sábado, 20 de abril de 2013

UNOS GOURMET CON POCO PALADAR



Hace poco más de un año que el mercado de Triana ha comenzado una  profunda metamorfosis que lo está convirtiendo en una especie de feria de muestras de la hostelería.  Una calle San Jacinto pero sin necesidad de parasoles, estufas ni nebulizadores y, de momento, ningún ciclista ni coche que te atropelle. Nuestra  “plazabastos” de toda la vida se está adaptando a los nuevos tiempos en los que las frutas, verduras, carnes y pescados vamos a comprarlas a esas grandes - e inhumanas-  superficies que no dejan de martirizarnos con  ofertas y descuentos. Los gobernantes decidieron facilitar la proliferación de estas nuevas cadenas dejando cada vez menos salida a los pequeños  comerciantes de los barrios, a esos tenderos de cercanía que eran como de la familia.  En el caso concreto de nuestro mercado   la peatonalización de la calle San Jacinto ha sido un duro revés que ha contribuido de manera determinante en el cierre de muchísimos de los puestos tradicionales.

Usando una nueva expresión,  muy de moda en los últimos tiempos, algunos dicen que el mercado de Triana se está convirtiendo en un mercado “gourmet”, a la vez que son varios los proyectos de mercados con ese nombre francés;  el más cercano el que han anunciado en la bella nave del Barranco y que ha suscitado una gran polémica entre varios empresarios muy  famosos.  Toda una gran “extensión gourmet” a un lado y otro del Puente que confirman la acelerada reconversión industrial de este barrio donde parece que el único protagonismo en el turismo de la ciudad será el que le confiera esta legión de establecimientos de hostelería que mayoritariamente no están teniendo ningún miramiento ni respeto con el entorno ni tradiciones de Triana.

Sin entrar en el mal gusto del empleo de este palabro que precisamente parece que se emplea para definir a las personas de gusto delicado y exquisito paladar, sí queremos seguir denunciando el mal gusto, falta de respeto y grave daño que algunos de estos empresarios, denominados “gourmet”, le están causando a nuestro patrimonio; esta vez ni más ni menos que al Puente de Triana, uno de nuestros bienes más preciados y que últimamente está sufriendo demasiadas agresiones. La fotografía que encabeza esta entrada es de hace un par de días y demuestra como sin ningún tipo de miramientos una ostrería con nombre poco sevillano se anuncia colocando una pancarta sobre la barandilla del puente y otro de los citados establecimientos se anuncia sobre una pizarra; ejemplar bienvenida para los que vienen a visitarnos. No teníamos suficiente con esos relojes parados y cada uno marcando una hora distinta sino que  además colocamos panfletos y pancartas sobre nuestros monumentos, anunciando finos y elegantes establecimientos de hostelería.

Y mientras tanto nuestras autoridades hacen la vista gorda y permiten este tipo de tropelías. El caso de esta pancarta sobre el puente de Triana resulta muy sospechoso ya que en diversas juntas del distrito ha sido denunciado y sin embargo ha pasado cerca de un año y el ayuntamiento sigue haciendo  mutis por el foro. Nuestro delegado se limita a decir que da traslado de los hechos a los servicios municipales correspondientes; desconocemos quienes son los mencionados servicios municipales pero damos fe que son tan  inútiles como el propio distrito. Me quedo con la duda de saber qué pasaría si  cualquier trianero que pase por el Altozano arranca estos panfletos publicitarios que tanto daño le causan a Triana.

Sr. Delegado, si es capaz de inventar una ordenanza para que los señores de I.U. no pongan la bandera tricolor sobre la zapata de la calle Betis ¿ por qué no hace otra para que estos empresarios foráneos respeten a Triana?

José Luis Jiménez

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