Villa Troya
Situada en la esquina de la Cava de los
gitanos (Pagés del Corro) con la calle Troya desde el mes de mayo de 1923 que
es cuando el palentino Heliodoro Ramos Mancebo abre su libro de cuentas. Es el
tiempo en que es refugio del padre de El Pati cuando no estaba sudando
en el Muelle o debajo de un paso en Semana Santa; uno de sus primeros
parroquianos. Llegado el momento, se hace cargo del gobierno del mixto
establecimiento, taberna-ultramarinos, los hijos del fundador, Manolo,
Heliodoro y Joaquín; los tres fueron uno, como los mosqueteros de Dumas,
durante más de cuarenta años. En el patio vecinal de la que era accesoria
“Villa Troya”, vivió el torero Zapaterito, yerno del célebre Minuto, y,
también, el viejo cantaor Tragapanes con su familia.
El cónsul de Triana de la “Peña Er 77”,
Ángel Bonilla, nos acompañó cuando visitamos el establecimiento al día
siguiente del cierre. Joaquín, el último de los hijos del palentino Heliodoro,
mantuvo abierto hasta el postrer suspiro, ayudado por su cuñado, el penúltimo
Curro Puya. Nos contó Joaquín la historia de “Villa Troya” para nuestra sección
de El Correo de Andalucía (4-8-1996), y de su mano nos tomamos la última
cerveza de un grifo “Cruzcampo” exhausto y definitivamente jubilado.
Curro Puya nos contó que su tío Rafael
cuando llegaba con sus amistades a la Cava (el popular Miguel El Potra entre
ellos) colgaba en “Villa Troya” un billete de veinte duros y organizaba un
“concurso” de cante y baile entre los gitanitos aficionados.
Después los íntimos, con El Juani, El
Titi, Juan El Piqui, El Papi, gitanos que en el sentimiento
de Joaquín eran lo mejor del mundo, se juntaban hasta la honrosa retirada con
la mejor de la sonrisa en los labios. Y mientras en “Villa Troya” se despedía
la fiesta, daba los buenos días a los que se templaban el estómago antes del
tajo en el Muelle, la Algodonera, la fábrica de tabacos o en La Hispano
Aviación. Y luego llegó la televisión, el primer aparato de la zona. Pero la
modernidad traería el desastre; el popular colmao sin sus gitanitos
quedó en una esquina para la nostalgia.
Y en “Villa Troya” también paraba El Vega;
su nieta, Esperanza Fernández, lo recuerda en un emotivo tango: “…arréglate que
nos vamos/ a tomar café a Villa Troya…”.
Ángel
Vela Nieto. De "Triana, la otra orilla del flamenco (2)".
El 3 de julio del año 2000 fueron desalojados la totalidad de los vecinos que quedaron en el corral de vecinos y por esa fecha todavía permanecían en el interior de "Villa Troya" los muebles, la barra y los frigoríficos, propiedad de Joaquín Ramos. En la actualidad este emblemático corral conserva su estructura original adornada con multitud de carteles de "Se Vende" y "Se Alquila"; la gran plaga del caserío sevillano.
ResponderEliminarEl bueno de Joaquín, persona muy querida, andaba renqueante después de haber castigados sus piernas durante toda su vida. No lo vemos ahora; esperamos que se halle bien de salud y disfrutando del cariño de todos los que le conocen.
ResponderEliminarLas casualidades de la vida...
ResponderEliminarAquí voy a escribir,soy nieta de Joaquín Ramos Mancebo, sobrina de Joaquín y Manolo e hija de Heliodoro
Que pena que fuese una niña cuando por lo que tanto trabajó mi padre, no pudo perdurar en el tiempo...