Junto a los nuevos aparcamientos subterráneos que se han construido en Triana podemos ver una zona de juegos para niños y, en ambos casos, se han utilizado para ajardinar estos espacio, especies que son poco frecuentes. En la Ronda de Triana, en el cruce con Manuel Arellano hay plantados tres arbustos, cuya floración es espectacular.
Los limpiatubos son plantas originarias de Australia, que reciben este nombre por la manera en que se disponen sus flores en torno al tallo. Pertenecen a la misma familia que el mirto y los eucaliptos. Las tres especies tienen hojas, estrechas y alargadas, que desprenden sustancias aromáticas.
Muchas plantas, por su incapacidad para moverse se ayudan de insectos para reproducirse. Gracias a los pétalos, hojas transformadas de vivos colores, y también, a veces, por los olores que desprenden, los insectos son atraídos una y otra vez, y en estos viajes de flor en flor, además de alimentarse van transportando el polen, las células reproductoras masculinas, de aquí para allá.
Pero, tanto los pétalos, como los sépalos del limpiatubos son diminutos. Son los filamentos rojizos de los estambres los que sirven de reclamo visual a los insectos. Los estambres son muy numerosos para que los granos de polen que tienen en los extremos sirvan de alimento a los insectos y, al mismo tiempo, embadurnen sus alas y sus patas, los miles de cortos pelos que sobresalen de sus cuerpos.
Cuando ya los estambres se caen de las flores, se puede ver el pistilo, la parte femenina de la flor. En su extremo, pegajoso, se quedan pegados los granos de polen que han sido traídos por esos incansables seres invertebrados. Por el interior de esos largos tubos van a bajar las células reproductoras masculinas de los granos de polen para unirse en el ovario a las células reproductoras femeninas, que allí se encuentran. Una vez fecundada la flor se va a transformar en un pequeño fruto capsular, leñoso, que se queda unido durante varios años al tallo. Pero, ya a los pocos meses se abren para dejar salir las minúsculas semillas que se han formado en su interior.
¿Has probado alguna vez a dejarte llevar por esos alados dioses que, azarosamente, te acercan a otras personas, has dejado tu corazón desarmado, abierto al dulce encuentro de lo imposible? La vida vuela.
Rafael Martín Holgado.
Espero con ansias tus clases cada semana. Hoy he paseado un rato por Triana en la compañía de nuestros amigos comunes, y caminaba con los ojos como platos para ver si veía alguno de los árboles que nos vienes explicando. Por cierto que hablamos de ti y del ficus de San Jacinto.
ResponderEliminarAfortunadamente los árboles se mueven poco, así que siempre nos están esperando. ¿Te has fijado hoy cómo muchos árboles comienzan a rebrotar, bien hojas, bien flores? Ya comienzo a sentir la primavera en i sangre.
ResponderEliminarAyer me di cuenta en Sevilla, en la avenida de Manuel Siurot de esos brotes primaverales que ya tienen los árboles. Es una hermosa gestación.
ResponderEliminarPreciosa serie, no cabe duda. Ánimos para continuar con ella.
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