martes, 8 de enero de 2013

EL DEDO DE RODRIGO

 Filarmónica de Berlín. Año 1975.Curro Vélez baila con Pepa Montes. Al Cante Paco Taranto. Guitarras: Ricardo Miño y Samuel Martín. Fotografía  propiedad de Ricardo Miño y Pepa Montes


Adiós a un gran bailaor


    Renqueaba su salud desde hacía tiempo, y quizás su fortaleza, la de un artista del baile hecho al ejercicio y al esfuerzo físico, le haya permitido resistir hasta este umbral de nuevo año. Curro Vélez estaba considerado el bailaor más completo, mejor preparado, de la Cava, o lo que es lo mismo, de un lugar donde se sabía lo que era bailar flamenco, especialmente cuando éste, el flamenco, necesitaba la gracia de la fiesta. Pero él llegó donde sólo pueden llegar los elegidos.

    Francisco Rodríguez Salido, nacido en 1934 en el 112 de la Cava gitana y vecino después de un patio singular, el de la casa número 13 de Rocío, desciende de los míticos Cagancho, y es hijo de Manuel el de Aguas Santas del que decían “que bailaba pa rabiá” y que fue uno de aquellos “Gitanillos de la Cava de Triana” que supieron, entre deslumbrantes estrellas, de la profesión de artista en años de los veinte y treinta del pasado siglo. Por tanto, Curro Vélez aprende a bailar en la mejor de las academias, en su patio de vecinos. Pulido más tarde por Enrique El Cojo, comienza a bailar en serio a los quince años que es cuando ingresa en la Parrilla del Hotel Cristina, dejando también muestras de su arte por las famosas ventas “Vega” y “Pilín” acompañado de su tío, el singular Bengala, y el guitarrista Gutiérrez, entre otros camaradas de Triana.

    Desde entonces mantiene una intensa actividad; baila para Caracol y Luisa Ortega en dos espectáculos, y hace las Américas con José Greco y otras figuras del baile tales como Pilar López con la que estuvo actuando durante cuatro años y a la que consideró su maestra. Actuó en la Feria Mundial de Nueva York recorriendo después como bailaor y jefe de expedición lejanos lugares con espectáculos donde se manifestaba la esencia gitana del baile. “Curro se pone un año más en gitano caminante, coge por los senderos de su Europa y presenta, a modo de mensaje, su flamenca pañería” (José Antonio Blázquez).

    Cada temporada y desde los años sesenta, repetía estas giras internacionales de varios meses de duración, renovando sus presentaciones, visitando los mejores teatros de Francia, Holanda, Bélgica, Inglaterra y Alemania y continuamente respaldado por el prestigio labrado y un selecto grupo de artistas, muchos de ellos de su barrio. En 1970 se presenta con su compañía en Buenos Aires, contando entonces, y en otras muchas ocasiones, con el maestro de la guitarra Ricardo Miño como un fijo puntal entre sus expedicionarios. En la década siguiente seguirá renovando su presencia en Europa, siempre esperada con interés. Señalemos como detalles que en la ruta de 1984 llevaba a Jarillo y Paco Taranto al cante, y que fue con Curro con quien la gran bailaora Pepa Montes sale de Sevilla en su primera turné, erigiéndose como su insuperable pareja. En 1974 adquiere su tablao “El Arenal” al que se dedica como empresario y director, y mientras las fuerzas se lo permitieron alternó esta actividad con sus habituales actuaciones. Añadamos que durante la Velá de 1987 fue nombrado “Trianero del Año”.

    Sostenía el maestro que hoy mandaba la técnica y que antes había más sabor en el baile. Y se acababa de instituir un premio con su nombre por iniciativa de su hijo, galardón con importante dotación económica estrenado durante la pasada Bienal. En fin, que se nos fue otro artista de aquellos que hicieron grande a la Triana flamenca y que quizás, como a tantos de esta orilla, no se le enmarcó con los dorados que merecía.

Año 1974/75. Curro Vélez durante un ensayo con Pepa Montes. Fotografía propiedad de Ricardo Miño y Pepa Montes

Ángel Vela Nieto

2 comentarios:

  1. jimenezjb8/1/13, 17:41

    Otro de los grandes del Flamenco totalmente olvidado en Triana. Hay una iniciativa de rotular la calle Rodo, donde está su tablao, con su nombre. Magnífica la semblanza, Ángel, al igual que los testimonio gráficos que nos dejan estas dos fotografías de Ricardo Miño y Pepa Montes. En la primera fotografía Triana en toda su extensión Flamenca: el cante, el toque y el baile, y desde La Cava al Zurraque.

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  2. Esta noche las oraciones que, a mi manera, realizo casi todos los días tendrán doble dedicatoria, una por flamenco y otra, por trianero o viceversa y todas a la intención y a la Gloria de Curro (q.e.p.d.).

    La idea de la Asociación Torre del Oro tiene carácter superlativo y que lástima que esos trámites no se hayan completados en vida para que él, el artista, hubiera descorrido la cortina y no quién me imagino.

    Si es que la rotulan -si es así y ohalá lo sea- algunos tendrían que tomar nota de sus superiores y no asustarse si tienen que ir a Correos a decir que se le ha cambiado el nombre a una parte de una calle y se le va a poner a unos flamencos y que el nombre engloba al barrio y a una Triana gitana y que como la calle en cuestión no está dedicada a nadie, desde Pagés del Corro hasta el antiguo callejón de San Miguel se va a rotular de otra manera que la actual. ¡No más olvidos!.

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