miércoles, 27 de junio de 2012

VEO VEO: DEMOCRACIA Y SELECCIÓN

En tiempos de crisis el pueblo se desespera y se enfada, la crisis económica es la que te abre los ojos y te hace dudar del sistema, pero no son menos importantes la crisis moral y la crisis política. La Iglesia, aunque se ha mantenido como una fuerte institución con bastante poder político y social, ya ha dejado de marcar el buen camino para niños y adolescentes, los pecados no existen, el demonio no asusta y bajar al infierno no es más que el descenso de categoría para un equipo de fútbol, los buenos modos (de los malos, mejor no hablar) de monjas y curas no hemos sabido sustituirlos por otro principios morales y nuestros jóvenes no tienen nada claro lo que está bien y lo que está mal, lo que les excusa para no sentirse nunca responsables de lo que hacen, aunque les encanta exigirles cada vez más derechos a unos padres y a una sociedad que los mima en demasía. La crisis política ya no es debida a la falta de ideas para cambiar el sistema, lo que preocupa a mucha gente son los derechos que los propios políticos se han otorgado y la desvergüenza y el impudor con que actúan muchos de ellos sin que tengan nunca que pagar por sus malas acciones.


Y en medio de todo el barullo, con una prima que, a veces se relaja y otras se dispara (espero que algún día acierte y se quede en el sitio), se nos cuela en casa y también en la calle un partido de fútbol, se venden miles de banderas que adornan taxis y balcones, los amigos tienen una buena excusa para verse y hartarse de beber y chillar que somos los mejores, incluso a los que nada les importa el fútbol se plantan delante del televisor a esperar el milagro, igual que en otros tiempos quedaban cazadores y pastores, niños y santones, sobrecogidos por una presencia divina escondida tras un árbol o sobre unas rocas.

En una casa de vecinos de la calle Castilla se exhiben distintas banderas y esa visión me sirve para pensar que estamos en democracia y eso me gusta, porque son malos tiempos y lo primero que muchos desean es en la llegada de un salvador, por dios que no, que nos obliga primero a colgar lo que él decida y después a pensar y actuar como es debido, o sea, como él decida. La vida está llena de significados, como esas banderas,  y no quiero que venga nadie a decirme cuál es el correcto. Esas banderas de España, a dos o tres colores, para algunos será una forma de apoyar a un equipo de fútbol, una manera de verse en el césped y sentirse triunfador si la pelotita quiere, para otros un reclamo publicitario que reúne a cinco dioses macarras de cuerpos tatuados bajo el patrocinio de una cerveza, lindo elixir que nos puede conducir hasta el cielo o, al menos, hasta un espacio con aire acondicionado, pero las banderas de España y Andalucía también encierran una ideología política y además nos sirven para identificarnos con un país, una región o un pueblo, más allá la bandera pirata, igual se trata de otra campaña publicitaria de algún tímido banco.


Esta noche juega la selección y ojalá gane, aunque sea de penalti, que gane hoy y siempre, dicen los entendidos que cada español piensa como un entrenador y tiene su propia alineación, no quiero ser menos y ahí va la mía: en la portería, Conchi, la que cada día, con menos dinero, para los disparos del hambre con una compra bien hecha, en la defensa Lucas, Pérez y Adela, los que se parten el pecho para hacer siempre bien su trabajo, no porque tengan miedo del jefe, sino porque creen en la honestidad. En el centro del campo, Pepe, un corretón maduro, de esos que se han quedado parados y andan de un sitio pa otro en busca de algo de trabajo, un  joven hartito de estudiar, que alguna vez tendrá que practicar todo lo que lleva aprendido y pa llevarnos a buen puerto alguien con mucha experiencia, por ejemplo, Ana, una jubilada. En la delantera, el crack, mi amigo Fermín, que te la cuela por cualquier sitio, es mu cariñoso, eso sí y por las bandas dos buenas puntas, pero de solomillo, en su punto, una con patatas fritas y la otra con lechuga, por favor, que estamos en democracia, brindemos por España, no la del fútbol, sino la de verdad. 

Rafael Martín Holgado.

5 comentarios:

  1. No sé porqué, Rafaé, este edificio, su estructura, su parafernalia y su guarnición me recuerda a la Rue del Percebe, nº 13 de Francisco Ibáñez sin los inquilinos, claro, que son inimitables. Y hay como un halo de misticismo en esa publicidad de Cruzcampo, religión con millones de feligreses, para decirle al rebaño que no están solos. ¡He aquí a tus pastores!, al estilo de un gran cuadro de Da Vinci pero en detalle, una porción.

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    1. Rafael M.H.28/6/12, 19:35

      No te equivocas en mucho. Cómo me gustaban las viñetas de 13 Rue del Percebe, Antonio. Te cuento un secretito patí y pamí namá: en una de esas viviendas hay un perrito negro de nombre Finidi,los dueños son un poquito verderones...

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  2. Pues sí, Rafa, al final ganó España de penalty; toda una premonición tu entrada.

    La fachada que has retratado parece la del nuevo "Corral Corea"; cada uno a lo suyo. Sólo falta por descubrir qué piensa el del primero izquierda que si yo supiera quién es le diría que pusiera globos, muchos globos y de muchos colores, de esos de los que han prohibido los nuevos gobernantes para la Velá. Aunque tampoco estaría mal colocar en un balcón la lengua de los Rolling Stones, sobre todo para los que no tengan sentido del humor y no le gusten los globos.

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    1. Rafael M.H.28/6/12, 19:38

      Veo que sigue dándole vuelta a la idea de cómo adornar tu balcón, tranqui, ya te llegará algún mensaje divino. El domingo si es contra los azurri perdemos, pero a los alemanes les ganamos, demasiado cuadriculados pa nosotros

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  3. Pues al Finidi deberían a sacarlo a pasear con un sombrero de alancha negro.

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