Por aquí ha paseado de nuevo el señor Zoido, ahora pisando con mayor firmeza y con la sonrisa de campaña puesta (la de siempre, porque lleva varios años en la tarea). Así que ha recorrido el mercado, y como las señoras ya de cierta edad son por lo general más elocuentes, tiernas y un poquillo conservadoras, le han dicho que si, que cuente con su voto, al par que recibían una hermosa bolsa reciclable con el anagrama del partido. Mientras tanto, los placeros se quejaban amargamente de la falta de aparcamientos a lo que el político argumentó que en su programa se contempla la construcción de un parking subterráneo justo allí. Lo mismo ha prometido su oponente principal, el señor Espadas (el otro “corredor”, señor Rodrigo Torrijos, piensa sobre dos ruedas y ahí no hay problemas porque toda la ciudad es suya). Lo más grave son las señoras que se acercaron a Zoido con lágrimas en los ojos porque nadie en la casa tiene un trabajo. Pues como confíe en que el asunto está en manos de él...
Otra cuestión planteada es el de la movilidad y sostenibilidad (¡qué lenguaje se gastan!) y, claro, también se revisarán y solventarán “con el consenso de todos los comerciantes afectados”, no como otros. No se prodigó demasiado en prometer promesas porque ya ha tenido tiempo de hablarnos de ellas, pero nos gustaría saber por qué decidió venir acompañado de su hijo menor, del que desconocemos su edad pero ya ha de ser algo mayorcito; no obstante, la estampa de un padre llevando a su hijo como lo que es levanta siempre simpatías y espanta los malos pensamientos de los ciudadanos y ciudadanas, pero a lo mejor lo mismo quiere para su vástago el oficio que él eligió, que es toda una carrera de muchos kilómetros, y ande tanteando al chaval en tiempo de trincheras en primera línea de fuego. Lo cierto es que no estamos acostumbrados a ver a los políticos tan íntimamente arropados para pedir el voto. Esto me recuerda el título de un poema de Mario Benedetti: “Táctica y estrategia”. No tiene que esforzarse mucho don José Ignacio porque su mejor aliado ha sido el delegado que ha ocupado (es un decir) la Tenencia durante seis años; con él su partido ha ido perdiendo votos en el distrito paulatinamente. Y por ello, lo ascendieron. Así que, de momento, todo el terreno es suyo, y que Dios haga el milagro de que Triana vuelva a ser Triana. Pero, eso, tendría que ser un milagro.
Ángel Vela Nieto
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