha estado más tiempo parado que en marcha. Manuel Macías, en su interesantísimo e imprescindible libro “Triana, EL Caserío” , nos relata con todo lujo de detalles la historia de este emblemático sitio trianero, incluso queda retratado con una curiosa fotografía donde no aparecen ninguna de las esferas del reloj y que, por las fechas de la instantánea, no tiene nada de extraño que coincidiera con la reparación que, a principio de los años 80, le realizó al reloj Antonio Jiménez, propietario de la trianera Joyería Santa Ana. El arreglo, según nos asegura Paco Arcas, fue totalmente gratuito y nos permitió durante algunos años celebrar la “noche vieja” en El Altozano, uvas incluidas.

Pocos detalles conocemos del proyecto de reparación salvo que anuncian un coste de 13.960 euros y describen la impermeabilización de la cubierta, la mejora de sus revestimientos interiores y exteriores y la adecuación de la instalación eléctrica , entre otros aspectos. Sin embargo, no queda aclarado si en este presupuesto se incluye la puesta en marcha o sustitución del reloj en si mismo,  verdadera reivindicación que durante años venimos haciendo muchos trianeros. El guitarrista de La Cava, Ricardo Miño, ha llegado a ofrecer una de sus composiciones musicales para que el reloj, emulando al cordobés de la Plaza de las Tendillas, suene por soleá.

En próximo capítulo tendremos que aclarar dónde estaba situada “La Torre del Reloj” que también generó muchas polémicas con las averías de su reloj. Mientras tanto seguiremos esperando a ver cuándo darán las campanadas por este arrabal.


José Luis Jiménez

lunes, 14 de octubre de 2013

EL DEDO DE RODRIGO


Roma


         Uno de los caminos nos llevó a la ciudad turística por excelencia; lugar del que ningún mortal debería privarse y con el tiempo suficiente para catar sus sorprendentes valores por mucho que éstos estén más que publicados. Roma es una ciudad milagrosa, y no porque esté el Vaticano en ella con toda su incoherente y contradictoria ostentación; el milagro surge a cada paso, en cada esquina, rincón o plaza en una orgía de belleza mezclada con mayúscula Historia; los siglos pasan ante los ojos de los visitantes materializados en edificios de toda traza, en restos de otros que fueron majestuosos y que sólo vemos completos en las películas de romanos. Roma es un sueño para todos las necesidades; no creo que halla un lugar en el mundo con el encanto romántico de la Fontana de Trevi, con lo que ya tiene ganado a las parejas que estrenan pasión y a las que las pretenden -también prodigiosamente- reestrenar. Su maravilla mundial con forma de Coliseo tiene grabado en sus manoseadas piedras el orgullo de las legiones de los soldados del Imperio, y todas las novelas del género, habidas y por haber, viven en sus entrañas. Robustas columnas, obra de superhombres, ejercitando aún su pétrea musculatura de siglos, o solitarias y supervivientes sosteniendo el aire, o rotas por la mitad como extraños y gigantescos frutos surgidos del tuétano de la tierra... Y sus iglesias, sus cientos de templos con todos los brillos eclesiales, todas sus gloriosas crónicas de muertos bien enterrados, de estatuas sagradas bajo la patriarcal figura del Moisés de Miguel Ángel o las joyas dispersas de Bernini...





         ¿Cómo puede sostenerse una ciudad así? Vemos cada día que ésta, la nuestra, la Sevilla que nos acoge y de la que tanto presumimos, a duras penas mantiene y presenta a los visitantes parte de sus encantos. De Roma la primera sorpresa es comprobar que recibe los mimos y cuidados necesarios (varios de sus monumentos están en restauración, el Coliseo entre ellos), que sus dirigentes son conscientes de que tienen en su manos una obra divina. Y, claro, por eso apenas pudimos andar por las inmediaciones de la Fontana del amor de tantos turistas necesitados de momentos felices; por eso sus innumerables restaurantes colmados a todas horas.        

         Lo que no entendimos bien es cómo la pequeña industria turística -también parte importante de la grande- está absolutamente en manos de organizaciones que mantiene a un ejército de hindúes; allí la presencia de chinos no se hace vistosa, aunque estén buscando conquistar sus parcelas; los indios de la India o Pakistán o de otros países de aquellas latitudes, vendedores de piel cobriza, pobres de ropa y sobrados de objetos que venderte. No faltarán paraguas ni impermeables si llueve porque hallaremos un vendedor cada cinco metros. Tanto nos llamó la atención esta agobiante presencia que anduvimos buscando un romano auténtico, un aborigen, ausentes también por los restaurantes y establecimientos que visitamos, para hacerle una foto y llevarnos su imagen de recuerdo.

         Nosotros, los que soñamos conque un día Triana ocupe con todos los honores el sitio que le corresponde como objetivo turístico de primer orden; los mismos que hemos visto cómo se hacen desaparecer los siglos de historia -hasta la prueba bárbara del Arquillo de Fortaleza-, ya estamos pensando que nuestro sueño se podría convertir en terrible pesadilla. A lo mejor es preferible dejarla en este soso y turbulento panorama  de veladores y barras universales antes de ver cómo los Taketos y las Kumatsubaras gobiernan el negocio del flamenco, y los chinos plantan sus tenderetes y grandes tiendas de souvenirs trianeros por el Altozano, Pureza, San Jacinto y en las puertas de iglesias y hoteles; cómo el restaurante amarillo de la calle San Jorge abre sucursales por todas las viejas vías trianeras ofreciendo arroces a la marinera y guisos de habas con chocos, papas aliñás, boquerones fritos y barbos en adobo, mientras los industriales del barrio pliegan sus toldos y recogen mesas para dedicarse a no sé qué cosa; seguramente al mismo quehacer misterioso de los romanos, los carnales e invisibles hijos de Roma.

Ángel Vela Nieto
       



sábado, 12 de octubre de 2013

EL FAROL DE MARCHENA


EL ALTOZANO: NUESTRA ESPERANZA


Ya hemos dado cuenta en este blog de la importancia de aquellos “Sucesos” que Francisco de Ariño nos relataba desde el corazón del Altozano que quedaron recogidos en el libro “Sucesos de Sevilla de 1592 a 1604”. Relatos para todos los gustos: nacimientos, bautizos, necrológicas, desbordamientos del río, autos de fe, asesinatos y otras noticias de interés general que ocurrían en aquella ciudad en pleno apogeo donde las leyes se anunciaban  a soniquete de trompetas y las penas se ejecutaban en las plazas a la vista de los ciudadanos.   
El Altozano, desde tiempo inmemorial, siempre ha sido el auténtico ágora de Triana. Lugar de mercadeo, de tratos, de juegos y durante mucho tiempo única entrada al arrabal desde Sevilla y que en tiempos de Ariño gozaba de la impresionante silueta del Castillo que por esos años se había constituido en  la sede de la temible Inquisición.

El Altozano actual sigue manteniendo esa función de gran plaza pública y de salida o entrada principal del Barrio.  Espacio fundamental durante la Velá, punto de paso obligatorio de las procesiones y gran recibidor trianero que acoge a dos monumentos esenciales y representativos de dos vertientes artísticas fundamentales: el monumento al torero representado por Juan Belmonte y el monumento al Arte Flamenco que  Jesús Gavira representó a través de la flamenca con guitarra en mano  y pie apoyado en un  yunque.

Pues este Altozano, cargado de recuerdos en forma de placas cerámicas o de edificios ya centenarios, como la Casa de D. Aurelio Murillo o la Capilla del Carmen, celebra este domingo, a las 10.30 h en el reloj de la Plaza Nueva, una misa en conmemoración del doscientos aniversario de la fundación de la Hermandad del Rocio de Triana; 1250 sillas y resto de parafernalia necesaria para que tenga lugar el acto en cuestión que como trianeros nos llena de orgullo.

Sin embargo, sin dejar de restarle importancia al acto descrito del próximo domingo, el Altozano tiene que acoger mucho más actos culturales a la vez que debe convertirse en la gran plaza donde se manifiesten los verdaderos problemas actuales del Barrio y, llegado el caso, se terminen juzgando públicamente, como en los tiempos de Ariño, a tantos políticos que nos esquilman o a esos sindicalistas que, no conformes con el estado de derecho, siguen pidiendo libertad para seguir robando.


José Luis Jiménez 

lunes, 7 de octubre de 2013

EL FAROL DE MARCHENA


Único recuerdo de la "Hispano Aviación" en Triana. Placa ubicada en la fachada de la Calle San Jacinto.

LA HISPANO AVIACIÓN: EL FIN DE LA INDUSTRIA TRIANERA


En los tiempos que corren donde las cifras del paro siguen creciendo mes a mes - pese a que  incomprensiblemente para los políticos siempre son positivos los números que  anuncian y, entre la misería, nos hacen ver el éxito de su gestión-  pocos pueden imaginar que en Triana, hasta principios de los años 70 del siglo pasado, hubo una importantísima industria aeronáutica que llegó a dar trabajo en los momentos de mayor esplendor a 1500 personas. Una marea humana que inundaba a diario la calle San Jacinto dotando al Barrio de una vida saludable, como dirían los nutricionistas.  Con especial cariño recordamos  su famoso  “pito”, auténtico reloj de Triana. Eran años donde no existía el carril bici pese a que muchos trabajadores de la Hispano llegaban a la factoría usando este medio de transporte. Esta importante industria trianera convivió con la de los almacenes  de aceituna, la industria cerámica y las numerosas fraguas repartidas por el arrabal. Triana mantenía con ella su indiscutible tradición industrial que se remonta a la alfarería, a la industria de la pólvora, a la fabricación de jabón o  a sus famosos astilleros.

Pero la Hispano Aviación fue un orgullo para Triana no sólo por la cantidad de empleo y recursos que generó sino porque aquí se engendró y nació el primer avión a reacción fabricado en España: “El Saeta”; nuevo hito para la historia de Triana que ya poseía el de  la fabricación del primer barco a vapor construido en nuestro pais: “El Betis”.  El Saeta o H-200 vuela por primera vez en Agosto de 1955 y tres años antes ya se había probado y construido el avión H-100 conocido como “Triana”.

El avión  "HA-100", denominado "Triana"


No hace ni 40 años que la Hispano cerró sus puertas y en sus instalaciones se construyó la barriada que podemos contemplar en la actualidad. Como testigos mudos permanecen la fachada de la calle San Jacinto, la nave central , denominada familiarmente “El Paragüas” y la “Nave de Maquinaria”, actualmente ocupado por un Gimnasio; la plaza que forman estos dos edificios la nombraron como Plaza del Monte Pirolo. El resto del entorno lo constituyen  viviendas ordenadas en torno a una gran plaza rectangular a la que rotularon con el nombre de Plaza del Zurraque. Demostraron los gobernantes poco conocimiento geográfico e histórico de Triana nombrando a estas dos plazas de la moderna barriada Hispano.

 Sin embargo, en tan poco tiempo,  esa ordenada  marea humana  que suponían los mil quinientos empleados con sus numerosas bicicletas, el estruendoso ruido que producía el famoso “pito de la Hispano” y toda la industria de abastecimiento aledaña , donde las tabernas constituían los establecimientos de mayor interés, se ha sustituido por una marea incontrolada de ciclistas circulando por sus nuevas vías verdes o incluso  por las aceras, patinadores, veladores y otros  artefactos  que  están convirtiendo a Triana en un lugar poco apto para vivir. Si antes las tabernas constituían el mejor soporte a la industria trianera, ahora el escaso comercio y casi nula industria artesana intentan vivir de los clientes de las nuevas y, en la mayoría de los casos, irrespetuosas tabernas.

Pero lo peor de todo  es que este análisis evolutivo que hemos realizado de nuestro Barrio se puede hacer extensivo al resto de España donde irremediablemente terminaremos convirtiéndonos en los camareros de Europa; eso sí, con un alto grado de preparación académica.

José Luis Jiménez


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