UN TRANVÍA PARA TRIANA
Son muchas, y frecuentemente de
sentidos opuestos, las reivindicaciones que
se realizan en Triana. Mientras que algunos, por ejemplo, piden
más peatonalización o más carril bici, otros piden más aparcamientos y vías de
entradas con vehículos automóviles. Estas
contradicciones, propias de una comunidad amplia y heterogénea, nos deberían hacer
reflexionar para finalmente encontrar una solución que en gran medida satisfaga
el interés de todos. Tal vez los gobernantes podrían abrir esas vías de debate
que podrían serles muy útiles para tomar decisiones, a priori, complejas. Sin embargo lo frecuente es
favorecer el interés de los grupos afines y los del propio partido para el que
trabajan por encima del de los ciudadanos.
Mucho se está hablando
últimamente de la credibilidad de los políticos que se han acostumbrado a
mentir e incumplir sus promesas sin ningún coste. El caso del aparcamiento de San
Martín de Porres es uno más de la amplia lista de las promesas incumplidas por
el Alcalde de Sevilla del que recuerdo, cuando venía a Triana a realizar la campaña
electoral, como argumentaba la necesidad de construir un gran aparcamiento
subterráneo en dicha plaza que impulsara la actividad comercial del Mercado de
San Gonzalo y zonas próximas como San Santa Cecilia. Además, la reciente
remodelación y ampliación del moderno hospital de la calle San Jacinto –otro santo
más y parecen demasiados para el callejero de una ciudad de un estado laico
como dicen que tenemos- habían producido
un aumento de las necesidades de plazas
de aparcamiento por la zona. Durante los
dos primeros años de su mandato han continuado las promesas de construcción de
este aparcamiento; incluso han sido frecuentes las visitas y fotografías del
delegado del distrito en la plaza con
nombre de santo peruano. Sin embargo en los últimos días hemos escuchado al Sr. Zoido decir que esta
época nadie construye aparcamientos de este tipo, a la vez que se enorgullece
de fomentar el aterrizaje en nuestra ciudad de las grandes multinacionales de
moda, ferretería, alimentación, mobiliario, etc. con el falso argumento de la
creación de puestos de trabajos. A estas
grandes superficies le facilitamos la construcción, el aparcamiento, los viales
y, si hace falta, cambiamos las leyes para que se establezcan en nuestra ciudad, sin
embargo nadie piensa en los pequeños y tradicionales comercios de los barrios, nuestras
plazas de abastos, los artesanos -¿se
acuerda en estos momentos algún político
de la Casa de los Artesanos de la calle Covadonga?- y todo el tejido
empresarial que se mueve en torno a este sector minorista. Ahí es donde se está
perdiendo el empleo; un simple paseo por las calles que antaño eran más
comerciales nos muestra un sinfín de carteles con los reclamos de “Se Alquila”,
“Se Traspasa” o “Se Vende”.
Pero el alcalde y su séquito en
un arrebato de magnanimidad con Triana nos terminan por regalar el tranvía amarillo
que desde diciembre de 2012 está expuesto frente a la antigua cochera trianera
de los tranvías, esta vez con tablilla renovada, hermoso directorio explicativo y valla verde del “Brico Depôt”. A falta de
aparcamiento subterráneo y línea del
metro tendremos por fin el monumento que llevábamos reclamando desde hace algunos
años. Gracias Sr. Alcalde; en muestra de
agradecimiento nos encomendaremos al santo negro que le da nombre a la plaza rogándole le transfiera algunos de sus dones como el de la
levitación, la videncia y la bilocación, pese a que este último parece que ya
lo tiene usted, a la vez que le regalamos la fuente de la Plaza para que la emplee en lo
que más le convenga.
José Luis Jiménez
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