jueves, 27 de octubre de 2011

EL DEDO DE RODRIGO: ESPERANZA LA DEL MAERA


Hace unos días me encontré en la farmacia de María Luisa Murillo, la hija del eterno don Aurelio, a Juanito, el yerno de Esperanza la del Maera, a quien estuvimos recordando cuando la hicimos protagonista, junto a la memoria de quien fuera el padre de sus hijos, el gran Manolo Maera. Con la calle Betis -su calle- de fondo argumental recorrimos, ya hace algún tiempo, la vida de ambos con fotos y palabras entrañables.
         Y caímos en que se han cumplido diez años de la muerte de una de las mujeres más alegres y apegadas a la vida que conocimos. La abuela famosa de “Triana Pura” nació paya en la Cava de los gitanos el año 1922 y se casó con un artista calé, hijo de un famoso matador de toros muerto muy joven. De niña asistió a clases de baile porque su innata alegría tiraba por ahí, pero hasta la deprimente década de los cuarenta no comienzan sus actuaciones en salas de fiestas. Concha Piquer la vio bailar y la contrató para la temporada de uno de sus espectáculos. De regreso a Sevilla se enrola en la compañía de Mari Paz para después, y en uno de sus viajes, conocer a Lola Flores con la que trabajará durante dos años.
         De  nuevo en su ciudad se coloca con La Malena que actuaba en el Casino de la Exposición, y conoce allí -transcurría 1944- al polifacético Manolo Maera, un artista con sangre taurina que cantaba y bailaba sobrado de duende. Tras el idilio y la boda, Esperanza se retira de los escenarios. Gustosa asumió el papel de ama de casa y fue feliz a pesar de las largas ausencia de su esposo. Pasados muchos años, viuda y varias veces abuela, volvió a ser artista por obra y gracia de otros viejos convocados por la Providencia (de nombre Gloria  Moreno) para legar a la historia del flamenco, con toda la verdad de su añeja gracia, y por si acaso se había olvidado, cómo se las gastaba metida en fiesta la vieja Cava de los Montes Pirolo y Marianillo. Y se une a ellos en el tablao del Altozano en noche de Santa Ana para, más tarde, convertirse en la insólita estrella del nuevo grupo “Triana Pura”, creado como un sucedáneo mercantilizado al calor del sorprendente éxito de aquella otra Triana, dos veces pura, que hizo prodigiosa aparición en el teatro Lope de Vega el día de Andalucía de 1983.
         Esperanza, como una viejita con voz de canción de cuentos, regó de simpatía toda España alcanzando una notable popularidad: ella con Pastora Cruz la del Pati, Encarnación Carrasco La Perla, Juan Manuel García El Coco, José Moreno El Herejía y el hermano de este último, Francisco Moreno Curro El Juto, conquistaron lo impensable: la modernez discotequera, donde el resucitado “probe migué” revolucionó a la juventud bailonga. El alud dorado de la fama le cayó a Esperanza encima y ella encantada como con un premio que se le debía... “La vida hay que aprovecharla que para dormir tenemos siglos”, decía a quienes no daban crédito a tanta lozanía con canas, tanta renqueante vitalidad y ganas de vivir... Con más de setenta años disfrutó de lo mejor de su vida artística que culminó, en 1999, con el nombramiento de “Trianero del Año” otorgado a su grupo, un sexteto extraído de las entrañas de otro tiempo. Aquella noche, en el escenario del colegio San Jacinto, estuvimos muy cerca de ellos y de Isabel Pantoja, otra de las galardonadas en la fiesta de la Patrona del barrio.
         Su transitar por la calle San Jacinto o entre los puestos de sus amigos de la plaza de abastos era un paseo triunfal, y tal si fuera una reina maga repartía besos y sonrisas. “¡Esperanza, hija, que guapa eres y que gracia tienes!, ¡Tú no te pierdas que te queremos mucho!”. Cosas así se escuchaban como si se temiera que de verla tanto en las televisiones un día se quedaría a vivir en una ellas. No había peligro, Triana era un imán imposible de esquivar. “Desde joven he viajado mucho, he estado en París, Londres, Roma e inclusive en Estambul y ningún sitio es comparable a Triana”, declaró en una de sus muchas entrevistas publicadas.
         Esperanza vivió una segunda juventud, una nueva e insospechada existencia, y la disfrutó porque nunca es tarde. A los pocos días de su fallecimiento una cadena local de televisión emitió un programa-homenaje a su memoria y pudimos entonces dedicarle unas palabras de agradecimiento porque ella era la Triana pura que siempre admiramos en nuestros mayores.    
  
Ángel Vela Nieto


3 comentarios:

  1. La semana pasada, en casa de Encarnación Carrasco "La Perla", estuvimos recordando los éxitos de Triana Pura y en particular lo del "Probe Migué" y la gracia de Esperanza. Precisamente la última vez que conversé con Esperanza fue en la farmacia de Murillo y recuerdo como hacía chistes de la cantidad de pastillas que tenía que tomar. Triana purísima.

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  2. Rafael M.H.1/11/11, 10:57

    Cuando escucho que Europa está envejeciendo miro a esos adolescentes desganados, a esa juventud que no sabe vivir y me da pena, si se fijaran en tantas personas mayores, con todo lo que han pasado y siguen preñados de ganas de vivir...
    Sonrisa de verdad la de Esperanza.

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  3. Que no perdamos las Esperanzas...

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