lunes, 8 de noviembre de 2010

BREVES APUNTES PARA LA HISTORIA DE LA CERÁMICA DE TRIANA (1)


           (Lectura recomendada a todos nuestros políticos municipales)

Lo que hoy en día conocemos con el nombre de cerámica Montalván, se gesta a mediados del siglo diecinueve, siendo su fundador  don Saturnino García-Montalván, y se dedicaba fundamentalmente a la alfarería sin vidriar, tal como lebrillos y cántaros, y a la loza vista: platos, fuentes, etc.
De los hijos que siguen sus pasos es don Francisco García-Montalván, a principios de mil ochocientos setenta, el que no sólo continúa con la producción tradicional, sino que comienza a realizar trabajos más complejos como vajillas de lozas decoradas y azulejos pintados a mano.
Vive la fábrica sus momentos más importantes de esta época con los premios conseguidos a los trabajos presentados en las exposiciones internacionales de Philadelphia en 1876 y la universal de Paris en 1878.
A la muerte de D. Francisco le sucede al frente del negocio su hijo don Manuel García- Montalván, quien debido a la formación adquirida al lado de su padre y a sus conocimientos artísticos da un nuevo impulso a la empresa familiar que pasa de llamarse Fábrica de Cerámica Artística Ntra Sra de la O, por los vínculos que tienen los Garcías- Montalván con esta hermandad trianera.
En esta etapa de la fábrica se realizan trabajos de excelente categoría artística como la Capilla del Nazareno de la O, balaustrada y algunos bancos de la Plaza de España, fuente de las ranas en el Parque de María Luisa y en el de Chapultepec(Mejico), zócalo para el Teatro Cervantes en Buenos Aires, zócalos con dibujos de mapas y barcos para la naviera Ibarra en Sevilla...
Estuvo don  Manuel García-Montalván, debido a su profesión, relacionado con personalidades de la época como don Aníbal González, don Juan Talavera y don Gustavo Bacarisas; y en sus talleres pintaron azulejos reconocidos artistas de la importancia de don Manuel Vigil-Escalera y de don Manuel del Castillo.
Fallecido don Manuel García-Montalván a principio de los años cuarenta del pasado siglo, la empresa pasa por uno de sus peores momentos debido a una larga crisis que se llevó por delante a muchos de los talleres cerámicos que existían en Triana.
A punto de naufragar más de una vez, la fábrica se fue sosteniendo con el empuje y buen hacer de trabajadores como don José Canto y don Antonio Muñoz, apoyados en todo momento por la viuda de don Manuel García-Montalván, doña Antonia Guillén Guillén, logrando que la fábrica pudiera conocer otros momentos importantes en la trayectoria  de la empresa con trabajos tan relevantes como: restauraciones en los Reales Alcázares de Sevilla, motivos cerámicos en la puerta de la Iglesia del Cachorro, remates decorados en la Ermita del Rocío, restauración del Palacio de Torre Tagle (Lima), restauración en la Iglesia de la Magdalena, restauración de hoteles en Marbella, Alemania, etc., y decoración y rotulación de restaurantes en Sevilla, Londres y otras ciudades.A la fecha en que nos encontramos, y con casi ciento setenta años de historia, las personas que trabajan en esta fábrica intentan por todos los medios no verse obligados a cerrar las puertas, y todo esto ante la desidia de las autoridades, ya que en los cajones de sus mesas duerme desde hace más de cinco años un proyecto de viabilidad que les permitiría el respiro suficiente para poder seguir haciendo historia en Triana, pero parece ser que de Triana sólo se acuerdan borrar sus señas de identidad y todo vestigio de su cultura.
Relación de algunas de las personas que con su trabajo han cimentado la fama de la firma Montalván: Arturo Fernández, José Escolar Mateo, José Arévalo Zurita, José Arévalo “El Mudo", Antonio Pantoja (especialista en la cerámica de montería), José Moroto, Guillermo Moreno Moreno, Domingo Barral Sánchez -Domingo "El Alfarero", famoso cantaor flamenco-, Adolfo López (escultor), Antonio Muñoz Ruiz -único que firmaba- y Antonio Rodríguez Hernández, artista que hacía sus bocetos a tempera para luego ser pasados a la cerámica.


Ángel Bautista Guerrero(Fotografía: Emilio Jiménez Díaz)


5 comentarios:

  1. Sólo dos pequeños apuntes: A Montalván le encargó Carriedo toda la cerámica de la entonces (1928) nueva capillita del Carmen, en colaboración con don Áníbal González, el extraordinario y generoso arquitecto a quien debemos su llamativo proyecto.
    Don Manuel García-Montalván estaba muy ligado a la institución Salesiana, hasta el punto de que fueran los salesianos los administradores de la fábrica tras su fallecimiento.
    Estupendo el trabajo de Ángel Bautista.

    ResponderEliminar
  2. Interesante estos apuntes. El mejor homenaje que le podemos hacer a los ceramistas trianeros es mantenerlos vivos y atraer a los turistas a un recorrido por sus exposiciones; el Museo de la Cerámica resultará definitivo para ello. El homenaje a los ceramistas en forma de bancos en la calle San Jacinto no tiene nombre. Bajo mi punto de vista Montalvan debería haber luchado para que se hubiese instalado en los bancos una cerámica de más calidad y acorde con la cerámica trianera. Su firma está estampada en una obra que está presentando mucha controversia y que pienso que, a la larga, esos bancos terminarán desapareciendo de San Jacinto.

    ResponderEliminar
  3. La supervivencia manda, por lo visto. Montalván se ha sometido al dinero que había, al librado por nuestro "generoso y muy moderno" Ayuntamiento. Es lo que ocurrió con el mal llamado "Monumento al Alfarero", obra de Augusto. Una tarde en El Ancla le pedí a nuestro amigo, el autor, que me explicara su significado artístico, después de demostrarle mi desilusión... Por el dinero que había no se podía hacer otra cosa, contestó. Así que la ética, el orgullo y el prestigio del artista, el respeto a la idea y al lugar y otras "tonterías" han pasado a la historia. No hay más que ver los "monumentitos" de rinconera que se han levantado ultimamente en una ciudad sobrada de historia y -todavía- de visitantes forasteros.

    ResponderEliminar
  4. Angel Bautista9/11/10, 13:57

    Tambien es verdad que D. Manuel García-Montalván donó unos terrenos a los salesianos para sus escuelas, pero estos ante su penuria económica optaron por vender.

    ResponderEliminar
  5. Muy triste si el artista tiene que trabajar en estas condiciones. Por martinetes y a compás de yunque me acuerdo de esta letra:

    "Pobrecito del que come
    el pan en la mano ajena
    siempre mirando a la cara
    si la ponen mala o buena".

    Cuando los artistas trabajan en estas condiciones las obras de arte dejan mucho que desear. El "Monumento al Alfarero" finalmente ha sido un "mix" de monumento; al Alfarero, al Ceramista y a la Soleá. Como estamos en época de crisis un 3x1; imaginación al poder.

    ResponderEliminar

*/