sábado, 20 de noviembre de 2010

EL DEDO DE RODRIGO: SOBRE EL CORRAL DEL CURA



            Hace unos días pasé un rato en nuestro barrio con Gualberto. Le gusta al extraordinario maestro de la música hablar de cosas de Triana, pasadas y presentes. Y tenía pendiente comentarle un artículo que apareció en El Correo de Andalucía hace ya algunas fechas, firmado por Antonio Zoido, que para mi ocupa el mismo espacio periodístico que Antonio Burgos en ABC y Carlos Colón en Diario de Sevilla, o al menos me lo parece: página preferente y la ciudad como tema principal.
            Se refería Antonio Zoido, en una de las escasas veces que pasa el puente con su palabra y su interés, al corral del Cura que se mencionaba en aquellos días como escenario teatral. Cree el muy versado columnista que puede tratarse de la casa que en el siglo XVIII pertenecía al canónigo Pineda y donde fue alojado un regimiento de guardias de Felipe V. Después le sorprende la cantidad de gente que conoce y que dice haber nacido en este corral, aunque sólo nombra al músico Gualberto.
            Yo nací al lado, en el entonces número 3 de Pagés del Corro. De modo que por poco tengo como mío cualquiera de los tres patios del corral cuya vida podía contemplar desde la azoteílla de mi casa. Desde los años cincuenta hasta que se cerró por su estado ruinoso conocí a todos sus moradores, pues acudía a diario en busca de juegos y amigos y, efectivamente, Gualberto nació allí, donde vivían Mario el bailarín, el triunfal ciclista Zeppelín, el radiofónico “Mataquesos”, el infortunado banderillero Félix Pecellín y muchos más, todos bajo la autoridad de Carmelita la casera. De cada uno de ellos se puede escribir una novela.
            En las guías Zarzuela no aparece el corral del Cura mencionado oficialmente hasta 1908. Cuando hace mucho pregunté por su antigüedad a los viejos del lugar me dijeron que su existencia no va más allá de fines del XIX, cuando fue construido sobre la llamada “huerta del Cura”, donde, me aseguraban, se vendían los mejores garbanzos. En 1942 se alzó su casa-tapón que fue morada del capataz cofradiero Manuel Adame (mi padrino) y el torero Luis “El Andaluz”.
 Durante décadas permaneció penosamente abandonado hasta que no hace mucho el Ayuntamiento lo reconstruyó para alojar temporalmente a vecinos de viejas casas en restauración. Así que es verdad que en el corral del Cura han nacido y vivido mucha gente, aunque ninguna de las que conocí, tristemente dispersa por la Sevilla más lejana, ha vuelto a su patio que ahora ven invadido por gente extraña. Su flamante puerta permanece herméticamente cerrada como las de tantas casas similares que esconde Sevilla, porque, esa es otra, los clásicos patios de vecinos o no existen o están secuestrados por quienes tienen la fortuna de habitarlos (el caso más sangrante es el histórico y monumental corral del Conde); así que dejaron se ser un bien común para constituir un oscuro patrimonio privado. 
Por lo dicho, y porque he remirado planos antiguos de la zona, puedo afirmar que el corral del Cura nada tiene que ver con el del canónigo Pineda del que no sé absolutamente nada. Es lo que le hubiera dicho al admirado Antonio Zoido tomando una cervecita, pero no consigo verlo por Triana. Igual que a Carlos Colón. A ambos parece que les coge un poco lejos el Altozano, y es una pena porque Triana los necesita.
             
Ángel Vela Nieto

7 comentarios:

  1. Rafael M.H.20/11/10, 11:01

    Me gusta como este dedo es capaz de hurgar y desvelar la Triana del pasado, de acusar las injusticias actuales... sin desmayo, sin feas palabras, sin vergüenza para señalar a quien debe.

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  2. A nuestro amigo y bloguero Ángel Vela propongo que le demos el título de "Paseante de Triana". De una cuestión pequeña como ésta, ha sido capaz de articular toda una investigación. Me gusta.

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  3. Emilio Jiménez Díaz20/11/10, 18:18

    Ha sido una maravilla esta hermosa lección de Ángel sobre el "Corral del Cura". Una auténtica lección de historia del arrabal.

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  4. Pues ahora al releerlo (le echaremos las culpas a Emilio por cómo nos empuja) veo -en principio- que he escrito Féliz en vez de Félix; el pobre Félix merecía que se hubiera nombrado con zeta y sin acento: feliz, pero sólo lo fue durante parte de su niñez y juventud. Gracias por los comentarios, pero he de fijarme más antes de enviar los textos.

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  5. Emilio Jiménez Díaz20/11/10, 19:54

    Eso ya está arreglado sobre la marcha.

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  6. Gracias, Emilio. También por las ilustraciones que, como si no tuvieras nada que hacer, te hago rebuscar y colocar para adobar el escrito.

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  7. Para mí ha sido un placer. Gracias a ti por tan hermoso artículo histórico.

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