A José Manuel, como un milagro que casi siempre suele darse a la vuelta de cualquier esquina, se le apareció de pronto la primavera colgada en una ventana de la espina dorsal de San Jacinto. Por el reflejo que reverbera en los cristales, hasta un árbol ha querido cuajar en el amplio arriate del salón hogareño, adornando la mesa en la que luce una mínima pantallita. Venciendo al largo invierno, abril quiso duplicarse en su afán mostrando estos benditos contrastes cromáticos como en un caleidoscopio caprichoso. ¡Joie de vivre!
Sobre la cuidada reja de una forja de serie, del vientre de una terracota mínima crece la vida en cascadas de verdes. Seguro que Rafael, botánico oficial del blog, sabe a qué genero pertenece y cual su nombre de acordes latinos, pero yo siempre la conocí como la planta del dinero, aunque jamás pude contemplar que nos sacase de la miseria en la que vivíamos.
Los pobres nos acercamos a las leyendas como los dictadores siempre cogieron a Dios como pretexto para alcanzar el imperio. Si fuese verdad que esta planta lo diera -como fabulaban los antiguos- no asomaría el hierro ni un ápice de su verticalidad. Triana entera se vería plantada de esta codicia que, afortunadamente, sólo habita en la tradición popular...
Fotografía: José Manuel Holgado Brenes
Texto: Emilio Jiménez Díaz
Es una foto muy pertinente para el esplendoroso momento iniciático de la primavera que estamos viviendo en Triana. Y qué decir del texto de Emilio: como en todas las ocasiones anteriores, complementando a la perfección la imagen, en una simbiosis perfecta. Enhorabuena a ambos.
ResponderEliminarPertenece al género Plectranthus y ya que estamos en cuaresma, añadir que hay una variedad de hojas con el borde claro que huelen a incienso.
ResponderEliminarGracias por la parte que me corresponde, Caty, y gracias a Rafael por lo del "Plectranthus", que hubiese quedado bastante más feo en el comentario.
ResponderEliminarAunque por medio de mensajes directos muestro siempre mi caluroso agradecimiento a mi buen amigo Emilio por suscribir con tantísimo arte mis instantáneas trianeras, quiero esta vez hacerlo públicamente y que lo conozcan todas las personas que visitan este extraordinario balcón, mirador extraordinario sobre el barrio sin duda más sui generis del mundo mundial. Gratitud que hago extensiva a otro dilecto compañero en esta lid, mi seudotocayo Holgado por informarnos del nombre botánico de la planta del dinero y que curioso que se llame algo así como plectro en latín, que es la uña con la que se tocan los instrumentos de cuerda y vemos como quien le pueso el nombre dió en la diana, pues la hoja así lo recuerda.
ResponderEliminarEn fin que aquí, todos aprendemos cosas extraordinarias, ¿verdad?