CURRO PUYA (y 2)
Respecto al mítico Curro Puya subsiste
una curiosidad que afecta a un nombre único: Federico García Lorca. En su
célebre conferencia del 19 de febrero de 1922 (previo al famoso concurso),
titulada “El cante jondo”, entre el racimo de coplas con las que ilustra su
discurso, incluye esta versión muy personal de la clásica letra; la escribió y
la dijo así: “Yo me llamo Curro Pulla (sic)/ por la tierra y por el mar,/ y en
la puerta de la tasca/ la piedra fundamental”. Y se inventa un personaje que
nada tiene que ver con el real: “Es el mejor elogio del vino que se oye en los
cantares; este Curro Pulla coloca sobre su frente la corona de rosas del
instante, y mirando en el vaso lleno de néctar, ve correrse una estrella en el
fondo. Y como el grandioso lírico de Nishapur siente la vida como un tablero de
ajedrez”. Imaginamos que Federico sólo usó la fantasía de su vena poética.
Así que tenemos un Pulla con elle
y un verso tercero totalmente nuevo y, curiosamente, menos lírico; no suena
igual “y en llegando a la taberna” que “en la puerta de la tasca”. Pero lo
triste, aparte del desconocimiento que el poeta tiene del personaje y sus
verdaderas circunstancias, es que el inconmensurable García Lorca en su elogio
a la seguiriya no mencione ningún nombre trianero entre los varios que cita
como principales, algunos absolutamente desconocidos. Tan gitanista, un lugar
como Triana parece que no existía en el conocimiento flamenco del joven poeta,
como lo demuestra su curiosa referencia a un personaje tan relevante como Curro
Puya, sino fuera así hubiera aparecido en el texto de su histórica conferencia.
Pasado el tiempo, conoció y elogió a Antonio Triana, amigo y compañero de su
íntima La Argentinita para la que, precisamente, realizó el gran artífice de la
danza, la coreografía del montaje de “El Piropo”.
Rematemos con la letra que
cantaba Antonio Mairena hurgando en las hondas raíces de las fraguas trianeras:
“Curro Puya estaba durmiendo/ y a la hora grande que se despertó/ ni soldaditos
ni cabos/ en la fundición quedó”. La coda viene del censo vecinal de 1870,
donde aparece un Francisco Vega Bermúdez, herrero de 42 años de edad, casado
con Santos Bermúdez Lérida y vecino de la casa número 25 de Evangelista (la
vieja calle San Juan). Otro posible Curro Puya de los varios que Torcuato Pérez
de Guzmán cita en su libro “Los gitanos herreros de Sevilla”.
Ángel Vela Nieto (de
“Triana, la otra orilla del flamenco”).
Antonio Mairena, en sus "Confesiones" destaca las siguiriyas de los Caganchos, de los Pelaos y de Frasco el Colorao. Nos habla de la pureza de los cantes de Triana, los más antiguos que se conocen. Interesante también la referencia que realiza de Tio Luis el de la Juliana del que dice que todo lo dicho sobre él son suposiciones.
ResponderEliminarLa palabra tasca no es muy usual en Triana siendo más recurrente y usual taberna. Rafael Laffón usó tabernáculo cuando describía "Casa Berrinche".
Pese al error del genial poeta granadino, que tanto contribuyó al desarrollo del Flamenco, nos quedamos con la importancia de Curro Puya y de sus generaciones posteriores.
Sí, pero fíjate la suerte de Triana... Suerte de Mairena que se interesó por hallar las raíces del cante.
ResponderEliminarTasca suena mal, y peor en una copla. Federico tenía 24 años, muy joven; lo achacaremos a eso.
Berrinche desbordaba el significado de taberna: era un lugar húmedo y sombrío, hondo como una cueva...creo que tabernáculo le cuadraba mejor.