sábado, 28 de septiembre de 2013

EL FAROL DE MARCHENA

                       



 D. AURELIO MURILLO: UN ALCALDE DE TRIANA


No podemos dejar de acordarnos, ni dejar de mostrar nuestro agradecimiento perpetuo,  del hombre que tanto luchó por nuestro barrio, pese a que recientemente se le tributara un homenaje e incluso se le colocara la placa cerámica que ilustra esta entrada en la fachada de su farmacia del Altozano de la que este año se cumple el centenario de su construcción y que curiosamente coincide con el año del nacimiento de nuestro personaje.

La labor que D. Aurelio Murillo realizó en Triana, relatada en  diversas entradas, contrasta con la de los últimos delegados que llegaron al barrio para autonombrarse “Alcaldes de Triana” y  tras un periodo de tiempo, más o menos breve, terminan desapareciendo del arrabal para, en la mayoría de los casos, seguir a las órdenes de sus partidos, verdaderos dictadores del sistema actual  que por un sueldo compran las voluntades de estos políticos de medio pelo cuyo único afán es el de tener un empleo pagado con dinero público.

¿Alguien puede imaginar al delegado actual enfrentándose públicamente al Sr. Zoido, su jefe, por el olvido en que mantiene a Triana? ¿Lo escucharíamos en algún medio de comunicación explicando que si el Museo de la Cerámica no está abierto aún es por la ineficacia de las administraciones públicas que nos gobiernan, incluida la de su partido?

D. Aurelio Murillo estuvo luchando en muchos frentes a favor de Triana. Como reconocimiento a su labor, queremos mostrar una carta que él mismo mandó a los medios de comunicación con el ruego de  su publicación. Corría el año 1950 y a pesar que Franco ordenaba y mandaba  el alcalde de Triana luchaba incansablemente contra las obras del corte del río por Chapina.

“Como representante del Barrio de Triana y haciéndome eco del sentir de sus ochenta mil habitantes, quiero hacer públicas las quejas que los trianeros me han dirigido respecto al relleno del Guadalquivir, rio que ha sido siempre el orgullo de todos los que nacimos y vivimos en esta Triana que hoy clama.
Todos sabemos y lo sabe todo el mundo entero, lo que siempre fue Sevilla para Triana y Triana para Sevilla. El brazo azul de agua las ha unido en insuperable lazo. Todos conocemos y recordamos aquel episodio de nuestra historia en que se nos recuerda la existencia de un puente de barcas en tiempo del Rey Santo conquistador. Desde entonces, la existencia de nuestro rio ha sido considerada como algo tan unido históricamente a Sevilla, que ello es… ¡la historia misma!, algo que nos pertenecía, algo que llevamos dentro de nuestra alma como testigo mudo de nuestras generaciones.
¡Con cuánto orgullo hemos admirado nuestro río y cuán hondo lo hemos sentido! Los cantares de Andalucía, que son el más elocuente lenguaje del alma, han vibrado acordes pregonando las glorias de Sevilla, de Triana y del río Guadalquivir.
Se olvida que una de sus más genuinas tradiciones es la Semana Santa. Esa madrugada del Viernes Santo que hace palpitar los corazones, cuando la Esperanza de Triana cruza el Puente de Isabel II, nimbada de luz y poesía, reflejando en las tranquilas aguas la belleza admirable de sus imagen. Mas luego , ese mismo viernes, en las primeras horas de su noche, cuando el Cristo de la Expiración, con sus brazos en cruz, abraza a Triana y Sevilla, retratándose en el cristal de las aguas que se deslizan a sus pies…! ¿Es posible dejar a Sevilla sin su fisonomía y que no surja un espíritu de rebeldía contra ese proyecto? Sería irreal una Sevilla sin barrio de Santa Cruz, sin Giralda y … sin Guadalquivir. Algo así como quitarles los canales a Venecia, el Támesis a Londres  o el Sena a París.
No es posible que los trianeros, ni yo, que los represento, estemos conforme con esta obra en marcha. Obra acordada, al parecer, hace muchos años y que se ha puesto en práctica ahora, sin contar para nada con todos los que amamos y sentimos estas cosas como muy nuestras.
Como sevillanos, no solamente nos oponemos, sino que salvamos la responsabilidad que de ello pueda derivarse en el futuro.
Sevilla, y Triana con ella, merece una explicación. Se ha pedido ya por otras plumas desde la Prensa diaria, pero nosotros insistimos en ello. Sevilla se merece que se le consulte o se le diga cuánto se hace o ha de hacerse con su rio, y mientras esto llega, que suponemos no ha de llegar, pedimos sean suspendidas las obras que se llevan cabo, bien entendido que todo lo que se ha hecho sobre el sufrido Betis hasta ahora, en la parte que tratamos de salvar, queda resumido  a unos miles de metros cúbicos de tierra sacada de un lado para volcarla en otro.
Que siga nuestro río su curso natural y que la Giralda, la Torre del Oro, La Maestranza y nuestra calle Betis sigan teniendo un espejo y no se rompa tan violentamente aquello que conocieron y cantaron nuestros antepasados. Pronto ha sido olvidada la magna concentración de la Escuadra española y sudamericana en estas aguas que en un cercano próximo serán cegadas, pues no han transcurrido dos años de su celebración cuando se quiere hacer desaparecer el trozo más cargado de historia de nuestro rio.”

Aurelio Murillo Casas.

Aparentemente esta batalla se perdió, aunque nunca se sabe qué hubiera pasado sin esta oposición feroz de D. Aurelio ya que incluso se llegaron a manejar proyectos de secar y hormigonar el lecho del río hasta más allá de la Torre del Oro, lo que hubiera resultado catastrófico.

Definitivamente será difícil encontrar algún delegado capaz de enfrentarse, en términos parecido,  a sus actuales dictadores. Por eso no merecen llamarse alcaldes de Triana ya que son meros comparsistas de sus partidos políticos.



José Luis Jiménez

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