jueves, 14 de junio de 2012

EL DEDO DE RODRIGO: HECHO EN TRIANA


   Porque se vé que lo desconocen, hay que hacerles ver a ciertos concejales,  actualmente en la oposición, lo que fue eso que ahora aventan que se tituló “Hecho en Triana”, para recordarle “a la ciudadanía” que ellos ya se preocuparon de la promoción del famoso arrabal.

   Un buen día se organiza y presenta lo que iba a ser un profundo plan -otro más- para que Triana rindiera lo que debe en el negocio turístico. Fue el acto en los bajos del Castillo con la presencia de Susana Díaz, a la que hay que suponerle méritos si contemplamos sus ascensos; estuvo junto a su compañero y sucesor en la Tenencia trianera, el señor Moriñas, amparados ambos por el alcalde de la ciudad y entregándose al fin de las explicaciones del proyecto unas carpetas de recuerdo a los asistentes. Y quedó bautizado, con todos sus gastos, “Hecho en Triana”.

   Después de ver y escuchar, y como me preguntaron, dije que, primero, a Triana no se la puede representar con una T encerrada en un círculo, pues no ha habido tierra sevillana más abierta y libre. Luego, pude comprobar que el logotipo era un calco exacto de una marca de ginebra (Tennessen). Y que lo demás había que verlo, porque no sería la primera acción semejante que fracasara por la rápida pérdida de gas, o sea, falta de interés real. La señora Susana, nieta de un recordado y gran trianero del que fui amigo, con su sonrisa parlamentaria, me tachó de pesimista al par que me invitaba a apoyar la idea. Y claro que lo hice.

   Formé en un grupo de trianeros que empezaron a reunirse en la Tenencia dos jueves al mes. Al notar que no asistía el delegado reclamé su presencia e, imagino que con poco entusiasmo, empezó a presidir las reuniones. No sé cuántas ideas se pusieron sobre la mesa para mejorar el barrio en la dirección que se pretendía; mucho papel, muchas notas y no se puso en marcha ni una sola después de no sé cuánto tiempo perdido. Lo único que se hizo son unos folletos, encargados a un afín del partido, con la gracia justa y poca historia; reclamos que se repartirían en un puestecillo, con menos gracia aún, en el mismísimo Altozano. Los que se iban agotando jamás se reponían. Por cierto, y no sé por qué, me pidieron que me encargara del “flamenco”; lo hice con el lógico desinterés material, pero hasta se olvidaron de invitarme a su presentación en los altos del Laredo. También este folleto se agotó para siempre. Ya empezábamos a ser algo “díscolos”.

   Un ejemplo de lo presto que estaban para atender lo que se planteaba: Un día llevé un recorte de prensa en el que un señor de Puebla del Río proclamaba que tenía varios aviones “Saeta” en un hangar o almacén que pensaba vender, y ofrecía los aviones, porque no sabía qué hacer con ellos. Qué ocasión se perdió para que en el vastísimo espacio de la antigua Hispano Aviación tuviera su lugar un museo aeronáutico sobre la historia y la labor de la famosa fábrica. No lo estimaría interesante el delegado. Jamás le pregunté por el asunto, porque al poco, al ver que aquello no daba frutos, me levanté diciendo que tenía cosas más importantes que hacer. Sólo me dijeron, no sé si asombrados o reconfortados, que tenía las puertas abiertas y, claro que las aproveché.

   Y al cabo de poco tiempo, ni folletos, ni puestecillo “de helados” con  azafata aburrida en el Altozano, ni nada... se “deshizo Triana” sin explicación alguna. Esa es la historia de algo que mencionan destacados concejales sin saber realmente que fue aquello de la ginebra Tennessen. Y alguien tenía que contarlo para que se enteren y ataquen por otro flanco peor resguardado.

Ángel Vela Nieto.  

3 comentarios:

  1. Lo del "Saeta" es de juzgado de guardia y demuestra el escaso o nulo interés que demostraron por Triana. Una triste historia del pasado reciente.
    El ascenso de de Susana Díaz es increíble; debería haber mostrado un poco más su ingenio e inteligencia en su barrio de nacimiento.

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  2. Ángel,sabes que o deberías saber -aunque las personas que son como tú llenas de idealismo, de güenos pensamientos y como no, con una alta dosis de güena fé reclutando personal que asesoren exponiendo sus ideas en pos de conseguir mejoras y exponiendo también parte de la historia para no perder la identidad del barrio que los vio nacer, lo tienen duro- que esos que se consideran, ellos mismos animales políticos, o sea máquinas de la política, sean machos o hembras, que no tienen otra cosa donde agarrarse y lo tapan y se tapan con un corporativismo atroz y unas comparecencias llenas de notas en un posi,¿¡también amarillo pollito, primo!?, con la mirada baja y el oido presto que es la sintomatología del pánico y cuando dominan un poco la olla, el guiso, y llegan a ciertas alturas con la osadía propia de los ignorantes ya han aprendido, tú lo debías de haber aprendido también, que si dicen ¡sí! es quizás, y si dicen ¡no! no son políticos y como ellos piensan o se creen que son lo que dije antes, un máquina que se dice ahora, el máquina tiene que estar como la soleá:"Desgraciaíto de aqué/ que come pan de mano ajena/ siempre mirando si ponen/ la carita mala o güena", de los que están por arriba, claro, porque también han aprendido que tienen que perder su libertad e independencia al ingresar en grupos de poder, pero como son suyas pueden hacer con ellas lo que se les antoje, son libres de ello. Me parece Ángel,es una opinión, que debías de haber dicho alto y fuerte y en el momento justo: "¡EL QUE LA COPIA LA M....!",y haber salido de naja, una espantá, como los genios del toreo. Si lo dijiste o lo escribiste yo no lo sé, pero si es así te pido perdón por no haber estado al tanto.¡Ah!. Camino de La Puebla, a la entrada de Gelves, hay un avión de exposición que me parece que es un Messerschmitt, ¡joé con el nombre!, y aunque la mili la hice en aviación no tengo idea de aviones de queroseno,solo de los pájaros.

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  3. Pues ocurrió, Antonio, que en ese momento en que me harté de perder el tiempo e indignado por la falta de interés verdadero, les dije que por esa puerta que me ofrecían y que "estaba abierta" tendrían que salir ellos, y en vez de adiós me despedí con otras palabras que se pueden imaginar (Ángel Bautista y Arcas entre los testigos). Algún compañero de mesa corrió detrás mía para que no me fuera así. Lo cierto es que ya no pisé más la Tenencia en unos pocos de años.

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