domingo, 3 de marzo de 2013

EL DEDO DE RODRIGO


 
                                              Los dos manolos

                 Todos los domingos, en la hora del sol restallando gustoso en los veladores metálicos de San Jacinto, por esos nuevos templos de la cerveza y el condumio variado que la peatonalización ha levantado, suelen aparecer dos ilustres Manolos llegados de la otra orilla, lo que no quiere decir que ésta no les sea también propia, que lo es. Hablo del sol de invierno, que cuando se trata del otro, del irrespetuoso, tiene la pareja otro rumbo, la plaza del Altozano que es donde se cotizan los veladores de “sombra”.
            Si juntaran, asociándose, lo que han sido capaz de crear tendríamos una buena parte de lo mejor de un estilo musical, el más nuestro, el de las sevillanas, aunque también podríamos nombrar el de los pregones, la poesía piadosa o semanasantera, o romántica, o social y profunda. Uno de ellos va camino de los noventa años (a dos paquetes diario de cigarrillos, pa que luego digan…; el otro, para equilibrar algo el peso del humo en la atmósfera, no fuma). Podríamos decir que siendo íntimos amigos, viejos colegas y camaradas, pocos pares con lados tan distintos. Sólo son iguales en una cosa: el genio, la chispa, la inteligencia, la gracia en suma, que esa es “la cosa”.
            Si se ocuparan en escribir cuanto dicen, se dicen y recitan, en ocurrencias de todo tipo entre sorbo y bocado, saldría un libro cada semana, un libro de los que echamos de menos, los de puro humor sevillano. Y no es que no se crucen poemas serios; hay mucho verso que acaba admirado e intacto entrambos, pero lo más probable es que sea el otro, el que haga de oyente, quien lo reforme, disfraze y versione jocosamente, pero midiendo siempre, respetando la música del poema, o de la copla, o de la soleá o el fandango, que de todo les sale, puestos en faena y dispuestos a la diversión. Digamos ya que nos estamos refiriendo –seguramente lo habrá adivinado el lector o lectora- a Manolo Garrido (…algo se muere en el alma…) y Manolo Melado (…mírala cara a cara…), dos prolíficos y exquisitos autores que lo que menos valoran de su obra son, precisamente, sus grandes éxitos discográficos.
            En el prólogo del libro de Melado, “Si me río se me caen los empastes”, escribimos para dar una somera idea de lo que se cuece en esos veladores domingueros, donde “puede salir a la palestra en un momento determinado, en medio de la justa lírica que -como digo- se origina esporádicamente, estas estrofas de seria vocación: Me trae Melado sus coplas/ del otro lado del río,/ yo se las cambio por otras/ que cantan al barrio mío./ No hay cosa más sevillana/ que en dos torres en la distancia/ suene la misma campana. Pues todo será soltarlas y pueden acabar de esta guisa terciando cualquiera de los dos: Me trae Melado su risa/ del otro lado del río,/ yo se la cambio por tiza/ pa apuntá lo que ha comío./ No hay cosa má sevillana/ que uno se lo zampe tó/ y otro apoquine la lana. Así, y es que Garrido apenas come mientras que a Melado hay que quitarle el “apenas” porque también se lo come. La broma, hasta la hora de pagar, circula imparable en esos domingos que no pueden ser más festivos”.

            Ya hemos dicho que Garrido es un fumador empedernido. Un día, ya en la retirada, Melado me preguntó seriamente… “¿Tú crees que dentro de quince años estaremos como Garrido de bien? Pues no faltaría más…, le respondí…”. Y remató el fígaro poeta con una de sus ocurrencias: “Pues entonces tenemos que empezar ya a fumar…”. Mientras, el otro Manolo ya andaba raudo, cigarro en ristre, disponiéndose a coger dos autobuses para regresar a su casa.

Ángel Vela Nieto.

                            

3 comentarios:

  1. La foto que ilustra esta entrada es obra de José Luis Jiménez. En ella también aparece quien, a veces, nos acompaña en ese reparto de sol de invierno de cada domingo: nuestro querido amigo Antonio Rincón, también autor, escritor y estupendo poeta flamenco. Y esa cosita que tengo encima es Ramoncito... que pasaba por allí.

    ResponderEliminar
  2. Magnifica mesa, quién pudiera compartirla algun domingo. Espero poder hacerlo, pero dedico ese dia a la familia; Amigos, me alegro de que os lo paseis bien, y de las ocurrencias de Melado...

    ResponderEliminar
  3. jimenezjb3/3/13, 22:27

    Doy fe de esas clases magistrales de poesía, ocurrrencias, gracia y buen comer, dentro de la Universidd Tabernaria de Triana.

    ResponderEliminar

*/