El pasado sábado visité a José María Gómez, sabio periodista jubilado, clásica firma de El Correo de Andalucía. Vivió José María en el hoy más real, el que le marcaba la agenda profesional, ya que su sección trataba de la actualidad en Sevilla. Nació en Dos Hermanas, hijo y nieto de alcalde; allí rotularon una calle con su nombre y acaba de rematar una novela autobiográfica. Pero José María Gómez lleva cuarenta años viviendo en Triana, en la calle San Jacinto.
No se encuentra bien físicamente; le falla el cuerpo por dos lados principales, las piernas y la vista. Y han de ser sus días un ejercicio de resistencia por tantas duras pruebas como la Providencia ha puesto en su camino. José María Gómez, aún fallándole la herramienta principal, se aferra a la vida cada mañana; lee y escribe mientras sus ojos se lo permiten y procura estar al tanto, como siempre, de lo que pasa en Sevilla y en su barrio, un barrio que un día, correspondiendo a su entrega, lo nombró “Trianero Adoptivo”. Al fin de una gratísima charla, me regaló dos libros suyos dedicados, uno sobre su pueblo y otro en el que recoge pasajes de la ciudad antigua. Dos tesoros.
Y como yo estaba avisado de la concentración trianera de “los indignados” del 15-M, salí con tiempo para asistir antes a la reunión. Fue a la sombra del ficus del Altozano y vi y oí en vivo las manifestaciones, protestas y sueños de estas personas, entre las que son mayoría los jóvenes, a los que tantas veces escuché a través de la televisión y la radio. Ya había pasado por “las setas” (ahora a la Encarnación se la nombra así en la penúltima derrota de lo clásico) y contemplado con entusiasmo el tinglado reivindicativo de estos jóvenes “sin-sin”: todo un espectáculo ensoñador... ¿Dónde hay que firmar? Desde primera hora sentí simpatía por ellos y sus ideas, por lo que me parecía el anhelado despertar de la rebeldía que se les supone; simpatía que, rápidamente, se convirtió en admiración sintiéndome uno más de pelo blanco entre ellos.
Pues llegaron a Triana y, en seguida, se conformó un apretado coro de oyentes, gente silenciosa, como absorta, a la que parecía le costaba digerir los mensajes y planteamientos que parecían de otro mundo. Repartieron los organizadores copias de un chiste gráfico de Forges, ése en que un tranquilo personaje piensa: Soy libre... puedo elegir el banco que me exprima, la cadena de televisión que me embrutezca, y así... en una de las viñetas periodísticas más lúcidas que leí nunca (El País). Se pidió la participación de los concurrentes y le escuché a un veterano su discurso pleno de acierto y muestra elocuente de cómo los mayores tenemos motivos sobrados para sentir la misma indignación.
Como digo, había salido con tiempo suficiente, pero el acto se demoró, así que la hora de la cita con José María Gómez se me echó encima y no pude estar hasta el final; le pedí al amigo Paco León, con quien estaba, que me contara más tarde (quedamos citado en La Blanca Paloma) lo que le llamara la atención del resto de la histórica convocatoria.
Aquel acto habría sido portadilla de la sección periodística de José María Gómez. Y a lo mejor la hubiera titulado así: “El Altozano vuelve a ser la barricada de la libertad”.
Ángel Vela Nieto
Antes que nada un saludo a todos los amigos y seguidores de Tri@na en la Red. He tenido una retirada temporal del blog, por motivos laborales, y espero a partir de ahora seguir colaborando en el mismo con más frecuencia.
ResponderEliminarCon respecto al asunto que trata Ángel qué mejor sitio que El Altozano para que sigamos mostrando nuestra más absoluta indignación ante esta "dictadura constitucional". Es un buen momento para que El Altozano sea un auténtico ágora de Triana.
José Luis Jiménez
Pues, querido Ángel, con toda mi satisfacción por encontrarme contigo en esta página buenísima, yo no me fío nada de los llamados "indignados" y no estoy tampoco con los que escriben comentarios sobre ellos en los periódicos; yo tiro de mis experiencias personales y en los primeros días de ello, concretamente el día antes de las elecciones me fuí a la Encarnación y allí ví personas y pancartas que en otras ocasiones y en otras manifestaciones de signo "raro", estaban presentes. Tu sabes que yo acudo a muchas sólo para hacer fotos de lo que ocurre en mi ciudad y en mis tiempos.
ResponderEliminarÁngel tu y yo somos más "libres" todavía, ¿verdad?
Amigo José Manuel, yo de quienes no me fio absolutamente nada es de los políticos, y creo que sobran motivos para ello; para mi los "raros" son ellos, los que debiendo defender los intereses generales ya vemos lo que defienden. Tengo fe en estos muchachos y en tantos mayores que les acompaña porque es la única esperanza que tenemos de cambiar el perverso camino al que estamos condenando nuestro futuro.
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