Han pasado casi dos semanas desde
que se presentó el libro “Triana, la
otra orilla del Flamenco” y tras un repaso reposado del mismo tengo que felicitar efusivamente a Ángel Vela por tan
excelente trabajo, aparte de la cuidada y lujosa edición dirigida por Paco
Sosa.
Los trianeros siempre hemos
echado de menos la escasez de libros dedicados a esta orilla a la vez que no hemos entendido como otras comarcas
o territorios flamencos han forjado su historia con muy pocos cimientos y mucha literatura. Este
libro, ante todo, hay que considerarlo como
un regalo de un trianero para Triana y desde luego es de bien nacido ser agradecido, así que muchas
gracias, amigo Ángel.
Nos descubre el autor documentos,
lugares de reunión, una síntesis de la geografía física, económica y cultural
del arrabal e innumerables escenarios y
artistas relacionados con Triana, todo ello en la etapa más hermética y oculta
de la historia del Flamenco. Nada fácil
como podrán entender. Todo perfectamente
ordenado con unas ilustraciones muy acertadas.
Lo primero que Ángel Vela nos
advierte en el libro, también lo hizo en su presentación, es que este trabajo es una recopilación y
posterior ordenación de todo aquello que pueda enriquecer a Triana. A modo de ejemplo, escribe textualmente sobre Francisco La Perla lo siguiente: “Cantaor gitano, hijo de fragüero, nacido en La Cava en 1850, según la
magna obra “Historia del Flamenco”. Queda claro que el autor no se erige
como investigador, ni flamencólogo, dejando siempre referenciadas las
fuentes, siendo la más citada precisamente la de un gacetillero del “Correo de
Andalucía”, periódico que incomprensiblemente le ha dedicado, en una semana,
tres duras críticas a este libro, la primera de la cual tuvo contestación en
este blog –de barrio, pero decente- a través de una entrada que Ángel Vela le
dedico al crítico que “desvaría”.
La última crítica del flamencólogo
comarcal constituye todo un desprecio a Triana, sólo hay que pararse en el
título de la misma para darse cuenta el odio que siente por nuestro barrio,
según él un “simple barrio”. Algunas de
las conclusiones a las que hace referencia el privilegiado escritor –mucho mejor
lector, ya que en menos de 10 horas pudo leer 320 páginas- es que este libro no aporta nada
nuevo o destacar el gran “error” que
supone ocultar deliberadamente que Fernando el de Triana no era trianero, aunque
el propio artista lo ocultara pese a la de oportunidades que tuvo él mismo de proclamar su lugar de nacimiento.
Tampoco queremos dejar de recordarle a este crítico que los trianeros somos tan
sevillanos como los del resto de los barrios de Sevilla y nada tenemos que
criticar a la otra orilla, de la que nunca renegamos a la vez que nos sentimos
muy orgullosos que entre sus hijos tenga artistas del más alto nivel en el
mundo del Flamenco; nada tiene esto que ver con el amor que sentimos por
Triana ni de la importancia capital que este barrio, cuna del Flamenco, ha tenido en la historia del arte.
Queda claro que este libro no es
para los amantes de las esquelas mortuorias ni de las partidas de nacimiento. “Triana,
la otra orilla del Flamenco” quiere reivindicar la importancia capital que este
arrabal ha tenido y tiene sobre la historia del Flamenco, y por supuesto que lo
ha conseguido.
Y que nuestro cronista del "El
Correo de Andalucía" no desespere, le quedan dos libros más que soportar y si a la
presentación del primero ha venido el alcalde
de Sevilla, al segundo tal vez venga hasta el presidente de la Junta de Andalucía.
José Luis Jiménez
Muy bien tu crítica, aunque un poco floja hacia esa ``persona´´ que se dice crítico ¿de qué?, sobre todo a Ángel Vela fiel continuador de las vivencias y creencias de los nacido en Triana. No se puede definir mejor a ese oropel que tiene Triana que se devive para que todos sus paisanos y no paisanos tengan, al menos, en un escrito el claro reflejo, si ser crítico de flamenco o crítico de cine, de una Triana que ha sido, es y será ``Flamenca por los cuatro -puntalitos-''. Felicidades a Ángel Vela por su estupendo trabajo, no para flamencólogos como el no nombrado ¡Crítico de flamenco! del Correo de Andalucía y a ver si así aprende de una vez o comprende, al menos, como es Triana y gente; y como no felicidades a la persona que asumió el compromiso de dirigir esta magnífica publicación. Y felicidades a ti, José Luis, por ser uno de los que ha hecho una crítica, realmente constructiva, y que deja un buen sello trianero.
ResponderEliminarAgradecido, amigo; no vivimos de la venta de libros, pero tampoco queremos que los que arriesgan su dinero editándolos se arruinen. Y hacer una crítica así, sin ni siquiera leer el libro, es perverso y hasta se podían pedir daños y perjuicios.
ResponderEliminarTodavía no he podido leer el libro, José Luís, pero seguro que después de leer este tu buen y mejor desarrollado escrito(gran epílogo) abrirá otras puertas en mi intelecto cuando esté delante de las páginas de "TRIANA LA OTRA ORILLA DEL FLAMENCO".
ResponderEliminarConociendo como conozco a Ángel sé que la temática estará cuidadísima y contrastada al máximo(como el Dutty en lo suyo, que es uno de los number one mundial, por atreverme a hacer una comparación a lo grande). Aunque tú sabes como yo que hay muchos "Máximos" y algunos dejan mucho que desear.
Por cierto y atendiendo a tu último párrafo.¿Tú quién o cual crees que vendrá a la presentación del próximo libro, el "te o la ta"?. Puede que sea la ta, entonces me permito aconsejarte que no debes, todavía, escribir solo "te", yo pondría "te/ta" sin meterme en analíticas complicadas de la milk que traigan, pero sí por aquello de las asocianes feministas que no veas la fuerza que tienen, da iguá er bando. A no ser que estés ya en pleno periodo electoral, entonces, como no podía ser de otra manera, me callo y retiro lo dicho.
Antonio, el asunto está claro y ha sido un gran error no poner te/ta; por muchas cosas, entre ellas porque igual vienen dos, un te y una ta. Lo digo por la bicefalia, tan de moda en estos últimos años. Y con lo mala que está la cosa para convidar a un te y una ta.
ResponderEliminarY hablando de Triana, Antonio. A ver si tu me puedes ayudar, los de la calle San Jorge ¿dónde se casaban? Delante de la Esperanza, delante de la O, en La Estrella o directamente iban para La Magdalena. Es que hay un gachó que presume de haberse casao en la Esperanza y no lo tengo claro, a ver si resulta ahora que los del Corral de San Joaquín no son de Triana. Aunque yo para no meter la pata mejor hablaré con Curro Pérez y que me case en la Casa de los Mensaque o en la Casa de las Columnas o, si el día no está muy malo, directamente en El Altozano, con Belmonte de testigo.
Te doy mi palabra de honor que el Corral de San Joaquín que estaba ubicado en la calle San Jorge nº 7 (practicamente a la bajáderpuente) estaba en pleno casco histórico de Triana, aunque en libros dedicados a los corrales de Sevilla y Triana o solo a los de Triana -antiguos o modernos- está desaparecido en combate y no me preguntes el porqué porque no lo sé pero los especuladores de la época, algunos trianeros de la mamandurria, si que lo sabían y bien.
EliminarNo sé donde se casaban "los" de la calle San Jorge pero si sé que a "las" de la calle San Jorge le correspondía casarse la O, si se casaban de penalty pronunciado no la querían casá en ninguna parte y lo hacía de tapaillo er cura que era un fenómeno. Según mi bata y mi agüela. A los baby también les correspondía bautizarse en la O.
Tu casamiento creo que depende de lo que quieras: íntimo, en El Ancla; multitudinario según los invitados, en la Vega (en el campo del Triana); apretado y horrorosamente asfixiante, en el callejón de la Inquisición o en el Museo; popular, en el Hotel Triana después o antes der pregón; con adornos y aromático, en la Plazabastos(mercado); difícil y a la fuerza, en el palo de la cucaña; amistosamente agradaó, en la Peña Trianera; de exposición, en las casas que mencionas; con ruidos, saltimbanquis y entre las mesas tormundo andando der brazo como en una pasarela, ná má que tiés que bajá; con post arrepentimiento y tirarte al río, en el puente; flamenco, en er Monte Pirolo donde el Rodrigo con er deo restaurado; que te apetece en vez del catering un tapeo, en la Plazuela; si lo quieres torero, en la Lameilla a las plantas de Don Juan y de camino que celebren la birriosa alternativa. Particularmente si fuera el mío lo haría en la Zapata por aquello de tirarse al agua después de las bendiciones y con los mareos del beso atornillado de rigor (no olvidar el flotadó y/o los manguitos por lo que puea pasá). Es la moda.
No creo que te pongan pega en ningún sitio y menos siendo tú.
Antonio, no sabes cuánto te agradezco tus sugerencias. Todos los sitios que has mencionado son tan trianeros como tu corral, el de San Joaquín. Si yo pudiera compadre -como diría Lorca- me casaría en el palo de la cucaña, pero con mis "jechuras" a ver quien tiene alma de subirme al palo. Lo que si es seguro que la primera copa será en El Ancla, la segunda en Casa Manolo, la tercera en la Plazabastos y también es seguro que algún revolcón en la Lameilla, con permiso de Don Juan, habrá que darse. Y si el cuerpo aguanta nos vamos del tirón al Monte Pirolo pa ve al marinero.
ResponderEliminarQue así sea, pero para ver al marino cogeremos taxis.
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