sábado, 10 de marzo de 2012

DESDE EL MONTE PIROLO



  NAZARENITOS DE PAPEL
  
Como estamos en plena Cuaresma os ilustro este escrito con  varios nazarenitos de papel, uno de ellos en proceso de fabricación, que están huérfanos de hermandades, el sastre  de las túnicas las ha dejado al gusto de sus clientes que han sido, son, mi nieto y sus amigos que me lo han valorado espectacularmente. Y por si a alguien se le ocurre le diré que nunca voy a ir al mercadillo artesanal de Los Bermejales. 
Esto puede ser una pequeña muestra, una de tantas, que se inventaban en la Triana antigua para tener algo de dinero que llevarse a la faltriquera. Era la ley de la supervivencia. 



Todavía no habían terminado los de las carnes tolendas y aún quedaba lejano el Miércoles de Ceniza cuando nos sentábamos alrededor de una mesacamilla en una habitación del Corral San Joaquín, Pepe el de Rosa, Joselito el de la Antonia, el Quini, una hermana de Pepe y yo.
 Los papeles de seda de varios colores, predominantemente blancos, verdes, azules y morados, los rojos y amarillos menos, las cartulinas, el papelplata de envueltas de tabletas de chocolate -pedidos con anterioridad en tiendas donde se vendían por onzas- estaban encima del hule floreado de la mesacamilla junto con tijeras que cada uno llevaba de su casa.
El clarinazo de partida lo daba Antonio el guardia que tocaba la corneta en la banda de la Policía Armada y empezaba a ensayar algunos toques en el patio del corral. Hasta entonces no se comenzaba con el ora et labora.
Primero se cortaban a cuadros de diferentes tamaños papeles  y cartulinas. El papelplata, el papel  amarillo y el papel rojo se dejaban para las insignias, aunque del rojo se hacían nazarenos de La Lanzada y de las Siete Palabras, pocos y casi siempre por encargos igual que los nazarenos de cola, se trabajaban a destajo los nazarenos de capa, mucho más vistosos. Penitentes no había porque faltaban los puntos de apoyo para las cruces.
 Con harina y agua se hacía un engrudo muy batido. Con la cartulina el cucurucho que había que vestir por partes. Los cuadros de papel para la túnica y la capa ya estaban cortados, Pepe el de Rosa, el mayor, era el que vestía la cartulina con túnica, brazos, capa y  los capirotes que eran más complicados. La hermana era la encargada del engrudo y de rematar los nazarenitos con la botonadura, también de papel, y los cíngulos, cordoncillos comprados por metro en la mercería. Los Estandartes (bacalaos), los Sine Labe Concepta (Simpecados), los SenatusS.P.Q.R.- (Senatvs Popvlvsqve Romanvs, se prohibe quitar relojes, sardinas picantes que rabian…), las banderas, las cruces de guía y los cirios  eran mucho más laboriosos y necesitaban un punto y aparte. Una vez llegada la antesala de la Cuaresma  en cajas de cartón los repartía Pepe por tiendas y confiterías. 


El tsunami especulativo que arrasó los corrales de Triana dispersó el encanto de vivir una Cuaresma manual, particular e íntima, de tambores de lata y cornetas de manos cerradas, de miel de pestiños y torrijas corraleras, de almendras garrapiñadas, de incienso y romero quemado en las hornacinas de las cocinas para quitar restos aromáticos de garbanzos y/o papas con colas de bacalao…..  que, no se el día,  un mal viento se la llevó.
 Hoy  veo nazarenitos de plástico duro, de caramelo o vestidos con ricas telas imitando la realidad con insignias y cirios prefabricados con perfección pero sin el encanto del papel y sus arrugas, por eso he vuelto a hacerlos  -un revival mío-  por mí y para mí.
 Esos días azules y ese sol de la infancia (A. Machado), han vuelto de la mano de mi nieto.
  
   Antonio del Puente
     Cuaresma del 12
        
                                                   

4 comentarios:

  1. Los de ahora, Antonio, son tiempos donde para encontrar un nazarenito hay que ir a las tiendas de los chinos. Otra cosa que también se echa en falta son los escaparates de los comercios adornados con motivos semanasanteros. Lástima que esos sonidos, olores, sabores y colores que narras, estén prácticamente ausentes de las modernas viviendas trianeras.
    El artículo es historia reciente de nuestro Barrio que no debe olvidarse. Y porque estoy en Morón, Antonio, que si estuviera en Triana me llegaba a probar los pestiños de la fotografía, en la que hasta el lebrillo tiene una pinta sensacional.

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  2. Rafael M.H.10/3/12, 18:20

    Esos nazarenitos, Antonio, están esperando el toque de corneta para salir andando y me apuntaba sin pensarlo, detrás de ellos, camino de esa escultura hecha de miel y barro. Rezuma buen gusto por tos laos. Que tu nieto lo disfrute tanto como tú.

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  3. Tengo uno, regalo tuyo del año pasado, que, después de pasar por las manos de mi nietecillo, aún está preparado en perfecto estado de revista para hacer la estación a la Catedral. O sea, que además de graciosos -porque tienen gracia- no se "rajan" después de una Semana Santa. Y eso: a prueba de nietos.
    ... qué tiempos, Antonio. Y yo que no me acuerdo de cómo se hacían aquellos aviones de papel que volaban tan bien... Mi nieto me mira como quien mira a un "abu" inútil. Y es que está harto de barquitos...

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  4. Os doy mi palabra de honor que ese lebrillo enmelado llegado hace muchos años con nuestros bártulos desde Triana a la cocina de este nuevo Monte Pirolo se adornó, como lo contempláis, estas pasadas Pascuas y en llegando la Epifanía lo habíamos tenido que reponer por dos veces su contenido. Si fuera actual esta imponente presencia lebrillera de seguro que vuestra petición hubiera sido atendida sin rellenar impreso alguno antes de haber sacado concurso público, o sea, como está de moda en nuestra tierra.¡A dedo!. Y así fue concedido en su momento parte del pastel a un correligionario nuestro, Gualberto, que tiene concesión anual y que después de estas digestiones de gourmet nunca llama para decir si están en su punto, más gitanos que nunca, o le falta miel o sobra canela y clavo. Ángel con lo cerquita que has tenido siempre la Hispano Aviación éso no te lo perdona tu nieto y que alegría que manosee y hasta rompa al nazarenito, para eso está para que disfruten los niños rompiendo papeles para ver los últimos recovecos. Jose Luís te diré como decía Bécquer:" No digáis que agotado su tesoro/ de asuntos falta enmudeció la lira/ dónde esté un trianer@ con solera/siempre habrá poesía.Los sentidos siempre han sido y son poesía pura y dura. Lo de trianer@ con solera lo he puesto de mi cosecha, no os confundáis, que Bécquer era de San Lorenzo. Espero que me lo confirme Ángel, lo del barrio,claro.

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