miércoles, 25 de abril de 2012

TRAS LAS RAÍCES DE TRIANA: BUGANVILLAS, UNA APUESTA POR EL COLOR


Los árboles del paraíso ya han florecido y en la placita que hay delante del centro de mayores de Chapina no se puede respirar otra cosa que su pastoso aroma, pero, a pesar de sus vistosas flores, el color lo ponen allí las buganvillas, esos arbustos espinosos que tanto se usan como setos, capaces de crecer y formar con sus ramas curvas, bien apoyadas, un fabuloso parasol vegetal.

El nombre se debe a un militar francés, mesié Boungainvillé, que la descubrió en Brasil, allá por 1768 y hay diferentes variedades: rojas, púrpuras, blancas, moradas, amarillas… Normalmente la parte más coloreada de una planta son los pétalos de la flor, siempre que sea necesario atraer a los insectos, sin embargo en las buganvillas, como las flores son unos pequeños tubos de pétalos amarillos, que casi no se ven, el color lo ponen unas hojas modificadas llamadas brácteas. En número de tres se reúnen conteniendo en su interior tres flores, que pueden abrirse a la par o no.


Ahí están las buganvillas dando sombra a unos feos bancos, acompañando a esos juguetes para mayores, es curioso, que este sitio se parezca tanto, por disposición y colores, a un área infantil, niños y mayores, los no productivos de la sociedad, dicen las leyes del mercado, los que aún no son y los que han dejado de ser, los que suponen un gran gasto, toda esa gente que padeció años muy malos en Triana y que fueron capaces de sobrevivir como auténticos héroes, los que antes de dar el último estirón pasaron a ser hombres, ahora en cambio, la juventud se alarga hasta más a allá de los treintaytantos porque lo importante es disfrutar, gastar y disfrutar, consumir para que no se pare el motor de la sociedad y los más maduritos a intentar seguir siendo chavales, nada de barriga, tetas para arriba, mucho viaje, arrugas bien planchadas, coches vistosos, si te separas a ligar otra vez, todos queremos ser jóvenes, los niños a base de beber y fumar, los adultos jugando con peterpan y quién se acuerda ahorade los mayores, los que de verdad nos pueden enseñar a vivir, los que hemos ido arrumbando a la pared, como un viejo mueble inservible, dejadme sentado bajo las buganvillas, sin otra cosa que hacer que hablar con los paseantes, mirar hacia el río que no veo, oler esta primavera que ya no me entra por las venas, dejadme que se me acerque un viejo, quiero que me haga llorar con sus recuerdos, los tristes, los más amargos, los de toesodía de entonces, que tras sus brácteas de color, muestre también las espinas, dejadme que sienta lo mismo que él, por un rato, es el homenaje que les quiero hacer hoy a mis mayores, esos que no se ahogaban jamás en las penas.    

   
Rafael Martín Holgado.

5 comentarios:

  1. Bueno, no sé si es la flor la que te inspira; si es así, ha hermosura de la Naturaleza hace bien su papel contigo. Texto y fotos son para libro.

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  2. jimenezjb30/4/12, 0:13

    Me gusta la combinación de las buganvillas blancas con las rojas; los colores de nuestro equipo.

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  3. Pedazo de cursillo intensivo de Botánica, Fotografía y Gramática, de verdá Rafaé, que solo hace falta música, dos pichones dándose el pico en los bancos -así solitariosme suenan a otoñal melancolía- y un poema para que explote la belleza. By Noches lúcidas, del autor solo distingo una D y la rúbrica:¿De quién serán las buganvillas/ que llegan a mi patio?. ¿De quién serán esas flores que colorean el espacio/ revolotean por el aire y juguetean con mi ánimo/ unas veces negro y otras veces blanco?. ¿De quién serán las buganvillas que hoy calman mi llanto?. Se me ha ocurrido ésto.

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    1. Rafael M.H.1/5/12, 17:18

      Gracias, FerCa, muchas gracias. Que bien sabes echarle la miel a los pestiños, chiquillo.

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    2. Rafaé, la miel la ha puesto el autor del poema que no he sido yo, mi ocurrencia ha sido el copiarla.

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