sábado, 19 de noviembre de 2011

VEO VEO: REFLEXIONANDO

Mañana es día de votaciones y me resulta cada vez más difícil tomar una postura viendo lo que está pasando a mi alrededor: muchas noticias de economía en titulares, unos cuantos sucesos y el fútbol. Me hablan de cifras que suben y bajan, pero que no me llevan a ninguna parte, de un misterioso mercado que maneja la economía desde la negra sombra de la especulación, de bonos infectados, de indicadores extraños, pero de todo esto lo único que entiendo demasiado bien es que van a tomar medidas, que a veces llaman ajustes o recortes o flexibilización y, otras veces, ni las nombran. Así, que vamos a perder derechos, que hemos vivido como reyes, pero que no es posible mantener el estilo de vida que llevamos. Bueno, mi palacio de setenta metros ya lo tengo pagado, como todos los días, salgo de bares de vez en cuando, algún viaje por ahí, tampoco es que haya despilfarrado mucho durante mis primeros veinticinco años de trabajo. Pero ahora Europa, que imagino como una diosa misteriosa e invisible invocada por los gurús de la economía mundial, exige el sacrificio del pueblo. Asustados, miramos hacia atrás para ver que se ha hecho mal y me cuentan que el gobierno socialista en vez de invertir para crear nuevos empleos ha malgastado mucho dinero en cheques-bebés, en ordenadores para escolares, en la ley de dependencia, además hemos vivido sobre una burbuja de cemento, pero forrada de billetes de quinientos euros que ha terminado por estallar, encima el mercado globalizado se ha subido definitivamente encima de los estados, pero otra vez dejo de comprender de lo que me hablan. Quizás los que antes ganaban dinero con el ladrillo, ahora para compensar se han dedicado a cobrar más cara la deuda de los países, no sé, es lo único que se me ocurre pensar, pero no he estudiado economía ni conozco a nadie que quiera explicármelo claramente.

En una calle de Triana

En países vecinos se sustituyen gobiernos para calmar a esa fiera que se traga las deudas cuando y cómo quiere, ¿tiene realmente importancia nuestro voto?

Debo votar, aunque sólo sea porque hace cuarenta años no se podía, pero lo que verdaderamente me gustaría es decir que estoy harto de quienes son elegidos para que gestionen nuestro dinero y a los pocos meses se sienten los amos del cotarro y se olviden del pueblo hasta las próximas elecciones, quiero que no me engañen más, que haya transparencia con todo lo que hacen, que sea fácil conocer las propuestas de unos y otros antes de que se lleven a cabos los grandes proyectos, que podamos, bendito internet, dejar nuestra opinión sobre los mismos, que la democracia no sea la fiesta de un solo día, que dejen de hablarme de poderes ocultos y me cuenten la verdad.  

Difícil papeleta entonces, ya conocemos como funcionan los tres grandes partidos nacionales, quizás se asusten si comenzamos a votar en blanco o a esas otras pequeñas agrupaciones políticas.

Rafael Martín Holgado.

1 comentario:

  1. La suerte ya está echada; se podían haber ahorrado este nuevo despilfarro. Y a partir de ahora, sálvese quien pueda...

    ResponderEliminar

*/