miércoles, 30 de noviembre de 2011

DOCE CAMPANADAS: EL PUENTE ES UN SUEÑO


El puente, siempre el puente, el puente de Triana…
Se nos llena la boca con nuestro barrio, orgullosos vivimos en este espacio junto al río y aunque algunas camisetas llevan el lema de república independiente, nuestro símbolo es el puente, no el puente y aparte, sino todo lo contrario, la unión, la puerta abierta, porque cuando más disfrutamos con Triana es cuando se la enseñamos a la gente que nos visita: la casa donde nacimos, las calles de nuestros juegos, el camino de las cofradías, tiendas y bares donde te saludan al entrar y mil recuerdos que cuentas entusiasmado, sin embargo mientras más mayor eres, más cosas han desaparecido, como en este puente de luces borrosas que apenas se sostiene, luce blanco como en un sueño, el sueño del pasado que necesitamos revivir y del que tanto nos duele despertar.
Y Triana sigue, como su puente, en continuo cambio, como todo lo que está vivo, y en nuestras manos está su futuro, una pena que emborrachados del barrio no tengamos conciencia del mismo.
Suenan las doce, se cierra el telón.

Fotografía: David M. Nicaise.
Texto: Rafael Martín Holgado.

viernes, 25 de noviembre de 2011

EL DEDO DE RODRIGO: AURELIO MURILLO


Este miércoles último, día 23 del mes de noviembre, se le tributó un homenaje a uno de los trianeros decisivos del siglo pasado; el nombre va en el título y está en la memoria de los que lo conocieron y en los interesados en la reciente historia de Triana, porque las referencias a este prohombre fue constante en los medios escritos, si bien últimamente permanecía en la sombra que cubre, injustamente, a tantos grandes hombres. Estamos, por tanto, ante un inmortal y, por lo que sabemos de la vida del boticario del Altozano, llegar a esa altura de la memoria cuesta demasiado y, claro, por eso son tan escasos.
         El escenario fue el salón de actos del instituto Vicente Aleixandre, en la calle San Vicente de Paúl. La voz de Nicolás Salas, que fuera director de ABC en el tiempo en el que más páginas le recortaban los aficionados a la historia y curiosidades de Sevilla, llevó la imagen en movimiento de don Aurelio y su desbordante personalidad ante un buen nutrido grupo de trianeros que colmó el salón. La mayoría sabía de la relevancia y la bondad del personaje porque pisaron muchas veces su artística farmacia que, aunque en las buenas manos de su hija María Luisa, aún porta su nombre en lo más alto de la preciosa casa que proyectara para la familia el gran arquitecto José Espiáu y Muñoz en 1912; por siempre será la farmacia de don Aurelio.
         El veterano e incansable periodista, escritor y conferenciante expuso sus conocimientos del eterno alcalde de Triana, al que trató en la última etapa de su vida, destacando su papel en determinados acontecimientos como fue, por ejemplo, en el pretendido intento de derribo del puente de Triana, después de que librara duras batallas, en unión de otros próceres de la ciudad, para evitar el corte del río por Chapina. Aquella justa urbana, evidentemente, la ganó el caballero del Altozano; en ésta no hubo formas divinas o humanas de vencer -eran tiempos especialmente difíciles. Y casos como esos en tantos años de duros empeños fueron minando la salud de don Aurelio que, empecinado en la defensa de su barrio abandonado a su suerte en demasiados casos, llegó a enfrentarse, siendo y no siendo concejal, a los alcaldes de turno cuando Francisco Franco, bien tieso y autoritario,  dirigía los plenos del Ayuntamiento. Como es lógico fue considerado un hombre problemático al que había que alejar de la Casa Grande, pero él solía mandar su carta de dimisión antes de recibir la del despido. No es exageración decir que hasta su farmacia estuvo en serio peligro.
         Su vida fue una preocupación constante fuera del mostrador y una mano abierta, rota, divina, con la bata blanca. Procuró beneficios para su gremio ocupando cargos de responsabilidad dentro de la organización; también fue una suerte para la ciudad a la que, como buen trianero, tanto amaba. Pero Triana era la pasión, y las pasiones con tantos obstáculos mediando suelen acabar en úlceras de estómagos.        Nicolás Salas desarrolló su bien preparado parlamento -bueno también por breve- y ello propició, a petición del conferenciante, la intervención de varios asistentes que completaron la visión panorámica del benemérito protagonista con alguna de las muchas anécdotas que adornaron su vida y, también, con recuerdos de otras enconadas batallas libradas; y aquí hay que apuntar su empeño en que la Velá de Santa Ana no desapareciera por mor de un grupo de nuevos vecinos molestos por el “ruido” que provocaba la fiesta ocho veces centenaria, y hasta el Ayuntamiento, por liberarse de su insuficiente y raquítica aportación, estuvo dispuesto a acabar con una tradición que reflejaba la identidad de este lado de la ciudad que presuntamente tenía que proteger.
         El nombre de Aurelio Murillo se alza en una esquina de nuestro viario ocupando un espacio inmerecido, poco terreno para tan gran hombre. Este homenaje de ahora se completará con la colocación de una placa en la fachada de la casa-botica,  y con este acto quedará culminada una nueva iniciativa de la Asociación Artística y Cultural Trianera que tanta falta hacía en un barrio laxo y dividido en las últimas décadas. El Ángel Rojo, Manuel Carriedo, Bartolomé de las Casas y Aurelio Murillo, son rescates del más flagrante olvido, históricos y ejemplares reflejos ya en nuestras calles que se les debe a un grupo de amantes del barrio más universal.

Ángel Vela Nieto

domingo, 20 de noviembre de 2011

DOCE CAMPANADAS: EN UNA ESQUINA DE LUZ


Una esquina de luz en esta serie de fotos nocturnas que nos ha ofrecido David. Salió una noche de septiembre para fotografiar Triana: lunas y farolas, el suelo de los vagabundos y las basuras, adoquines, paredes, una señal de tráfico, bicicletas dormidas, el puente… Doce campanadas que pronto dejarán de sonar.

Dentro de un corral de la calle Castilla un pequeño farol permanece encendido en una  pared adornada con cinco platos, blanca pared, pequeños detalles que llenan ese rincón con la belleza de la humildad, que muestra a quienes se asoman que aquel espacio está cuidado y valorado. En los años de las penurias en muchas paredes de Triana las mujeres colgaban sus plantas en la pared metidas en latas pintadas de blanco, entonces la limpieza, elevada a los altares por nuestras madres, era una señal de la valía personal, pobres, pero con clase, oiga.

Fotografía: David M. Nicaise.
Texto: Rafael Martín Holgado

sábado, 19 de noviembre de 2011

VEO VEO: REFLEXIONANDO

Mañana es día de votaciones y me resulta cada vez más difícil tomar una postura viendo lo que está pasando a mi alrededor: muchas noticias de economía en titulares, unos cuantos sucesos y el fútbol. Me hablan de cifras que suben y bajan, pero que no me llevan a ninguna parte, de un misterioso mercado que maneja la economía desde la negra sombra de la especulación, de bonos infectados, de indicadores extraños, pero de todo esto lo único que entiendo demasiado bien es que van a tomar medidas, que a veces llaman ajustes o recortes o flexibilización y, otras veces, ni las nombran. Así, que vamos a perder derechos, que hemos vivido como reyes, pero que no es posible mantener el estilo de vida que llevamos. Bueno, mi palacio de setenta metros ya lo tengo pagado, como todos los días, salgo de bares de vez en cuando, algún viaje por ahí, tampoco es que haya despilfarrado mucho durante mis primeros veinticinco años de trabajo. Pero ahora Europa, que imagino como una diosa misteriosa e invisible invocada por los gurús de la economía mundial, exige el sacrificio del pueblo. Asustados, miramos hacia atrás para ver que se ha hecho mal y me cuentan que el gobierno socialista en vez de invertir para crear nuevos empleos ha malgastado mucho dinero en cheques-bebés, en ordenadores para escolares, en la ley de dependencia, además hemos vivido sobre una burbuja de cemento, pero forrada de billetes de quinientos euros que ha terminado por estallar, encima el mercado globalizado se ha subido definitivamente encima de los estados, pero otra vez dejo de comprender de lo que me hablan. Quizás los que antes ganaban dinero con el ladrillo, ahora para compensar se han dedicado a cobrar más cara la deuda de los países, no sé, es lo único que se me ocurre pensar, pero no he estudiado economía ni conozco a nadie que quiera explicármelo claramente.

En una calle de Triana

En países vecinos se sustituyen gobiernos para calmar a esa fiera que se traga las deudas cuando y cómo quiere, ¿tiene realmente importancia nuestro voto?

Debo votar, aunque sólo sea porque hace cuarenta años no se podía, pero lo que verdaderamente me gustaría es decir que estoy harto de quienes son elegidos para que gestionen nuestro dinero y a los pocos meses se sienten los amos del cotarro y se olviden del pueblo hasta las próximas elecciones, quiero que no me engañen más, que haya transparencia con todo lo que hacen, que sea fácil conocer las propuestas de unos y otros antes de que se lleven a cabos los grandes proyectos, que podamos, bendito internet, dejar nuestra opinión sobre los mismos, que la democracia no sea la fiesta de un solo día, que dejen de hablarme de poderes ocultos y me cuenten la verdad.  

Difícil papeleta entonces, ya conocemos como funcionan los tres grandes partidos nacionales, quizás se asusten si comenzamos a votar en blanco o a esas otras pequeñas agrupaciones políticas.

Rafael Martín Holgado.

viernes, 18 de noviembre de 2011

DIÁLOGOS CON TRIANA: LA ESTATUA DE BELMONTE


Juan Belmonte está soñando, un toro en la Maestranza. Pero los hierros son fuertes y a una columna le amarran. Su mirada, saeta negra, lanza de triste rabia, cruza el aire, hiere el viento, y en el albero se clava.

- ¡Aunque la llevo en el pecho, qué lejos queda la plaza!

- Juan, con mis manos quisiera, moldear toros de bronce. Darles vida con mi aliento, entre jara, encina y montes. Una plaza, allá, en el cielo, de nubes malvas pintar. Y de una vara de olivo, un verde estoque afilar. Un capote de canela, con oro y plata bordar, y una muleta de Luna, en tus manos dibujar. Venga el burel a tu encuentro, desde el lejano horizonte, que hoy toreas en el cielo, y te llamas Juan Belmonte.

- ¡Yo he de escapar de este cuerpo, que me han hecho de metal! Que allí, en el Baratillo, me quieren ver torear. Como la sombra del vidrio, me haré presencia en el ruedo. Que no me quebrante el Sol, ni los verdinosos cuernos. Tornaré la lucha en arte, con pases de caramelo. Y en el fragor de la lidia, en el crisol del encuentro, me fundiré en uno solo con la carne del berrendo.

Ya vienen los molinetes y los naturales van. Ya cuando sueñe la gente, la hora de entrar a matar. Que me tienen que llevar, en hombros hasta Santa Ana, cuando al mundo yo le enseñe, cómo torea Triana.

- Si yo pudiera ¡Ay, Juan!, trasformar en hueso y carne, y en un traje de torero, esa chatarra azabache.

- Has de saber que estos hierros, que son mi pecho y mi espalda, me pesan y hasta me duelen. Me dan la vida y me matan. Pero con un martinete, se templaron en la fragua. ¡Estos hierros son mi cuerpo! Donde descansa mi alma. Donde con fuego fundieron los puntales de Triana.


                                                                                              Alberto Fernández Cachero


martes, 15 de noviembre de 2011

EL DEDO DE RODRIGO: BLOG INDIGNADO


         Uno está más que seguro, por demasiadas experiencias, que escribir en tono de queja o de protesta tratando de “salvar” algo que merece la pena, no sirve en la mayor parte de los casos para nada en este mundo en el que reina el ego con su mundial imperio. Y si ese “algo” se llama el barrio en el que has nacido, crecido y aún respiras en él desde la misma acera que conservan las huellas de tanta gente querida, entonces has perdido el tiempo, ese tiempo tan escaso del que disponemos queriendo abarcar tantas cosas en un día que cada vez se nos encoge más.
         Los señores elegidos por los partidos que, a su vez, eligen los votantes de manera tan engañosa, fórmula interesada que no piensan cambiar por mucho que se les exija hacerlo, han conseguido, después de una desastrosa metamorfosis de la democracia y sus representantes, que no creamos en casi nada (pongo el casi para huir del absolutismo). Primero, porque no se molestan en leer ni escuchar nada que les pueda chirriar en los oídos, que enturbie sus horas de “preocupación” por el pueblo que, en mayoría, lo ha elegido.
         Hago esta reflexión porque al ponerme ante el teclado con varios asuntos por delante, me he preguntado queriendo ser práctico: ¿Más quejas? ¿Más protestas? ¿Más de lo mismo? Y una definitiva: ¿Para qué?, las dos palabras que los malevolentes profesionales de la política desean que prevalezcan como lema de una sociedad domesticada, capaz sólo de colmar los innumerables veladores de los bares o las plazas de botellonas. Qué gran logro el de esta Triana moderna convertida, como ya hemos dicho en alguna ocasión, en una barra hostelera universal.
         ¿Para qué...? Pero no escarmentamos, aunque como ahora nos embargue una profunda tristeza y apenas nos quede vigor en la punta de los dedos. Si no lo hicimos después de cuatro años escribiendo en el mismo tono en páginas de El Correo; si resistimos también tras dos años en otro medio similar, quejándonos siempre, protestando siempre, alertando (¿a quiénes?, otra buena pregunta) de los males endémicos de un lugar único que, sin alimento, es fuente nutricia y milagrosa de la ciudad.
         ¿Creen ustedes que nuestro clamor ante el máximo responsable político municipal de hace unos días va a servir para algo? No somos tan ilusos, ¿verdad? ¿Que levante la mano quien piense que ha podido llegar al alcalde o al delegado del distrito? Nadie, claro. Así andamos. O sea, que pasarán otros cuatro años y seguirá sangrando la herida del solar del cuartel de los civiles; que no tendremos tampoco en este periodo el espacio cultural tan necesario y, por supuesto, que el precioso y depreciado edificio de la antigua Casa de Socorro continuará albergando la nada para un barrio que lo necesita para hacerlo suyo. Así que andamos como es habitual, entre la obligación como ciudadanos que ama a su ciudad y a su barrio, o caer en esa red del ¿para qué? que tan felices hace a los que están obligados a desvivirse por atender las necesidades de la sociedad cuyo bienestar le han confiado.
         Este blog, nacido para que se oiga la voz de Triana tan falta de ecos, para ser punta de lanza directa a la diana de los problemas que sufrimos como entidad total, más allá de los inconvenientes de cada parte, languidece, pierde vigor y algo hay que hacer. Hay otro camino y es convertirlo en un escaparate de su historia y su gente -que en parte hemos hecho también- como aquella revista “Triana” que el anterior delegado raptó y enmascaró para acabar liquidándola. Es otra forma de meter por las narices, a quienes corresponda, la gigantesca identidad de este costado y que, por eso mismo, habría que prestarle toda la atención. Por supuesto que tampoco por esa vía vamos a conseguir nada pero, al menos, podemos satisfacer curiosidades a quienes les interese saber de este lugar tan importante y tan desolado.
         ¿Indignados? Cómo vamos a estar...  

 Ángel Vela Nieto.  



miércoles, 9 de noviembre de 2011

DOCE CAMPANADAS: POR LOS SUELOS


Ya han pasado los encargados de recoger la basura con el ruido y las prisas de siempre, hombres que corren para llevar y traer los contenedores hasta el camión, que de forma automática se traga los desperdicios diarios. Pero antes han estado otros rebuscando entre las bolsas, con unos pinchos reutilizados y unos carritos de niños o viejas sillas de ruedas para llevarse la chatarra, algo de ropa y un poco de comida caducada si el hambre aprieta más de la cuenta. He oído que se dedican a desvalijar coches robados de lujo, pero los veo todo el día de aquí para allá empujando lo que llevan recogido o echando un cigarrillo mientras se sientan un rato, cuando los miro pienso que no es normal que haya tanta gente que viva de los restos que dejamos, vivimos como ricos sin darnos cuenta, mientras hay quien no puede trabajar y las está pasando canutas, otros se empeñan en machacarse mil horas al día para jugar al golf un fin de semana, beberse un vino del año catapum, comprarse el coche que viaja al paraíso y cuando llegan a casa deben poner un poco la tele para que la publicidad les confirme que eso es la felicidad.
  
Pero esta noche sobre el suelo han quedado el zapato de cenicienta, unos juegos incompletos, cuatro lápices que no pintan, una bolsa desgarrada, los ojos de un fantasma y una manta que nadie quiere porque todavía es verano.

Fotografía: David M. Nicaise.
Texto: Rafael Martín Holgado

lunes, 7 de noviembre de 2011

EL DEDO DE RODRIGO: AL SEÑOR ZOIDO


¿Será este Ayuntamiento? Con el anterior del Pepé no fue posible, el de la señora Soledad Becerril, la primera alcaldesa (ni por sensibilidad femenina), y tampoco fueron realidades durante el mandato de los socialistas Del Valle y Monteseirín (ocho añitos cada uno en el sillón de la Casa Grande); ni fue capaz el sultán Rojas Marcos, segundo andalucista tras Luis Uruñuela; pues tampoco la idea de patria regional nos sirvió acá del puente... Y es que los alcaldes de Sevilla, sean del partido que sean, pasan poco a la otra orilla de su ciudad; lo hacen, para que no los olvidemos, el día grande de la Velá pero luego si te vi no me acuerdo.
         Así que ¿será este Ayuntamiento el que se tome en serio, sin rodeos ni falsas promesas con fotos en la prensa, los grandes problemas del barrio? Estamos hablando de Triana con lo que ha aportado y aporta a Sevilla y que es todo un símbolo fuera de nuestras fronteras... A tal grado de incredulidad nos han situado que de tres graves cuestiones que citaré me conformo con que, al menos una, se solucione en estos cuatro años que tenemos por delante. Pero, claro, si no se hizo nada cuando había dinero mal lo tenemos con la excusa de las telarañas en las arcas municipales. Aún así, hombre, por lo menos que se recuerde al señor Zoido como el alcalde que saldó una, ¡sólo una!, de las varias y muy serias cuentas pendientes con Triana.
         ¿Y cuáles son esas tres cuestiones graves que afectan malamente a la fama, la faz y el futuro de lugar tan pregonado? Pues, existiendo algunas más, las vamos a concretar en interrogaciones directas a la atención del edil principal:
         Una: ¿Hasta cuando va a permanecer en el mismo corazón del barrio la herida sangrante del solar del cuartel de los civiles con lo que se podría hacer ahí?
         Otra: ¿Por qué el mejor edificio por calidad y situación, me refiero al de la antigua Casa de Socorro, no sirve a las necesidades del lugar donde se ubica? Un museo taurino-flamenco sería un hito en esa Triana -destino turístico- que nunca se toma verdaderamente en serio.
         Y Otra: ¿Hasta cuándo hemos de esperar para disfrutar, como tantos barrios de la ciudad sin apenas historia, de un lugar donde se pueda manifestar la cultura y el arte que hizo a este lugar universal?
         He ahí el dilema; tres dilemas, tres, que esperan con más paciencia que todos los Jobs del mundo unidos y que tienen una clara explicación: el desinterés de los que han mandado en treinta años de urnas unido a la desidia, el  mirar para otro lado, de la mayoría de los trianeros de raíz que aún quedan, y -además- el “a mi qué...” de también la inmensa mayoría de los que, pudiendo comprar un piso en Triana, llegaron de lugares lejanos; esos a los que les molestan las campanas de nuestra Real Iglesia y las del reloj del Altozano; a los que les fastidia su santo descanso la fiesta que se organiza en la calle Pureza tras la recogida de la comitiva del Corpus y los ruídos de la centenaria Velá de Santa Ana. Es lo que hicieron con Triana cuando el derribo de los corrales y la expulsión de sus vecinos. Qué mala suerte hemos tenido con los mandantes. Qué lejos de ellos hemos estado siempre.
         Nada, señor Zoido, que esperamos de usted que rompa esta desastrosa tendencia y sea capaz, cuando venga a vernos, de mirar más allá de las fachadas y los rostros de la gente y ver el fondo de los graves y sempiternos problemas, vitales como ha podido ver, y que su delegado, del que ya no esperamos sea aquel que soñábamos capaz de pelearse con usted por los intereses del barrio, le dé la importancia que tiene el ser responsable de lo bueno y lo malo que aquí ocurra. Pero, claro, el hecho de su nombramiento de portavoz de usted y los suyos nos lo ha frustrado como el paladín que necesitamos y que tanto echamos de menos desde hace veinte años. Usted dirá que el director y el subdirector del distrito están para algo. Pues sí, pero no creemos que estén para hacer el trabajo del delegado, si fuera así sobra el cargo. ¿O no?
         Sólo de usted dependen cuestiones tan importantes, y a usted confiamos la solución de uno sólo de los asuntos planteados. Con eso nos conformamos, ya ve lo escaso que andamos de esperanzas...



Ángel Vela Nieto      

domingo, 6 de noviembre de 2011

VEO VEO: UNA TORRE DE CUENTO


Si me preguntaran sobre mi jardín sevillano favorito no dudaría, los Jardines de las Delicias, donde no me importa mancharme los zapatos de albero caminando por el tranquilo paseo entre naranjos que corre paralelo a la Palmera o por las redondas glorietas, donde las esculturas duermen sus blanco sueño y las fuentes nos hablan. Como calle, elegiría una que hay en Triana, cuyas casas se asoman alborotadas, como niños en juego, con sus diversos tamaños y colores al río. Me encanta el ladrillo, alma de la Giralda y base de las posteriores construcciones mudéjares, elemento simple, éste, que se ha seguido utilizando  y que con tanto acierto vistió a la expo del veintinueve.
Ahora, en la otra expo se está levantando una polémica torre, el primer rascacielos de Sevilla, ciento ochenta metros hacia el espacio de hormigón, gigante con piel de vidrio y acero, un proyecto del argentino César Pelli, arquitecto que ha diseñado famosos edificos, como las Torres Petronas en Kuala Lampur o la Torre Iberdrola de Bilbao.
No sé si con esta extraña crisis es el momento adecuado para realizar una construcción con un presupuesto de trescientos cincuenta y tres millones de euros, pero que supone más de cuatro mil puestos de trabajo directos, duda que no podré despejar con la opinión de los economistas, cuyos análisis cada día se parecen más a las previsiones meteorológicas de los años sesenta.
Aunque se trata de un proyecto de arquitectura sostenible adaptado a las condiciones climáticas de nuestra ciudad y que va a crear no sólo oficinas y aparcamientos bajo un gran centro comercial, sino también un nuevo espacio público ajardinado, dos meses más tarde de salir premiado, en marzo de 2007,  Icomos, una organización internacional, no gubernamental, cuyo cometido es velar por la protección, realce y apreciación de los monumentos y sitios histórico-artísticos, emite “un comunicado expresando su preocupación por el proyecto de construcción de un rascacielos muy próximo al conjunto histórico (80 metros), especialmente al arrabal histórico de Triana y al monasterio de la Cartuja, y, sobretodo, con un gran impacto sobre el paisaje global de la ciudad y sobre al menos dos de los bienes sevillanos inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial: la Catedral-Giralda y el Alcázar.
En febrero de 2009 se crea la plataforma Túmbala  que también se manifiesta contra la construcción de la torre. Hoy en día está formada por muy diversos  colectivos que agrupan profesores, ecologistas, arquitectos, antropólogos, y asociaciones vecinales. Tres meses más tarde Icomos-España se dirige a la UNESCO para solicitar que Sevilla se declare patrimonio en peligro y ante la denuncia de este organismo, La UNESCO pide al estado español que cesen todos los trabajos de construcción, que comenzaron en marzo de ese mismo año, hasta que no haga una evaluación completa del impacto del proyecto. Seis meses después, y sin haberse paralizado las obras, un informe del gobierno concluye que la torre no tendrá impacto visual sobre los monumentos, sin embargo esta organización, en boca de su vicesecretario, el profesor de la Universidad de Sevilla, Victor Fernández Salinas, continua metiendo miedo sobre la alta posibilidad existente de que expulsen a Sevilla de la lista de la UNESCO, pero pasa más de un año y este organismo no se pronuncia en ninguna de las dos reuniones mundiales que ha mantenido hasta el momento. En el mes pasado desde el ayuntamiento se reabre de nuevo la polémica cuando el alcalde declara que “sería capaz de parar” la Torre Pelli si pone en riesgo  la condición de Patrimonio de la Humanidad, aunque reconoce que cuenta con todos los requisitos legales. 


Dicen los miembros de la plataforma Túmbala, que la torre debe ser destruida por ser “un símbolo de la especulación económico-urbanística y la desmesura”, añadiría que se trata de un templo levantado para adorar al dinero, dios de la actual sociedad capitalista, pero no creo que sea una razón para impedir su construcción, la Torre Pelli también será el símbolo de una Sevilla moderna, un anzuelo más para atraer ese turismo cultural que busca las joyas de la arquitectura más vanguardista, estrategia por la que tan claramente han apostado otras ciudades españolas como Bilbao y Valencia.

Por otro lado, como dice Icomos-España, “el paisaje de la ciudad, ante la ausencia de relieves abruptos internos, se aprecia fundamentalmente desde las riberas del antiguo cauce del Guadalquivir, desde lo alto de algunos edificios emblemáticos (siendo el más destacable sin duda la propia Giralda) y desde la cercana cornisa del Aljarafe (pequeña meseta situada al oeste de la capital”. Efectivamente, cuando uno entra a Sevilla por el lado de TRiana, queda sorprendido por la silueta de la hermosa torre que se alza sobre nuestra ciudad, pero no parece que la Torre Pelli vaya a ser tan molesta como cualquiera de las muchas columnas de las gradas de la Maestranza, seguro que no quedará la Giralda escondida tras el rascacielos. Y respecto a esa otra visión desde las riberas, no puedo imaginarme como se vería el conjunto histórico artístico si destruyeran los edificios de cinco plantas, cinco, que se encuentran en la avenida, frente por frente de la catedral.  



Mañana lunes, por fin, dos expertos de la UNESCO comenzarán a evaluar la polémica torre, ojalá su informe definitivo sea positivo para que callen las voces que piden su destrucción, las mismas voces que se quejaban, antes de que Aníbal González levantara la Plaza de España, de la altura de sus dos torres, y que afortunadamente, ya nadie escucha.

Rafael Martín Holgado.

*/