domingo, 31 de agosto de 2014

EL DEDO DE RODRIGO


El Bengala


       Miguel Niño Rodríguez Bengala (por lo rápido que solía andar), nació en la Cava de los gitanos en 1909, en la casa número 112 de Pagés del Corro, frente al callejón de Cisne, donde vivió. Bengala es de la casta de los Caganchos, tío de Curro Vélez y artista polifacético, lo que no es extraño en esta orilla. Lo intentó, como otros miembros de su familia, en el peligroso mundo del toro y fue banderillero de su pariente Joaquín Rodríguez Cagancho, pero no pudo con el peso de los abalorios. Cuentan que tardaron en dar con él el día en que estaba anunciado su debut novilleril en la Maestranza después de maravillar en un tentadero y de ganarse una fulgurante fama. De la fragua probó otros oficios; en ninguno cuajó porque lo suyo era el arte, así que se buscó la vida en ventas y colmaos como cantaor, ofreciéndose por tonás, seguiriyas, soleares y bulerías. Para el arte y por el arte, porque Miguel servirá de modelo en la Escuela Superior de Artes y Oficios, pero siempre el cante porque, además, guardaba tesoros flamencos antiguos, y por eso le vino a buscar Antonio Mairena.

       Su cante, ofrecido con una voz suave y dulce, fue, además, un regalo para sus amigos y en los reservados de cabales de la Alameda. Rara vez cantó en teatros y grandes escenarios; lo hizo, y quedó su añeja voz grabada, durante el III Festival del Cante de Los Puertos; seguiriyas, martinetes y tonás de Triana para la antología de los rancios sonidos flamencos. Y es que le alaban que fuera sobrino nieto de un extraordinario romancista dado por error como portuense, pero trianero de la a a la zeta de la vida, o sea, desde los primeros pasos al fin, llamado Juan José Niño López, al que en 1916 entrevistaron en Triana donando todo un tesoro musical que más tarde se publicó. El Bengala, a quien también se le denominaba cantaor de romances, destacó asimismo por fandangos (El Perlo lo recuerda con su voz justa y melodiosa). Y como fandanguero aparece en un capítulo del programa televisivo “Rito y geografía del cante” (diciembre de 1971), aposentado en un rincón de El Morapio y hablando de voces privilegiadas como la de Manuel Torre, Rebollo y Rengel. Está presente, como una reliquia, en las grabaciones de La Historia del Flamenco de Luis y Ramón Soler (Ediciones Tartesso, 1996). Luis Soler escribe de Bengala: “Al escucharlo intuimos cómo cantaban los gitanos viejos de Triana del siglo pasado. Sus cantes por seguiriyas del Loco Mateo, del Nitri, de Cagancho son joyas del mejor quilate. Los cantes por tonás salían desbordados de su pozo de vivencias”.

       Bengala tiene una hija bailaora, Amparo, esposa del tocaor granadino Pepe Habichuela, padres a su vez de José Miguel Carmona, miembro del grupo “Ketama”. Mantenemos amistad con su hijo Joaquín al que conocimos de muchacho en la Cava de los civiles y quien a pesar de ser arquetipo de gitano trianero, en clase y bondad, probó fortuna en el boxeo, gloria imposible en todos los incapaces de matar una mosca.

      Falleció Miguel El Bengala en 1974 ocho años antes de que sus camaradas de la Cava se juntaran en aquel Triana Pura y Pura para dejar el postrer rastro del arte que amamantaron en comunidad. Bengala fue lo que se dice todo un personaje.


Ángel Vela Nieto. Del libro "Triana, la otra orilla del flamenco (1931-1970)".

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