jueves, 9 de diciembre de 2010

DE CERCA: ENSEÑAR, APRENDER, EN TRIANA (1)



Triana puede presumir de tener centros educativos de gran categoría. Esto es indudable. Los hay casi para todos los gustos, salvo en el caso de la educación de cero a tres años, porque, ya hemos dejado dicho, que no hay guarderías públicas, sino nada más que privadas, y con la faltita que hacen. Lo he vivido en primera persona cuando mi hijo era pequeño, pues todas las que había tenían la matrícula cerrada mucho antes de comenzar el curso escolar y no puede decirse que tuvieran grandes instalaciones ni mucho menos, sino cosas normalitas. En lo que se refiere a la primaria y la secundaria, no obstante, la cosa varía mucho. Hay centros concertados y centros públicos, lo que no hay es ningún centro privado. En los centros públicos de infantil y primaria podemos encontrar una circunstancia que tiene mucho que ver con la falta de planificación de los políticos con respecto al crecimiento del barrio, porque, podéis ver en un plano de Triana cómo los colegios están en la misma zona, con la sola excepción del Colegio Rico Cejudo, que está en la Dársena. Pero hay dos casos que explican claramente esto que digo: dos colegios, el San Jacinto y el José María del Campo (antiguo Reina Victoria) están en la misma calle, uno enfrente del otro, algo completamente insólito e innecesario, tanto es así que se hacen la competencia en el proceso de escolarización. Lo mismo ocurre con el Elena Canel y el Colegio San José de Calasanz.
El Colegio José María del Campo ha encontrado su forma de diferenciar la oferta educativa que presenta por medio de una sección bilingüe de francés que lleva ya unos años de trayectoria. En cuanto al Colegio San Jacinto, prefiero no opinar. Ambos como digo, están en Pagés del Corro, pegados a la calle San Jacinto, con lo que se demuestra la improvisación de las administraciones educativas y municipales, ya que la zona de expansión y las familias más jóvenes no están precisamente en esa zona, sino en el oeste. Pero, como suele ocurrir, la realidad le enmienda la plana a los políticos y las personas tienen que trasladar a sus hijos muy lejos de donde viven, por mor de una planificación defectuosa, que no prevé el crecimiento demográfico y la natalidad en determinados momentos y lugares.
En Triana hay otros colegios públicos, que están, curiosamente, como he dicho, en la misma zona, la de la calle López de Gomara. El Elena Canel era un colegio con mucha solera y cerca de él hay otro centro casi desconocido, con muchas aulas y espacios y muy pocos alumnos, el San José de Calasanz, por eso que os digo de la mala previsión. Ahí está instalado el equipo de sordos, y tienen incluso comedor y aula matinal, aunque el lugar en el que se enclava hace tiempo que dejó de tener un número de alumnos consistente para mantenerlo.
Si hablamos de colegios, para mí el mejor de todos es el Rico Cejudo. Es un colegio pequeño, familiar, con un equipo de profesionales extraordinario y unas ideas educativas muy claras, que dan lugar a que los alumnos que ahí estudian salgan con una gran preparación. Lo sé por experiencia, pues mi hijo estudió en sus aulas desde tercero de primaria y tuvo unas maestras maravillosas, que le enseñaron muchísimas cosas, cosas que antes no le habían enseñado en otro sitio.

 


Además de estos colegios públicos de Infantil y Primaria, en Triana hay centros concertados que imparten estas enseñanzas. En la calle San Jacinto está el Protectorado de la Infancia, que tiene un edificio precioso. En la calle Conde de Bustillo están los Salesianos de Triana, un centro con mucha solera en el barrio, que ha ampliado sus instalaciones y que, como los Maristas, que está en el límite con Los Remedios, tiene muchísima demanda. También hay otro centro concertado religioso en la calle Pagés del Corro, el de Nuestra Señora del Rosario, al lado del comedor que acoge a tanto necesitado cada día. Todos los centros concertados de Triana son ahora religiosos, pues desapareció el que estaba en los pisos de los agentes comerciales y que ha sido sustituido por una guardería privada.
Según parece, el terreno que ocupa el polideportivo Antonio Álvarez, frente a mi plaza, estaba destinado a ser zona escolar. Los motivos por los que no se dedicaron a este menester no los conozco, pero puedo decir que el alumnado que habita en este entorno tiene que trasladarse para cursar la infantil y la primaria a la otra punta del barrio, cosa que no tiene mucho sentido y que he sufrido en primera persona. Que un niño de tres o cuatro años tenga que coger un autobús o andar un montón de calles todos los días, no es de recibo desde luego, pero parece que este problema de la localización no va a tener remedio, ni tampoco ha movilizado a nadie, seguramente porque hay muchos alumnos que van a los concertados o hacen rutas en el autobús. O porque la educación interesa bien poco, vaya usted a saber. Emplazo, no obstante, a cualquier persona curiosa a ubicar en un plano de Triana los centros educativos públicos que tiene el barrio, observará un desplazamiento hacia la zona centro-este que no responde al volumen de población que tiene el barrio ahora mismo y desde hace, al menos, quince años.
Para terminar esta pequeña miscelánea de los centros educativos en su primera parte (dedicaré otra a secundaria, incluida la FP), podemos decir que en ellos hay un buen ambiente de trabajo, porque los alumnos son, en su mayoría, procedentes de familias interesadas por el estudio y con un alto grado de expectativas de futuro. Esto hace que haya un nivel medio muy aceptable y que no existan, salvo en grado mínimo, esos problemas de los que los medios hablan tan a menudo: violencia escolar, acoso, fracaso, abandono o absentismo.


Caty León Benítez

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