Si Manuel Benítez "El Cordobés" fue el que revalorizó los honorarios de los toreros en las décadas de los 60 y 70, Juan Belmonte ya había hecho lo propio desde sus inicios como novillero. Tenía a los empresarios a sus pies porque era el que llenaba las plazas. Comenzó cobrando 1.500 pesetas, pero ya, al poco tiempo, exigía 12.000, y muy poco tiempo después -como veremos en estas mismas páginas- pidió 36.000. Y se las dieron. Hoy, rcogemos uno de esos primeros saltos de estipendios.
Revista: Palmas y pitos
Fecha: 16 de junio 1913
Selección: Emilio Jiménez Díaz
¡Qué personaje, Emilio! El Altozano taurino tuvo en él un producto de lujo.
ResponderEliminarEn un lapsus dices de sus comienzos como banderillero, imagino que has querido decir novillero.
Leo ahora un nuevo libro -otro más- sobre su vida dentro y fuera de la plaza. Pero ninguno como el de Chaves Nogales. Al fin, todos beben de esa maravillosa obra.
Sin duda ha sido un lapsus. Gracias por darte cuenta. Lo corregiré ahora mismo. El nuevo libro sobre Belmonte no tiene la enjundia del de Chaves Nogales. Este es bastante más técnico, más deshilvanado.
ResponderEliminar...y más tontorrón, con esos diálogos imaginados escritos en andalú...
ResponderEliminarSiempre recuerdo a su hermano Rafael en su acogedor despacho de la calle Julio César hablando de Juan con pasión. Recuerdo su temor ante la película biográfica de Boallín; la muerte le libró de verla.
quiero decir Bollaín...
ResponderEliminarYo tuve una amistad muy grande con su hermano don Rafael. Era un tipo excepcional, con un sentido del humor fuera de lo común. Recuerdo nuestros anuales viajes al festival de Ceuta, con Antonio Mairena, Matilde Coral y El Negro. El tiempo de la travesía no tenía desperdicio.
ResponderEliminarGran hombre.