Solar del que fuera cuartel de los civiles. Cava de los Civiles. Octubre de 2012. |
Repuesto un poco, ¿no? Pues salgamos y
atajemos por Procurador para mostrarle un patio abierto, este si, pues tiene
como dueño al Ayuntamiento, mas si usted aprovecha la oportunidad de asistir a
algunos de los espectáculos que, como casa municipal, es su obligación de
amparar y la garantía de su futuro, notará que la mayoría de sus vecinos no le
van a poner cara de buenos amigos a pesar de la fortuna que supone vivir en tan
señalado patio; nada tienen que ver con los antiguos y nada se les ha pegado.
Ellos sabrán. Enfrente, la incógnita de la plaza de Naranjito que a veces
muestra lo que no debiera. Observará un costoso carril para bicicletas por
donde será un prodigio que vea alguna circulando.
Tampoco vamos a pasar por Manuel Arellano;
la razón es evitarle el llanto ante tanto espacio desaprovechado, mustio y
oxidado; dejémosla y penetremos en la histórica Cava donde poco verá, en este
primer tramo, de lo que fue salvo el colegio de las monjas con un reloj que
funciona, menos mal, dando la cara y la hora a un célebre corral de vecinos
reconstruido, el del Cura; si, hombre, sus tres patios consecutivos están
secuestrados tras esa puerta cerrada a cal y canto, y eso que también tienen
los fantasmales vecinos como patrón a la Casa Grande. Se han encerrado ahí
convirtiendo el sitio en un sospechoso misterio idóneo para una novela de
Agatha Christie, otro más. Pero no ha visto todavía el tajo más profundo; saque el pañuelo: si, ese es nuestro gran
monumento a
la desidia oficial, el solar del que fuera cuartel de los civiles que dio
nombre a este tramo de la Cava flamenca; treinta años de desolación y desamparo
ante sus ojos. ¿Que cuántos alcaldes han pasado por delante? Todos y ninguno.
¿Y delegados? Idem de idem. Y fíjese que lleva clamando Triana toda la vida por
un lugar donde exhibir sus valores artísticos; Triana, ya ve, el barrio con
fama de ser el de más arte por metro cuadrado, carece de un escenario donde se
manifieste y exhiba. ¿Que por qué no se ha construido aquí, pleno corazón del
barrio? Recuerde que estamos en la Triana antiturística, amigo. Mis nietos
verán lo que aquí se construya algún día, y puedo anticiparle que será un
adefesio que haga horrible juego con los que se han levantado junto a estas
mismas ruinas; esas preciosidades que ve ahí... Los turistas se santiguan
cuando pasan ante ellos en el bus descapotable.
San Jacinto, espina dorsal del barrio nos
llevará, girando a la derecha, a una plaza a la que “adorna” (así,
entrecomillas) una fuente que sólo va a merecer que se tape los ojos; pobre
Padre Damián. De regreso, comprobaremos que en los amplios terrenos de la
antigua y famosa fábrica de aviones, La Hispano Aviación, no hallará ni un sólo
atisbo de su rica vida industrial salvo una simple placa en la fachada; la
circulación le agobiará porque el siguiente tramo, que era la salida natural
del tráfico rodado, se ha entregado a los veladores y a toda suerte de gente
extraña tratando de sobrevivir. Es mejor que no pregunte por la Cava de los
gitanos, cuna del cante flamenco, ni por su corral de la Encarnación, declarado
“bien etnológico” (también merece el entrecomillado). Peligro de infarto.
Bueno, es hora de pisar la calle que fue
paseo comunitario de este santo lugar que está visitando, santo por paciente.
Se trata de Pureza; es ésta que se abre al Altozano, la que parece una
carretera secundaria; bonito pavimento, ¿verdad? No, no es un prolongado
garage, le digo en serio que se trata de la vía más transitada por los que nos
visitan. Con el agobio y desconcierto consiguiente pasaremos ante la capilla de
la Esperanza, la imagen sagrada y emblemática que, con la iglesia de Santa Ana
-un poco más allá- vienen bien señalados en los mapas que traen los que por
primera vez pasan el puente; la casa de la Patrona no está en nuestra ruta
antiturística por el milagro que obró un santo y reciente párroco. No me vaya a
pedir que regresemos por la calle Betis, porque ciertos edificios modernos -y
esto tampoco tiene ya solución- le producirán
profunda angustia, y vemos que ya va bien cargado. Otro día le
llevaremos a la Casa de los Artesanos y a ver otras lindezas escondidas.
Que tenga buena estancia en su ignorada
mesa de despacho, querido y sensible amigo, y muéstrele al jefe, que nunca hará
este recorrido, cómo ha quedado su pañuelo.
Viva Triana!...vivan los Trianeros!!!...la Macareña y tudo!!!...
ResponderEliminarSalud.