D. AURELIO MURILLO: UN ALCALDE DE TRIANA
No podemos dejar de acordarnos, ni dejar de mostrar nuestro
agradecimiento perpetuo, del hombre que
tanto luchó por nuestro barrio, pese a que recientemente se le tributara un
homenaje e incluso se le colocara la placa cerámica que ilustra esta entrada en
la fachada de su farmacia del Altozano de la que este año se cumple el
centenario de su construcción y que curiosamente coincide con el año del
nacimiento de nuestro personaje.
La labor que D. Aurelio Murillo realizó en Triana, relatada
en diversas entradas, contrasta con la
de los últimos delegados que llegaron al barrio para autonombrarse “Alcaldes de
Triana” y tras un periodo de tiempo, más
o menos breve, terminan desapareciendo del arrabal para, en la mayoría de los
casos, seguir a las órdenes de sus partidos, verdaderos dictadores del sistema
actual que por un sueldo compran las
voluntades de estos políticos de medio pelo cuyo único afán es el de tener un
empleo pagado con dinero público.
¿Alguien puede imaginar al delegado actual enfrentándose
públicamente al Sr. Zoido, su jefe, por el olvido en que mantiene a Triana? ¿Lo
escucharíamos en algún medio de comunicación explicando que si el Museo de la
Cerámica no está abierto aún es por la ineficacia de las administraciones
públicas que nos gobiernan, incluida la de su partido?
D. Aurelio Murillo estuvo luchando en muchos frentes a favor
de Triana. Como reconocimiento a su labor, queremos mostrar una carta que él
mismo mandó a los medios de comunicación con el ruego de su publicación. Corría el año 1950 y a pesar
que Franco ordenaba y mandaba el alcalde
de Triana luchaba incansablemente contra las obras del corte del río por
Chapina.
“Como representante del
Barrio de Triana y haciéndome eco del sentir de sus ochenta mil habitantes,
quiero hacer públicas las quejas que los trianeros me han dirigido respecto al
relleno del Guadalquivir, rio que ha sido siempre el orgullo de todos los que
nacimos y vivimos en esta Triana que hoy clama.
Todos sabemos y lo sabe
todo el mundo entero, lo que siempre fue Sevilla para Triana y Triana para
Sevilla. El brazo azul de agua las ha unido en insuperable lazo. Todos
conocemos y recordamos aquel episodio de nuestra historia en que se nos
recuerda la existencia de un puente de barcas en tiempo del Rey Santo conquistador.
Desde entonces, la existencia de nuestro rio ha sido considerada como algo tan
unido históricamente a Sevilla, que ello es… ¡la historia misma!, algo que nos
pertenecía, algo que llevamos dentro de nuestra alma como testigo mudo de
nuestras generaciones.
¡Con cuánto orgullo
hemos admirado nuestro río y cuán hondo lo hemos sentido! Los cantares de
Andalucía, que son el más elocuente lenguaje del alma, han vibrado acordes
pregonando las glorias de Sevilla, de Triana y del río Guadalquivir.
Se olvida que una de
sus más genuinas tradiciones es la Semana Santa. Esa madrugada del Viernes
Santo que hace palpitar los corazones, cuando la Esperanza de Triana cruza el
Puente de Isabel II, nimbada de luz y poesía, reflejando en las tranquilas
aguas la belleza admirable de sus imagen. Mas luego , ese mismo viernes, en las
primeras horas de su noche, cuando el Cristo de la Expiración, con sus brazos
en cruz, abraza a Triana y Sevilla, retratándose en el cristal de las aguas que
se deslizan a sus pies…! ¿Es posible dejar a Sevilla sin su fisonomía y que no
surja un espíritu de rebeldía contra ese proyecto? Sería irreal una Sevilla sin
barrio de Santa Cruz, sin Giralda y … sin Guadalquivir. Algo así como quitarles
los canales a Venecia, el Támesis a Londres
o el Sena a París.
No es posible que los
trianeros, ni yo, que los represento, estemos conforme con esta obra en marcha.
Obra acordada, al parecer, hace muchos años y que se ha puesto en práctica
ahora, sin contar para nada con todos los que amamos y sentimos estas cosas
como muy nuestras.
Como sevillanos, no
solamente nos oponemos, sino que salvamos la responsabilidad que de ello pueda
derivarse en el futuro.
Sevilla, y Triana con
ella, merece una explicación. Se ha pedido ya por otras plumas desde la Prensa
diaria, pero nosotros insistimos en ello. Sevilla se merece que se le consulte
o se le diga cuánto se hace o ha de hacerse con su rio, y mientras esto llega,
que suponemos no ha de llegar, pedimos sean suspendidas las obras que se llevan
cabo, bien entendido que todo lo que se ha hecho sobre el sufrido Betis hasta
ahora, en la parte que tratamos de salvar, queda resumido a unos miles de metros cúbicos de tierra
sacada de un lado para volcarla en otro.
Que siga nuestro río su
curso natural y que la Giralda, la Torre del Oro, La Maestranza y nuestra calle
Betis sigan teniendo un espejo y no se rompa tan violentamente aquello que
conocieron y cantaron nuestros antepasados. Pronto ha sido olvidada la magna
concentración de la Escuadra española y sudamericana en estas aguas que en un
cercano próximo serán cegadas, pues no han transcurrido dos años de su
celebración cuando se quiere hacer desaparecer el trozo más cargado de historia
de nuestro rio.”
Aurelio Murillo Casas.
Aparentemente esta batalla se perdió, aunque nunca se sabe
qué hubiera pasado sin esta oposición feroz de D. Aurelio ya que incluso se
llegaron a manejar proyectos de secar y hormigonar el lecho del río hasta más
allá de la Torre del Oro, lo que hubiera resultado catastrófico.
Definitivamente será difícil encontrar algún delegado capaz
de enfrentarse, en términos parecido, a
sus actuales dictadores. Por eso no merecen llamarse alcaldes de Triana ya que
son meros comparsistas de sus partidos políticos.
José Luis Jiménez
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