martes, 21 de mayo de 2013

EL DEDO DE RODRIGO


            Nevería del Burrero



            “Junto al puente de Isabel II hay un barracón mal llamado Café cantante flamenco, foco de inmoralidad y corrupción…”. (El Progreso, 25 de septiembre de 1885). Conocido más popularmente como Café Sin Techo, estuvo ubicado donde hoy los jardincillos dedicados al poeta Rafael Montesinos y campa en quejío de bronce el Mairena de Augusto, allí donde los chiquillos de Triana se desplazaban hace un siglo con sus banquitos para ver los cuadros de Charlot en el orto del cinematógrafo. Este café-nevería quedó inaugurado en el mismo 1885 venciendo una primera negativa del Ayuntamiento y como sucursal veraniega del café cantante del empresario de El Burrero. Ocupó con éxito de público el sitio “donde estuvo la exposición de fieras de Mr. Cavanna” (El Tribuno) y fue tristemente célebre porque allí cayó asesinado en cantaor apodado El Canario. El diario El Progreso, poco amigo de flamenquerías, avisaría así del suceso: “A las cinco y cuarto de la madrugada de ayer (13 de agosto de 1885), hora en que diariamente se dan por terminados los edificantes espectáculos del café cantante flamenco del Burrero, fue aquel sitio teatro, como casi todos los días, de un drama terrible”.

            Otro diario, El Porvenir, trata con la misma inquina al escenario de la tragedia, haciendo además una curiosa reflexión: “Desde que se estableció en las inmediaciones del puente de Triana un café cantante, de esos del género flamenco, toda la prensa sevillana ha dado cuenta al señor Gobernador del género del espectáculo y del personal que allí se reúne, sobre todo a altas horas de la noche. Ya se dice que en el populoso barrio de Triana se ha sentido la letal influencia del referido café cantante. Padres de familia llegan a sus casas sin su corto jornal; jóvenes que deberían ser el apoyo de sus padres pierden hasta el último céntimo, sin que en sus casas puedan averiguar dónde ni cómo han dilapidado el fruto de una semana de trabajo…”.

            La moral de la época choca frontalmente con el flamenquismo y sus alrededores, especialmente contra un lugar considerado como “Patio de Monipodio” al estar aislado del núcleo vecinal. Cuidaba la prensa de la salud moral y económica de los trianeros mucho más que de la salud física y anímica. No vamos a poner en duda los peligros que entraña el vino mal  bebido, los celos profesionales, las pasiones desmesuradas; no, no tenían buen ambiente los cafés cantantes y a lo mejor hay que buscar por ahí los motivos por los que la mayoría de los flamencos trianeros preferían quedarse en la dulce paz de la afición y en el trabajo de siempre. Está claro que el río separaba demasiado y que el personal arrabalero, salvo esos juerguista que delatan los periódicos, era muy particular en su sentido de la vida y sus placeres. Todo esto al margen de las fiestas públicas que se organizaban en Triana… pero en Triana.

            Blas Vega en su libro sobre los cafés cantantes de Sevilla sigue la información de José María de Mena indicando que el Café Sin Techo estaba en la esquina de Reyes Católicos y el Paseo Colón, frente al Barranco del pescado. Nosotros no creemos equivocarnos por los datos que aportamos de la prensa de la época, por tanto remitimos al lector al primer párrafo de este epígrafe. Y es una pena que no existan imágenes del “barracón” sin techo ni siquiera después de haber sido escenario de suceso tan pregonado.

Ángel Vela Nieto
            

2 comentarios:

  1. Sí, conocía esta historia, pero ahora, más ampliamente, gracias a tí. En mi blog, sobre los Cafés Cantates, menciono la hisroria de la muerte de El Canario...

    Valioso y riguroso documento histórico, que permite cultuvar nuestras raíces.
    ¡Enhorabuena!

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  2. Siempre tan atenta, Mari Carmen. Por cierto, veo que tu blog engorda en seguidores y comentarios... por algo será.

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