martes, 18 de enero de 2011

TRIANA EN EL OBJETIVO DE HOLGADO BRENES (7)


Alguien -¿fue quizás el travieso de Holgado?- se acercó a la Cartuja de Santa María de las Cuevas para depositar un blanco pañuelo en la marmórea mano de Perafán de Ribera, tallada hermosamente al gusto genovés, como todo el conjunto funerario, por Antonio María Aprile y Pace Gazini.

¿Pañuelo para las lágrimas secadas hace siglos? ¿Pañuelo para la triste despedida entre el hoy y el infinito? Sobre el mármol frío de Carrara, el pañuelo de batista se erige como símbolo universal de la rendición ante la vida efímera: fui justo con los hombres y muerto para Dios, que sólo al rey de la Creación se entrega quien fue virrey de Cataluña y Nápoles, y Adelantado y Notario Mayor de Andalucía...

Algo tan simple como un pañuelo destaca ante tanta magnificencia sepulcral y es que, a veces, las cosas mínimas conforman un universo para la más profunda de las meditaciones.


Foto superior: José Manuel Holgado Brenes
Texto: Emilio Jiménez Díaz

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