domingo, 12 de diciembre de 2010

TRAS LAS RAÍCES DE TRIANA: PLÁTANOS DE SOMBRA


Estas hojas se han vestido de metales oxidados para volar, se están apagando, calladas, y, sin embargo, brillan antes de caer. Te has quedado, de repente, lleno de amargura,  casi sin vida, con la mirada que huye hacia el suelo, pisadas del pasado que ya no escuchas, soledad, soledad... Pero no es más que otro atardecer, más lánguido si cabe, que el viento remueve sin compasión. Despojarse de todo para una primavera que tardará tanto en llegar.


Los plátanos de sombra son los árboles de las grandes avenidas, los que transformaban las primeras carreteras en largos pasillos vegetales, pero en Triana los podemos encontrar en los patios interiores del Tardón y en la nueva plaza del Monte Pirolo, dentro del espacio que ocupaba la Hispano Aviación 



Las hojas, como las del Liquidámbar, también son lobuladas, pero son muy desiguales y tienen en el borde dientes grandes e irregulares. Parecen recortadas por una tímida mano, indecisa, juguetona, cada hoja muestra los bocados que el tiempo va dando a los sueños de nuestra adolescencia. 




Los frutos del plátano de sombra son pequeños, pero son muy visibles porque se agrupan formando unas esferas marrones y duras, que cuelgan casi siempre de dos en dos. Cuando hayan madurado, estas cabezuelas se abrirán y veremos volar de un lado para otro, unos peludos frutos llamados aquenios, que se empeñan en chocar con nuestros rostros o quedar enredados entre los cabellos.



Tanto en invierno, como en primavera, los plátanos de sombra son fáciles de reconocer gracias al colorido del tronco, en el que se dibujan las imposibles piezas de un puzzle dispuestas en diferentes capas.
La fina corteza se desgaja en rígidas placas planas, como hojas de papel, quizás de ahí venga su nombre, que procede del griego platanus, que significa plano.
No está claro el origen de este árbol, pues muchos científicos opinan que es un híbrido procedente del cruce de un plátano oriental con un plátano de América realizado en España. Pero también es posible que simplemente se trate de una variedad que presenta unos caracteres diferentes. 
Tampoco se sabe por qué le hemos llamado plátano al fruto del bananero. Y si queremos adentrarnos un poco más en la confusión, no hay más que ver estos dos ejemplares en un feo espacio vacío y perdido, que por la mañana se utiliza de aparcamiento, en esa plaza que nuestros dirigentes municipales quisieron bautizar con un nombre equivocado. Pero, quizás pensaron, si le llamamos plátano a la banana, por qué no vamos a poner el Monte Pirolo donde nos dé la gana.


Rafael Martín Holgado.


11 comentarios:

  1. Interesante e instructivo, como es habitual en esta serie de un amigo cómún, de los árboles y nuestro.
    Efectivamente, resulta chocante que los políticos, tan "bien" informados y "justos" con nuestra historia, colocaran en el lugar de una alejada y vieja huerta al Monte Pirolo, donde tuvo el flamenco cuna maternal. Lo gracioso es que allí, en el sitio donde debiera estar, luce un nombre que nada dice en Triana: Génova. Y lo sangrante es que esta misma plaza se rotuló, inicialmente, "Plaza del Zuraque (con una sola ere) y del Monte Pirolo", así, toda la gitanería flamenca metida en una geografía ajena.
    Dispensas si no hablo del árbol protagonista, ¿pero quien se atreve a añadir nada a lo dicho por Rafael...?

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  2. Rafael M.H.12/12/10, 20:57

    Hay que ser radical, es decir ir siempre a las raíces y esta sección se titula tras la raíces de Triana. ¿Acaso no hacemos todos el mismo viaje?

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  3. Habrá que estar atentos al destino que le darán a los dos bellos ejemplares que dan sombra a los coches. Aunque de momento esa plaza parece que no puede convertirse en aparcamiento definitivo, todo parece indicar que con el tiempo se consolidará definitivamente como tal. En esta zona de Triana hay falta de aparcamiento y espacios verdes y en este lugar podríamos compatibilizar ambas.

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  4. Ayer observé desde la acera de enfrente los tres arbolitos que han plantado frente a la fachada del reconstruido edificio del antiguo hospital de la Cruz Roja. No hace mucho denunciábamos la tala de los que se hallaban en la misma acera, más cerca de la entrada al citado hospital. Dejando al margen que el descomunal edificio es un atentado al lugar que ocupa (otro más de los que tenemos que soportar en Triana), me gustaría saber si estos arbolitos son de la misma especie de los "asesinados", supongo que para que no estorbaran la visión de esa "hermosura" arquitectónica con la que ahora nos castigan con todos los beneplácitos de los que cuidan de nuestra muy histórica ciudad.

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  5. Rafael M.H.13/12/10, 22:25

    También me fijé hace poco en los enclenques que acaban de trasplantar. Creo que se trata de otros árboles, pero ahora no recuerdo cómo son. Si mañana me acuerdo, cuando pase por allí les echaré un vistazo. Intento que me gusten los edificios modernos, pero como muy bien has dicho, este nuevo hospital es descomunal, una auténtica desmesura.

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  6. Rafael M.H.14/12/10, 18:44

    Pues son naranjos los arbolitos que han plantado delante del hospital. Es lo que más utilizan cuando se trata de parchear, por cierto la próxima entrada va dedicada a ellos.

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  7. Claro, los naranjos no estorbarán la hermosa vista de la fachada del edificio que es un "prodigio de la nueva arquitectura sevillana", toda una belleza que va a competir con la escuela Regionalista comandada por Aníbal González. Sobre todo hay un "altísimo respeto" al entorno y su historia.
    Qué manera de acabar con un barrio como Triana.

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  8. Siento no estar de acuerdo con la crítica al Hospital Infanta Luisa. Esa esquina está tan deteriorada que lo que menos estorba a la vista es la clínica (que, por otra parte, resulta muy útil para todo el mundo). La esquina es horrorosa, con ese quiosco que no deja pasar a la gente, la confluencia con Condes de Bustillo siempre atascada, el carril bici que ni cabe,la suciedad que hay en todo el entorno de Santa Cecilia, el atasco permanente de coches, es una zona por la que no se puede pasar, así que lo que menos me molesta es el hospital.Supongo que los árboles que había los habrán quitado por molestos, porque se metían en las ventanas, como les ocurre a los demás vecinos, que no quitan los que hay delante de ellos por miedo a que los multen, pero que si fuera por ellos, ya no estarían ahí los dichosos árboles, que no dejan pasar la luz y lo llenan todo de suciedad.
    Y,en cuanto a la arquitectura de la clínica, no todo va a ser regionalismo.

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  9. La funcionalidad del Hospital no puede prevalecer sobre normas urbanísticas elementales como son los anchos de las aceras, la tala ilegal de árboles y fundamentalmente el respeto al entorno. Entiendo que el edficio original no estaría catalogado porque de lo contrario no hubiesen permitido modificar la fachada. SIn embargo parece obvio que la nueva fachada choca de una manera brutal con el entorno. La suciedad de la calle, el quiosco, el carril bici mal diseñado, etc. no pueden ser una cortina de humo para denunciar una nueva agresión arquitectónica de Triana.

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  10. Pero, vamos a ver, ¿qué normas urbanísticas son esas que han permitido convertir a la calle San Jacinto en un esperpento sin estilo? Y, si la tala de árboles es ilegal, habría que regular una tala legal, porque los árboles, algunos, destrozan las aceras, haciéndolas impracticables y provocando caídas frecuentes. El edificio del hospital podrá ser bonito, feo, agradable, correcto o monstruoso, pero eso de la agresión urbanística en un barrio absolutamente agredido, no lo veo claro.

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