martes, 15 de marzo de 2011

TRIANA EN EL OBJETIVO DE HOLGADO BRENES (15)


En la humildad del viejo corral, que más parece la escena de un belén murciano de Salzillo en esta imagen de Holgado, la breve y alicaída chumbera se desmorona frente a la presencia del agave que perfila la solana. El suelo ha sido doblegado por el paso del tiempo y todo nos invita a pensar en la decrepitud que acelera el descuido. Pasaron los años y pasan hoy unos gratificantes rayos de sol que, al menos, vivifican algo la sensación profunda de miseria. Pero poco más, si no es el aire, pasa por esta estancia desabrida y húmeda.

El foco de atención se posa en el coso de barro de un lebrillo que supo de las manos de cualquier alfarero del barrio, plaza de vidriada andana a la que el cenital del mediodía hace protagonista del entorno concavizando su vientre. Arca de lágrimas y penas para depositar la pobreza de años innombrables, en los que sólo un canario, a lo lejos, sobre el alféizar de la ventana, ponía un mínimo latido de alegría.

Los nudillos de nuestras madres, sangrantes sobre el viejo refregador, daban vida, si es que alguna había, a la mugre de las ancianas camisas. El tiempo se marchitaba lento en el viejo patio, mientras los latidos de León y Quiroga sonaban a lo lejos y venían difuminados desde cualquier rincón de la memoria en la voz de Marifé... Dime que me quieres, dímelo por Dios...


Fotografía: José Manuel Holgado Brenes
Texto: Emilio Jiménez Díaz

2 comentarios:

  1. ... a pesar de la imagen de José Manuel; a pesar del texto de Emilio... cuántas lágrimas derramaron nuestro viejos, gitanos y gachés, por volver al patio, a su Triana, de donde fueron desgajados con extrema crueldad.

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  2. Fue injusto el éxodo que se hizo en los años 60, totalmente irreparable.

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