jueves, 23 de diciembre de 2010

TRAS LAS RAÍCES DE TRIANA: DOS CATALPAS JUNTO AL RÍO


En estos días de eterna lluvia te cobijas en la soledad. Aprovechas que las nubes se reponen para cruzar la calle Castilla y acercarte al río, junto a la orilla es todo tan distinto, apenas hay ruidos, los árboles desnudos hacen más compañía que las dos personas que están paseando a sus perros o ese otro que pasa corriendo escondido en sus cascos, ajeno a todo. Miras al agua, quieta, como el aire, limpio, quedas sumida en este hermoso escaparate, atrapada en pompas de viejo jabón y tras la iglesia de la O  te fijas en las dos catalpas que hay, se han caído sus hojas, pero de las ramas cuelgan sus frutos, son inconfundibles.



Los frutos son unas largas cápsulas que ya han madurado, pero casi ninguno se ha abierto todavía, se mecen apenas sople un poco de brisa y tanto sobre el cielo gris, como sobre el agua forman estilizados dibujos, siluetas de letras japonesas, salvajemente simples, insinuantes, trazos de ese pasado que se te escapa. Las miras y hoy ves tristeza, lágrimas que van cayendo al río, mudas, una pena que te atrapa furiosa porque no sabes cómo olvidar.
Otra vez vuelve la lluvia, viene despacio, pero comienzas a marcharte empapada ya de melancolía y no ves esa semilla que comienza a salir, cómo se estiran los finos pelos de sus extremos y se abren las dos delgadas alas para volar hacia el futuro.


Rafael Martín Holgado.

5 comentarios:

  1. Emilio Jiménez Díaz23/12/10, 8:39

    Una auténtica joya este paseo botánico que nos estás ofreciendo, tan preñado de conocimientos como de poesía.
    ¡Felicidades, Rafa!

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  2. Rafael M.H.23/12/10, 17:11

    Gracias, Emilio, dentro de poco seguro que estos paseos virtuales los podremos hacer caminando.

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  3. Estupendo, Rafael, algunas de las frases parecen haikus.

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  4. Rafael M.H.23/12/10, 23:14

    Ahora que lo dices, Caty, sí que se me parecen. Entre las estaciones y los árboles es fácil semejarse a ese estilo japonés. Quizás en Triana llenemos el vacío oriental con el día a día.

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  5. Pues el sugerente texto de Rafael nos ha llevado al haikus que sugiere Caty. Son gotas (por su brevedad) del alma japonesa, pensando en las dulces gheisas y no en los terribles guerreros de las películas niponas.

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