Nevería
del Burrero
“Junto al
puente de Isabel II hay un barracón mal llamado Café cantante flamenco, foco de
inmoralidad y corrupción…”. (El Progreso, 25 de septiembre de 1885). Conocido
más popularmente como Café Sin Techo, estuvo ubicado donde hoy los jardincillos
dedicados al poeta Rafael Montesinos y campa en quejío de bronce el Mairena de
Augusto, allí donde los chiquillos de Triana se desplazaban hace un siglo con
sus banquitos para ver los cuadros de
Charlot en el orto del cinematógrafo. Este café-nevería quedó inaugurado en el
mismo 1885 venciendo una primera negativa del Ayuntamiento y como sucursal
veraniega del café cantante del empresario de El Burrero. Ocupó con éxito de
público el sitio “donde estuvo la exposición de fieras de Mr. Cavanna” (El
Tribuno) y fue tristemente célebre porque allí cayó asesinado en cantaor
apodado El Canario. El diario El Progreso, poco amigo de flamenquerías,
avisaría así del suceso: “A las cinco y cuarto de la madrugada de ayer (13 de
agosto de 1885), hora en que diariamente se dan por terminados los edificantes espectáculos del café
cantante flamenco del Burrero, fue aquel sitio teatro, como casi todos los
días, de un drama terrible”.
Otro diario,
El Porvenir, trata con la misma inquina al escenario de la tragedia, haciendo
además una curiosa reflexión: “Desde que se estableció en las inmediaciones del
puente de Triana un café cantante, de esos del género flamenco, toda la prensa
sevillana ha dado cuenta al señor Gobernador del género del espectáculo y del
personal que allí se reúne, sobre todo a altas horas de la noche. Ya se dice
que en el populoso barrio de Triana se ha sentido la letal influencia del
referido café cantante. Padres de familia llegan a sus casas sin su corto
jornal; jóvenes que deberían ser el apoyo de sus padres pierden hasta el último
céntimo, sin que en sus casas puedan averiguar dónde ni cómo han dilapidado el
fruto de una semana de trabajo…”.
La moral de
la época choca frontalmente con el flamenquismo y sus alrededores,
especialmente contra un lugar considerado como “Patio de Monipodio” al estar
aislado del núcleo vecinal. Cuidaba la prensa de la salud moral y económica de
los trianeros mucho más que de la salud física y anímica. No vamos a poner en
duda los peligros que entraña el vino mal
bebido, los celos profesionales, las pasiones desmesuradas; no, no
tenían buen ambiente los cafés cantantes y a lo mejor hay que buscar por ahí
los motivos por los que la mayoría de los flamencos trianeros preferían
quedarse en la dulce paz de la afición y en el trabajo de siempre. Está claro
que el río separaba demasiado y que el personal arrabalero, salvo esos
juerguista que delatan los periódicos, era muy particular en su sentido de la
vida y sus placeres. Todo esto al margen de las fiestas públicas que se
organizaban en Triana… pero en Triana.
Blas Vega en
su libro sobre los cafés cantantes de Sevilla sigue la información de José
María de Mena indicando que el Café Sin Techo estaba en la esquina de Reyes
Católicos y el Paseo Colón, frente al Barranco del pescado. Nosotros no creemos
equivocarnos por los datos que aportamos de la prensa de la época, por tanto
remitimos al lector al primer párrafo de este epígrafe. Y es una pena que no
existan imágenes del “barracón” sin techo ni siquiera después de haber sido
escenario de suceso tan pregonado.
Ángel Vela Nieto
Sí, conocía esta historia, pero ahora, más ampliamente, gracias a tí. En mi blog, sobre los Cafés Cantates, menciono la hisroria de la muerte de El Canario...
ResponderEliminarValioso y riguroso documento histórico, que permite cultuvar nuestras raíces.
¡Enhorabuena!
Siempre tan atenta, Mari Carmen. Por cierto, veo que tu blog engorda en seguidores y comentarios... por algo será.
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