viernes, 29 de marzo de 2013

"ENTRE SEVILLA Y TRIANA"

Un momento de la representación. Fotografía gentileza de Curro Carreres


No, no se trata del Puente, se trata de la zarzuela que, con  libro de  Luís Fernandez Sevilla y Luís Tejedor y música del compositor donostiarra  Pablo Sorozábal, se reestrenó el pasado día 13 de marzo en el Teatro de La Maestranza con la dirección musical de Juan García Rodríguez.

Auténtico sabor a Triana, con un buen trato en la puesta en escena y ocurrentes diálogos que, sin lugar a dudas, nos recordaron aquellos tiempos de corrales de vecinos y ajetreada vida en los muelles y  tabernas. Nuestra felicitación a esta producción y a todo el equipo que ha participado. Y para que todo no quede en lisonjas y aplausos, vaya una pequeña crítica que he tenido la oportunidad de discutir y compartir, de una manera muy cordial, con el director escénico Curro Carreres, a quien  felicito doblemente por esos espectaculares decorados donde la cerámica trianera  ha tenido un protagonismo fundamental a la vez que le doy las gracias por las fotografías que ilustran esta entrada y donde podrán comprobar, de la mejor manera posible,  lo que les intento describir.

Aunque desde la prensa e incluso en las presentaciones se informó que la zarzuela no se había vuelto a representar desde el  año 1950, año  de su estreno en el Teatro  Circo Price de Madrid y posterior reposición en el Teatro Alvarez Quintero de Sevilla en el año 1952, la realidad es que en marzo de 1984, en el sevillano Teatro Lope de Vega, se volvió a representar de la mano de la Compañía Lírica del Maestro José María Damunt; este hecho me lo advirtió Ángel Vela y así está documentado en su libro “Triana: la otra orilla del Flamenco”.

Cartel del estreno en Madrid en el Circo Price.

En el segundo acto del sainete se representa una fiesta en el interior de un corral de vecinos con motivo de una Cruz de Mayo. Perfectos los decorados, sin faltarles un detalle, con especial mención a  las cadenetas de papel y la propia cruz. Sin embargo, resultaba desubicado un inmenso cuadro, con fotografía de la época,  de la Virgen de la O, pese al cuidadoso esmero y trabajo de investigación que el director de escena  desarrolló en la propia Hermandad de la referida imagen. Entendemos que, en la celebración de esta fiesta, la cruz debe ser el centro de atención y no hay lugar para otras imágenes; así es la costumbre en Triana y por eso carece de sentido la imagen de esta dolorosa.

Fotografía gentileza de Curro Carreres

Pero el punto más discordante de la obra ocurre durante la interpretación flamenca que obviamente no podía faltar en la fiesta del corral. Serían el cantaor Jesús Méndez y el guitarrista Manuel Valencia los encargados de poner el soniquete flamenco en cuestión y que  no pudieron comenzar de otra manera que con unas bulerías de claro compás jerezano;  y como segundo plato, para engrandecer esta fiesta cantaora jerezana, interpretan un soleá por bulerías, el palo estrella de la mencionada ciudad gaditana. Se redondea la escena con la interpretación de dos bailaoras con bata de cola en una coreografía difícil de descifrar y que el propio director, Curro Carreres, nos explica  de la siguiente manera:  “La soleá fue una recreación plástica del momento dramático de la protagonista enfrentada al conflicto como mujer y como madre, y como algunas críticas han recogido también, se representó como un baile frente a un espejo imaginario, en un recurso de baile contemporáneo interpretado por dos bailaoras en el mismo papel”.

Hasta aquí todo pudiera estar dentro de la normalidad si obviamos que estamos en Triana, en la cuna del  Flamenco, y  tal vez este aspecto no lo haya tenido en cuenta nuestro amable director.  El soniquete flamenco  que deberían haber empleado para  representar la fiesta  corralera tendría que haber sido el tango de Triana; nunca unas bulerías de Jerez. Y para el momento dramático de la protagonista tendría que sustituir esa soleá por bulería por  una soleá de Triana o incluso una siguiriya.  Y de los bailes, qué mejor representación que  los tangos  o esas maneras  de interpretar de la Escuela Sevillana de Baile en la que Triana ha dejado una huella fundamental.No podemos pasar por alto este tipo de situaciones que poco a poco nos han relegado, de una manera infame, del más alto lugar del Flamenco que nuestro barrio nunca debió perder.

Le deseamos muchos éxitos a esta Zarzuela en sus próximas funciones en Madrid y Oviedo  y, como recuerdo, les dejamos este tango, del Titi, claro:

Si quieres saber 

los pasos que doy 

vente pa Triana

que a Triana voy


 José Luis Jiménez

3 comentarios:

  1. Efectivamente, José Luis, llevamos demasiado tiempo cediendo terreno sin que nadie con autoridad sea capaz de frenar este viaje al olvido. Los hay más listos y mucho más protegidos. Hemos tenido, y aún tenemos, unas autoridades que nunca poyaron seriamente a la Triana flamenca, dejando que esa riqueza se la llevaran otros. No está de más repetir que no pudimos tener ni un modesto Ateneo Flamenco, lugar de exposición y consulta, porque no había dinero para pagar el sueldo de una persona que atendiera a los visitantes.
    Y así nos va. Por eso cada vez que hablan desde el Ayuntamiento de turno de proyectos turísticos, mostrando los valores principales de esta orilla, tenemos que reír por no llorar.
    Por tanto, has hecho muy bien en denunciar los errores de la obra. Olvidados, pero no tontos.

    ResponderEliminar
  2. Doy fé de todo cuanto y como lo has escrito, José Luís,pero hay que darse cuenta que, salvo unos pocos,de un tiempo a esta parte el público que se ha incorporado al flamenco solo quiere compás y pataíta, dos términos que si no se salen de ahí están salvados en la conversación y si se levantan, como se levantan de los asientos para que lo vean que han ido al teatro, a tocar las palmas a cualquier cosa que suene a "buleridas" ya sean tacones, cuerdas o gargantas, así, se miran, se hablan y están tod@s encantad@s de conocerse.
    Con lo bien que se saborea, en plan gourmet, el paladar de todo lo demás que tiene este arte y no solo el bullangeo de zambombas y panderetas, aunque tengan compás que la mayoría de las veces no lo tienen, pero se ha llegado al punto que como en casi todas las cosas no te admiten si no te apuntas en la hermandad de los tres monos, esos que tienen puestas las manos en la boca, los ojos y las orejas .

    ResponderEliminar
  3. Ateneo Flamenco... cualquiera que nos lea le da la risa, Ángel. Y lo de las palmas, no las de Canarias, se está convirtiendo en una normalidad en cualquier acto. El viernes santo, durante la salida de la Esperanza de Triana escuché estupefacto como el afamado y magnífico coro gaditano de Julio Pardo, acompañaba a la banda de música mientras interpretaban una marcha procesional ;me pareció esperpéntico e imaginé como sonaría una saeta en la gaditana Plaza de SAn Antonio durante los actos de presentación del Carnaval de Cádiz. Creo que cada cosa debe estar en su sitio y por eso cuando las fiestas de Triana suenen a Jerez en lugar de los Tangos del Titi o en la calle Pureza, un Viernes Santo, en lugar de sonar una saeta o una marcha procesional como "Soleá dame la mano", suena algo tan extraño como el coro en cuestión, tenemos que denunciarlo, al menos para que no nos tomen por tontos. Si Font de Anta levantará la cabeza...

    ResponderEliminar

*/