CENTENARIO DE DOS ALTERNATIVAS (I)
Este
año 203C, taurinamente hablando, se
cumple el CENTENARIO de que “tomaran
la alternativa” dos toreros
trianeros pasando del status novilleril al grado
(no al título) de matador de toros y fueron doctorados por este orden y antigüedad -respetadísima
palabra en el mundo taurino- CURRO
POSADA Y JUAN BELMONTE. Los dos famosos novilleros y…. si me apuran, Curro Posada por llevar más novillos lidiados que JB y haber actuado en más plazas arrastraba
ese año de 193C más fama conocida que JB pero no más expectación, los tres o cuatro últimos triunfos
de éste convulsionaron a los aficionados de todas las plazas de
España. Después la SUERTE esa novia
de los toreros esquiva, cabrona y putona que le pone los cuernos a quién le da
la gana, a uno le dio la cara y a otro
le dio la espalda.
A Curro le
otorgaron el grado (no el título) de matador de toros en Pamplona, por San Fermín, la
primera que se daba en esa plaza, el padrino fue Antonio Fuentes, uno de los toreros de más fama de la época y según
me dijo su hijo en La Puebla de Cazalla
había nacido en Triana, pero no han encontrado la partida de nacimiento. De
testigo de la ceremonia Lagartijillo
Chico matador de toros metido en la pelea con los grandes. Entre los tres
se “entretuvieron” lidiando una corrida de toros del Duque de Tovar.
El
toro de la alternativa de Curro Posada
se llamaba “Receloso”. Curro “tomó la alternativa” el día 3C de Julio de
193C, con un toro marcado con el número
3C y para demostrar que no era supersticioso hizo el paseíllo con un vestío (argot taurino) amarillo
y oro. Quien es capaz de saber si a lo peor se le “arrejuntaron” los
malos mengues y por todo ello la buena suerte
se le transformó en una malange esaboría.
Aquella
tarde Curro Posada cosechó un
triunfo completo, constantemente
ovacionado y premiado con la oreja del toro de su alternativa, saliendo de la
plaza a hombros de los entusiastas. Don
Modesto, líder de los revisteros taurinos, dijo de él: [Curro Posada es un torero fino y un formidable estoqueador, pocos
toreros hay tan cumplidores, tan elegantes, tan clásicos y tan toreros. ¡Este
Curro es un gran torero!]. Grandes
autores le dedicaron libros.
Francisco de Posada, rejoneador y guarda
de la dehesa de Tablada, engendró tres niños y una niña, los hijos
fueron toreros. Faustino, de carrera
muy corta malograda por un “novillo”
de Miura de ocho años de edad en Sanlúcar de Barrameda, con este toro
empezó la negra leyenda de la ganadería de Miura.
Curro y Antonio dos grandísimos
matadores de toros y la hija, Rocío,
hermana de los toreros, fue la madre de otro gran artista del toreo Juan Barranco Posada, (Juan Posada en los
carteles).
Eran
por las calendas de la vendimia de 1953, mi bato en ocasiones me llevaba a los toros y aunque por ley -según
decían los carteles que anunciaban la corrida de la plazatoros de Sevilla- los que únicamente no pagaban eran los niños
de pecho por esas fechas había manga ancha y hacían la vista gorda los porteros dejando entrar a niños pequeños sin pasar por
taquilla. A mi lo que me gustaba era jugar por las escalerillas del tendido con
otros chavorris de mi edad que también lo llevaban los padres y ni miraba
para el ruedo, lo que allí ocurría no me importaba gran cosa.
Una
tarde oí unos enormes gritos y chillidos de horror, nos paramos en mitad de la
escalerilla, al ver a mi bato que estaba con las manos en la cabeza miré a la arena y también había un gran
revuelo entre los toreros y a uno con un traje muy claro, no sé si blanco, por
la pierna le salía la sangre como si fuera una manguera, un hombre del tendido
gritaba desaforado: “¡Rápido, al hule!,
¡al hule!”. Me asusté y salí llorando. A mi bato no le cambió la palidez y el gesto de la cara
en toda la tarde. De mayor supe cual era el significado del hule, y supe también que un toro de Prieto de la Cal, a Juan Posada, sobrino de
Faustino, Curro y Antonio, de una cornada le partió el muslo izquierdo llevándose
por delante la arteria femoral. Le dieron por dos veces la extremaunción en la
enfermería de la plaza donde se llevó bastantes días hasta que lo pudieron
mover para el hospital. Cayó en manos de
un gran cirujano, Don Antonio Leal
Castaño, y la suerte, esta vez, estaba de su parte pero esa cornada, aunque
volvió a vestirse de luces, lo quitó del toreo. Ésta ganadería de Prieto de la Cal se la tiene
sentenciada a los toreros trianeros porque otro toro, “Hocicón”, en abril del año
1997 le arrancó media cara a Jesús
Franco “Cardeño”, torero de Triana, y también, aunque reapareció, se tuvo que
retirar del toreo activo.
Con
Juan Posada se perdió un gran torero
pero se ganó un agricultor, un buen escritor y
un gran periodista -de carrera terminada- que hasta los últimos días de
su larga vida estuvo de director de la sección taurina del diario “La Razón”. Su hijo Antonio Posada también fue matador de toros “tomando la alternativa” en Villarrobledo en el año 1990.
Hoy en día la sangre torera y trianera
del primer Posada, Francisco de Posada,
sigue pisando los ruedos en los cuerpos
de sus tataranietos uno matador de toros Santiago
Ambel Posada y su hermano Juan Luís Posada, novillero. Y otro primo, Javier, que anda o andaba de
banderillero en la cuadrilla de Sebastian
Castella.
Santiago Ambel Posada fue alternativado
en Pamplona un 3C de Julio, mismo día y
misma plaza que la tomó su tío bisabuelo, Curro, pero 93 años más tarde, en el
año 2006. Estos últimos toreros de
la saga de los Posada son los nietos
de Juan
Posada, torero, agricultor y periodista y éste a su vez nieto del primer Francisco de Posada, rejoneador y guarda de la Dehesa de Tablada. Lo
he vuelto a repetir para que no se pierda el hilo de la madeja de la sangre
torera y trianera que de momento está “posada” en los dos últimos Posada.
En
su barrio, Triana, los sabios “dortores taurinos” quizás ni lo sabían
y si lo sabían no le dieron la
importancia que tenía -todavía peor- no
acartelaron a Curro Posada con Juan
Belmonte anunciando a bombo y platillo LA
CELEBRACIÓN DEL CENTENARIO DE SU ALTERNATIVA. Solamente anunciaron la
celebración de la que le dijeron desde
la otra orilla, la de Juan Belmonte,
y además aprovecharon la ocasión para
apuntarse el tanto e ir de taurómacos de pacotilla, con lo difícil que es esa
profesión.
Creo que en el barrio, al olor de lo que
pregona el partido gobernante de lo a favor que está por la Fiesta de los Toros, tenía que habérsele dedicado algo a manera de
homenaje en esta semana tan taurina de la preferia y coincidente con alguna exposición
de arte taurino, por ejemplo la prometida a Javi Rosillo, autodidacta pintor surrealista de Triana. Al
parecer y como siempre se han adelantado al barrio, a sus dortores y a sus dirigentes, creo que ahora es el
Cortynglés con sus escaparates.
Desde este blog, a mi torpe y humilde manera,
le he querido efectuar este pequeño
homenaje a modo de recordatorio –meses antes, pero en el año que se cumple el CENTENARIO
de haber dado el paso de novillero a matador de toros- a un gran e importante
torero trianero y con él a toda su estirpe torera para que
sea el primero que se le hace en el recuerdo -si es que se le tributa alguno-
para que no haya agravio comparativo por
lo menos en esta Triana en la Red.
Antonio
del Puente
Primavera del 3C
Efectivamente, Antonio, Curro Posada fue un torero tan importante que en tiempos fue llamado "el tercer hombre". De hecho, se cuenta que Joselito, desdeñando a Belmonte que empezaba a despuntar, manifestó a un periodista: "Yo sólo puedo torear con Posada". Pero como tú bien dices la suerte le dio la espalda. Has mencionado también a Jesús Cardeño, nuestro amigo del barrio, pues resulta que en una de las muchas cogidas que sufrió Curro un toro le rajó la cara, y es espeluznante ver la forma como le cosieron la herida -igual que la barriga a los caballos- quedando tan desfigurado que se volvió loco. De un ataque de locura dicen que murió en plena juventud. Sin duda que este torero de la Tablada trianera merece un reconocimiento.
ResponderEliminarAntonio, estas lecciones taurinas valen un Potosí. Seguiremos atento a la segunda alternativa. Te confieso que desconocía la importancia taurina de Curro Posada.
ResponderEliminarQuizás las noticias históricas te hayan llegado distorsionadas, Ángel, pero independientemente de ello te doy toda la razón en cuanto a merecer un homenaje, EN TRIANA, como recordatorio a Curro Posada, anunciarlo en los carteles y hacerlo extensivo a toda la sangre torera de su estirpe.
EliminarNunca José desdeñó a Belmonte, para ello te remito a la revista Triana del verano 2012 y leas el párrafo "Córdoba, parada y fonda" del artículo("Juan"), lo mismo que te remito a la entrada en este blog el día 20 de marzo del año en curso [La alternativa de JB(II)]. No era un periodista era el empresario de la plazatoros de Cádiz. Limeño compañero de José desde la cuadrilla de "Los Niños Sevillanos" igual que Belmonte estaban lesionados y al empresario lo traía loco José, con la actitud de su personal torería, para organizar la novillada.
Independientemente del "costurón" de la cara (cornadas de espejo, se llaman en el argot) Curro Posada venía arrastrando depresiones desde antes porque en la lucha sin cuartel con los grandes matadores ya establecidos, la baja en contratos y carteles, la ascensión de Belmonte, imparable, más las comparaciones odiosas entre los partidarios del barrio que en aquellas calendas sería un mundo digno de estudio, le pasó factura y no supo o no pudo llevarla todo lo bien que debía debido a su casta torera. Cuando inauguró la plazatoros Monumental de Sevilla ya había visitado, no sé si en estancias cortas o largas, algún hospital psiquiátrico. Efectivamente murió muy joven, creo que alrededor de treinta y ocho años. Lo que te cuento en estos dos párrafos lo tengo de primera mano, Ángel.
Cuando tu dices que le "cosieron la herida igual que la barriga a los caballos", te diré que en cuanto a los médicos de la época ya sabían suturar adecuadamente. Pero desgraciadamente la cirugía plástica y estética es relativamente moderna en España, ahí está Jesús Franco "Cardeño". Y un pitón de un toro no es un cuchillo que le pregunten a Juan José Padilla las operacioes que lleva y estamos en la segunda década del sXXI.
Y también creo que te referirás a los caballos de esos años que lo "cosían" los monosabios ayudante de los picadores, para aprovecharlos antes de que se murieran, en el otro toro, porque todos, todos, eran caballos de desecho y para carne. Los veterinarios de la época nunca estaban presentes en el patio de caballos.
En otros caballos de tiro y de paseo cuando la herida, aunque fuera pequeña, había (tras)pasado el peritoneo (telita fina que sujeta la masa intestinal, "la barriga" como tú dices) y dándose esta circunstancia -sin antibióticos todavía- lo enviaban al matadero porque sabían que eran caballos muertos.Tampoco lo "cosían".
Hoy en día los veterinarios con una cirugía que no tiene nada que envidiar a la de paises más desarrollados, disponen de bastantes clases de suturas, ten en cuenta que todos los experimentos quirúrgicos se efectuan primero en animales, (afortunadamente).
Nunca está en mi ánimo,José Luís, ni pretendo dar lecciones, sí hacer partícipes a todos, blogueros y amigos y con todos mis respetos para sus opiniones, de una historia que es mi afición desde casi siempre y no mi profesión, (¡ohAlá!), porque Dios creyó conveniente que andara por otras vereas.
Mis datos están recogidos de revistas y otras publicaciones de la época (el Cossío y la colección de El Ruedo, principalmente) y los he expuesto todo lo resumido que he podido. Preparo un trabajo sobre la Triana taurina y, entre tantas localizadas durante muchos años, tengo la foto de la cara de Curro Posada recién cosida y da horror cada puntada. Bien sabes que Joselito no digirió bien la aparición fulgurante de Belmonte y menos que lo pusieran a su atura; él un postinero señorito del mundo del toro y Juan un humilde "allegado" casi deforme. Claro que estaban condenados a ser amigos, pero eso fue después. Es lo que sé por mis lecturas.
ResponderEliminarMe permito sólo acompañar modestamente a tus -claro que lo son- lecciones taurinas.
También tengo la fotografía del costurón de Curro Posada,cornada de espejo porque todas las mañanas es lo primero que veía al reflejarse en el azogue. No la puse en mi artículo porque para nada me gustan las tragedias. Ten en cuenta, Ángel, que el asta de un toro no es un cutter, ni un cuchillo, ni una navaja que hace el corte fino y limpio, ¿te acuerdas de las "caras cortadas" que se veían en otro tiempo?. Sin embargo el pitón al entrar y salir, rompe y desgarra con una fuerza descomunal y eso no se recompone facilmente. Las cicatrices en el cuerpo de los toreros -no se ven porque van vestidos- dan horror, en muchas hay agujeros que cabe un puño cerrado y hablo de hoy en día cuando la cirugía, con sus ramas, es una especialidad enormemente avanzada.
ResponderEliminarMe niego a pensar que mi mesa de ordenata se convierta en un colegio, academia, escuela o instituto para impartir lecciones de nada, pero si tu afirmas tan rotundamente que sí, que son lecciones, respeto tu opinión, pero no la comparto ni en ésto ni en el resto de tu escrito.
Que cada cual saque sus consecuencias...
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