miércoles, 6 de marzo de 2013

2ª PARTE DE "TRIANA: EL BARRIO DEL ARTE" DEL LIBRO "HELIOS GÓMEZ, LA REVOLUTION GRAPHIQUE"


"El Capitalismo". Berlín 1930, del Álbum "Dias de Ira" de Helios Gómez

Continuamos con la segunda parte del capítulo "Triana: El Barrio del Arte", dentro del libro Helios Gómez, La Révolution Graphique
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Durante los años del descubrimiento, Triana acogió como una  madre a grandes y heterogéneas masas de trabajadores  y familias que venían buscando su oportunidad de trabajo; fue esta época donde incluso se llegó a formar un barrio de negros- Portugalete- dentro de la propia Triana, enriqueciendo el ya variado mestizaje. El caserío fue conformándose para acomodar a tantísimos y variados huéspedes apareciendo el corral como la vivienda colectiva de carácter humilde que mejor se adaptaba a las condiciones urbanísticas y sociales del barrio. El elemento más importante del corral era el patio central, en torno al cual se conformaban los pequeños cuartos particulares, que además de disponer de las zonas de servicios comunes (aseos, lavaderos, tendederos, etc), es donde se realizaba la mayor parte de la convivencia entre los vecinos: fiestas, celebraciones, juegos de niños e incluso las típicas peleas de vecinos. En la primera década del siglo XX, a consecuencia del éxodo rural y la necesidad de mano de obra con  motivo de la Exposición Iberoamericana,  se construyeron  numerosos corrales; concretamente, en la calle Castilla, encontramos  casi una decena de ellos, algunos como el Corral de las Ranas o el de los Fideos, próximos a la casa de Helios Gómez. Así mismo la oleada de trabajadores inmigrantes fue tan masiva que se crearon nuevas barriadas en el exterior de Triana: la Dársena, el Barrio León y el Barrio Voluntad y que han conformado el actual arrabal. El grado de hacinamiento era altísimo y este aumento demográfico agravó los problemas de insalubridad lo que conllevó a unas elevadas tasas de mortalidad.

En la época en cuestión, Triana era uno de los barrios más conflictivos y libertarios de Sevilla y su población era superior a la de algunas de las capitales de provincia. El paisaje urbano se adornaba con infinidad de chimeneas que entremezclaban el humo de los artesanos con el de otras industrias existentes. El río proporcionaba trabajo a areneros, calafates, carpinteros  y otros oficios propios de la ribera fluvial. Sin embargo son las industrias alfarera y ceramista las que proporcionan más y mejores jornales. Sólo la fábrica de Pickman en La Cartuja empleaba a más de mil trabajadores de ambos sexos. La mujer trianera tenía su particular e importante representación laboral debido a la gran cantidad de puestos de trabajo que desempeñaban, fundamentalmente  de aceituneras y de cigarreras. Éstas tenían que cruzar el río camino de Sevilla, salvando el trayecto fluvial a bordo de una falúa, envueltas en típicos mantones, con canasto de comida en el brazo y flor sobre el repeinado moño. Carmen, la cigarrera mítica, gitana y  trianera, se convirtió en el referente de la mujer libre. En no pocas ocasiones la mujer trabajadora trianera demostró incluso mayor activismo que los hombres en los conflictos sociales. También tenemos que destacar las actividades agrícolas desarrolladas tanto en pequeñas huertas como en extensas fincas dedicadas a la producción de frutas y hortalizas.

El movimiento obrero que se extiende por toda España tiene su lógica repercusión en un barrio obrero e industrializado como Triana.  Surge en Sevilla El Trienio Bolchevique (1916 a 1918) donde se viven medidas revolucionarias organizadas por los obreros para defender sus intereses. Los Sindicatos UGT y CNT cobran una importancia crucial en el movimiento obrero de la ciudad convocando infinidad de huelgas. Helios Gómez ingresa en la CNT en 1923. Sevilla se convierte en un laboratorio político catalizado por la Tercera Internacional,  la fundación del Partido Comunista de España, el auge de la CNT y las continuas represiones por parte del Estado y los patronos. El golpe de estado militar a cargo del general Primo de Rivera termina momentáneamente con el movimiento obrero tras la ilegalización de partidos y sindicatos. En los años previos a la Exposición Iberoamericana se recrudeció la persecución de los anarquistas en Sevilla coincidiendo este hecho con el primer exilio de Helios Gómez en 1927.
 
(continuará)
 
José Luis Jiménez

 

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