miércoles, 11 de julio de 2012

EL DEDO DE RODRIGO: BUSTO...



   ...Guillamón, Campanal, Valero... Estaban  en las estampas de los álbumes de fútbol que coleccionábamos los chiquillos de los años cincuenta. El guardameta que supo de las máximas glorias futbolísticas, campeón de todo en un equipo donde jugó un trianero de la calle Castilla apellidado Berrocal, uno de los “stukas”, llegó muy jovencito desde el otro lado del mapa, de Baracaldo. Y para que se sintiera a gusto se le procuró cálido cobijo en los altos de la Peña Trianera, institución a la que quedó ligado para toda la vida. Su afán trianerista se vio definitivamente reforzado al conocer a una muchacha de la calle Alfarería, llamada María de la O Ruiz Mesa, que sería la madre de sus hijos. Ya nada ni nadie le separaría de Triana y de Sevilla. En su dilatada carrera profesional en el equipo del club decano de la ciudad ha sido el portero que más partidos ha jugado de los que han vestido la camiseta del Sevilla, y era único superviviente de los campeones de la liga de 1945-46. Todo un símbolo viviente de aquellos ídolos que nos llegaban en sobres de 30 céntimos.

   José María Busto Llano, que acogió en su familia a un jugador del Betis, su yerno Juan Manuel Cobo, tuvo negocios de electrodomésticos y discos en una de las esquinas de la plaza de la Magdalena y, más tarde, en la cercana calle Velázquez. Pero vivir, vivía en Triana, en un piso de la calle San Vicente de Paúl, tan cerca de su peña, de sus amigos, de sus recuerdos. Ya jubilado, paseaba todas las mañana por el barrio, atravesaba el puente o se montaba en un autobús para contemplar su ciudad. Muchas veces tomamos café con él en El Ancla y era una delicia su conversación. No perdió el fuerte acento natal, pero su contacto con la gracia de aquí le dotó de un humor híbrido, inteligente y socarrón tirando a inglés; reíamos con sus ocurrencias mientras él sólo sonreía. No era muy dado a contar historias de sus años de gloria y juventud, pero cuando lo hacía mostraba su carácter optimista y su, como decimos, especial sentido del humor.

   Cuando grabamos el programa sobre la Magdalena para Sevilla Televisión, lo tuvimos al lado para que nos hablara de su vida; sus opiniones y ocurrencias eran garantía de interés. Pero un día nos enteramos de que por su delicado estado de salud había ingresado en una residencia de la calle Torneo junto a su esposa. El cambio no le impidió su matinal recorrido por la ciudad recogiendo el afecto de todos los que le saludaban al paso. Una mañana, hará cosa de un año, nos cruzamos con él a la altura del ambulatorio de Marqués de Paradas. Lo saludé con todo el afecto y admiración que le profesaba; mas de pronto le noté el peso de los años, estaba muy delgado y su estatura había menguado. Hablamos brevemente y nos despedimos al borde del semáforo inmediato. Me impresionó que, desde la otra acera, se volviera, como si intuyera que yo lo estaba siguiendo con la mirada y, parándose un instante, me saludó con la mano...

   No lo volví a ver. Ahora, reciente su fallecimiento, no podemos más que dedicarle estas palabras de agradecimiento por todo lo que ha supuesto como futbolista, como trianero y como miembro activo y defensor de una entidad señera como es su Peña de la calle Callao donde, por cierto, se le debe el homenaje que nunca se le dio. Aunque sea a título póstumo. Pero no sé yo por dónde andan las ideas de los nuevos dirigentes, entre los que -supongo- habrá alguien que lo recuerde y sepa lo que amó a esa casa, la casa de la Cultura de su barrio de Triana.



Ángel Vela Nieto  

2 comentarios:

  1. Te diré, Ángel, que yo lo ví jugar en el antiguo Nervión. Un jueves en el "Jueves" compré un mueble Art Déco que se componía de un parato de radio "Punto Azul" y abajo un tocadiscos automático y más abajo un compartimento con dos puertas que era la disquera, mi sorpresa fue que cuando llegó a casa dentro había un tarjetón publicitario y ya viejo que anunciaba su procedencia:"Casa Busto".¿No tendría también un establecimiento en calle Tetuán esquina a Rosario?.

    ResponderEliminar
  2. Pues no lo sé. Lo recuerdo en la esquina de la Magdalena (Busto y Salvago) y, después, en la calle Velázquez. Su hermano, que también fue portero de fútbol, estaba al frente del negocio con Busto ya jubilado.
    ¡Vaya compra que hiciste, amigo! Era "de otro Jueves".

    ResponderEliminar

*/