El Bengala
Miguel Niño Rodríguez Bengala (por
lo rápido que solía andar), nació en la Cava de los gitanos en 1909, en la casa
número 112 de Pagés del Corro, frente al callejón de Cisne, donde vivió.
Bengala es de la casta de los Caganchos, tío de Curro Vélez y artista
polifacético, lo que no es extraño en esta orilla. Lo intentó, como otros
miembros de su familia, en el peligroso mundo del toro y fue banderillero de su
pariente Joaquín Rodríguez Cagancho, pero no pudo con el peso de los
abalorios. Cuentan que tardaron en dar con él el día en que estaba anunciado su
debut novilleril en la Maestranza después de maravillar en un tentadero y de
ganarse una fulgurante fama. De la fragua probó otros oficios; en ninguno cuajó
porque lo suyo era el arte, así que se buscó la vida en ventas y colmaos como
cantaor, ofreciéndose por tonás, seguiriyas, soleares y bulerías. Para el arte
y por el arte, porque Miguel servirá de modelo en la Escuela Superior de Artes
y Oficios, pero siempre el cante porque, además, guardaba tesoros flamencos
antiguos, y por eso le vino a buscar Antonio Mairena.
Su cante, ofrecido con una voz suave y
dulce, fue, además, un regalo para sus amigos y en los reservados de cabales de
la Alameda. Rara vez cantó en teatros y grandes escenarios; lo hizo, y quedó su
añeja voz grabada, durante el III Festival del Cante de Los Puertos;
seguiriyas, martinetes y tonás de Triana para la antología de los rancios
sonidos flamencos. Y es que le alaban que fuera sobrino nieto de un
extraordinario romancista dado por error como portuense, pero trianero de la
a a la zeta de la vida, o sea, desde los primeros pasos al fin, llamado
Juan José Niño López, al que en 1916 entrevistaron en Triana donando todo un
tesoro musical que más tarde se publicó. El Bengala, a quien también se
le denominaba cantaor de romances, destacó asimismo por fandangos (El
Perlo lo recuerda con su voz justa y melodiosa). Y como fandanguero aparece en
un capítulo del programa televisivo “Rito y geografía del cante” (diciembre de
1971), aposentado en un rincón de El Morapio y hablando de voces privilegiadas
como la de Manuel Torre, Rebollo y Rengel. Está presente, como una reliquia, en
las grabaciones de La Historia del Flamenco de Luis y Ramón Soler (Ediciones
Tartesso, 1996). Luis Soler escribe de Bengala: “Al escucharlo intuimos cómo
cantaban los gitanos viejos de Triana del siglo pasado. Sus cantes por
seguiriyas del Loco Mateo, del Nitri, de Cagancho son joyas del mejor quilate.
Los cantes por tonás salían desbordados de su pozo de vivencias”.
Bengala tiene una hija bailaora, Amparo,
esposa del tocaor granadino Pepe Habichuela, padres a su vez de José
Miguel Carmona, miembro del grupo “Ketama”. Mantenemos amistad con su hijo
Joaquín al que conocimos de muchacho en la Cava de los civiles y quien a pesar
de ser arquetipo de gitano trianero, en clase y bondad, probó fortuna en el
boxeo, gloria imposible en todos los incapaces de matar una mosca.
Falleció Miguel El Bengala en 1974
ocho años antes de que sus camaradas de la Cava se juntaran en aquel Triana
Pura y Pura para dejar el postrer rastro del arte que amamantaron en comunidad.
Bengala fue lo que se dice todo un personaje.
Ángel
Vela Nieto. Del libro "Triana, la otra orilla del flamenco
(1931-1970)".
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