Suenan por la cava de los civiles doce campanadas negras, del quejoso reloj de las monjas, hace el calor de septiembre, todavía, cámara y trípode como compañeros del paseo, lentamente las calles se van quedando casi vacías, piedras y luces, un cielo oscuro, un suelo habitado, es lo que nos ha dejado el fotógrafo en doce instantáneas.
Luna lejana, borrosa, deformada, vencida por una farola, en cuyo interior se guarda el sol de los hombres, misterioso, ciencia desconocida en una noche inmensa de negro. A mi espalda duerme el hotel triana.
Fotografía: David M. Nicaise.
Texto: Rafael Martín Holgado
Tal para cual... La imagen y la palabra, arte en la misma medida.
ResponderEliminarYo dormía a cien metros o algo así de ese reloj, y las noches de insomnio era cumplido compañero. Forma parte de los sones de mi niñez.
ResponderEliminarGracias, A. Vela, me alegro que te guste.
ResponderEliminarEsperamos impacientemente la siguiente fotografía, David. La luz de Triana vence a la luna lorquiana.
ResponderEliminarDavid, lo hemos comentado con Rafa en más de una ocasión, la capacidad de ver aquello que otros solo miran es lo que distingue a un fotógrafo y nos parece que tú tienes esa capacidad.
ResponderEliminarFelicidades!!