viernes, 31 de diciembre de 2010

EL DEDO DE RODRIGO: LA VOZ PERDIDA

                                                      

            Es verdad que, como está el planeta, del que no sabemos el aspecto que tendrá cuando salga de la coctelera en el que lo han metido, y saltándonos olímpicamente el estado de Andalucía y Sevilla, nada optimista, preocuparse por esta pequeña patria nuestra, que es Triana, parece una trivialidad, algo sinsentido, cosa de otros tiempos, inútil romanticismo. Pero la situación nos obliga a entrar en “la batalla” para hacer un mundo mejor desde nuestras más íntimas trincheras, y éstas no van más allá del Altozano. Y lo hacemos seguros de que cada ser humano ha de luchar por lo inmediato, su parcela vital, por lo que alcanza su vista y sus brazos, para que la vida merezca la pena.
            Este blog, “Triana en la red”, está sirviendo de altavoz de los asuntos que nos afectan doliéndonos, esos que vemos y notamos, más los que normalmente leemos en los periódicos o escuchamos en la radio y que nos producen un pellizco en el alma, que es donde más duele y adonde no llegan los efectos farmacéuticos.  Y nos duele que los distritos parezcan simples oficinas para, por interés político, organizar los talleres de cada temporada y entregar los bonobús a los jubilados, o cosas por el estilo; mera ventanilla de trámite, con una Junta de Distrito detrás fantasmagórica donde no sabemos qué dirimen o deciden en favor de los vecinos a los que se supone representan y defienden sus miembros, porque ni se publica ni vemos nunca a ninguno manifestarse en los medio de comunicación dando ideas o desechando otras. Que levante la mano quien conozca a alguien de la Junta de distrito sin ser de su familia...
            Y eso que el personal funcionario se ha multiplicado de forma increíble... Antes con un delegado, un secretario y un oficinista funcionaba, y hasta la voz de Triana se escuchaba en el Ayuntamiento; ahora, aparte del delegado (o delegada) existe un director de distrito, un subdirector y no sé cuántos cargos más (¡Dios mío, qué rica debe ser España...!). ¿Y todo para qué? Pues para lo que hemos dicho, para que no tengamos en quienes apoyar nuestras quejas de fondo; para que Triana sea otra versión de “a la orden de usted, señor alcalde, sin novedad en mi distrito”...



            ¿Y por qué nos ha dado ahora por ahí? Porque nos duele (el pellizco de marras) que en Sevilla se hable de “Carmen”, la cigarrera vecina de Triana, la que frecuentaba la botillería de Lilas Pastia, en plena gitanería de la Cava; que se planifique toda una identificación del personaje con representación especial de la famosa ópera de Bizet, mesas redonda, etcétera, etcétera, y todo sin contar para nada con el barrio de la legendaria protagonista. Ni siquiera para colocar un recuerdo en una esquina de su Cava, para que no vuelva a ocurrir lo de una turista italiana que pasó el puente buscando “la casa de Carmen”. Como tampoco se ha nombrado a Triana, absolutamente para nada, en el proyecto de la conmemoración de la Primera Vuelta al Mundo, o circunnavegación de la Tierra, en la que algo tuvo que ver, ¿no?, aunque sólo sea porque la expedición partió de su orilla después de que Magallanes orara en el trianero convento de la Victoria, ante esta imagen. Para qué, si Triana se quedó sin voz en el Ayuntamiento; nadie la va a echar de menos...
            Y eso que ha sido un trianero el único que se ha atrevido a emular la hazaña de Magallanes y Elcano en las mismas condiciones de navegación, gesta que quedó en un extraordinario documental de televisión. Bueno, pues al menos hemos escuchado tu nombre, admirado amigo José Manuel Núñez de la Fuente, aunque nadie con galones políticos sepa que naciste y te criaste dándole vueltas a la esfera del mundo en la Cava de los civiles.

Ángel Vela Nieto

Manuel Centeno, José Manuel Núñez de la Fuente, Emilio Jiménez Díaz, Ángel Vela y señora

TRAS LAS RAÍCES DE TRIANA: ÁRBOLES DEL PARAÍSO

Crece de forma espontánea en las zonas tropicales del sur y del este de Asía, de donde se ha difundido como árbol ornamental al resto del mundo. Su madera, aunque dura y un poco aromática sirve para poco, los frutos son tóxicos, pero sus semillas se han usado para cuentas de rosario. Quizás en el paraíso no sea necesario ni trabajar ni comer, otras cosas mejor ni pensarlas.


Estos frutos carnosos pertenecen al tipo drupa, por poseer una sola semilla en su interior. Vistos de cerca se les ve en plena madurez, comienzan a perder un poco de agua y su piel ha dejado de ser tersa, asoman minúsculos lunares negros que se irán extendiendo por toda la superficie. Bueno, mejor será alejarse un poco.


Muchos racimos de frutos cuelgan por todas partes contrastando con las ramas oscuras. Son preciosos ahora los árboles del paraíso, así de amarillos, tan vistosos, pero lo mejor es cómo cambian de aspecto según las estaciones, porque buscan siempre tu mirada distraída, sorprenderte con algo nuevo.





Las ramas jóvenes, antes lisas, se han engrosado tanto que la corteza se ha roto en largas fisuras rojizas. Otras ramas más finas se enredan de aquí para allá en busca de la luz, juguetean en formar un laberinto imposible donde olvidar las penas, hasta completar una ancha copa.



El árbol del paraíso, también llamado cinamomo, es muy usado en jardinería y está presente en muchas calles de nuestro barrio, incluso no falta en parques y en algunos patios de colegio, suerte que los niños deben ver en esas bolitas amarillas que caen, más un juguete que una fruta. Es en el límite sur del Tardón, calle Juan Díaz de Solís, donde encontramos los ejemplares más viejos. Gruesos troncos que se abren en tres o cuatro ramas principales muy verticales, escorzo de media verónica para salvar ventanas y balcones por un lado y al tráfico por el otro, sin miedo sobrepasan en altitud a los bloques y se sienten los verdaderos amos de la calle, acaso alguien tiene más raíces. 

Rafael Martín Holgado.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

HEMEROTECA: PAPELES VIEJOS CON ALMA NUEVA


Antonio Burgos
Diario ABC de Sevilla
Fecha. 7 de Septiembre de 1978
Seleccíón: Emilio Jiménez Díaz

martes, 28 de diciembre de 2010

TRIANA EN EL OBJETIVO DE HOLGADO BRENES (4)







Triana huele a pueblo en los días señalaítos de su Velá, la fiesta más añeja de Sevilla. José Manuel Holgado se ha colado en el corazón de la calle Betis y ha querido apresar esa Florencia rediviva que es la gran ciudad, en la que una gran torre se levanta, rosa, que no piedra, mujer hermosa llamada Giralda. En otros tiempos, cuando El Arenal llevaba todo el trasunto de los negocios de Indias, la orilla estaría llena de galeones y bergantines arrogantes, carabelas y pataches, comerciantes y tahúres, rinconetes y cortadillos, hetairas y pelanduscas, gente de la mar de lejos y de la mar de cerca...

Hoy, la ribera trianera reivindica desde sus visillos de encajes con rojos madroños y sus vistosos faldones espejándose en las aguas de su fecunda historia, su condición de pueblo viejo y sabio, su eterno sabor a verdes avellanas de los días lúdicos y su alegría sin límites, convirtiendo el balcón de su gozosa mirada en el mejor palco maestrante para observar la ciudad de la que es su fiel guarda y collación más señera.


Fotografías:
José Manuel Holgado Brenes
Comentario: Emilio Jiménez Díaz

domingo, 26 de diciembre de 2010

HEMEROTECA: PAPELES VIEJOS CON ALMA NUEVA


Autor: Álvaro Pineda
Diario ABC
Fecha: 25 de julio de 1994
Selección: Emilio Jiménez Díaz

jueves, 23 de diciembre de 2010

TRAS LAS RAÍCES DE TRIANA: DOS CATALPAS JUNTO AL RÍO


En estos días de eterna lluvia te cobijas en la soledad. Aprovechas que las nubes se reponen para cruzar la calle Castilla y acercarte al río, junto a la orilla es todo tan distinto, apenas hay ruidos, los árboles desnudos hacen más compañía que las dos personas que están paseando a sus perros o ese otro que pasa corriendo escondido en sus cascos, ajeno a todo. Miras al agua, quieta, como el aire, limpio, quedas sumida en este hermoso escaparate, atrapada en pompas de viejo jabón y tras la iglesia de la O  te fijas en las dos catalpas que hay, se han caído sus hojas, pero de las ramas cuelgan sus frutos, son inconfundibles.



Los frutos son unas largas cápsulas que ya han madurado, pero casi ninguno se ha abierto todavía, se mecen apenas sople un poco de brisa y tanto sobre el cielo gris, como sobre el agua forman estilizados dibujos, siluetas de letras japonesas, salvajemente simples, insinuantes, trazos de ese pasado que se te escapa. Las miras y hoy ves tristeza, lágrimas que van cayendo al río, mudas, una pena que te atrapa furiosa porque no sabes cómo olvidar.
Otra vez vuelve la lluvia, viene despacio, pero comienzas a marcharte empapada ya de melancolía y no ves esa semilla que comienza a salir, cómo se estiran los finos pelos de sus extremos y se abren las dos delgadas alas para volar hacia el futuro.


Rafael Martín Holgado.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

EL DEDO DE RODRIGO: UNA DE RUMANOS



            Leímos en ABC hace pocos días una crónica de Alberto García Reyes, un sabio precoz al que ya le colocaron el pedestal periodístico con un prestigioso premio promovido por el mismo medio en el que ha desarrollado su imparable trayectoria profesional. El título, “La Avenida de Rumanía de Sevilla”, nos ponía en guardia sobre uno de los fenómenos sociales más llamativos de los que hemos vividos durante mucho tiempo.
            Se apoya, Alberto, en la obrita sobre la gitanería de Triana del misterioso Bachiller Revoltoso, la que nosotros, como trianeros y aficionados al género flamenco, consideramos una milagrosa fuente de información de la época pre-flamenca y de la vida de los gitanos afincados en el arrabal entre los años 1740-1750. En seguida nos llama la atención que nuestro amigo la catalogue como “un brevario sobre el hampa de Serva la Barí”, y que “su descripción de la fauna de pordioseros que habitan el arrabal es impagable por su veracidad”, gente -añade, ya de su pecunio- llegada de la Europa del Este, del Norte de África y, sobre todo, de Portugal y que, por lo tanto, Triana fue el primer barrio de inmigrantes que tuvo Sevilla. “De emigrantes, no; de exiliados”, aclara pronto. “Y estos exiliados colonizaron a Triana hasta convertirse, dos siglos después, en vecinos de una carísima zona residencial de Sevilla”. Y echa de menos otro “Bachiller” que anote en su libreta las cosas que están pasando con los inmigrantes rumanos.
            Sabemos lo que significa mantener una sección, columna, recuadro o lo que sea, en un periódico, y esa circunstancia hace que se recurra, a veces, a temas resueltos de memoria o sin echarle el tiempo preciso en su preparación. Alberto, en esta ocasión, parece que tiene intenciones de viajero inglés, porque Triana, a pesar de su permanente estado de abandono que la hicieron imán de gente huida o temerosa de la ley, ha sido en todos los tiempos cuerpo de chimeneas, de hornos, de huertas fértiles, de redes, de muelles activos y de fábricas (jabones, pólvora y, también, la de tabacos de la ciudad, que absorbía -hablamos de mediados del XVIII- bastante mano de obra trianera). Y muchas herrerías gitanas que existían con antigüedad de varias generaciones. Nada tuvo que ver con esa “Avenida de Rumanía” que inventa refiriéndose a los asentamientos de gitanos rumanos. El problema de la inmigración masiva, aparentemente descontrolada y a la que pocos quieren mirar de frente, sin prejuicios políticos o raciales, da para estas cosas y, qué casualidad, Triana tiene que aparecer como ejemplo negativo también cuando el Bachiller Revoltoso tomó sus curiosas notas.
            Le dispensamos a Alberto que señale, en una guía oficial del flamenco en Andalucía, que el Altozano es el corazón de la Cava de los civiles y que la calle de Naranjito, Fabié, está en esta misma Cava de los civiles, amén de otros despistes geográficos, pero que no eche leña al fuego (inquisidor) que encendieron y aventaron los viajeros extraños y que, señalando una cierta y negativa circunstancia, desvirtúa la grandeza histórica del arrabal y guarda de Sevilla. El Bachiller escribió lo que le contó un viejo gitano de Triana, Baltasar Montes, así que es inocente de sus méritos y deméritos, y que anote Alberto, para una futura cita con tan peliagudo asunto, que este “Revoltoso” no es Fernando Jerónimo de Alba y Diéguez, como anota en el principio y el fin de su crónica; primero porque entonces no tendría sentido el seudónimo que le parapetaba de las iras de la autoridad; segundo, porque quien firma al final del manuscrito no es él, como es lógico, sino el autor del apéndice y, tercero, porque ese “Fdo.” es abreviatura de “firmado” y no de Fernando.
            Recomendamos a Alberto García Reyes, con todo el afecto, que se haga con la historia de Triana de Justino Matute y que, sobre todo, pasee por el barrio más flamenco del mundo. 
           
           
Ángel Vela Nieto.

domingo, 19 de diciembre de 2010

BREVES APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA CERÁMICA (7)



BREVE EXPLICACIÓN SOBRE EL PROYECTO DEL MUSEO DE LA CERÁMICA DE TRIANA

El alfar de cerámica Santa Ana supone un excepcional ejemplo de arqueología emergente. Este conjunto fabril ha mantenido su uso desde antaño,lo que ha permitido que los elementos que lo componen se encuentren en su mayoría completos y ubicados en su contexto original: hornos de cocción cerámica, molinos y depósitos de pigmentos, talleres y almacenes.


La propuesta arquitectónica se organiza desde la puesta en valor del conjunto,conservando la totalidad de los elementos específicos protegidos por el Plan Especial de Triana, así como otros de indudable valor espacial, etnológico y antropológico.

El conjunto es fruto de un proceso histórico donde la colonización del espacio interior no se fundamenta en la forma sino en resolver las necesidades que han ido surgiendo: fabricar, ampliar, alojar, almacenar ,modernizar, etc. El proyecto se plantea como un proceso más, que pone en valor esta convivencia.

Todos los elementos con significado arqueológico, antropológico y arquitectónico serán mostrado insertos en su contexto original. Nos encontramos ante una oportunidad única. Cualquier horno podría ser utilizado como tal, se conservan los recorridos, los espacios abiertos interiores y los nombre de los hornos: Santa Ana, Gallito,Belmonte...

Los nuevos espacios adaptan su altura a la de los edificios existentes en el conjunto, no rebasando el nivel de planta primera, asomándose desde atrás, levemente, hacia la calle Antillano Campos, por encima de la pieza fabril de menor altura. El proyecto no pretende ser un referente visual en el paisaje urbano exterior, que altere el perfil de Triana. El museo de la cerámica será como un regalo que se descubre cuando nos adentramos.

La ampliación propuesta aportará al conjunto los espacios complementarios necesarios para desarrollar la actividad museística de carácter temporal,y de las instalaciones técnicas suficientes para dotar al conjunto del dinamismo que necesita un centro de esta naturaleza.

El edificio se organiza como un recorrido continuo, a modo de paseo, entre los hornos del conjunto alfarero. El acceso se realiza a través de la esquina de la calle San Jorge y calle Callao, el espacio público se cuela en el edificio, el primer horno se verá desde la calle insinuándonos la entrada. La secuencia de espacios actuales de taller y almacenaje serán las galerías de la exposición permanente. La materialidad del suelo será continua; la de los hornos, el barro cocido.

La propuesta es que la escuela taller se desarrolle en la planta baja en la zona más interior del conjunto, vinculada a la producción de la empresa Cerámica Santa Ana, que continuará su actividad de exposición y venta en las crujías de la fachada. Desde el recorrido por la planta baja podrá visualizarse la actividad alfarera de la escuela taller, ésto dotará de realidad  la visita al museo.

En la planta primera se organizan las exposiciones temporales. Una cinta suspendida que se repliega rodeando el conjunto alfarero, ofrece la nueva zona expositiva, como un molde, en el espacio que queda hasta la medianera, El repliegue se adapta a la geometría especifica de cada conjunto de hornos, permitiendo una relación visual cambiante de las singulares cubiertas de estos.

A mitad de recorrido, al fondo de la parcela, se ubica la sala multiusos. También podemos llegar a este punto directamente desde la planta baja a través de una escalera. Durante la subida, desde el descanso, se contemplará una interesante perspectiva de los hornos 1, 2 y 3.

Desde el vestíbulo de distribución de la planta primera también podemos acceder a la biblioteca especializada y al ámbito para el Centro de interpretación y el Centro Temático de Itinerario Turístico de Triana, que se ubicará en la primera crujía del edificio.

Los usos administrativos, Dirección y Centro de Documentación y Divulgación se disponen en el antiguo edificio de vivienda con fachada a la calle Antillano Campos. Su posición independiza su uso del resto del museo.

La estrategia del proyecto, ubicando todo el espacio construido en el perímetro y solo una planta encima de los hornos, permite compatibilizar la cimentación y la estructura de la propuesta con el máximo respeto a los trabajos arqueológicos.

La piel que reviste la ampliación en la planta primera se construirá con piezas cerámicas a modo de tamiz y dejará pasar la luz. Se permitirá el total oscurecimiento desde el interior de los espacios expositivos. Para el diseño y fabricación del cerramiento de cerámica se contará con artistas de la cerámica actual.

SUPERFICIE:
2.710 metros cuadrados construidos
2.123 metros cuadrados útiles
PRESUPUESTODE CONTRATA:
3.O74.521 Euros.






RELACCIÓN DE ELEMENTOS DE INTERÉS ADQUIRIDOS POR EL AYUNTAMIENTO A CERÁMICA SANTA ANA

CUADRO VIRGEN DE LA ROSA.

BANCO DE CERÁMICA DE 205x55cm CON TRES PIES CERÁMICOS

BANCO DE CERÁMICA DE 210x55cm CON TRES PIES CERÁMICOS

BANCO DE CERÁMICA DE 210x55cm CON TRES PIES CERÁMICOS

BANCO DE CERÁMICA DE 220x55cm CON TRES PIES CERÁMICOS

CARTEL DE CERÁMICA SANTA ANA.

CATALOGOS ANTIGUOS.

COLECCIÓN DE ESTARCIDOS.

COLECCIÓN DE MOLDES ANTIGUOS.

CUADERNO DE FORMULAS MAGISTRALES(de Antonio Kiernan)

CUADRO “LA RENDICIÓN DE BREDA”

MAQUINA ANTIGUA AMASADORA DE BARRO.

LIBRO DE FIRMAS DE CLIENTES (desde el siglo XVIII al XX)

LOTE DE FIGURAS ANTIGUAS.

MAQUINARIA ANTIGUA MOLINA.

MURAL “NUESTRO PADRE JESÚS DE LA PASIÓN.

MURAL “RENDICIÓN DE GRANADA”


Ángel Bautista Guerrero


miércoles, 15 de diciembre de 2010

HEMEROTECA: PAPELES VIEJOS CON ALMA NUEVA


Autor: Antonio García Barbeito

Diario El Correo de Andalucía
Fecha: 4 de Julio de 1992
Selección: Emilio Jiménez Díaz

TRAS LAS RAÍCES DE TRIANA: LOS NARANJOS AMARGOS


En cada cultura hay objetos, animales, montañas a los que se le da un significado especial. En Sevilla pasa eso con el albero y con el azahar. Ambos se han convertido en símbolos sevillanos, se sienten como algo muy nuestro porque se encuentran en un espacio y en un tiempo que nos resultan mágicos, especiales, diferentes. Los naranjos tienen su origen en el sudeste asiático, pero en Triana no parecen extranjeros. Los encuentras en cualquier calle, siempre presentes, cargados de fruta viva, exuberantes, frescos, o blancos de nieve perfumada, místicos, sensibles, preparados para el ajetreo primaveral.


Los naranjos amargos no necesitan adornos ni bombillas para lucir con elegancia. Ni engañan a quien los conoce. Basta mirar sus hojas y fijarse en el pecíolo alado que tienen para identificarlos.
 

En el Barrio León las cortas calles forman parte de un silencioso bosque de naranjos viejos, donde el caminar se hace más lento, también el tiempo y puedes pasear de noche, solo, con las manos en los bolsillos, sin pensar casi, como un chiquillo que, tras cada esquina, busca esa luna nueva para terminar su primer poema de amor.

En cuanto crecen meten sus ramas sin vergüenza por cualquier ventana, pero esta vez los naranjos han sido podados con poco cariño y demasiada prisa, están feos, desgarbados, han perdido la gracia con sus alargadas copas.

En la antigüedad, alrededor del solsticio de invierno, cuando los días comienzan otra vez a ser más largos, muchas sociedades realizaban fiestas y rituales para celebrar el renacimiento del sol. Con la llegada del cristianismo se cambió simplemente el sujeto de adoración pero continuaron los festejos y las celebraciones. Algunos naranjos quieren aportar su ofrenda particular y tienen por navidad una segunda floración. Se cargan de flores blancas, pero falta algo en esta fría atmósfera, no suenan tambores, ni hay labios besados de miel. Poco importa, con disimulo me guardo un par de flores en la mano, me acerco a ti y te abrazo para que me huelas entre los dedos y soy feliz porque veo como, sorprendida, se encienden tus ojos y me sonríes.


Rafael Martín Holgado.



martes, 14 de diciembre de 2010

EL DEDO DE RODRIGO: CERÁMICA DE TRIANA


De vez en cuando hemos tenido ocasiones satisfactorias de ver cómo la tradicional cerámica trianera continúa siendo referencia del trabajo bien hecho, de cómo un arte menor se agiganta en manos de hombres que supieron hacer de un soporte tan delicadamente duradero materia artística  digna de exponerse en museos; de cómo una actividad humilde y mal pagada movió las poleas de una industria poderosa que fue santo y seña de la Triana activa de los siglos de mayor esplendor de esta ciudad, incluídos las tres primeras décadas del que aún respiramos. No hace mucho leímos una referencia de la “Colección Vicente Carranza”, del museo que este caballero, fervoroso coleccionista, mantiene en Torrelodones.
            Pues entre sus piezas más admirables y valiosas figuran series de azulejos trianeros del siglo XVIII, compitiendo en plasticidad y donosura con otras procedentes de todo el mundo, especialmente de centros productores nacionales como Teruel, Manises, Talavera y Alcora.
            También comprobamos que el atrayente rincón que forma la fachada de “Cerámica Santa Ana”, expuesta a la vista de los visitantes interesados en la fama artesanal del arrabal, no pasa desapercibida entre quienes aprecian las cuidadas labores del barro, quedando reflejada en artículos periodísticos que son aldabonazos en la conciencia plana de muchos que, por obligación y responsabilidad, deben proteger y alimentar a esta artesanal manifestación, la que mayor fama dio a Triana fuera de ella. Si, porque los “Jóvenes ceramistas” y “Los amigos de la cerámica de Triana”, junto a los talleres inmediatos a los “Cuatro Cantillos”, que es el corazón alfarero del barrio, más las firmas de pintores actuales que continúan añadiéndole prestigio, no son suficientes.
            Si Triana como núcleo vecinal de marcada identidad mereció la atención de Justino Matute, el gran cronista sevillano que nos legó su historia fundamental, la industria principal de este lugar autóctono y legendario gozó de la atención y el esfuerzo de José Gestoso, un estudioso iluminado por su afición y su cultura que dejó escrita “la biblia” de la cerámica trianera; nos referimos a la obra “Historia de los barros vidriados sevillanos” (1903), título que, con todo respeto y admiración para el maestro, no nos deja nada satisfechos, porque la cerámica de Sevilla es la de Triana que es el centro productor reconocido, el nombre propio, la marca de origen, como ocurre con Manises o Talavera -ya citadas- que también poseen sus particulares características y que, en ningún caso, han sido estudiadas como productos de Valencia o Toledo (véase en el citado libro el “registro de olleros” y se comprobará que se trata de un censo exclusivo de artífices trianeros, nacidos o afincados). Si los profesores Rafael Doménech Martínez o Alfonso Pleguezuelo Hernández, especialistas en la materia y autores de concienzudos trabajos monográficos, no han hecho demasiado hincapíe en este detalle, será porque no lo creen interesante; a nosotros nos ocurre lo contrario, porque nunca entenderíamos que nos hablaran del “jamón de Huelva”, de las “mantas de Cádiz”, de “la carne membrillo de Córdoba” o de “los mostachones de Sevilla” por muchos “sinónimos” que se crearan modernamente. Doctores tiene la iglesia a los que a veces no entendemos.
            No es fácil compendiar cuanto se ha escrito sobre la cerámica artística trianera, que es mitad técnica heredada, olvidada y redescubierta, y mitad inspiración. Los árabes la practicaron con profusión industrial y reconocida calidad gráfica y metódica, aunque el reconocimiento de su importancia llegara en época cristiana, principalmente a partir del siglo XVI. Desde Niculoso Pisano -italiano avecindado en Triana- hasta Vigil, Orce o Kiernam, pasando por el decisivo Soto y Tello, recorre nuestra cerámica su esplendente y dilatada “edad de oro”, aunque tuviera que   sobreponerse al decadente siglo XIX merced a los estudios del mencionado Gestoso, secundado por industriales y artesanos locales. Las obras monumentales son demostraciones permanentes de las labores de las fábricas del arrabal.
            En la primavera de 1985, la Caja de Ahorros de Granada organizó en el “hermoso” edificio del Colegio de Arquitectos una exposición titulada “Ceramica de Triana”. En el catálogo el citado profesor Pleguezuelo escribe un artículo en el que, no obstante, se inclina por la expresión “cerámica sevillana” porque la otra -argumenta- “se deriva más que de un hecho comprobado históricamente (¡!), de ese mundo costumbrista decimonónico que dio fortuna a dicha denominación (cerámica trianera) que al correr del tiempo quedaría como sinónimo de sevillana entre coleccionistas, anticuarios o curiosos del tema”. Desde luego, estamos necesitados de una buena lección del profesor quien, añadamos, amplió este trabajo cuatro años después en el que se aprecia una principal variante en la portada donde se lee: “Azulejo Sevillano”.
            Casi con el mismo título (“El Azulejo Sevillano”), aparece en 1988 un estudio bellamente ilustrado de los procedimientos, artistas e industriales realizado por el investigador melillense Rafael Doménech, quien sin entrar en definiciones “justifica” el título en una sucesión de nombres trianeros (aquí de nuevo nuestra admiración), tal y como ocurre con el libro fundamental de Gestoso.
            Ahora permanece abierta al público la muestra “Cerámica de Triana”, sorprendente nombre porque el comisario es el repetido profesor Pleguezuelo y nos podemos creer que la intitulación haya sido impuesta por los propietarios de las piezas, los hermanos Carranza del museo de Torrelodones que nombramos al principio, lugar donde están expuestas con su auténtico nombre de origen, lo que desdice del argumento del profesor cuando desorienta al personal con eso de “sinómimo de sevillana”. El escenario del certamen es el laberíntico convento de San Clemente; no dudamos de que era el sitio idóneo, pero me apuesto lo que sea a que si se hubiese celebrado en la “Casa de las Columnas” al cabo de sus días se hubiera tenido mayor respuesta popular. Los trianeros, a riesgo de marearnos, estamos obligados a visitar esta exposición y regresar a la plaza del Altozano ojeando el magnífico catálogo.
            (El señor Pleguezuelo la sugerido, oportunamente, que se cree un museo de la cerámica de Triana en Sevilla. Muy bien, pero en Triana. Es sólo por cuestión de supervivencia de una labor que sobre su historia vive un presente soñando el porvenir. Pero no vale ahora la discusión sobre tan quimérico asunto... a no ser que los hermanos Carranza, en un gesto eternizante de generosidad, leguen  la colección a la Ciudad con el deseo expreso de que sea expuesta en su sitio. Por soñar...).


Ángel Vela Nieto
(Fotografías: Emilio Jiménez Díaz)




Nota: Este artículo fue publicado en El Correo de Andalucía, en la sección dominical “La Cruz de San Jacinto, el día 5 de mayo de 1996.

lunes, 13 de diciembre de 2010

BREVES APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA CERÁMICA (6)




DICCIONARIO DE TERMINOS ALFAREROS


ESTRIBO.- Parte del torno. Apoyo del pie que descansa.

FOGAINA.- Parte del horno donde se realiza la combustión.

FRITA.- Preparado vitrificador a base de óxidos y sulfuros metálicos.

GABELA.- Molde de distintos tamaños para hacer losetas.

GABERA.- Molde para fabricar tejas y ladrillos.

GUARDAPOLVOS.- Piezas de relieve que rematan superiormente los zócalos.

HORMA.- Molde para fabricar objetos cóncavos como platos o escudillas.

JUAGUETES.- Pieza de barro a la que se le ha dado una sola cochura( también se le denomina bizcocho).

LABORATORIO.- Cámara superior del horno donde se cuecen las vasijas.

LADRILLOS DE TABLA.- Forma de colocar azulejos de cuencas contiguos entre las alfajías de las techumbre, también existen algunos realizados en cuerda seca.

MATRIZ.- Molde para realizar la impronta de las cuencas o aristas.

MONTERIA.- Dibujo en azulejo o loza de trazado sencillo y motivos zoomorfos, relacionados con la cacería.

MOSAICO.- Conjunto de piezas ensambladas unas junta a otras para formar un dibujo.

OLAMBRE.- Nombre de la olambrilla hasta el siglo XV.

OLAMBRILLA.- Pieza pequeña destinada a formar combinaciones con el ladrillo rojo o amarillo para formar solerías.

OLLERO.- Denominacion antigua para los alfareros y ceramistas.

OLLERIA.- Nombre de los alfares en el sigloXVII.

OREO.- Secado de las piezas tras ser modeladas.

PICO.- Pequeña herramienta que se usaba para recortar aliseres.

PISONES.- Instrumento de madera formado por un mango y una maza en forma cónica,utilizado para triturar los terrones de barro.

SOBAR EL BARRO.- Amasar el barro con las manos o con los pies hasta darle la textura necesaria para modelar

SUBIENTES.- Se le llamaba antiguamente a las pilastras verticales de azulejos que separan los paños de los zócalos.

TABLA DE TENDER LABOR.-Tabla para el oreo de las piezas.

TARIMA.- Parte del torno. Rueda inferior que se gira con el pie.

TESTARE.- Depósito donde se arrojan los fragmentos de piezas rotas o defectuosas tras la cocción.

TIERNO.- Grado del barro dispuesto para modelar.

VEDRIO.- Barniz vítrico que se aplica a la cerámica (vidriado)

ZABALETA.- Cada uno de los orificios por donde se introduce el calor y el fuego desde la caldera al laboratorio en los hornos.

ZINGUIZARA.- Molinillo para moler colores.


Ángel Bautista Guerrero


domingo, 12 de diciembre de 2010

TRAS LAS RAÍCES DE TRIANA: PLÁTANOS DE SOMBRA


Estas hojas se han vestido de metales oxidados para volar, se están apagando, calladas, y, sin embargo, brillan antes de caer. Te has quedado, de repente, lleno de amargura,  casi sin vida, con la mirada que huye hacia el suelo, pisadas del pasado que ya no escuchas, soledad, soledad... Pero no es más que otro atardecer, más lánguido si cabe, que el viento remueve sin compasión. Despojarse de todo para una primavera que tardará tanto en llegar.


Los plátanos de sombra son los árboles de las grandes avenidas, los que transformaban las primeras carreteras en largos pasillos vegetales, pero en Triana los podemos encontrar en los patios interiores del Tardón y en la nueva plaza del Monte Pirolo, dentro del espacio que ocupaba la Hispano Aviación 



Las hojas, como las del Liquidámbar, también son lobuladas, pero son muy desiguales y tienen en el borde dientes grandes e irregulares. Parecen recortadas por una tímida mano, indecisa, juguetona, cada hoja muestra los bocados que el tiempo va dando a los sueños de nuestra adolescencia. 




Los frutos del plátano de sombra son pequeños, pero son muy visibles porque se agrupan formando unas esferas marrones y duras, que cuelgan casi siempre de dos en dos. Cuando hayan madurado, estas cabezuelas se abrirán y veremos volar de un lado para otro, unos peludos frutos llamados aquenios, que se empeñan en chocar con nuestros rostros o quedar enredados entre los cabellos.



Tanto en invierno, como en primavera, los plátanos de sombra son fáciles de reconocer gracias al colorido del tronco, en el que se dibujan las imposibles piezas de un puzzle dispuestas en diferentes capas.
La fina corteza se desgaja en rígidas placas planas, como hojas de papel, quizás de ahí venga su nombre, que procede del griego platanus, que significa plano.
No está claro el origen de este árbol, pues muchos científicos opinan que es un híbrido procedente del cruce de un plátano oriental con un plátano de América realizado en España. Pero también es posible que simplemente se trate de una variedad que presenta unos caracteres diferentes. 
Tampoco se sabe por qué le hemos llamado plátano al fruto del bananero. Y si queremos adentrarnos un poco más en la confusión, no hay más que ver estos dos ejemplares en un feo espacio vacío y perdido, que por la mañana se utiliza de aparcamiento, en esa plaza que nuestros dirigentes municipales quisieron bautizar con un nombre equivocado. Pero, quizás pensaron, si le llamamos plátano a la banana, por qué no vamos a poner el Monte Pirolo donde nos dé la gana.


Rafael Martín Holgado.


TRIANA EN EL OBJETIVO DE HOLGADO BRENES (3)


El caserío del Paseo de la O está casi escondido por el incienso de la bruma. Tiene magia esta mañana en la que el barandal del puente apenas si se dibuja sobre el cristal tornasolado del agua. El sol tímido del Este ya va pespunteando verdes en la orilla sevillana. Faltará que se levante la niebla para ver a Triana en su esplendor, cuando padre Sol la dore reverberándose en la cal de sus fachadas. José Manuel ha madrugueado con su cámara a cuestas para robar -ladrón en bendita libertad- esa instantánea que a los pocos minutos ya será diferente.


Fotografía: José Manuel Holgado Brenes
Texto: Emilio Jiménez Díaz

TRIANA ENTRE VERSO Y VERSO: TRIANA

RAFAEL LASSO DE LA VEGA



Rafael Lasso de la Vega, Marqués de Villanova, nace en Sevilla un 28 de febrero de 1890. A sus 18 años de edad se traslada a Madrid donde comenzaría su  andadura como poeta, publicando sus primeros poemas en “Los lunes del Imparcial”, lo que le supondría un gran espaldarazo a su carrera intelectual, ya que éste supletorio era considerado uno de los mejores y más ricos suplementos literarios publicados en español. El suplemento comenzó a publicarse en 1874, en el que participaron escritores de la Generación del 98 como Unamuno, Azorín o Baroja;  y cesaría su publicación con la desaparición del periódico El Imparcial en 1933.

En 2008 este periódico vuelve a aparecer en formato digital, restaurándose en abril de 2009 su supletorio literario.

Los inicios de Rafael Lasso como poeta fueron  inmerso en el Modernismo, aunque pronto se sumó a la Vanguardia, siendo un abanzado de la renovación frente a posturas convencionales y académicas.

Publicó libros en España, Francia e Italia, destacando entre sus obras: “Rimas de silencio y soledad” (1910), “Galería de espejos” (1919), “El corazón iluminado y otros poemas” (1936) .....

A finales de la segunda década del S.XX el poeta colabora en la revista Sevillana “Grecia”, revista defensora del vanguardismo en la que colaborarían escritores de la talla de Ramón Gómez de la Serna o el mismísimo Federico García Lorca que colaboraría en su número 1, apoyando la inauguración de la misma. Esta revista inicia su periplo en 1918,  trasladándose en 1920 a Madrid ( como diría Emilio “cosas”). La revista Grecia sería definitivamente cerrada tras la publicación de su número 50.

Lasso de la Vega, vivió una vida de bohemio, a pesar de su procedencia aristócrata y la consecuente seriedad y costumbres de su familia. Viajó por Europa y vivió en diferentes lugares de España, pero finalmente regresó a Sevilla donde muere en la Noche Buena de 1959 tras sufrir un ataque al corazón, a las puertas del Ateneo sevillano.

Según un artículo publicado el 21 de mayo de 2009 en el Diario de Sevilla, y cuyo enlace os dejo para que podáis leerlo, no moriría en esa noche vieja sino en los días sucesivos a la misma. Os recomiendo la lectura de éste retrato al poeta titulado “Triste vida alegre de Lasso de Vega”

Y con el permiso de este paisano nuestro y gran poeta, os regalo unos versos suyos en los que podéis identificar claramente, sin necesidad de ser nombrada a Triana:




TRIANA

En el corral de noche
Concha la “limpia” baila
y sus ojos relucen
con las candelas claras.

De ardores y delirios
de temores y ansias
su cuerpo es una hoguera
crepitante de llamas.

Tiembla la falda roja
con lunares de plata
sus brazos se retuercen
sus caderas se enarcan.

El coro de gitanos
la jalea con palmas
y la hoguera de ritmos
al aire se levanta.


Selección y texto: Elisa Santos Donaire

LA EXPOSICIÓN CARRANZA EN EL ALCÁZAR


El pasado día 2 se inauguró la exposición de las piezas de cerámica de don Vicente Carranza, poniendo así fin a once años de desencuentros, en los cuales el ayuntamiento ha ido dando largas al acuerdo de cesión y poniendo a prueba la paciencia del señor Carranza.

La cantidad de piezas expuestas es de 171 de las cerca de mil con que cuenta la colección. Están expuestas en tres salas y cada una de ellas lleva una denominación en relación con su contenido.

La primera sala se denomina "Azulejos de la Sevilla mudéjar". En ella se da una explicación de cómo los mosaicos de Roma, los tejidos murales de Bizancio y la costumbre de los pueblos nómadas de revestir sus jaimas con esteras, tejidos y alfombras, son viejas tradiciones heredadas por Al-Andalus que están en el origen del hábito de la arquitectura de cubrir pavimentos, paredes y techos con cerámicas llenas de brillo y color. Los alicatados, los azulejos de cuerda seca, los de relieve o los llamados de aristas, heredan del Islam el amor por la geometría, pero también adoptan del estilo gótico y del renacentista un rico repertorio figurativo. Sirvieron estos azulejos para llenar de color suelos, paredes y techos de la arquitectura andaluza del primer renacimiento durante los reinados de los Reyes Católicos y del emperador Carlos V.

En la sala denominada "Dorados de Triana", podemos observar cómo la tradición musulmana se percibe en su técnica decorativa del procedimiento de esta cerámica, en el carácter geométrico de muchos de sus motivos y en la persistencia del procedimiento de la loza dorada.

La raíz gótica es evidente en los temas figurativos de origen textil, y la influencia renacentista se identifica en numerosos patrones estéticos romanos traidos a Sevilla desde Italia por Francisco Niculoso Pisano hacia 1500. El oro, por ser metal incorruptible, siempre fue asociado a la divinidad y estuvo cargado de valores simbólicos. Los metales preciosos sirvieron en el pasado para hacer vajillas para los poderosos y enseres para el culto divino. La posibilidad de lograr reflejos dorados en simples objetos de barro fue fascinante descubrimiento de la alquimia. Esta tradición llega de Oriente a España hacia el siglo XII y se desarrolla, entre otros lugares, en Murcia, Málaga, Granada, Cataluña y Sevilla.

En la tercera sala, cuyo título es "Un mundo devoto y galante", se nos muestra cómo durante el barroco se producen cambios importantes. Los tejidos, como fuente de inspiración, son paulatinamente sustituidos por la pintura religiosa y también por la profana. Un espíritu narrativo invade azulejos y vajillas que dejan de ser productos de lujo y se convierten en objetos populares, tanto en su clientela como en el estilo de su decoración.

Fachadas de iglesias, conventos, casas y hospitales, pero también retablos murales, situados en los más variados puntos de la ciudad, cumplieron la función de extender lo sagrado a los espacios exteriores y de servir de apoyo a los rituales fomentados por la iglesia católica. El XVIII es también el gran siglo de las lozas sevillanas. Pasadas de moda las cerámicas italianas que dominaron los siglos XVI y XVII, imponen ahora sus modelos otros centros productivos como Talavera de la Reina y Alcora (Castellón). Todos pretenden seguir el ejemplo de las prestigiosas y refinadas porcelanas de Oriente.

En fin, estamos de enhorabuena. Ya podemos disfrutar de parte de la mejor y más completa colección de cerámica de origen trianero. Como reza el refrán: Nunca es tarde si la dicha es buena.


Ángel Bautista Guerrero




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