Manolo Alés
Solemos utilizar este medio para denunciar lo que
creemos injusto, lo que daña o puede dañar a nuestro barrio, pero no dudamos en
destacar situaciones positivas y ensalzar a personas con cargos o
responsabilidades políticas o sociales que merecen nuestro respeto. Hablamos
ahora mirando a la Casa de los Mensaque.
En el principio de la nueva era democrática a nuestra
Tenencia llegaba un delegado acompañado de su secretario o secretaria,
valiéndose, además, de los escasos funcionarios destinados a este distrito. No
recuerdo a quien se trajo el andalucista Álvarez, da igual, porque quien
mandaba en todo era José Luis Ortiz Nuevo. Con Paco Arcas llegó Baldomero
Morillo, un trianero de la calle Rodrigo de Triana; Floranes se trajo a otro
extraño como él que luego haría carrera política. Los que siguieron, ya
pertenecientes al Partido Popular, se
apoyaron en la señorita Ritoré, que llegó a mandar más que sus jefes –salvo la
excepción- porque estos atravesaron el puente con varias delegaciones a su
cargo y la primera que se abandonaba era la de Triana.
El delegado que nos envió Monteseirín –nunca sabremos
qué tenía este alcalde contra nosotros- ocupó el despacho al lado de un
secretario, igualmente forastero, al que
luego nombraron director de distrito, formando una pareja sin cabeza mandante
definida; a ambos le guardaban las espaldas todo un equipo de subalternos
afines al partido. Con la vuelta de los populares a la Casa Grande nada
cambiaría respecto al séquito administrativo salvo su tendencia política.
Sabemos, por lo
padecido, que el delegado de turno en el momento en que vive su primera Velá se
convierte en un aparecido, en alguien que nos recuerda con su esporádica
presencia en actos oficiales que existe el cargo. Así que quien suele formar
parte del paisaje de la calle San Jacinto es el segundo de a bordo. Y aquí
podemos hoy sentirnos satisfechos porque tiene los galones un trianero de
hondas raíces del que, transcurrido el tiempo necesario, nos satisface decir
que diariamente se enfrenta a unas jornadas de trabajo intenso, preocupándose
de cuanto se le propone en el ámbito de la cultura, interesándose por los
dilemas que se le plantean, nuevos y
viejos, poniéndose al día de la situación y, al menos, dando los primeros pasos
sobre una tierra virgen que ninguno de sus antecesores pisaron por desgana o
desinterés, y por donde si no se ha avanzado más ha sido por causas ajenas a su
limitado poder.
El delegado, su jefe, miembro destacado en su partido,
con otros cargos dentro de él y del gobierno de la ciudad, sabe de su valía y
sus conocimientos, de sus cualidades como relaciones públicas y su capacidad
más que suficiente para que descanse en él lo principal, lo cotidiano, las
propuestas para que el barrio se sienta vivo. Y sabemos que le duelen las
heridas de sangre coagulada que sufre Triana por una extraña maldición,
aquellas a las que ni siquiera se puede acercar porque tropieza con el hormigón
de un muro que parece insalvable.
Recordamos que a Paco Arcas lo relevaron porque se
acercó demasiado a la calle. Al inolvidable
Alberto Jiménez Becerril -la excepción de la señorita
Ritoré- lo alejaron del barrio al que amaba por eso, porque lo quería
demasiado, tanto como para defenderla contra todos, y sólo había transcurrido
la mitad de su tiempo. Ahora, esperamos que nada raro ocurra que haga abandonar
su cargo a este director de distrito, cercano
y familiar, en el que seguimos confiando como mediador de
nuestras inquietudes.
Ángel Vela Nieto.
Coincido contigo, Ángel, en el trabajo, esfuerzo y dedicación por parte de MAnolo Alés. Lástima que en estos momentos el Distrito tenga un escaso (casi nulo) presupuesto y su labor no surta el efecto deseado. Mi admiración y aplauso por su trabajo, aunque sigo pensando que en estos momentos hay que hacer profundas transformaciones y reducciones de estructuras dentro de la administración pública y considero que sobran los Distritos sevillanos, al igual que sobra la diputación, el senado y algunas más.
ResponderEliminarNo tengo tan claro que sobren los distritos, las otras dos instituciones sí, pienso que mientras más loocal sea el gobierno, más cerca estará del pueblo y más fácilmente se puede controlar y comprender.
ResponderEliminar¿Y si lo que fallan no son las personas, sino el sistema?
Si el delegado de TRiana fuera elegido en listas abiertas en las mismas elecciones municipales, se debería más a sus votantes que al partido.
Manolo Alés lucha y trabaja por TRiana, pero su actuación está limitada, jamás morderá la mano de quien lo ha colocado ahí, manda el partido.