martes, 6 de septiembre de 2011

VEO VEO: LA TIERRA

Una estampa muy sevillana: un poquito de albero y unos cuantos naranjos, si están pintados de blanco mejor… De esta imagen se expanden aromas que nos son propios, aromas elegantes y profundos de blancas flores, el punzante amargor de las naranjas verdes, y el leve olor de las hojas recién mojadas, en un rinconcito del parque se juega al trompo o a las bolas, las rodillas desnudas amarillean, poco importa empaparse de polvo, las madres dejan a sus pequeños que se revuelquen, es una imagen en blanco y negro.

Plaza de la Virgen de los Dolores (a la espalda del Bécquer)

En TRiana apenas queda ya albero, la plaza de San Martín de Porres, los recovecos infinitos del Tardón y muchos lugares más se han ido enlosando con la alegría de los vecinos, hartos del dichoso fango que se forma cuando llueve mucho y de esa polvareda que se levanta con el viento, pero el albero está cargado de múltiples significados, unos veladores sobre esta tierra amarilla nos resultan más calidos que el sucio gris de las aceras y, a la vez, si se riega, sentimos un soplo de frescura en las noches cálidas del verano, de albero el suelo del Avenida de verano, ¿verdad?, de albero los espacios para la fiesta, albero para jugar con la muerte, para esconder la sangre que, a veces, se escapa, de albero las pisadas de nuestra infancia, pero esta tierra cada vez resulta más molesta y el albero ya no es sino color y se pintan fachadas, se colorean logotipos y se combina con el carmesí para los papeles y anuncios institucionales, color corporativo le llaman.

Fachada del IES Gustavo Adolfo Bécque

Me cuentan que bajo la plaza de TRiana hubo un castillo, lindo paseo el que nos ofrece el nuevo museo por las piedras que restan, pero también un cementerio almohade y los cuerpos allí depositados no los cubrieron con la tierra de alrededor, sino que echaron una tierra seca que no es de por aquí y sí muy parecida al suelo de donde vinieron, la tierra, siempre sagrada, por favor, al menos dejad albero en el patio de los colegios y en los caminos más íntimos de los parques.

Rafael Martín Holgado.

3 comentarios:

  1. ... y en el patio del Hotel Triana. A algunos de los nuevos vecinos les molestaba y una señorita ajena a todo lo trianero, pero delegada y mandante en la Tenencia -por demás encargada de las obras municipales- enlosó el suelo donde varias generaciones de chiquillos de la casa habían jugado a las bolas, al trompo, a la tángana, a las siete y medias y a los tejos. (también en blanco y negro).
    Perdimos el albero que se regaba antes del pregón. Son muy modernos estos nuevos y privilegiados vecinos de la casa de todos los trianeros.

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  2. Y en la Lameilla donde está Juan Belmonte y estaba el Puesto de la Flores que lo regaba por las tardes a medias con el Maño que tenía un kiosko donde hacía helados. Allí además de jugar los niños a todo lo que dice Ángel se jugaba a la tángana, se bailaba, se cantaba, se tomaba el sol divinamente, se tocaban las guitarras rotas y con la mitá de las cuerdas ná má. Y mi agüela me metía el peine blanco de despiojar sentado al solito. Y había un emparrado y me caí al albero desde el poyete de la barandilla cogiendo un zapatero de los que se posaban en los alambres.Y me rompí la napia. De arte.

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  3. Eso de los zapateros es otra buena historia, Antonio, aunque a ti te costara la nariz. Las cosas que nos hace recordar Rafael... Y cualquiera se lo cuenta a los chiquillos de hoy.

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