Para un libro recién nacido
Con la edad uno llega a plantearse
muchas cosas; casi todo ha quedado atrás y el porvenir se estrecha tanto que el
tiempo se convierte en un urgente compromiso, compromiso con los demás y, muy especialmente,
con uno mismo. Y en esta tesitura vital se encuentra mi amigo Esteban. Y lo
entiendo porque ambos vamos en la misma dirección y a la misma altura.
Si, con
Esteban me une parecidas experiencias: ese afán cariñoso por ceder la memoria a
quienes no vivieron aquellos años que enmarcaron nuestra niñez y juventud y, de
una manera muy entrañable, nos une Triana, el barrio del que estamos orgullosos
como sevillanos.
“Triana en
la Memoria (1940-1960)” es el testamento palpitante de un niño “del año de la
hambre” y de un muchacho de una interminable posguerra, tiempos de un agresivo
gris del que había que salvarse de alguna manera, y esta manera solía ser
impulsada por el ingenio. Pero vayamos por partes.
Comienza Esteban su legado literario con un meticuloso planteamiento histórico de su
barrio, basándose en estudios de escritores locales antiguos y modernos,
detallando el valor de cada uno de los soportes físicos y espirituales que
conformaron la existencia de los trianeros del pasado: el río con su risa y sus
malas bromas, el puente de barcas, el Castillo, los conventos e iglesias, las
maneras de ganarse la vida de nuestros antepasados, todo hasta completar el
panorama que nos haga tener un conocimiento más que elemental de lo que fuimos
a esta orilla de la ciudad.
Cronológicamente
va descendiendo las centurias hasta llegar a la Triana de sus primeros
recuerdos; la Triana vacía de casi todo lo material, pero colmada de
familiaridad, de amor por el prójimo como evangelio para una supervivencia
necesaria: “si nos unimos no nos hundimos”, parecía el lema de aquellos vecinos
de los humildes patios de las calles trianeras, especialmente de Chapina (a la
que Esteban nombra como “arrabal”), de la vieja calle Rosario, que es el último
tramo de Castilla, y del desaparecido barrio del Patrocinio, escenario de sus
correrías infantiles con los incansables camaradas. Y al hilo de estas
historias, incomprensibles para las nuevas generaciones, los juegos callejeros,
las mil y una invenciones para que los chiquillos no se aburrieran nunca en su ancho
y despejado escenario de juegos que eran los descampados, los mantillos de los
tejares y la calle misma por donde apenas circulaba algún carro de perezoso
paso.
Estas
memorias adobadas de anécdotas, de personajes populares, de pregones que
cruzaban las aceras, del ambiente tabernario, de los atrayentes cines de verano
–y los de invierno-, de la música de la radio que salía de los cuartos por la
ventana de las cocinillas; de los domingos y días de fiesta tan llenos de luz…
Así, Esteban quiere depositar en el corazón de sus hijos y nietos su
experiencia de vida, el ambiente de la Triana que vivió, del tiempo que tuvo
que vencer, a veces como a un ciego enemigo, o a abrazarse a él por lo que le
dio.
Misión
cumplida, amigo Esteban. Ahora a repartir este cofre de sabiduría y buenas
intenciones, este testamento que guarda la risa y las lágrimas de aquel que fuiste
y que, como un tesoro, ha de quedar reposando por siempre en el corazón de los
tuyos como una lección inolvidable.
Ángel Vela Nieto
¡Qué narración tan tierna y evocadora, Ángel!
ResponderEliminarVuestros hijos y nietos tienen el mejor legado vuestro, que son las vivencias de una época...Y el resto de los sevillanos podremos también disfrutarlas, y por supuesto, el resto del mundo.
Ya me pasaré por las librerías en su busca, no me lo pierdo ni muerta.
Si me haces un favor: ¿A cuál debo ir, a "tiro hecho", a fin de no dar más vueltas de las necesarias? Si no es mucho molestar. claro.
Los niños jugando al toro, finalizando tu texto, es de una aplastante realidad de aquellos tiempos ¡Qué imagen!
¡Enhorabuena, trianero!
¡Olé!
El libro, amiga Mari Carmen, es de esos que autoeditan en unos cuantos ejemplares destinados a los hijos y nietos. Esteban me lo dio a leer y está ultimándolo con ilustraciones adecuadas. Te tendré informada. Y muchas gracias como siempre.
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