sábado, 8 de octubre de 2011

DIÁLOGOS CON TRIANA: EL PUENTE



Se levanta sobre el Río, y se mira en el espejo. En la dormida mañana, el silencio se hace el dueño. Flota al igual que una nube, y se refleja en el agua. Por los ojos de su vientre negros vencejos se lanzan, como aéreos modistillos, que imaginario hilo ensartan. Una araña de tres brazos, cautiva por una magia. Un corcel de hierro y plomo que en la dársena cabalga, mientras del cielo temprano, cuelgan gajos de naranja.

- Porque así lo quiso Dios, tienes nombre trianero, y la Luna te ilumina, cuando te ve desde el cielo. Y me pareces de plata. Y de seda. Y de nácar. Y si el Sol, lleno de celos, sale rozando tu lomo, con tu calada elegancia, eres de bronce y de oro. Van y vienen por tu espalda, gente entre dos orillas, porque eres tú la alianza entre Triana y Sevilla. Luces como una sortija, y otra se alza en tu margen, joyero de marinera, que es la Capilla del Carmen.

- De mil historias he sido, testigo sin pretender. Historias de amor y de odio, de honor, de sangre y de fe. Historias que se han escrito, o que el olvido llevó, que con candados sellaron, o que nadie las contó.

- Por ti pasaron, soñando, montones de torerillos. Con las venas llenas de arte, y vacíos los bolsillos. Pero con una esperanza, triunfar en el Baratillo. En Triana ya esperaban, aficionados y amigos. Ellos volvieron, toreros, o llorando como niños.

- Relucen con Santiago mis faroles y barandas, y hasta de hojas de estrellas me hago brillantes guirnaldas. Esas tardes de verano, en que el Río me refresca. Se arremolina a mis pies, y me salpica, y me besa. Esas tardes que me alegra. Esas tardes que me canta. Cuando fríen los buñuelos, cuando cogen la cucaña.

- Custodio de cien anillos, no hay en el mundo otro igual. De Triana a ti te llaman, ese es tu nombre cabal.


                                                                                  Alberto Fdez. Cachero Merino

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